Pantallas, redes y riesgos: los desafíos digitales que atraviesan a las niñeces y adolescencias
La especialista en seguridad digital y coordinadora del programa de responsabilidad digital de la Fundación Ser y Hacer, Romina Cavallo, visitó el estudio de FM De la Calle para hablar sobre los riesgos que enfrentan chicos y chicas en redes sociales, el rol del control parental y la importancia del diálogo para prevenir situaciones de violencia, exposición y adicciones online.
La presencia de chicos y chicas en redes sociales no deja de crecer y con ella se multiplican las problemáticas. “El 60% pasa más de seis horas frente a pantallas y la mayoría reconoce que ese tiempo es en TikTok, juegos o Instagram. No es que están estudiando historia”, advierte la especialista.
Las consecuencias se ven rápido: ansiedad, problemas de sueño y concentración, e incluso autolesiones. “Algunas chicas nos dicen que lo hicieron porque era un reto en Instagram. Otras lo esconden y lo hacen para calmar un dolor emocional real. Ahí es cuando hay que mirar, preguntar y acompañar, porque puede existir ideación suicida”, remarcó.
El vínculo de niñas, niños y adolescentes con las redes sociales no solo impacta en el tiempo que pasan conectados, sino también en su autoestima. “Si una chica sube una foto y la borra, las plataformas detectan baja autoestima y empiezan a enviarle contenido sobre dietas, estética y maquillaje”, advierte Cavallo. Un ejemplo de esto es la llamada “dieta de las princesas” en TikTok, que promueve restricciones extremas de alimentación entre jóvenes.
Entre los varones, la alerta más fuerte aparece en las apuestas online: “Muchos levantan la mano y admiten que probaron. Saben que es para mayores de 18, pero entran igual. A veces gastan hasta la plata que la mamá les dio para comer. Las empresas les regalan bonos para engancharlos, como cualquier adicción”. Otro eje crítico es el sexting y la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. “No es culpable quien confía y envía sino quien difunde”, subrayó.
Frente a estos desafíos, la clave vuelve a ser el acompañamiento adulto y la construcción de confianza. “Si un chico necesita tanto de la validación externa, tenemos que preguntarnos qué le está pasando. Los adultos tenemos que estar presentes porque las empresas y las redes no van a cuidarlos”.
Ante este escenario, la referente plantea la necesidad de trabajar en red: familias, escuelas y comunidades deben generar acuerdos comunes. “Así como armamos un grupo de WhatsApp para la pijamada o para un cumpleaños, armemos red para hablar de estos temas”.
Finalmente, las escuelas también enfrentan el desafío: equilibrar la restricción de celulares en clase con la necesidad de enseñar competencias digitales. “No se trata de prohibir, sino de pensar cómo y cuándo usarlos para aprender. El aula puede ser el único espacio donde un chico incorpore pensamiento crítico sobre lo que consume en internet”, concluyó.