La vergüenza no es mía, es de ellos
(Por Agus Vera) Dos años y medio laburando precarizada. Dos años y medio pidiendo por favor un franco pago. Dos años y medio sin obra social. Dos años y medio sin ART. Dos años y medio en los cuales se me pinchó la moto mucho, me accidenté dos veces y no cobré porque no iba a trabajar, me intentaron robar la moto y salió carísimo el arreglo (por supuesto lo pagué yo).
Dos años y medio pagando la nafta de mi bolsillo. Mientras la vianda subía de precio, los sueldos quedaban fijos. Dos años y medio con horas extras que nadie reconocía. Dos años y medio trabajando feriados sin cobrar el doble incluido 1º de mayo, navidad y año nuevo.
Dos años y medio escuchando excusas y mentiras. Dos años y medio viendo cómo compañeras de trabajo cobran 50 pesos la hora. Dos años y medio de privilegio a los compañeros varones. Dos años y medio diciendo que “no dan los costos” mientras remodelaban el local y abrían locales nuevos. Dos años y medio de mentiras, maltratos y violencia machista.
Fui operada de tobillo en un momento, tenía un objeto extraño dentro que quedó de una cirugía anterior y me pinchaba generando un dolor terrible. Pagué dos días de reposo de mi bolsillo y seguí laburando.
Dos años y medio de escuchar la chicana de que yo podía faltar cuando quisiera porque no era empleada, cuando en realidad usaba mi dinero para pagarme un día y poder hacer las cosas que me gustan, reposo si estaba enferma o que simplente no podía ir a trabajar porque tenía que llevar la moto que ponía yo como capital al mecánico. Cuántas veces pedí una moto prestada para trabajar porque no podía tomarme los dos días que el mecánico necesitaba para arreglarme la mía.
Dos años y medio sin poder pelear un sueldo digno.
Dos años y medio laburando con lluvia sin pago extra, ni ropa de trabajo. La única vez que no trabajé con lluvia fue cuando hacía viajes a Cerri, que por supuesto no cobraba, y tenía que escuchar cómo habían tenido que salir corriendo porque yo no quería manejar de noche en la ruta con lluvia. Qué atrevida que soy de negarme a arriesgar mi vida por 150 pesos.
Dos años y medio en donde le tuve que enseñar a cada persona que pasó por Baraka cómo se hacían las planillas del hospital donde llevábamos comida porque nunca las hacían bien. Por supuesto los viajes extras no me los pagó nadie.
Dos años y medio en donde me llamaron cada vez que necesitaron algo y siempre fui. Pero cuando yo quería algún derecho laboral mínimo tardaban un mes en atenderme el teléfono, una semana más para darme una reunión en donde establecíamos acuerdos que no cumplían.
Dos años y medio de todo esto y de tantas cosas más…compañeros que cobran más que las compañeras, compañeros que no trabajaban feriados en todo el año y entre las mujeres había que cubrir. Compañeros con trabajo registrado, compañeras con sueldo de misera.
Para no faltar a la verdad, digo que el año pasado tuve bronquitis y necesitaba hacer cinco días de reposo. Después de rogar que me pagaran los días y recibir una respuesta agresiva seguida de una disculpa me dijeron: “Sí, te pagamos los días por ESTA vez”. Cinco días de reposo en dos años y medio. También en un gesto que agradecí infinitamente fue que una vez no trabajé en navidad y año nuevo (aunque no era más que lo que correspondía). Después de autoalabarse diciendo “no somos tan terribles, somos humanos” y que me hacían este “favor” porque me querían.
Hace unos días me dieron a elegir: me voy con una “indemnización de 30 mil pesos o me quedo con la promesa de que todo lo que saliera iba a ser mío y lo que hay lo compartimos entre el otro cadete y yo”. Por ejemplo el delivery de la noche, que hace más de un año que me prometieron que salía y que me lo iban a dar. Resulta que pusieron delivery de noche pero llamaron a otro cadete, un sobrino de la hermana del dueño (o del dueño). Pero claro, un día no fue y ¿a quién creen que llamaron para reemplazarlo? A mí. La cara como una piedra de ocultar esto solo para decírmelo cuando me necesitaban.
Hoy me echaron… el encargado de las viandas me pagó el día porque no sabía que no me querían pagar a pesar de que fui. Y aun así me dijeron que no correspondía que me paguen. Se ve que les hace un agujero en el bolsillo los 250 pesos de lástima que me dieron.
Hoy les llegó el telegrama que los obliga a acomodar mi situación laboral. Hoy me echaron. Hoy estoy liberada de estas lacras explotadoras. Acá los espero… sin mi indemnización no se van a librar de mí. Tengo la ley de mi parte, un sindicato espectacular que me acompaña en este proceso de una manera espectacular y una abogada. Además de todas las personas que están dispuestas a ayudarme hasta que pase la tormenta. No tengo apuro.
La vergüenza de quedarme sin trabajo no es mía, es de ellos.