Fracking: “Nos hemos consumido nuestro propio territorio”
Yuvelis Morales (22) es una lideresa socioambiental colombiana. Visitó Argentina y recorrió la zona en la que se establecieron los pozos de Vaca Muerta en Neuquén como integrante del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza. Su historia y sus conclusiones de la observación en nuestro país en este diálogo con FM De la Calle.
Morales colaboró en acciones para visibilizar la problemática que el extractivismo ocasiona en áreas de importancia ambiental, y en fomentar los relacionamientos positivos de las comunidades con los territorios que habitan. Es consejera Municipal de Juventudes electa por voto popular e integra la Alianza Colombia Libre de Fracking. Ganó el premio francés para defensores de derechos humanos y medio ambiente “Iniciativa Marianne”.
“En Colombia empezamos una lucha particular por los ríos, pensando y siendo conscientes de que el agua nos da vida y si no hay agua no hay nada más. Empezando también a priorizar esta relación que tenemos los seres humanos con los medios que habitamos o cohabitamos, que no son nuestros, y que nos fueron dados por los que no tuvieron oportunidad y nosotros, por ende, deberíamos dejar de explotar y hacerle daño a los territorios”, explicó a FM De la Calle.
“Luchamos en contra del fracking, seguimos luchando en Colombia todavía con un proyecto de ley que busca la prohibición en el territorio nacional en los yacimientos no convencionales, el mismo fracking en Colombia y la protección de los ecosistemas”, añadió.
Yuvelis nació en Puerto Wilches (Santander), lugar en el cual Ecopetrol y ExxonMobil pretenden avanzar con pozos de fracking. Además, lucha por la protección del Rio Magdalena y de ecosistemas que conforman el complejo de humedales de la Región del Magdalena Medio.
¿Por qué decís que esto te ha costado tu niñez y tu adolescencia?
Cuando uno es joven y se asume a sí mismo como tal, muchas cosas se hacen naturales y normales. Crecer en un ambiente que a veces se ha amigado con la violencia… pero cuando empiezas a ser activista casi que sin decidirlo empiezas una tarea contra el tiempo con lo que era tu vida antes de la violencia particular que genera el extractivismo en los territorios, ante un boom mediático improvisado en el que quieren quitar tu propia vida.
Crecer en un contexto de violencia en un país como lo es Colombia, diciéndole a la gente y a los grandes monopolios financieros que no quieres que el territorio sea sacrificado porque simplemente no entienden qué está pasando es una de las maneras en las que los niños y adolescentes en Colombia no tenemos una niñez normal cuando se trata de defender nuestros territorios. Va directamente cruzado con la violencia que genera el extractivismo y las empresas hidrocarburíferas.
¿Siendo niños y niñas ese activismo tomó características particulares? ¿Cómo fue el impacto en relación al resto de la comunidad de tu pueblo?
El fracking crea un boom y una burbuja económica insostenible en el tiempo pero sobre todo queda marchitando las relaciones armoniosas o históricas que se tejen en los territorios con la gente de los mismos. Cuando esto empieza a pasar, se empieza a notar que hay algo que no va cuadrando. El fracking te lo venden como la gran alternativa, como el gran resurgimiento económico, el Jesús de las energías que debemos realizar nosotros para poder salvarnos, para poder crecer, para poder tener desarrollo en los términos que ellos plantean, para poder tener una vida.
Pero luego, cuestiono yo, ¿qué es la vida sin dignidad? cuando no tenemos la posibilidad de elegir, de vivir o de subsistir en los territorios que ancestralmente hemos habitado porque el fracking crea esta gran ilusión de que nos vamos a salvar, nos vamos a convertir en una Dubái y vamos a caminar por pasillos de oro cuando no es así, cuando acá -en Argentina- lo están viendo tras casi 10 años de explotación hidrocarburífera con fracking, la gente en esos territorios está viviendo realmente mal.
No tener agua para tomar y que lo primero que te digan en Neuquén es que no puedes tomar esa agua… yo no sé si es una calidad de vida, no lo creo. No creo que sea una vida digna cuando ni siquiera puedes sembrar porque te han amenazado, porque te han obligado a pensar que es un territorio de nadie pero sí es un territorio de fracking. Hay muchas cosas que están mal y que me llevan a pensar que aunque el fracking es algo que ustedes tengan debemos erradicar ese pensamiento de nos va a salvar.
