¿Por qué está tan tranquilo Sica?

(Por Astor Vitali) Durante los meses de marzo y abril tendrán lugar las negociaciones paritarias de los gremios más importantes del sector productivo. El punto de partida es pésimo. La pérdida del poder adquisitivo durante 2018 fue de al menos entre 15 y 20 puntos, según datos oficiales. En términos absolutos, el valor actual del Salario Mínimo Vital y Móvil ($ 11.300) representa menos de la mitad de la Canasta Básica Total que el INDEC utiliza para determinar la línea de la pobreza de un hogar de cuatro integrantes.

A esto se suma la sensación de inseguridad de un gobierno que, para el mismo período, prometió 15 puntos de inflación, número que se alejó del casi 50 por ciento que arrojó la realidad. Y con la realidad me refiero a las políticas económicas del gobierno. Es necesario aclarar que, a tres años de ejercicio ejecutivo, los resultados de la economía argentina son exclusiva responsabilidad de las medidas tomadas por Macri y sus funcionarios.

Esto se da en una economía que no sólo no creció los tres puntos prometidos por Cambiemos sino que decreció dos. Se sabe que es un círculo vicioso.

Para este año, el equipo económico de Cambiemos pronosticó inicialmente un 23% de inflación. Al día de hoy, las consultoras privadas ya advierten un número más cercano a los 30 puntos. Es decir, terminando el segundo mes del año nada hace pensar que se cumplirán las metas oficiales.

La coalición que levanta las banderas de la cacareada “seguridad jurídica” hoy es emblema mundial de su único pulso constante, su rasgo distintivo: la inseguridad económica. Con excepción del mundo financiero, único sector de renta ininterrumpida.

Sobre este escenario se llevarán a cabo las negociaciones paritarias. Además, en el contexto de un año electoral.

Sobre el tema se expresó hoy el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Dijo: “A pesar de que con muchos de ellos podemos llegar a tener diferencias es un dialogo constructivo. Pensamos que va a ser una discusión paritaria donde no vemos situaciones conflictivas. Tanto gremialistas como empresarios están teniendo en cuenta la situación actual y no estamos viendo tensiones todavía”.

Más allá del archiconocido recurso Cambiemos de articular un discurso ajeno a la realidad concreta, yeite sobre el que Macri ha dado cátedra, surge la pregunta lógica: ¿Por qué está tan tranquilo Sica? Con el contexto que acabamos de enunciar: ¿Por qué está tan tranquilo Sica?

El movimiento obrero argentino se encuentra fragmentado, desarticulado y con su central más importante en número y tipo de gremios cooptada por un grupo de empresarios y burócratas que han vestido de “prudentes” posiciones absolutamente funcionales a las políticas económicas de Cambiemos. Han llegado hasta las ridículas fotografías con el FMI. Selfies sindicales con los ajustadores.

Los sectores que aún mantienen una perspectiva de genuina en defensa de los intereses de los trabajadores y de las trabajadoras se encuentran casi absolutamente desarticulados. En ocasiones por diferencias políticas y en otras tantas por carga de historias y de desencuentros personales que poco favor le hacen a sus representados.

¿Qué hace pensar que esta situación estaría por cambiar? ¿Qué acciones se toman en otro sentido? El dato objetivo que modifica las reglas de juego es el escenario electoral. Esta coyuntura podría ayudar a arrinconar a los ajustadores. En cambio, pinta para que muchos de los principales dirigentes pongan a jugar sus estructuras gremiales en función de los intereses particulares de los partidos en los que participan o a los cuales tributan.

El problema de las paritarias es que esos dirigentes negocien con los sueldos de terceros otros tipos de acuerdos que se cobran en política electoral.

Lo lógico para cualquier dirigente gremial en este contexto es que al menos se reclamen tres cosas básicas: recuperación salarial respecto de la tasa inflacionaria 2018; recuperación de lo perdido durante 2019; recuperación de la cláusula gatillo que muchos entregaron durante la negociación anterior a cambio de una cláusula llamada de revisión, que no obligaba a las patronales.

Esto es lo mínimo que se puede reclamar y son reivindicaciones que ni quiera implican crecimiento salarial, sólo recuperación y perspectiva de que no nos duerman con la brecha inflacionaria. Por debajo de esto, todo es pérdida.

Las próximas semanas definirán qué ocurrirá. Se me hace que es un buen momento para participar de tu gremio en sus asambleas y en lo que se pueda. Parte de la cosa está también en no regalar estos instrumentos a quienes han dado sobradas muestras de ignorar la suerte de sus pares.

Esos explican, de alguna manera, por qué está tan tranquilo Sica.