“Detrás de un discurso de eficiencia económica Espert esconde un discurso de odio al pobre”

El diputado nacional José Luis Espert afirmó que la Asignación Universal por Hijo/a es un subsidio a la pobreza y agregó que “si no se pone un límite a la natalidad en los hogares pobres, Argentina va a ser una gigantesca villa miseria”. ¿Por qué, además de estigmatizante, su discurso es mentiroso?

El doctor en Ciencias Sociales e investigador Nicolás Dvoskin refutó en FM De la Calle los dichos del referente de Avanza Libertad en base a informes oficiales y estadísticas de diversos organismos.

“Todos los informes, tanto oficiales (ANSES) como no oficiales, de centros de investigación de distintos colores la UCA, UNDAV, CIPPEC, UNLP e incluso UNICEF de Naciones Unidas, señalan claramente que la AUH no ha inducido un aumento de la natalidad en sus beneficiarias”, dijo el economista.

“A lo largo de los 13 años que ya tiene de vigencia la AUH no sólo no se detecta un incremento de la natalidad, sino más bien lo contrario, la natalidad viene cayendo en toda la población, sin distinción entre quienes perciben planes sociales y los que no lo hacen. Si bien es cierto que la población más pobre tiene más hijos esto pasa en todo el mundo, pero queda claro que ello no tiene nada que ver con la percepción de planes sociales”.

“El mito de se embarazan por un plan es falso. La razón es obvia: nadie es tan tonto como para pensar que con los $7.000 que paga la AUH se puede ganar dinero. Detrás del se embarazan por un plan no hay solo una crítica al gobierno y a la AUH, sino sobre todo un profundo desprecio intelectual hacia las beneficiarias”, destacó Dvoskin.

“Pero también podemos pensar al revés de la lógica de Espert: es decir, hay familias que desean tener hijos y que son conscientes de sus limitaciones económicas, saben que cuesta dinero y no quieren ser irresponsables. Tienen ingresos magros, limitados, inestables. La percepción de la AUH puede darles una ayuda, un estímulo en ese sentido”.

Dvoskin aseveró que “para quienes entendemos que se debe respetar el plan de vida del prójimo y la decisión de las familias de cómo hacer su vida, el Estado debe defender el derecho de quienes quieren interrumpir su embarazo al igual que el de quienes quieren casarse con una persona del mismo sexo, al igual de que quienes quieren tener un hijo y no pueden acceder a ello por fertilización asistida y quienes quieren tener hijos y no puedan porque no tienen dinero, también lo puedan hacer”.

“En realidad no están preocupados por el aumento de la pobreza. Lo que hay es una expresión económica, legitimada con el discurso del gasto social, detrás del cual se esconde una profunda aporofobia, un discurso en contra de los pobres, matizada con xenofobia y racismo”.

Lo que hace Espert es esconder detrás de un discurso de eficiencia económica, lo que es un discurso profundamente aporofóbico y racista que lamentablemente está teniendo eco.

  • En un contexto en el cual se están discutiendo los planes sociales. ¿Qué mirada tenés respecto a las alternativas en pugna como un salario universal o la universalización de programas como el Potenciar?

En la Argentina de hoy la universalización del acceso a un empleo digno es imposible. No porque haya demasiadas cargas sociales o impuestos, como dicen los dicen los liberales, sino por cómo se transformó el sistema económico a nivel mundial y a nivel nacional, y también por cómo se modificó la tecnología. Estamos viviendo 5 décadas seguidas de aumento de la desigualdad en el mundo, esto lleva a la estratificación social, la diferencia entre lo que gana un gerente y un operario, aún dentro de una misma empresa, van en marcado aumento.

Hay mucho más gente que hoy está fuera del mercado laboral, pero el problema no es que no se los pueda emplear porque no están capacitados, sino porque no hay condiciones productivas del lado de la demanda laboral, no hay demanda de trabajo para esos trabajadores, no se los requiere. 

La idea de universalizar del acceso a los ingresos sólo por el lado del trabajo es una utopía irrealizable, al menos en los próximos 20 años. Se hace imperioso reconfigurar el rol del Estado en la economía para garantizar el acceso a determinados derechos sociales.

Lo que dijo el presidente de “convertir planes en trabajo” suena muy lindo, muy bien, pero no tiene ningún sentido porque la gente que recibe planes, en su gran mayoría tiene trabajo. Trabaja en ocupaciones informales, haciendo changas de todo tipo, donde lo que percibe por los planes sociales termina siendo un complemento, algo que les ayuda un poco más.

La propuesta de salario universal que plantea Patria Grande tiene como principal elemento el reconocer las cosas que la gente hace, el trabajo que se realiza. Las cooperativas agropecuarias, de recolección de residuos, talleres y cooperativas de producción textil, el trabajo comunitario, todo esto, al igual que el trabajo doméstico no remunerado, es trabajo.

Los sectores populares trabajan y muchísimo pero no son debidamente recompensados por el mercado porque la estructura productiva que tenemos establece que a mucha gente le toque trabajar todo el día por muy poca plata. Frente a esto es imperioso que haya políticas sociales que complementen los ingresos. El salario universal va en esa línea.

“La economía popular hoy no puede competir con el mercado, pero quizás en un futuro sí, por eso es importante que con este reconocimiento al trabajo popular se pueda ir mejorando sus condiciones”.

Por ello es más viable comenzar a reconocer el trabajo popular mediante el complemento a los ingresos que puede otorgar el salario universal, y no plantear la conversión inmediata de planes a trabajo “genuino”, porque la capacidad que tiene nuestra economía para hacer esto último es muy limitada.

“Sí creo que hay un problema serio en la intermediación de las políticas sociales. Por eso es importante diferenciar entre la AUH y el programa potenciar por ejemplo, son dos estructuras totalmente distintas”.

Las organizaciones sociales tuvieron un rol muy importante en los años 1990 y 2000 porque el Estado no tenía estructura, esto hoy a cambiado. Por ello vale la pena discutir el rol de las organizaciones sociales como intermediarias, aun teniendo un rol importante en muchos aspectos sociales.

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