#8M PIM: Cuando salir de casa también es un acto político
(Por Giuliana Crucianelli) Mujeres del barrio La Poderosa, se organizaron y concurrieron a la marcha por el Paro Internacional de Mujeres. “Aunque pare de llover, igual nosotras no podemos salir del barrio porque se inundó todo. Volver de noche con las calles así es una locura”, comentó Celeste Kees, colaboradora del merendero del barrio, minutos antes de que comience la movilización.
Hasta último momento no supieron si iban a poder. Las calles del barrio, que se encuentra al costado de la estación Spurr, estaban intransitables, completamente inundadas. “Hay mamás que están con los nenes, ya está todo inundado, es un riesgo salir así. “El barrio ya estaba inundado con la lluvia de la noche anterior. Iban a ir más chicas pero se les inundó la casa y no quisieron irse por si volvía la lluvia. De las que fueron hubo dos que cuando volvieron tenían la casa repleta de agua”.
“Apenas paró la lluvia y quisieron ir”. Nada pudo con ellas que entre en barro y el agua, salieron a tomarse el colectivo, que después de 40 minutos las dejó cerca de la marcha.
En la previa mediante reuniones, las mujeres del barrio se habían juntando a debatir y pensar qué significaba este paro para ellas y elaboraron un texto denunciando todas las expresiones de violencia machista “como resultado de una sociedad ausente que nos abandona por ser mujeres y además nos abandona por ser pobres. Alimentadas por un estado que no urbaniza las villas, que repletas de basura quedan sin transporte público”.
“Ante un sistema de salud que no nos ve, que no nos cura. Visitando oficinas judiciales que no nos explican nuestros derechos como madres, como mujeres y como ciudadanas. Denunciando ante una policía inoperante que nos manda a casa golpeadas y deprimidas, sin respuesta ni solución. Cansadas de ser blanco del trabajo en negro. De patrones que nos hablan de injusticias mientras nos explotan”.
Muchas de ellas dejaron a lxs hijxs con sus maridos, “no es común que dejen a los chicos con los padres, existe un sistema de dominación muy fuerte. Incluso a uno de los maridos tuve que ir a pedirle permiso yo”, dijo Celeste.
Tuvieron la iniciativa, buscaron frases, armaron carteles y una bandera. Se informaron sobre qué era lo que estaba pasando y hasta se vistieron todas de negro con un lazo violeta para seguir la convocatoria.
“Pusieron en riesgo su comodidad, enfrentaron a sus maridos que las controlan al extremo para poder ir a la marcha”, cerró Celeste.