Próxima parada: Río de Janeiro

(Por Juan Bucci) “El futuro es de ellos”, con esas palabras Luis Scola cerró una de las tantas notas que le realizaron al finalizar el partido con México en la semifinal del Preolímpico. Con esas simples palabras les está pasando la posta a los jugadores más jóvenes, les está dando el visto bueno y despacito se va despidiendo de la camiseta albiceleste.

La victoria ante el “Tri” selló el pasaje para el seleccionado argentino (de ahora en adelante “El Alma”) a los Juegos Olímpicos de Río 2016 en un torneo que lo tuvo como protagonista absoluto y jugando un gran básquetbol.

Los dirigidos por Sergio Hernández, llegaron con muchas dudas y solo la certeza que Manu no estaría en cancha. Luego se sumó la baja de Carlos Delfino para complicar aún más el panorama. Semanas antes, un esbozo del Alma se vio en los Panamericanos de Toronto donde después de un flojo debut finalizaron en el quinto lugar.

Todos sabíamos que las cosas iban a ser muy difíciles, ya que solo había dos lugares para la clasificación directa y tres para ir a un repechaje que según palabras del “Chapu” Nocioni “será una carnicería”.

Con el “Luifa” y el “Chapu”, los dos únicos guerreros de la Generación Dorada, como estandartes, el seleccionado arrancó su participación con una buena victoria versus Puerto Rico pero después llegaba el cuco, Cánada, un equipo joven con estrellas de la NBA y las fichas puestas que sería el 1 sin problemas. Pero ahí apareció El Alma y sorprendiendo a ajenos, un contundente 94-87 prendió las alarmas en los demás equipos.

Argentina terminó la primera ronda sin sobresaltos y sin conocer la derrota, fortaleciendo aún más el vínculo como equipo y Hernández encontrando SU equipo. Campazzo comenzó a ser líder y agradables sorpresas, como Patricio Garino, se dejaban ver atrás de los dos más grandes.

En la segunda ronda, Luifa y Chapu fueron pilares de cada victoria, porque el trajín del torneo así lo requería. Victoria complicada ante Uruguay y a seguir sumando éxitos. Luego de seis triunfos en fila, El Alma conoció a la derrota frente al local, México, en el final de la segunda ronda y con algunas dudas ya que Argentina ganaba por 15 y terminó perdiendo por 12.

De los golpes se aprende y nadie aprende más que este grupo de jugadores, entendieron cuál era la situación y que sólo ellos podían alcanzar la meta. Nocioni y Scola marcaron el camino para que Campazzo, Garino, Safar y Delía, entre otros, consiguieran la tan ansiada y merecida clasificación.

Si bien no se pudo salir campeón, El Alma vuelve con la satisfacción del deber cumplido y, además, con esa luz de esperanza que “los pibes” entendieron y conservan ese fuego sagrado que hizo a la Generación Dorada lo que fue.