“La fachada del buen tipo es muy común en el agresor sexual”
El médico psiquiatra Enrique Stola, quien intervino como perito en causas de agresiones sexuales como la que llevó a la cárcel al padre Grassi, habló con FM De la Calle a partir del caso Bongiovanni: “Entiendo que pueda haber gente que quiere mucho a la persona que está siendo imputada pero les pregunto: ¿les parece que es fácil denunciar un abuso?”.
El juicio por jurados al docente Juan Matías Bongiovanni continuará este jueves desde las 8 en Estomba 34. Está acusado por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la guarda de la víctima y abuso sexual gravemente ultrajante en perjuicio de 2 ex alumnas.
De la investigación realizada por la Fiscal Marina Lara, titular de la UFIJ Nº14, surge que Bongiovanni daba clases de catecismo, teología y derechos humanos en distintos colegios religiosos de Bahía Blanca y en ese marco, había conformado un grupo de voluntariado social denominado “Aclaró” del cual se valía para generar momentos de estrecha confianza con las menores e incluso viajes a otras localidades.
El imputado fue detenido el 7 de abril de 2021 en Coronel Suárez por orden de la jueza de Garantías Dra. Marisa Promé, más tarde declaró frente a la fiscal y negó tener relación con los hechos que se le imputan.
Diálogo con el perito psiquiatra Enrique Stola:
- ¿Qué es un abuso sexual?
El tema está en que la palabra abuso, como bien lo definió un juez santafesino, es inadecuada. Deberíamos utilizar el término de agresión sexual. Esta puede llegar a una penetración, a una felatio o puede realizarse con objetos o sólo la mano. Lo importante es que hay una agresión a la intimidad, al cuerpo.
Esto va a tener un impacto psicológico fuertísimo porque en los casos de niños, niñas, adolescentes se defrauda la confianza. Se produce una herida objetiva mediante toda una agresión a la identidad de la persona, a todo aquello que le da seguridad.
“Yo entiendo que en este caso y en muchos pueda haber gente que quiere mucho a la persona que está siendo imputada, pero a ellos les pregunto: ¿les parece que es fácil denunciar un abuso? Una jovencita que denuncia debe presentarse judicialmente, pasar por evaluaciones, soportar estas cosas que están presentando. ¿Qué es esto de asegurar que son falsas denuncias?”.
- En muchos testimonios se describe un mismo modus operandi. Bongiovanni convocaba a sus víctimas a participar a voluntariado, debían haber sido previamente sus alumnas, hablan de situaciones incómodas, insinuaciones permanentes, chistes sobre los cuerpos y agresiones concretas. ¿Cómo vive una víctima todo ese proceso? ¿Qué le va pasando como para demorar la denuncia, como también se les reprocha?
Que cada una de las personas piense en su propia vida y en algún hecho que no hayan compartido con nadie, que no necesariamente sea un abuso, solo un hecho que no hayan querido compartir con nadie. Cuando hay una agresión sexual es muy difícil poder compartirlo con alguien, es muy difícil buscar ayuda. Primero porque objetivamente hay muchas dificultades para poder brindar educación sexual integral y esto repercute en que los niños, niñas y adolescentes muchas veces no sepan cómo poner en palabras lo que vivieron. Y en segundo lugar -y esto es muy grave- sienten una profunda vergüenza por haber estado en esa situación y además culpa, porque lo que hace el agresor sexual es estimular fisiológicamente de alguna forma el cuerpo, para inscribir la culpa en el cuerpo de la víctima.
Las víctimas generalmente se preguntan qué hice para que me hiciera esto o esto lo provoqué yo. Entonces esto dificulta la posibilidad de pedir ayuda, porque además no nos enseñan a pedir ayuda ante los abusos.
“Fundamentalmente en la adolescencia, que es cuando las personas están madurando su personalidad y sus habilidades sociales, lo más importante es el grupo de pares. Ahora, si en ese grupo de pares hay un profesor que utiliza el compromiso afectivo que tienen estos adolescentes con el grupo para manipular y para agredir sexualmente, probablemente la víctima ponga distancia con el agresor, pero es muy difícil que lo haga con el grupo, porque el grupo hace a su identidad en ese momento. Cuando la persona va madurando, va aumentando su individualidad, y podrá separarse del grupo y quizás denunciar”.
- En cuanto al perfil de los abusadores, ¿hay patrones comunes?
No como para poder hacer un tipo de diagnóstico y que de ahí nos salga si es abusador o no. Pero sí se encuentran modalidades y conductas. Quienes son agresores sexuales que apuntan a adolescentes lo que van a hacer es ganarse la confiabilidad, pasar a ser personas muy importantes en la vida de ellos, apareciendo como amigos adultos, protectores, ganándose la confianza. Para el caso de los niños y niñas, en cambio, generalmente hay todo un proceso de seducción y creación de un ámbito de confianza para luego agredirlo.
- ¿Puede convivir la percepción de hombre ejemplar con el abusador?
Sí, absolutamente. Así como como en la última dictadura había personajes que eran vistos como buenos padres de familia, etcétera, y eran torturadores en comisarías o cárceles.
La fachada del buen tipo es muy común en el agresor sexual, pero también es común en esos personajes que son reconocidos como grandes personas y resulta que ese individuo, puertas adentro de su casa, golpea a su pareja.
- Por parte de quienes acompañan al imputado hay una tarea de difusión, incluso articulación con algunos otros casos, con personajes claramente violentos. ¿Esto es una corriente que aparece en otros juicios?
En España, que cuenta con buenas estadísticas, cuando se habla de falsa denuncia en los casos de agresiones sexuales, se dice que es el 0.001%. Y, por otro lado, también han sido condenados. Hay alguna persona, en miles de juicios, que intento llevar a juicio a otro con una falsa denuncia y han sido condenadas por ello, es decir, se detectan, no llegan a juicio.
El tema es que los defensores de agresores sexuales sí meten falsas denuncias contra las víctimas. Eso es frecuente.
- ¿Qué se debería esperar por parte del Estado para el acompañamiento de las víctimas y en lo referente a la prescriptibilidad de las causas?
“En primer lugar, las acciones penales por abuso no deberían prescribir nunca. Y en segundo lugar, el Estado debería garantizar la ESI. El Estado no está haciendo cumplir una ley que costó muchísimos años y eso es no proteger a muchos niños, niñas y adolescentes”.