Pablo Becher: “La capacidad de manifestarse de Suteba hace que se empiece a gestar un claro actor político”
El investigador presentará “Los guardapolvos vienen marchando: estrategias y prácticas del SUTEBA Bahía Blanca 2003-2015”. Será el próximo martes 15 en Las Heras 361. El autor visitó la FM De la Calle y repasó el recorrido de casi 2 décadas de un modelo sindical de base con amplia participación de sus delegados y delegadas.
“De alguna manera esto resume varios años de trabajo, toda una mirada acerca del sindicalismo que me parecía importante empezar a proponer y reflexionar, generar una alternativa también a los estudios del movimiento obrero en la ciudad que, en general y más en temas vinculados a la conflictividad y al sindicalismo docente, no hay”, contó Becher a En Eso Estamos.
¿Una característica central de este sindicalismo y la experiencia concreta es la articulación política más allá de la reivindicación gremial específica?
Cuando uno analiza al sindicato, en este caso Suteba, la elección tiene varios motivos. En particular se articula un poco a mi trabajo sobre el movimiento de trabajadores desocupados, donde yo observaba que el sindicato y también los docentes como clase trabajadora habían logrado una articulación y una cierta mediación entre desocupados y la clase obrera.
En la década de los ‘90 y a fines del 2001, todos recuerdan lo que fue el proceso del Escuelazo, que reivindicaba el proceso de autoconvocatoria que habían llevado a cabo los docentes durante toda la década del 90, en contra de la reforma educativa y también por mejores condiciones de trabajo y por más democratización gremial que luego (se lograría) a partir del 2003 y por eso la elección 2003-2015.
Aparece un cambio en el propio sindicato, con una nueva conducción pero a su vez con un nuevo panorama político sindical, hay un nuevo contexto económico y social a la par de que hay cierto crecimiento económico, se visibiliza una revitalización sindical y en la literatura eso empieza a ser discutido.
En Bahía Blanca el sindicato docente adquiere una envergadura en particular y genera una forma de sindicalismo particular que no es similar a otros lugares y a otros procesos. Por eso la posibilidad de ver cómo se va gestando un conjunto de prácticas que llevan a lógicas contestatarias pero también a una forma de sindicalismo de base.
Es algo que comienza a generarse en este proceso de revitalización donde muchas veces la sindicalización colectiva acababa entre la conducción sindical y el Estado. Comienza a haber una nueva forma donde las bases tienen una gran participación y también una gran representación en términos de conflictividad.
¿Eso difiere de otras experiencias de sindicalismo de base, hay particularidades locales?
Hay una particularidad local, este sindicalismo de base que comienza a generarse retoma una tradición obrera, en muchos casos de otras formas que cedieron ya a fines de la década de los ‘80 y la lucha de los ‘90. Pero en el plano estatal adquiere una particularidad porque el Estado, a diferencia de las empresas, tiene otra forma de negociar y en muchos casos los docentes también tienen otro posicionamiento. En este caso el docente tiene que jugar políticamente. Cuando uno hace un paro docente, de alguna forma está haciendo un paro político.
No paramos la producción los docentes. Lo que se para de alguna forma es una reivindicación que intenta sostenerse a través de las comunidades educativas y de que el Estado escuche las propias demandas insatisfechas de ese sector de la educación. Ahí está la dificultad y ahí está la particularidad de Suteba Bahía Blanca, que durante 2003, 2004 y posteriormente lo llevó como una forma de trabajo gremial.
La capacidad de organizar asambleas masivas, nucleamientos, algo que hoy volvió a aparecer con la posibilidad de que los docentes participen con voz y voto. Que se expresaran todas las demandas y no solamente las meramente economicistas, sino también las dificultades pedagógicas, también las cuestiones vinculadas al ingreso y las formas de trabajo en la docencia. El diálogo hace que la huelga docente no sea una gestación desde arriba, sino que se vinculó al trabajo desde abajo.
¿Entre 2003 y 2015 que giros hubo en la estrategia y el desarrollo del ejercicio de la conducción y la experiencia de Suteba?
Las estrategias se vinculan en parte a la conflictividad y en parte a la dinámica que tiene el contexto y la coyuntura, no podemos decir que desde 2003 a 2015 fue igual.
Del 2003 hasta el 2007 hay un período en particular de mucha conflictividad donde se instala la idea de una reforma educativa y hay todo un cambio en la Ley de Educación Nacional. Se visibilizan los problemas de la infraestructura para albergar a los estudiantes y las propias condiciones de trabajo de los docentes. Es un momento de mucha conflictividad en la que la agrupación Granate en conjunto con varias fracciones políticas que conformaban a la docencia como es el caso del morenismo, comienzan a generar toda una dinámica de conflictividad muy interesante, con muchos nucleamientos, muchas asambleas masivas y con un pico de conflictividad que es el 2007 y posteriormente comienza a descender.
