“Lo único que salva vidas es tener los elementos necesarios para saber qué hacer frente a una alerta”

El periodista Pablo Morosi, coautor del libro Genealogía de una tragedia, una investigación que indagó en las responsabilidades de la inundación de La Plata en 2013 habló con FM De la Calle luego de la catástrofe climática bahiense del 7 de marzo. Destacó que la medida principal ante sucesos de características similares es la preparación de la población.

“Una inundación te puede llevar todos los bienes materiales, puede arruinar tu casa, puede arruinar tu auto, pero lo único que salva vidas es la posibilidad de que vos tengas los elementos necesarios para saber qué hacer frente a una alerta. ¿Me tengo que quedar acá? ¿Me van a venir a buscar? ¿Tengo que ir a un lugar seguro? ¿Me van a evacuar? -afirmó Morosi- Todas esas cosas que no son los grandes millones de las grandes obras, sino es laburo político, es ir a los barrios, es interactuar con la gente, es conocer su experiencia y al mismo tiempo llevar la experiencia de los investigadores, de los que estudian, de los que hacen modelos de las lluvias y que saben perfectamente cómo se va a comportar el agua una vez que cayó. Lo que no pueden saber es cuánto va a llover, pero sí pueden saber qué va a hacer el agua”.

La tarde del 2 de abril de 2013, cayeron más de 300 milímetros en unas tres horas, lo caul provocó “el peor desastre hídrico registrado en ciudades de la Argentina” con un saldo de 89 muertos computados oficialmente y enormes pérdidas materiales. Sus causas y consecuencias fueron investigadas por Pablo Morosi y el ingeniero hidráulico Pablo Romanazzi.

“Evidentemente cuando después de haber atravesado una situación como la que vivió La Plata en 2013 todos los que habitamos esta ciudad, cada vez que se produce un hecho similar o que tiene una afectación sobre la población como el que ocurrió en Bahía Blanca, tenemos una sensibilidad particular y empezamos a observar cosas que son iguales o son diferentes, pero que en algunos casos encontramos patrones comunes que generalmente, y el más grave de todos, es la falta de previsión respecto de una serie de cuestiones que deben hacerse obligatoriamente cuando no llueve”, contó.

Antes de meternos en ese punto, me gustaría preguntarte desde lo social, como comunidad, cómo fueron los tiempos posteriores a la inundación, cómo se sale, cómo se procesa un episodio como este desde la salud mental. Es mucha la incertidumbre, los tiempos son particulares, la tensión de la emergencia y de alguna manera, si bien tenemos la referencia del temporal de viento de diciembre de 2023 e incluso inundaciones en nuestra ciudad, en ese caso más lejanas en el tiempo, no deja de ser algo nuevo para nosotros y nosotras. ¿Qué nos podés contar en ese sentido?

Sí, el efecto sobre la población es enorme porque es muy difícil atender a todos y queda como un resabio en mucha gente cada vez que se anuncia una tormenta, cada vez que se da una alerta, hay mucha gente que termina, o mantiene esta situación de zozobra, de angustia, aun pasado el tiempo. Porque esas situaciones de desamparo en las cuales uno puede ver imágenes de vecinos subidos a los techos, de vecinos ayudándose con una soga o como podían, es muy difícil de quitar de la cabeza y de la sensibilidad de las personas. Y estas son imágenes que uno ve repetirse en distintos lugares donde ocurren este tipo de hechos.

La Plata es una ciudad que desde su origen fue instaurada, por su particular forma de nacimiento, en un lugar vulnerable, muy cerca del río de la Plata, en un lugar donde no hay pendiente, en donde cuando hay una sobrecarga de lluvia, al agua le cuesta salir, y porque además geomorfológicamente está atravesada por una especie de elevaciones que son perpendiculares al escurrimiento normal. Lo que hace es que el agua choca contra esas elevaciones y se queda o vuelve para atrás. Esa es la realidad particular de la ciudad de La Plata, que justamente en el libro que vos hacías mención, lo que nosotros hicimos fue ir para atrás a encontrarnos con las lluvias anteriores, los registros mayores que había, que por suerte en La Plata había un observatorio desde 1911 que tomaba los registros de lluvia, con esos registros tomados del observatorio nos fuimos a una hemeroteca a ver qué pasaba, qué decían los diarios los días siguientes, y así hicimos un poco ese relevamiento.

Y la verdad que nos asombramos en esto, nosotros tomamos un registro de una lluvia de mediana para grave a partir de los 100 milímetros y fuimos a ver todos esos eventos, que eran más o menos como 30 o 30 y pico, y en todos los casos siempre se inundaban los mismos barrios y siempre se encontraba con que el Estado no había podido organizar los dispositivos para, es tragicómico, pero en un diario nos encontramos, 1930, la crónica de que había llovido, había dos o tres barrios que estaban muy mal y como no había otros recursos, las autoridades habían ido a pedirle al concesionario de los botes del lago del Bosque que les prestaran esos botes para poder ir a buscar a la gente que estaba aislada en sus casas. Eso te puede pasar una vez, pero no te puede pasar 80 años después no tener ni un gomón, ¿me entendés? En el medio hubo otras inundaciones.

Ustedes hablan de un concepto que entiendo hasta ahora tampoco se termina de asumir por parte de las autoridades y que probablemente lo tengamos que pensar para Bahía Blanca también, de La Plata como ciudad inundable. A partir de ahí empezar a prevenir, pensar obras, otro tipo de intervenciones, justamente ante esta evidencia de que estos eventos se van a seguir repitiendo.

