Dos mosquitos en un tablado

(Por Astor Vitali) Este viernes Los Mosquitos repondrán Las jodas de Plata a las 21:30 en la sala El Tablado (Chiclana 453). Se trata de una obra escrita en 2014 en ocasión del 25 aniversario del dúo humorístico. Este espectáculo se montó una sola vez en Bahía Blanca, si bien ha recorrido otros lugares del país.

El lenguaje audiovisual aparece como recurso técnico y narrativo de manera transversal, ya que se trata de un espectáculo donde Gerardo Gutiérrez y Eduardo Canale hacen zapping sin encontrar una propuesta televisa de su agrado.

“La pantalla es el gran televisor donde la gente también va viendo ese zapping donde hay publicidades, hay mensajes del estado, noticieros”, dijo Canale a FM De la Calle. Aparecen, a modo de colaboración, artistas y comunicadores de la radio y la pantalla bahiense.

“Me gusta mucho más lo minimalista. No usamos casi nada de escenografía. La pantalla se tornó necesaria para determinados sketch donde había que cambiarse y necesitábamos algo sobre el escenario que mantenga al público entretenido. Encontramos una solución. No tan novedosa porque hay muchos que lo hacen. Ponés una pantalla con algún separador, que son realmente bastante cortos porque te puedo asegurar que atrás del escenario volamos para cambiarnos”.

De la pantalla al escenario, Los Mosquitos tratan humorísticamente temas variopintos a través de los diferentes relatos y personajes. De la pantalla al escenario, Las jodas de Plata va, en rigor, de historia en historia generando la expectativa del público y, durante sendos momentos, la risa en la sala es el verdadero paisaje.

Probóscide en retrospectiva

Los mosquitos, jóvenes

Eduardo Canale (Izq.) Gerardo Guitiérrez (Der.)

“En el año 1992 estábamos en nuestro apogeo por un par de cosas que se dieron, como una nominación al Martín Fierro por un laburo en radio, un viaje que se hizo a Venezuela representando a Argentina en un festival internacional de teatro. Pintaba la posibilidad de ir a Buenos Aires a hacer un poco de carrera allá”.

Sin embargo, “la elección fue quedarse acá. Yo tiré bastante para no ir”, recordó el músico. “Un poco por la familia. Otro poco porque veía que caían tipos con carreras de renombre nacional a actuar por las entradas a –en ese momento- La Tecla o La biela. Entonces, yo decía, de qué me va a servir ir a Buenos Aires a ganar un nombre y después tener que salir a hacer gira si ya estoy acá. Voy por la entrada acá”.

“Después de 25 años uno lo ve desde otro punto de vista y podríamos decir que si hubiéramos hecho eso seguramente tendríamos una llegada más nacional. Pero para nada estamos desconformes con lo que pasó”.

“Y en cuanto a la cantidad de contactos y amigos de la gente de la zona que nos han contratado, muchas veces vas y te atienden como familia, prácticamente”.

“Lo mismo con colegas. Hace poquito estuvimos con Moldavsky, el Gato Peters, Hugo Varela, gente con la que tenemos mucha confianza. La amistad que hicimos con Daniel Rabinovich en su momento y que hoy sigue con alguno de ellos (por Les Luthiers)”.

mosquitos