Es un momento en la que el sindicato tiene esta relación con la base, ambigua, donde el conflicto con el campo pone como una especie de limitación a esa vinculación que se venía generando donde comienzan a aflorar diferencias político ideológicas, hay más fracturas dentro del propio sindicato. Y luego un período de auge de la conflictividad donde el ajuste del gobierno provincial es más evidente.
El 2012, con el no pago docente, con un momento en particular en el que el sindicalismo comienza a unirse no solamente con los propios docentes nucleados en Suteba sino ahora con la participación de la FEB, de AMET, con Sutebas disidentes en la provincia, hay una alianza que se va gestando durante todo este período que adquiere una particularidad de connotación que lleva justamente a la alianza con los médicos a nivel local, de los guardapolvos blancos.
Por eso la idea de “los guardapolvos vienen marchando”, esa lógica que implica la gestación por parte de Suteba Bahía Blanca de convertirse en un actor político de la oposición, un actor político que en muchos casos reemplaza a muchos partidos políticos.
La capacidad de Suteba de poder enunciarse, manifestarse, de poder generar demandas que exceden lo meramente gremial y educativo hace que se empiece a gestar un claro actor político muy interesante. Durante el macrismo se ve claramente esa función de la docencia justamente de Suteba con otros actores como marco de oposición fundamental.
Esa característica del paro político muchas veces recibe críticas, ¿vos lo canalizás por cómo va respondiendo el Estado ante esas estrategias, qué nos perdemos en el paro cotidiano pero cuando miramos el proceso podemos ver más claro como resultado de esas protestas?
Lo que nosotros vemos son los resultados, parece una cosa medio efectista pero nos permite ver cómo a largo plazo estas demandas son canalizadas o no. El Estado en muchos casos ha generado respuestas frente lo que ha sido el paro docente, muchos casos ha generado esta mirada despectiva, de que los paros evidencian la dificultad de mantener la educación pública entonces, por eso el crecimiento de la matrícula en privados, ese es un argumento que ha sido estudiado y no hay evidencia empírica que lo respalde.
Lo que sí vemos es que los efectos son en parte favorables a las demandas del sindicato. En general se han verificado aumentos salariales, se han verificado mejores condiciones de trabajo. Lo que sucede es que muchas veces son ambiguas, bonificaciones como sumas no remunerativas, condiciones que aparecen como paliativas, esas respuestas hacen que la educación sea un problema estructural que pareciera no tener una solución definitiva.
El paro docente genera una problemática vinculada a la economía del cuidado que tiene que ver con que muchas veces las familias no tienen cómo sostener eso y es un problema mucho más elevado. No sostenemos la crianza y necesitamos poner una niñera, o alguien, y la escuela termina cumpliendo esa función. Hay como una mirada a veces denigrativa de la docencia que es mucho más que un cuidado de niños o niñas. Ahí también hay que generar una comunicación que de alguna forma sostenga la importancia de la educación y la calidad educativa.
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¿Cómo es la experiencia de trabajo de género dentro del sindicato?
Fue un proceso paulatino. Si bien en el 2015 con el ‘Ni una menos’ y posteriormente con la movilización que se generó, se movilizó un debate interno de quiénes tenían que asumir posicionamientos dentro de los cargos del sindicato, sin embargo, con anterioridad se habían generado instancias de debate.
En la docencia, lo que se observa en la literatura es que muchas mujeres asumen un posicionamiento vinculado a la lógica masculina, varonil, de liderazgo, esta idea de que yo asumo cargos directivos y asumo con una mirada hasta varonil en la dirección de una escuela. Eso es algo que se fue rompiendo. Y algo que Suteba comenzó a sostener, esto de que las mujeres participaran en lo sindical pero también en las decisiones en una escuela, que no sea solamente una decisión con rasgos masculinizantes.
Me parece interesante ver cómo se fue generando en Suteba una mirada sobre el feminismo que cambió las relaciones entre los propios pares, las relaciones de cuidado, las posibilidades de participación en congresos, asambleas, la posibilidad de que las mujeres sean escuchadas realmente.
¿Qué análisis hacés del post macrismo y de lo que va de este gobierno desde la experiencia de Suteba?
El macrismo implicó un desafío importante para Suteba, porque no significó solamente un nuevo discurso frente a una base que también sostenía en muchos casos cierta vinculación con el propio gobierno macrista, al menos un sector importante pensaba que Scioli había sido negativo.
El discurso se sostuvo en una práctica coherente que era sostener luchas y reivindicaciones puntuales como el bachillerato de adultos. Lo importante es que se sostuvo un conjunto de prácticas ligadas al sindicalismo de base.
Hubo un repertorio de protestas que se mantuvieron pero obviamente se vieron las limitaciones que tienen que ver con la falta de participación de los jóvenes en la lucha sindical, la desafiliación que afectó también a otros sindicatos y también tiene que ver con nuevas formas de trabajo.