Delegación humanitaria a Paraguay a 3 años de la desaparición de Lichita

La comitiva arribó a Asunción para visitar a su madre, Carmen Villalba, quien se encuentra en prisión junto a su compañera Francisca Andino. La niña fue víctima de desaparición forzada en 2020, en el marco de una incursión de las Fuerzas Armadas contra un campamento del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

“El pueblo paraguayo, me da la sensación, en gran medida está resignado a una situación de injusticia casi secular desde hace más de 70 años”, dijo a FM De la Calle el cura en opción por los pobres, Rodolfo Viano, quien participó de la delegación.

“El pueblo paraguayo es inminentemente campesino y va siendo corrido de sus tierras. Se resignan a tener que venirse a la Argentina o irse a Europa”, añadió.

“Hay una comprensión de que el chivo expiatorio de la gran situación de grave injusticia y violencia encubierta es la violencia reactiva”.

Viano compartió un relato sobre el caso y la experiencia de la delegación humanitaria en Paraguay:

INJUSTICIAS LARGAMENTE PROLONGADAS EN PARAGUAY

Fui parte de la sexta delegación humanitaria a Paraguay, de la campaña internacional “Dónde está Lichita? Eran Niñas!”. Fuimos desde BsAs hasta Asunción, unas 50 personas, miembros de agrupaciones sociales y políticas de la amplia izquierda, de Argentina y de Uruguay. Entre las más públicas: Vanina Biasi, diputada electa del FIT y Eduardo “Chiquito” Beliboni, líder del Polo Obrero. También periodistas y reporterxs de medios alternativos como La Retaguardia y Tiempo Argentino. Del “campito de la fe” éramos Luis María Alman Bornes, pastor anabaptista de la Iglesia Menonita de Floresta (caba), miembro del MEDH, y yo.

Experiencia intensa de dos días y medio, 24 horas de ida y otras de vuelta en colectivo y menos de doce horas en Asunción del Paraguay. Intensa por el calorazo pegajoso con que nos recibió Paraguay.

Intensa mucho más por conocer y abrazar brevemente en la cárcel del Buen Pastor a dos mujeres resistentes e indignadas, chivos expiatorios de la “plutocracia fascista con elecciones”, que fueron del movimiento “Patria Libre”, Carmen Villalba y Francisca Andino.

Intensa al fin por acompañar a la tardecita la marcha “Dónde está Lichita?” a la que convocaron un puñado de paraguayxs de izquierda. Esto, al cumplirse ayer 3 años de la desaparición forzada de Lichita, hija adolescente de Carmen Villalba, alumna de escuela secundaria en Misiones (Argentina), que estaba visitando a sus familiares en el norte paraguayo, junto con sus primas más pequeñas, Lilian Mariana y María Carmen Villalba, paraguayas pero escolarizadas también en Misiones, acompañadas de su mamá Laura, hermana de Carmen Villalba. El 2 de setiembre del 2020, las Fuerzas de Tareas Conjunta – FTC – de las Fuerzas Armadas Paraguayas, en un operativo contra el Ejército Paraguayo del Pueblo, desprendimiento de Patria Libre, – al que le sobran motivos para enfrentar a hacendados nacionales y extranjeros que vienen hace rato robándole tierras a las y los campesinos -, fraguando un enfrentamiento, secuestran, vejan, asesinan y visten como guerrilleras a las niñas, a la vista de su mamá Laura y de su prima Lichita, que escapan desesperadas, Lichita herida en una pierna. El 30 de noviembre las FTC capturan a Laura a la que acusan de guerrillera y la responsabilizan por la muerte de las nenas, ésa fue la última ocasión que se la ve a Lichita.

