Jóvenes: ¿por qué marchar el 24?

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A 41 años del último golpe cívico militar eclesiástico, un conjunto de organizaciones políticas, sindicales, culturales, sociales y feministas se organizaron bajo la consigna “Son 30.000. Fue genocidio”. La convocatoria realizada por la Comisión de Apoyo a los Juicios marchó desde Plaza Rivadavia hasta la Plaza por la Memoria y la Resistencia –ex Plaza del sol- donde denunciaron los crímenes contra los derechos humanos de ayer y de hoy y reivindicaron los ideales de los compañeros y compañeras detenidos desaparecidos, apelando a la construcción de memoria, verdad y justicia.

Alrededor de las 18 comenzó la lectura del documento donde las voces representantes de diversos sectores denunciaron la pretensión del gobierno actual de “clausurar los juicios y obturar la memoria con una política negacionista  que fomenta la impunidad, desarrollando una operación cultural sobre la sociedad con la vuelta a la teoría de los dos demonios intentando negar el plan sistemático de exterminio”.  La respuesta a esto fue contundente: no hay olvido, ni perdón, ni reconciliación.

Además entre otras cuestiones se exigió, cárcel común a Vicente Massot, ex dueño de La Nueva Provincia, perpetua al genocida César Milani, jefe del Ejército desde julio de 2013 hasta junio de 2015, esclarecimiento sobre la segunda desaparición de Jorge Julio López y respeto por la presunción de inocencia de Milagros Salas, como un claro ejemplo de criminalización de la protesta. No quedó fuera la denuncia de la situación de los Pueblos Originarios con el agravante del fracking, la megaminería y la sojización de nuestra tierra y el estado de alerta respecto a la situación de miles de mujeres, victimas del machismo y del patriarcado.

La actividad estuvo acompañada por expresiones culturales como la banda AlmaAgreste Folck y La Waflera, y por el reconocimiento a la lucha de Celia Korsunsky, madre de Plaza de Mayo bahiense, a los familiares de Giulano Gallo, joven asesinado por la Policía Bonaerense en 2008 y a Julio Tévez, verdadero símbolo del teatro independiente, popular y comprometido.

Los y las jóvenes ocuparon un lugar central durante y después de la marcha, muchxs de ellxs organizadxs en centros de estudiantes, listas universitarias o espacios políticos y contaron a FM De la Calle porqué es importante su presencia cada 24 de marzo. “En aquella época se rompieron muchos de los derechos que hoy en día intentan quitarnos, hay que tener siempre la historia presente y luchar constantemente. Lo importante para mí es poner el cuerpo por lo que creemos justo y lo que nos parece que se tiene que modificar” contaba Emilia, reciente estudiante universitaria. Por su parte sus compañeras/amigas agregaban, que era central estar “para no olvidarnos y seguir luchando por lo que ellxs empezaron. Algunas de las generaciones más grandes prefieren olvidar todo esto entonces nosotrxs tenemos la tarea de hacerles acordar lo que lo pasó”.

“La militancia de lxs jovenes por los DDHH es fundamental por dos cosas: por un lado porque en lo que respecta a la memoria y el relato de aquellos años, nada está saldado. Incluso las cuestiones mas básicas vuelven a ser puestas en debate: la novedad es que ya no es desde sectores marginales si no desde quienes nos gobiernan, que a través de ésta construcción ideológica habilitan el accionar de los grupos mas fascistas de nuestro país. Por otro lado, porque la memoria de aquellxs años es un punto de referencia obligado a la hora de saber que este pueblo peleó por transformarlo todo. En el camino de esas luchas inconclusas se inscribe nuestra praxis política actual. No empezamos de cero ni planteamos una utopía” planteaba Luciana, joven militante de una organización política local.

La convocatoria cerró con una apuesta a la cultura de la resistencia y la memoria, al reclamo permanente y la reivindicación de la lucha y organización de los 30.000 compañeros y compañeras detenidos y desaparecidos al grito unísono de: ¡PRESENTES! ¡AHORA Y SIEMPRE!