Néstor de la Iglesia: cuatro décadas en la mira
Néstor de la Iglesia cumplió 40 años en la pantalla de Canal 9 de Bahía Blanca. De alguna forma, el conductor compartió los mediodías en la mesa de miles de personas de distintas generaciones. Es Ingeniero electricista. Comenzó en radio pero tuvo que dejarla por cuestiones laborales al optar por la tele y su otra profesión. Hace pocos años retomó y se lo puede escuchar junto a Fabiana Ungaro en Radio Mitre Bahía Blanca de lunes a viernes de 15 a 17.
La televisión es parte de la industria cultural. En ella hay un rol central: el informativista. Hoy tienen más prensa personajes intrascendentes como chimenteros, comentaristas cuya capacitación habilitante para autoerigirse en formadores de opinión se desconoce o simplemente periodistas que hablan en medios sin tener en cuenta los lenguajes particulares de cada formato.
No es tarea fácil dar pie a un tape en televisión o a un audio en radio. Es preciso comprender la noticia y, en apenas unos segundos, lograr que la audiencia comprenda el contexto en pocas frases. El informativista se forma haciendo (como en cualquier oficio) y conociendo.
“Yo arranqué en el 70 en LU2 y después cuando nació el PRODE en el 72 empecé a hacer televisión”. Por entonces “era todo fílmico. La posibilidad de tener una nota sonora era esporádica”. De tal forma que era “todo hablado, todo relatado” dijo a FM De la Calle.
Se dice que el acceso a nuevas tecnologías democratiza las comunicaciones en tanto “cualquiera tiene acceso a los medios”. Sin embargo, “como en cualquier profesión, el hecho de tener un título puede ser condición necesaria pero no suficiente. Uno cuando está en radio tiene que tener un fraseo acorde con lo que está diciendo: no sobreabundar y guitarrear. Tiene que ceñirse a tratar de construir una frase con todo su sustento y no llenarla de palabrería como para llenar el espacio”.
Además, el conductor señaló que observa en muchos casos que “el personaje quiere imponerse a la noticia. Yo creo que uno tiene que ser intermediario entre lo que ocurrió y el público y respetar la inteligencia del público porque uno tiene una formación ecléctica, sabés de todo un poco. Pero si estás hablando de un tema específico seguramente hay alguien que sabe más que vos. Tenés que saber tus limitaciones: contextualizar, captar la noticia, darle el por qué, el cómo, ponerlo en situación pero después el que está escuchando que lo analice con su propio tamiz”.
De la Iglesia tiene una sensación “muy gratificante” con el reconocimiento popular en la calle. “El hecho de que (en su caso) la persona y el personaje sean idénticos -y creo que eso puede ser parte de la clave de la permanencia-, hace que la gente en la calle te vea como lo que sos: una persona de a pie”.
“Me sorprende que jóvenes o chicos te saluden y te pidan sacarte una selfie. O los pibes limpiavidrios en las esquinas. Eso es tan gratificante como el saludo que tuve de personajes que han trascendido como puede ser Manu (Ginóbili), Abel Pintos o el Mago Radagast. Eso para mí es el mayor capital que uno puede llevarse”, agregó.
Consultado acerca de cuáles son las falencias de la televisión en la ciudad, el conductor señaló que “hay una cuestión empresaria y resultadista que impide que haya equipos de trabajo que no estén solamente en lo inmediato, en lo urgente. Creo que faltaría, desde el punto de vista periodístico, más programas de investigación y de análisis. Los cables tienen menos dependencia que las emisoras que son filiar de otras abiertas en Buenos Aires”.
Además destacó que “hay pocos programas musicales. Había lugar en la televisión para la música y para la música en vivo. Hay un montón de bandas en Bahía y no tiene el correlato de mostrar lo que hacen en televisión”.
Reforzando la necesidad de producir otros contenidos, De la Iglesia dijo que “estamos sobre informados. En los espacios noticiosos el menú es más o menos el mismo. Sobreabundamos en noticias donde la de hoy mató la de ayer. Una montañita de papeles: la de arriba tapa al de abajo”.