Es un Dorado que debemos derrocar porque nos está haciendo mal como sociedad.
🛢️ El lado B de Vaca Muerta: Los basurales petroleros • @RafaColombo84, de @AbogadesAmbient, nos cuenta más sobre la realidad de los residuos tóxicos de las plantas petroleras en Neuquén, en el marco de la visita de los jueces del Tribunal de los #DerechosdelaNaturaleza pic.twitter.com/tEG824tjzK
— International Rights of Nature Tribunal (@rontribunal) April 5, 2023
¿Cómo ha sido el desembarco y la intervención en la intención de convencer sobre ese supuesto progreso de las empresas -privadas y estatales- en tu territorio?
Ha sido tremendo. Ha sido muy duro porque Ecopetrol S.A. es la empresa nacional, como el equivalente al YPF acá. Entonces hay un falso nacionalismo que solamente resurge como orgullo nacional cuando de explotar se trata. Hay una gran distinción entre las multinacionales como ExxonMobil que era la otra empresa que tenía los pozos para hacer fracking en Colombia y en otra vía tenemos a Ecopetrol porque es mejor al final del día que los explote el mismo vecino antes que venga alguien de afuera y lo haga. Entonces planteamos algo mucho mejor: no queremos ni que el vecino, ni el amigo, ni el foráneo, llegue a nuestro territorio y nos explote. Y entonces, empieza el falso nacionalismo de que ‘no, para salvar la nación, para no se qué’.
Llevamos más de 70 años de extracción petrolera. Es un pueblo de extracción petrolera, no es un pueblo petrolero. Hay una gran diferencia porque en un pueblo petrolero se asientan los trabajadores de la industria, en donde crean esta burbuja y la gentrificación hace imposible el vivir a la gente que ya convivía antes de que ellos llegaran. Ahora, un pueblo en el que se explota el petróleo es un pueblo en el que se implanta pobreza y se extrae la riqueza, se implantan las necesidades básicas de toda la industria petrolera y se extrae toda la armonía, la sabiduría y el ambiente de las personas que viven ahí. Eso es un pueblo de extracción petrolera pero no es un pueblo petrolero.
Costó pero logramos hacer evidente que donde se iba a hacer esta explotación, que ya tenía explotación desde hace tiempo, no había progreso. Y a la vez cuestionamos la idea de progreso porque para muchos como las empresas es que haya mucho petróleo mientras a las comunidades todos los días se les deviene en empobrecimiento porque su calidad de vida está disminuyendo pero su nivel de consumo o de pagar todos los días crece por una inflación que no entendemos.
El día de hoy se le cuestiona todavía no solamente a Ecopetrol que es la estatal sino a otras empresas sobre las relaciones negativas que generan en los territorios sobre esta ejemplificación y sobre todo el encarecimiento de los productos en la canasta familiar o los mismos servicios a los que antes se accedía con un 20% de valor menos antes de que se instalara la industria petrolera y la idea de que hay que vender más caro porque las empresas pueden pagarlo.
Ante la disyuntiva que se pone ante esta idea de progreso, y de cómo combatir la pobreza sin una explotación, ¿qué hacer ante eso? ¿cómo debe ser la transición energética?
El camino, salida o el horizonte que debe tomar Argentina como también otros países de Latinoamérica es la transición energética pero no sola, también justa con las comunidades y que también sea popular. Que se pueda invertir y se pueda conocer a las comunidades en los territorios incluso más alejados. Ahora hablamos de la Argentina, pero puede ser perfectamente Colombia, para que la gente tenga conciencia, mire su matriz energética y su gasto energético para cuestionarse a sí mismos.
Nosotros cuestionamos mucho esto también, este intento de volver todo verde pero también todo extractivista, no podemos ponerle a una comunidad que vive en armonía hectáreas y hectáreas de paneles solares y eólicos si no les consultamos y les decimos propiamente qué son.
Creo que cuando pensamos en la salida del modelo de consumo energético que tenemos hoy, la matriz energética que tiene la Argentina es bastante cuestionable porque ninguna de sus agendas se lee lo propiamente ambiental. Eso lo vimos en Neuquén. La gente no piensa en otra cosa que no sea el petróleo, los hidrocarburos y la gasificación. Y es un poco porque el mismo país ni siquiera lo ha puesto en una agencia a la que se le de relevancia, ellos no hablan de transición energética justa. Muchos no saben y muchos aspiran a que eso sí lleguen.
