Pro.Sau.Chi: “Había que trabajar con los productores desde una visión más organizativa y darle entidad a la comunidad productiva”
Pablo García, técnico del INTA en el programa Cambio Rural, visitó el estudio de FM De la Calle para referirse al proyecto cooperativo de productores hortícolas de Sauce Chico y Colonia La Merced. Afirmó que el trabajo más genuino debe ser sostenido, organizado y participativo: “A veces es preferible esperar 10 años pero tener algo consolidado y que puede trabajar de manera autónoma independiente”.
“Cuando yo arranqué, el INTA no tenía a nivel local acercamiento con los productores hortícolas del cordón cercano a Bahía Blanca, era una deuda pendiente que tenía la agencia, más vinculada a productores extensivos, ganaderos, agrícolas. Había una falencia en ese sector porque el programa del cual vengo, que es Cambio Rural que depende del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Nación, facilitaba de alguna manera la vinculación con pequeños productores familiares”, recordó.
La mayoría de los productores y productoras vinculadas a la propuesta integran las familias que elaboran en la zona las Producciones de la Agricultura Familiar que se comercializan en varios espacios comunitarios.
“A partir de allí se abrió la puerta de poder empezar a trabajar con estas familias, a conocer el sector. Lo mismo pasó con el sector hortícola, con porcinos, pescadores artesanales. El programa abrió en ese momento la oportunidad de que el INTA se acercara a una población productiva que no estaba muy visibilizada”, dijo García.
“Entendí que el rol no tenía que ver con un lugar técnico agronómico, porque ya de alguna manera estaría cubierto por ese programa. Pero sí que había que trabajar con los productores desde una visión más organizativa y de darle entidad a la comunidad productiva. A partir de allí entramos con algunos trabajos de relevamiento, pero principalmente de espacios de encontrarnos con los productores y que puedan decir y escuchar cuáles eran las demandas”.
Según explicó, al comienzo había dos reclamos puntuales vinculados a la falta de agua de riego y de legislación sobre el curso de agua del Sauce Chico y, por otro lado, la comercialización y los precios de venta.
“Decían nosotros producir sabemos, podemos mejorar, pero lo sabemos, necesitamos que nos ayuden a canalizar mejor nuestro producto y a que no tengamos que cortar clavos cada verano con el tema del agua. Estaban las líneas, la planificación, había que trabajar en esos dos temas. El desafío y la propuesta fue trabajémoslo juntos con los productores, empecemos a armar grupos de productores a través del programa Cambio Rural y empecemos a marcar agenda y a gestionar para que eso ocurra. Así arrancamos”, relató.
Sobre las primeras experiencias vinculadas a la comercialización, señaló que “en aquel momento fue bastante problemático porque en Bahía no había, si bien ya a nivel nacional había un recorrido con ferias y uno escuchaba eso, la gente de los cordones frutihortícolas de Mar del Plata, de La Plata, se había empezado a hablar yaen el año 2013 y 2014, a nivel local había un montón de ferias de la economía popular, de la economía social, pero no había verdura en esas ferias. Y los productores no veían que eso fuera un canal interesante para vender”.
“Los productores decían bueno, no va a andar Y nosotros con Laura de la Fuente, que era la promotora asesora del grupo en ese momento, dijimos vamos y nosotros estamos ahí vendiendo. No era vayan, no era organicémonos y vayan, sino organicémonos y vamos, y estamos ahí. Estuvimos varios domingos a la tarde ahí, de hecho los primeros estábamos con Laura nomás, nos dejaban las mercaderías y se iban. Después empezamos a ver que había mucha demanda”, añadió.
García se refirió a la pandemia como “un punto de inflexión muy interesante para la experiencia, porque venía creciendo y al momento de que se declara la pandemia teníamos dos opciones, ese día nos tocaba armar el bolsón y definimos hacerlo, tomar bien los recaudos, que también fue difícil, pasamos de armar en un salón adentro a armar afuera y eso explotó, digamos, pasó la venta, veníamos vendiendo 200, 300 bolsas, pasamos a vender 2.000 en una semana”.
“Este canal les sirvió porque se sumaron al grupo y empezaron a vender lo poquito que podían producir en su arranque a través de estos canales. En eso tuvieron un rol importante las experiencias, porque volúmenes pequeños de algunos productos no tenían cabida en el mercado y acá sí. El precio lo sigue definiendo el grupo, entonces ahí hay una independencia de decir cuánto vale, lo dice la cooperativa, lo cual genera cierta solidez también y cierta tranquilidad del productor”, destacó.
Consultado por el futuro de las iniciativas, aseveró que “es el trabajo sostenido, paulatino, la organización y dando participación de los productores el más genuino. Y desde el rol técnico no hacer prevalecer la voluntad de uno o los tiempos que uno tiene desde el Estado. Muchas veces los proyectos vencen a los 12 meses, hay que rendir, hay que dar cuenta. La idea es trabajar suelto de eso, despojarse de esas urgencias y creo que este proceso tiene eso. Llega donde llega porque pudimos despojarnos en su momento de la vorágine de tener que armar cooperativas cuando se armaban cooperativas por todos lados. A veces es preferible esperar 10 años pero tener algo consolidado y algo que puede trabajar de manera autónoma independiente”.