“La deuda externa es el rasgo de continuidad de todos los gobiernos democráticos con la dictadura”
A 46 años del golpe de Estado, el economista y docente de la UNS, Gustavo Burachik, analizó en FM De la Calle los aspectos económicos que continúan influyendo nuestra vida cotidiana.
El investigador destacó que “Argentina tiene una parte importante de su legislación aprobada durante el proceso militar, aproximadamente el 10% son de ese período. Todos los gobiernos democráticos que han pasado y los parlamentos, aparentemente, no han visto la necesidad de cambiar esas leyes”.
“Recordemos que Argentina tiene una parte importante de su legislación aprobada durante el proceso militar, aproximadamente el 10% son de ese período. Todos los gobiernos democráticos que han pasado y los parlamentos aparentemente no han visto la necesidad de cambiar esas leyes”.
“Pero estamos en un momento en el que hay un factor que sobresale de todos los demás, que es la cuestión de la deuda externa, que por supuesto no nace con la dictadura militar. Argentina y toda América Latina había cancelado su endeudamiento exterior durante la década del 40, mucha de esa cancelación tuvo que ver con repatriar empresas que eran extrajeras, fueron compradas por parte del Estado y se disminuyeron los activos externos que habían en el país. Luego de alcanzar niveles de endeudamiento realmente bajos, no tanto por una política de soberanía sino por una de desinversión del capital británico en todo el mundo en el período comprendido por las dos grandes guerras, a principios de los ’50, lentamente la deuda externa vuelve a crecer. Con la dictadura se pegó un salto muy grande del endeudamiento externo y, lo notable, es que inmediatamente se empezaron a publicar las noticias (incluso antes de que termine la dictadura) de los negociados y fraudes que había detrás de este endeudamiento estatal”.
“Las empresas estatales fueron empujadas a tomar deuda en el exterior, no porque quisieran invertir sino porque se estaban yendo los dólares del país. Según la dictadura era necesario traer esos dólares para que los especuladores pudieran comprarlos a precios bajos y luego sacarlos del país”, explicó el economista.
En 1980 por ejemplo, el endeudamiento cumplió el mismo papel que el crédito que pidió Macri al FMI en 2018. Fue endeudar al Estado para permitir la fuga de capitales luego de un período muy grande de especulación financiera”.
“Cuando en febrero de 1981 explota el plan económico de Martínez de Hoz y el peso se devalúa enormemente durante todo ese año, todas las grandes empresas argentinas y bancos, no sólo de capital nacional sino también extranjeras, que tenían enormes deudas con el exterior, ficticias o reales, le reclamaron un salvataje al Banco Central y este lo realizó, convirtiendo sus deudas a pesos, mientras el Estado absorbía esas deudas de empresas privadas en dólares”, sostuvo Burachik.
Agregó que “esta enorme deuda fraudulenta fue asimilada por el gobierno de Alfonsín en Argentina, como por Pinochet en Chile, y en el resto de Latinoamérica, sometiendo al pueblo a un ajuste brutal para pagar esta deuda fraudulenta que nada tiene que ver con los salarios, con las jubilaciones, ni con los trabajadores”.
“Luego la deuda se ha ido agrandando en parte porque como el país no llega a cancelar todo lo que debe cada año tiene que tomar más deuda para cubrir la diferencia y en parte también porque todas estas reestructuraciones, como la que hizo Guzmán con los privados o ahora con el Fondo, aumentan la deuda porque el mayor plazo se logra a partir de un mayor monto y de mayores intereses, entonces patean para adelante el flujo de pagos, la deuda aumenta, pero luego el país tiene que empezar a pagar intereses sobre un monto más grande”.
“Es así como Argentina y América Latina, está hace cuatro décadas pagando deuda y debiendo cada vez más. Mientras tanto, por supuesto, las necesidades populares se siguen postergando”.
“Esta es una herencia que hay que resaltar porque ha determinado el hundimiento de las economías latinoamericanas en todo este período y es el rasgo más tremendo de continuidad jurídica del Estado, de todos los gobiernos democráticos con respecto al período de la dictadura militar”.
Foto de portada: Franco Baier