Julio Gambina: “Hay mucho ruido ideológico en torno al gravamen a las grandes fortunas”
El proyecto de gravamen a las grandes fortunas que propuso el gobierno argentino, en caso de ser aprobado “afecta a unos 12 mil contribuyentes. Son los grandes ricos. No son las empresas. Afecta a los patrimonios personales”, según dijo a FM De la Calle el economista Julio Gambina (FISyP, Centro de Estudios CTA-A).
“Hay grandes versos con respecto a esto cuando dicen que afecta a las inversiones. No tiene nada que ver con las empresas ni con las inversiones. Tienen que ver con los patrimonios personales que vienen definiendo en sus declaraciones”, explicó, en referencia a la campaña que ya desplegó el arco de los medios de comunicación privados ligados a intereses económicos opulentos. De hecho, “muchos critican esta medida porque están subestimados los patrimonios de los grandes ricos en la Argentina”.
Para Gambina, la aplicación del gravamen “es importante en sanísimo. Hay que imaginarse que doce mil personas entran en un estadio pequeño. Los grandes son de cuarenta y cinco mil a sesenta y cinco mil espectadores. Pensar en una chancha pequeña, en el algún club de la Argentina. Ya la recaudación probable al tipo de cambio actual son unos cuatro mil millones de dólares. Digo al tipo de cambio actual porque todavía falta que el proyecto se discuta, falta que el proyecto se apruebe, falta que el proyecto se aplique, falta que AFIP lo cobre”.
En medio de la discusión, “hay mucho ruido ideológico, propagandístico en torno a este gravamen. Es un dato muy importante reconocer que en las condiciones de emergencia se le pide una contribución a los sectores económicos con mayor capacidad contributiva”.
¿Qué representa para las personas que tienen tamañas fortunas? “El mínimo que aporte va a aportar entre treinta y cuarenta mil dólares: una camioneta cuatro por cuatro importada. Para muchos es muchísimo dinero. Pero para estos doce mil no les afecta en nada. Es una alícuota del dos por ciento del patrimonio. Así que todavía les queda el noventa y ocho del patrimonio. Es el dos por ciento de lo que tienen, no el dos por ciento de lo que van a tener. Para un jubilado, el dos por ciento es parte de lo que sirve para afrontar el mes. Pero en estos grandes patrimonios no es absolutamente nada”.
“La campaña en contra es brutal y actúan sobre el sentido común. Parte de la población que no está ni remotamente afectada por el impuesto sale a hablar en contra del impuesto porque les sacan a los que nos van a salvar. Eso es interesante. Aún incluso, imaginando que estos grandes patrimonios quienes invertir ese dinero, la pregunta es ¿por qué no lo invirtieron hasta ahora?”.
Contexto
El referente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas explicó que “la inversión interna directa en todo el mundo está bajando desde 2015 para acá. Se agrava con la pandemia pero venía desde antes. Hay una tendencia generalizada al achicamiento de la producción. Acaba de renunciar el primer ministro Japonés. Europa y Estados Unidos están en proceso de recesión muy complicado. Estos grandes patrimonios no están invirtiendo, no por este aporte solidario, sino porque no vienen invirtiendo porque los ricos del mundo no están invirtiendo”.
En contra de la creencia de la inversión que los ricos estarían propiciando para el crecimiento económico, “los grandes capitales están invirtiendo especulativamente. Resuelven la ganancia financiera pero no contribuyen al desarrollo ni del empleo ni del crecimiento de la productividad. Hay menos producción, menos comercio y una caída de la producción de la cadena mundial valor”.
“Por eso este impuesto hay que pensarlo en términos de esta lógica de mucha incertidumbre. Argentina está en el pico. No se sabe cuándo llega al techo total. Todos los días tenemos record de afectados. Felizmente, entre comillas, respecto de otros países la Argentina tiene una baja letalidad. Pero es preocupante la cantidad de contagios de muertes. Y se prolonga el receso económico deliberado. Porque incluso los países europeos, que están en verano y que supuestamente lo estacional ayuda para pasar el tema hasta que llegue la bendita vacuna, ya está terminando el verano en el norte y hay preocupación de que haya recidiva de los contagios. Con lo cual, estamos ante un problema muy serio de la civilización contemporánea que se agrega a los serios problemas económicos. Quiero insistir en que el mundo capitalista (Europa, Estados Unidos, Japón) está en una etapa de parasitismo muy fuerte. No está es esa etapa de un capitalismo de expansión, en desarrollo. Antes del coronavirus, según todos los datos que vienen del FMI, del Banco Mundial, de la OMC, todos dicen que la economía venía en un proceso de ralentización”.
El economista arguyó que, más que por qué aplicar un gravamen de este tipo, “la duda es por qué no lo hicieron antes. De este aporte se viene discutiendo al menos desde el comienzo de la pandemia. Alguien puede decir: se perdió mucho tiempo. Demuestra que hay un debate al interior del frente de gobierno y que estaban buscando la ocasión para hacerlo. Se han perdido varias oportunidades. Una es la oportunidad de Vicentin. Es un gran deudor tributario. Hay fraude contra el fisco. No es solamente que no le paga al Banco Nación sino que también hay evasión tributaria, sin hablar de la fuga de capitales. Vicentín tienen una larga lista de delitos. El gobierno anunció la intervención, la posibilidad de expropiación y fue para atrás”.
En el caso de “este impuesto a las grandes fortunas, que es una recaudación sobre doce mil posible contribuyentes se han demorado bastante. Ahora habrá que ver. Tiene que pasar por la cámara de diputados. Lo más importante es que la sociedad presione en este sentido. Porque hay una campaña ideológica política para que la sociedad esté en contra de los impuestos”.