La salida también es mirarnos a nosotros mismos con una educación ambiental propia en la que se coma lo que se puede cosechar.
Nos hemos consumido nosotros nuestro propio territorio. De nada nos sirve un campo que esté sobre produciendo si en la realidad donde viven 3 millones de personas se consume lo que ellos producen en un año en una semana. No hay un balance y no hay una cuestión real de lo que consumimos. Sobre comemos y sobre comemos pero no sembramos o producimos, ni sabemos cómo hacerlo. Es una responsabilidad colectiva que se tiene que hacer y trabajar desde el gobierno para que no sea una política suelta.
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En el caso de Colombia, van 6 meses de este primer gobierno con una orientación a la izquierda con una promesa de oponerse al fracking, ¿qué podés comentar de lo que se ha hecho hasta ahora?
El nuevo presidente de Colombia lo ha entendido, lo ha difundido, incluso en las Naciones Unidas. Que un presidente latinoamericano se pare en ese podio y diga que a lo que tenemos que apuntar es una transición energética para tener soberanía alimentaria y la soberanía que hay después de esa, ha sido acertado y lo vemos con buenos ojos. Esperamos que siga siendo así y que se apoye en las organizaciones sociales y ambientales para que nuestros territorios no sean explotados, mal explotados, buscando un mal desarrollo.
Celebramos tener un presidente que tiene las puertas abiertas para dialogar sobre las problemáticas ambientales que se están generando en nuestro país.
Te remito a la tarea que han estado haciendo estos días en la provincia de Neuquén, en el territorio del yacimiento de Vaca Muerta con la Confederación Mapuche como anfitriona, ¿qué hicieron y qué imagen te llevas?
Tengo que decir que estoy realmente preocupada. Es una imagen que en mi propio imaginario es desoladora y preocupante. Siento una mezcla como de nostalgia con alegría al ver que la gente que sigue allá está prevaleciendo y sigue persistiendo porque su territorio, que hoy tiene fracking, es la gran diferencia de Colombia.
A mí lo que me impactó es que allá hablamos de que no queremos fracking en nuestro territorio, luchamos por eso. Acá es otra realidad. Ver por primera vez un pozo de fracking, una piscina de desechos de fracking, sentir el olor, la pesadez en mi cuerpo y luego irme a bañar y que me digan que el agua tiene arsénico, está contaminada… es desastroso.
Me generó muchas dudas sobre la propia ética que hay aquí, allá o donde sea. Permitieron e impusieron que el fracking llegue a sus territorios sin pensar en sus mismas vidas. Si no hablamos de los derechos de la naturaleza acá por lo menos hablamos de los derechos de esta gente, de los derechos humanos, de los derechos mismos que tiene el medioambiente y que se incluye dentro de la Constitución.
Hay muchas cosas que allí están realmente mal, las montañas naturales habían sido reemplazadas en estos momentos con montañas de cientos de hectáreas en donde hay desechos cubiertos con arena limpia, deshechos petroleros que huelen horrible, que han desplazado animales, que están a pocos metros de donde hay una comunidad establecida.
💬 Mabel Panero, vecina de Sauzal Bonito, Neuquén 🇦🇷 perdió su casa a raíz de los sismos que sacuden la región como consecuencia del fracking, y da su testimonio a los jueces y juezas del Tribunal Internacional de los #DerechosdelaNaturaleza en su visita a la zona. #VacaMuerta pic.twitter.com/gL7PUHlS8i
— International Rights of Nature Tribunal (@rontribunal) April 4, 2023
Que la gente tenga que percibir ese aroma y que lo naturalice como parte del ambiente y que naturalice esas piscinas interminables, negras, podredumbres, que además para eso también se utilice todo el agua y la capacidad física y administrativa que tienen los gobiernos pero que no haya ni siquiera una fuerza ética para darle agua a la gente, a los niños y los animales, o si quiera para regar frutales es algo escandaloso.
Es ver una realidad a la que se enfrentan mapuches y no mapuches, humanos y no humanos de ese territorio de Neuquén. Es realmente triste que eso está pasando allá.