Seguel: “Noemí se le escapó a Cortázar, fue un cronopio que no figura en los libros”

Tras el fallecimiento de Noemí Labrune, la sobreviviente Dora Seguel destacó que los testimonios que recolectó la fundadora de la APDH Neuquén en pleno del terrorismo de Estado fueron fundamentales para los juicios de lesa humanidad. “Casa por casa lo hizo en la dictadura, desde la clandestinidad”, relató.

Seguel fue secuestrada en 1976 en el llamado “Operativo Cutral Co” junto a sus hermanas Argentina y Arlene. Esta última continúa desaparecida.

“Tengo un recuerdo de la Noe llegando a casa en plena dictadura, más o menos era septiembre del ’76, estacionó su ‘limousine’, como le llamaba ella, en la calle. Golpeó las manos, mamá salió a recibirla y pasó, habló con mis papás en el comedor”, recordó.

“Mi papá tenía una personalidad fuerte, no le daba acceso a cualquiera, y cuando la veo a ella charlando con mi papá, yo digo, esa mujer debe ser una excelente persona porque mi papá tenía ese olfato. Se abrió de corazón y mente para poder iniciar esa búsqueda de nuestra hermana desaparecida”.

Seguel aseveró que “Monseñor (Jaime De Nevares) ya conocía al matrimonio Labrune desde el Choconazo, y Noemí -por su especialización en sus estudios- tenía el trabajo científico de investigación, y en ella delegó el trabajo de reunir y copiar de puño y letra en unos cuadernitos que ella andaba trayendo en su morral, las situaciones que habíamos vivido, las detenciones que habíamos sufrido. Cada detalle registró”.

“Esos cuadernitos que ella se dedicó a investigar fueron las primeras declaraciones que hicimos los familiares. Casa por casa lo hizo en la dictadura, desde la clandestinidad. Fueron fundamental para los juicios que se realizaron tanto en Bahía como en Neuquén”.

“Nosotros en eso fuimos muy fuertes, ella tenía mucha fortaleza y unión, nos parábamos frente al comando preguntando por nuestros compañeros. En el caso de mi mamá preguntando por su hija”, añadió.

En su caso puntual, denunciaban el ex centro clandestino de detención y tortura La Escuelita de Bahía Blanca.

“A medida que los compañeros iban siendo liberados o iban saliendo en situación de exilio se fue hablando del ex centro de Neuquén y algunos lograron ubicarlo. Cuando se logró detectar de donde era, saltaron la valla, se pasaron sin autorización para fotografiar y documentar el lugar antes de que se demoliera”, contó a FM De la Calle.

La sobreviviente indicó que tanto “Monseñor como ella tenían esa capacidad de adelantarse a los hechos, esas imágenes completaron los cimientos que ellos dejaron porque lo demolieron a pesar de que estaba en Bahía la decisión del juez de que no se lo tocara”.

Acerca de la coyuntura en la cual toman fuerza los discursos de odio y negacionistas, Seguel refirió que “nos queda es una lucha dura”. “Dicen que las utopías existen para que se concreten, yo creo en eso. Noemí se le escapó a Cortázar, fue un cronopio que no figura en los libros pero era una gigante de 1 metro 50 que supo levantar la bandera de los derechos humanos”, aseveró.

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