La tormenta, vaya y pase

(Por Astor Vitali) Alexis Valdéz es un humorista cubano radicado en Miami. En 2020 retomó la televisión a través de su show por MegaTV. Hace unas semanas publicó su poema Esperanza, alusivo a la hipótesis de que la pandemia nos iguala y mejora como sociedad, escrita en clave de oración al dios católico. Para completar la ruta de expiación poética, su texto fue elogiado por el jefe de gobierno de la Iglesia Católica en su sede central, gobernada por el argentino Bergoglio.

La pieza ya tiene varias grabaciones publicadas en distintas plataformas. En Bahía Blanca, una serie de personas del ámbito público han replicado la iniciativa. Favoreciendo a la idea de que debemos comprendernos y que esta situación nos estaría haciendo mejores entre personas de diferentes suerte económica, ideología política, posición en el sistema opresión patriarcal o creencia religiosa, el video incluye al entre otras personalidades al intendente Héctor Gay y a su competidor en la contienda electoral de 2019, Federico Susbielles, quien hoy se encuentra al frente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca.

Lo reproducimos a continuación:

Esperanza

Cuando la tormenta pase

Y se amansen los caminos,

y seamos sobrevivientes

de un naufragio colectivo.

Con el corazón lloroso

y el destino bendecido

nos sentiremos dichosos

tan sólo por estar vivos.

Y le daremos un abrazo

al primer desconocido

y alabaremos la suerte

de conservar un amigo.

Y entonces recordaremos

todo aquello que perdimos

y de una vez aprenderemos

todo lo que no aprendimos.

Ya no tendremos envidia

pues todos habrán sufrido.

Ya no tendremos desidia

Seremos más compasivos.

Valdrá más lo que es de todos

Que lo jamás conseguido

Seremos más generosos

Y mucho más comprometidos

Entenderemos lo frágil

que significa estar vivos

Sudaremos empatía

por quien está y quien se ha ido.

Extrañaremos al viejo

pue pedía un peso en el mercado

que no supimos su nombre

y siempre estuvo a tu lado.

Y quizás el viejo pobre

era tu Dios disfrazado.

Nunca preguntaste el nombre

porque estabas apurado.

Y todo será un milagro

Y todo será un legado

Y se respetará la vida,

la vida que hemos ganado.

Cuando la tormenta pase

te pido Dios, apenado,

que nos devuelvas mejores,

cómo nos habías soñado.

Sin embargo, el texto de Valdez supone ciertas “igualaciones” frente a la pandemia que no gozan de absoluto consenso. Es decir, ¿se trata verdaderamente de un “naufragio colectivo” o hay quienes hacen aislamiento disfrutando de sus lujosas islas mientras a otros les tapa el agua podrida de la miseria? ¿Por qué esperar al fin de la pandemia para extrañar “al viejo que pedía un peso en el mercado” y no actuar ahora con el peso político concreto de lo público para afectar a quienes tengan los recursos económicos para evitar su muerte y acercarle esa moneda?

El texto rimado carga con sus tintas igualatorias situaciones de naturaleza irreconciliablemente distinta por la que atraviesan seres humanos diferentes: unos con privilegios se quedan en casa y otros sin casa miran los canales de televisión donde los privilegiados les dicen cómo deben quedarse en casa.

Es probable que la siguiente fórmula poética que proponemos, resulte más adecuada a la realidad económica mundial, que el texto viralizado y bendecido.

La tormenta, vaya y pase

Cuando el colectivo pase

Y se asfalten los caminos

Y no seamos sobrevivientes

De mosquitos inquisitivos.

Con matecitos y bollos

y el biscocho sumergido

nos sentiremos dichosos

y no tan solo relamidos.

Y le haremos un mangazo

A los más enriquecidos

Y manejaremos con suerte

Su auto más protegido.

Y entonces recordaremos

Todo aquello que perdimos

Y que una vez expropiaremos

A los que nos han empobrecido.

Ya no tendremos envidia

Pues Justicia se habrá hecho.

Ya no tendremos desidia

Pues todos tendremos techo.

Valdrá más lo que es de todos

Que lo jamás obtenido

Valdrá también para todas

A las que han perseguido.

Entenderemos lo frágil

Que significa ser rico

Sudaremos milanesas

Vino y salú por los caídos.

Extrañaremos al viejo

Que cuando fue jubilado

Recibió ajuste y ajuste

Y no hacías nada a su lado.

Y quizás el viejo pobre

Que hacía ¡Achús! Asustado

No pagó el gas y en el corte

se pescó gran resfriado.

Y todo será a su cargo

Burgués odioso y malvado

Y se respetará la vida

Que usté nos ha arrebatado.

Cuando la tormenta pase

Te pido cumpa, apenado,

Que vos devuelvas en flores,

El sueño de los olvidados.