D´Alessandro: su música y el machete vital

(Por Astor Vitali) Entrevistamos a una persona que lleva “una vida con la música”, tal como reza el nombre del espectáculo que describe la nota que pueden escuchar cliqueando el reproductor. Hasta ahí, si bien seguramente resulte interesante, se trata de la vida de un músico y no mucho más. Pero cuando uno hace referencia a esta persona está hablando de una que dedicó –y dedica, hablemos en presente- su vida no sólo a hacer música sino a defenderla como filosofía de vida, a promover el estudio del arte y de los instrumentos como una forma de comunicarse con el universo y, por ende, con el entorno.

Hablamos con una persona que cuando agacha la cabeza para mirar el instrumento no se mira el ombligo. Mira su guitarra y en ella aparecen miles de instrumentistas que estudiaron esa caja de música y que ofrecieron sus conocimientos.

A su vez, hablo de un músico personalísimo cuyo sonido es una marca. Su mano derecha es una batería de matices, intensidades e interpretaciones asombrosa. Se trata de un verdadero intérprete, que es lo mismo que decir un creador. Un intérprete es alguien que sabe hacer una lectura original de un texto, o sea: lo reescribe.

Pero un intérprete puede caer en la tentación de -cuando tiene recursos- ponerse en primer plano y olvidar la obra. No es este el caso. Aparece la obra en primer plano pero aparece con la subjetividad de este intérprete. Cabe destacar esta característica marcada en nuestro invitado puesto que hay menos intérpretes de lo que se cree: hay mucho lector de partitura y, por otra parte, mucho hacedor de fuego de artificio pero hay poco intérprete.

Uno lo cruza por calle al Maestro con su facha juvenil –que es más bien su espíritu inquieto- y lo ve caminando con cabeza en punta y la mirada perdida en algún compromiso, en la clase que tiene que preparar, en el concierto aquel y en mil proyectos. Uno lo ve inquieto. Y la inquietud es uno de los estados más saludables que sabe transmitir. La inquietud, el movimiento: no quedarse.

Tal vez Pringles no le ha dado a Alberto en dimensión a lo que él dio pero Bahía le debe a Pringles a D´Alessandro. La voz de su madre al lado de la radio fue forjando el encordado de sus dedos. Los golpes contra la pared de unos gobiernos y unos empresarios sordos le forjaron la fuerza de uno de sus toques con la mano derecha, pulsando la guitarra en forma de garra al lado del puente.

Pero la esperanza puesta cada vez que un alumno o alumna lo visita con genuino interés, le hizo el toque más dulce sobre la boca de la caja o esos pianos tal profusos capaces de llenar una sala, como si un alfiler levantara unos pocos decibeles que cada oído puede escuchar desde cualquier parte de la sala casi dentro suyo.

Muchas veces no tuvo guitarra y eso no importa porque cualquier guitarra es de él.

He visto pocos tipos con la generosidad del Maestro D´Alessandro a la hora de ofrecer conocimientos.

Antes de cualquier comentario de algún detractor: nadie está hablando de un santo. Hablamos de un tipo cualquiera con una personalidad única y musicalidad propia. Por otra parte, no nos interesan los santos ni su pacatería. Todos nos hemos peleado un poquito con Alberto porque Alberto nos pelea a todos con su accionar. Nos dice, “cuesta la fama” (irónicamente) y trabaja. Nos dice, metele pibe, métele piba, con banquito o sin banquito, con banca o sin banca, nuestro instrumento es como un machete en el medio de esta selva.

El Maestro ofrecerá un concierto de celebración de su vida con la música. En esta  oportunidad  Alberto D´Alessandro abordará un programa integrado con obras de Mauro Giuliani,  Niccoló Paganini, Dionisio Aguado, Fernando Sor,  Francisco Tárrega, Julio Sagreras  y Máximo Pujol.

La cita será el domingo 6 de noviembre a las 20 horas en el Teatro Municipal de Bahía Blanca.

Entrada general: $100.

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