La entrevista electoral
(Por Astor Vitali) Un periodista situado a esta altura del año y a esta altura del siglo recibe la noticia de que los/as candidatos/as a ocupar el cargo de intendencia municipal aceptarán entrevistas. Lo harán en contexto electoral aún cuando las hayan negado a ese mismo periodista en otras circunstancias.
Un periodista situado a esta altura del año y a esta altura del siglo, salvo que tenga algún tipo de incentivo extra a la profesión, no debería entusiasmarse demasiado visto el nivel de debate político imperante por estas épocas.
El periodista en cuestión, deberá entones comenzar con el trabajo de armado de preguntas: ¿cuál será su cuestionario? Para encarar esta tarea, el periodista podrá recurrir a datos económicos, los últimos presupuestos, notas de prensa, búsquedas biográficas, reclamos de los distintos sectores sociales, la labor legislativa, los programas de gobierno y otros elementos para confeccionar dicho cuestionario. Por supuesto, en el caso de que el intendente en funciones se presentase nuevamente a la contienda electoral, tomará nota de sus promesas de anterior campaña y lo cumplido al momento de culminar la misma.
Un elemento fundamental para este periodista es la preparación para repreguntar. Se sabe que en período electoral los/as candidatos/as tienen el discurso armado y preparado. “El flagelo de la droga”; “la inseguridad”; “la grieta”; “la educación”; “el futuro de nuestros jóvenes”; “el progreso” y una aburrida y vacía lista de etcéteras.
Además de esto, el periodista en cuestión sin lugar a duda estará atento a la pauta publicitaria que suene en su medio y a las promesas laborales de los candidatos (claramente esto sucede, a no rasgarse las vestiduras). Porque no necesariamente la censura se aplica hoy de modo brusco en el sentido de que alguien vaya y le diga al periodista de qué hablar y qué no pero la autocensura, entendida como “guarda cómo trato al que pone los morlacos”, es un mecanismo que sigue funcionando al día. Todo el mundo mira quién publicita para saber cómo trata determinado tema.
A esta altura del año y del siglo, el periodista debería indagar entonces en qué pregunta hará distintiva su entrevista y con qué elementos debería contar para que ello ocurra.
Para responder a esta pregunta hay dos fuentes centrales: la honestidad intelectual y la consulta a las organizaciones de base. Si un periodista quiere saber qué ocurre en su comunidad no tiene más que hilar los datos concretos. Nótese: datos concretos. No nos referimos a los partes policiales o las comunicaciones oficiales. Con contar lo que ocurre, alcanza.
Y si un periodista quiere saber qué ocurre por abajo debe necesariamente consultar a las organizaciones de base.
Estamos ya muy cerca de las elecciones PASO en las que en rigor no se dirimirá demasiado en cuanto a procesos internos. Ante la posibilidad de la realización de entrevista allí y en primera vuelta uno comienza a preguntarse esto: ¿qué hará distintivas las entrevistas? No en términos de cómo se “luce” cada periodista sino en términos de la utilidad social de la entrevista periodística. Es decir, esa oportunidad que tiene le periodista de preguntar al potencial funcionario público tiene un fin social.
Quedan esta preguntas latentes: ¿cuál será la fuente a la que prestar atención a la hora de armar ese cuestionario? Señalamos al menos dos: honestidad intelectual y consulta a las organizaciones de base. Y posteriormente: ¿qué rol asignarle a la repregunta?