Desde antes de salir del viaje, en la sede de ATE (avda. Belgrano 2527) hasta anoche, la sensación era de cuidado mutuo ante un Estado paraguayo molesto por la pequeña ingerencia de esta campaña y delegación en sus encubrimientos. Lo sentimos primero en las puertas de la cárcel, cuando una veintena de la delegación pedimos respetuosamente ingresar a visitar a Carmen y Francisca: al buen trato y disponibilidad inicial de la interventora penitenciaria, siguió que solo seis pudimos entrar, porque la superioridad – ministerio del interior – se lo mandaba en ese mismo momento. Seguidamente, en la marcha de la tardecita – un total de 100 personas -, a lo largo de unos 4 km de recorrido, entre la Corte Suprema de [in]justicia y el Ministerio Público Fiscal [al servicio de lo oligarquía], la policía de a pie y motorizada, nos iba escoltando, hasta amedrentando con el modo de manejar sus motos, y hasta nos acompañaron una vez que subimos al cole para la vuelta, abriendo camino y hasta pasando semáforos en rojo. Finalmente, en la frontera, al volver, cuando, en Migraciones de Paraguay, sabían de dónde veníamos y pareció que nos demoraron y controlaron más de la cuenta.

Cuando pude entrar al penal, me encontré con dos mujeres fuertes, Francisca, ex hermana franciscana misionera de María, cumpliendo aún su condena, Carmen excedida en dos años y sin que la Corte se expida hace nueve meses ante el reclamo de su Defensa. Ambas terminando la carrera de sicología, pero hostilizadas, al punto que p.ej. hace unas dos semanas, allanaron la celda de Carmen, secuestrandole una pc que le habían prestado desde el mismo penal para escribir su trabajo final, es decir, buscando motivos para retenerla, con causas armadas, dentro del penal.

Luego de ser alojadxs y muy bien atendidxs un rato por Conamuri, Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas de Paraguay, a la tardecita, fuimos a la marcha en memoria de los tres años de la desaparición forzada de Lichita. A decir verdad que lxs locales que movilizaron no fueron mucho más que nosotrxs, organizaciones vinculadas al PC y al socialismo, ante la mirada entre indiferente y despreciativa de lxs transeuntes de una zona céntrica de Asunción, que nada envidia al supuesto “mundo feliz” del primer mundo. Unos poquitos de ellos se sumaron … recuerdo la mirada triste de un vendedor ambulante, la mirada con miedo de una viejita, y una empleada de un bar levantando el puño. Todas las organizaciones locales y visitantes nos expresamos, algunas en el punto de partida y otras en el de llegada. El denominador común fue: los 70 años de dictadura “colorada”; la legalidad y también la arbitrariedad al servicio de la oligarquía; la apropiación de tierras y la expulsión del pueblo campesino a las periferias urbanas o a otros destinos más allá, para sobrevivir lejos de su tierra y transferir algún dinero a sus familiares en la tierra madre; la pervivencia de los intereses genocidas del mercado global, del imperio del norte, del sionismo y de sus cipayos locales, ahora también con Milei y Villarroel en Argentina, pisoteando la vida de nuestros pueblos de la Patria Grande y también del pueblo palestino; la persistente necesidad de superar la indiferencia y la resignación.

Casi al terminar nos dieron la palabra, frente al Ministerio Público Fiscal a quienes acompañamos desde el “campito de la fe”. Luis María asumió nuestra presencia como “peregrinaje a la vida y la fe del pueblo paraguayo” y subrayó tanto a la necesidad imperiosa de Justicia para que su fruto sea la Paz, como a la ineludible pregunta que nos hace Dios desde los tiempos míticos de Caín y Abel: “Dónde está tu hermano? Dónde está Lichita?”. Yo compartí que “también nosotros somos ateos”, ateos del “ídolo de los victimarios”, y, a la vez, profundos creyentes en el Dios de las víctimas”, habiendo de ser nuestro compromiso de solidaridad, no un sentimiento pasajero y superficial, sino una determinación firme y resistente contra las causas de las injusticias, de la que nos dan ejemplo nuestras hermanas presas políticas.

Rodolfo Viano,
hermano franciscano y cura en opción por los pobres
1 de diciembre de 2023

Foto: La Retaguardia.

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