Sí, yo insisto en la particularidad de La Plata, pero a ese fenómeno, a esa falla, ese déficit de base de la ciudad de La Plata, hay que sumarle la situación de las nuevas reiteraciones de un tipo de tormenta que genera una intensidad muy grande en un corto tiempo, y esto ya no importa cuál es la condición de base de cada ciudad. Si te caen 300 milímetros en 2, 3, 4 horas, no hay manera de que eso escurra. El ingeniero Romanazzi, con quien yo trabajé en ese libro, que es uno de los especialistas que había advertido en La Plata que el desarrollo de la ciudad iba para cualquier lado y había riesgo de que ocurriera una cosa así, dice una cosa muy práctica, si se larga a llover intensamente, mirá el reloj y si pasan 20 minutos y esa lluvia no cede, ahí va a haber inundación.

En el lugar en el que estés, en tu jardín, en tu patio, en donde sea, ya el suelo no toma más el líquido y entonces ese líquido empieza a circular por la superficie. Esto es lo que genera este tipo de lluvias convectivas que se concentran en un determinado lugar, lo hemos visto también en los últimos tiempos, hay barrios en donde vos decís que llovió un montón y de repente 20 kilómetros más allá no llovió o había sol. Son fenómenos del clima que hay que analizar, hay que estudiar y hay que tomar medidas para trabajar sobre esa cuestión.

Y la principal medida para trabajar con esto es la preparación de la población. ¿Por qué? Porque una inundación te puede llevar todos los bienes materiales, puede arruinar tu casa, puede arruinar tu auto, pero lo único que salva vidas es la posibilidad de que vos tengas los elementos necesarios para saber qué hacer frente a una alerta. ¿Me tengo que quedar acá? ¿Me van a venir a buscar? ¿Tengo que ir a un lugar seguro? ¿Me van a evacuar? ¿No me van a evacuar? ¿En la cuadra de mi casa hay personas discapacitadas? ¿Quién las va a ayudar? O ancianos. ¿Cómo van a salir del hogar de ancianos que está a la vuelta de mi casa si es una zona crítica o bien una tormenta crítica? Todas esas cosas que no son los grandes millones de las grandes obras, sino es laburo político, es ir a los barrios, es interactuar con la gente, es conocer su experiencia y al mismo tiempo llevar la experiencia de los investigadores, de los que estudian, de los que hacen modelos de las lluvias y que saben perfectamente cómo se va a comportar el agua una vez que cayó. Lo que no pueden saber es cuánto va a llover, pero sí pueden saber qué va a hacer el agua.

La otra vez miraba una imagen de Bahía Blanca que se viralizó mucho de una persona no vidente que caminaba agarrado de una pared y daba la vuelta y daba la vuelta ¿qué hay que hacer? ¿Hay que filmarlo o hay que salir a buscarlo para ayudarlo? Bueno, acá en la inundación de La Plata en 2013 tenemos un caso paradigmático, la inundación ocurrió un día feriado, un abuelo estaba al cuidado de su nieto, su madre vivía a dos cuadras, se sentía mal, quería ir con la mamá y en un momento en que la tormenta amainó, amainó la lluvia pero estaba todo inundado, el abuelo evaluó que era momento de salir y llevarlo ¿qué pasa? El tipo no pudo, no tenía los elementos, las herramientas, para entender que esa agua no bien pisó la vereda lo arrastraba. Lo arrastró y ese señor se murió. Al chico lo salvó alguien que lo agarró de la mano desde arriba de un árbol. Pero muchas veces todo ese conocimiento que es necesario trasladar a la población, es fundamental para salvar las vidas frente a fenómenos de la naturaleza que no podemos dominar de otra manera. Para mí es un tema clave.

“Hay una estadística que es muy interesante y dice que frente a cada una de estas catástrofes, cuando hay previsión, uno podría ahorrar siete veces lo que va a gastar en reparar la ciudad. Encima es eso, ahora vamos a gastar un montón de plata más, más allá de la solidaridad que es fantástica de este país, ahora vamos a gastar un montón de plata más y quién sabe si realmente vamos a hacer las cosas que se necesitan”.

Vos citabas en la nota que publicaste en La Nación una página del Municipio donde presenta un relevamiento barrio por barrio, qué características tienen, por dónde evacuar, si hay algún lugar seguro ¿eso quedó en una página web o es algo que se trabaja territorialmente?

Una vez que se produjo la inundación lo que pasó en los barrios de La Plata fue que se armaron asambleas de vecinos afectados, existen al día de hoy e incluso existe una que coordina todas las asambleas de inundados de La Plata. Esas personas fueron las que presionaron y presionaron durante años para que se trabajara en un plan de remediación del riesgo por inundaciones. En el momento en que ocurrió la inundación, hasta el 2015, que se mantenía el mismo gobierno, ese gobierno lo único que hizo fue tratar de gestionar obras, porque era muy significativo, simbólico, el hecho de que el desborde del arroyo del Gato, que es el principal cauce que atraviesa la ciudad de La Plata, le faltaban obras, habían sido licitadas y no se habían hecho, se conocieron una cantidad de cosas respecto de previsiones que pudieron haberse tomado y que no se concretaron.

Finalmente, en la siguiente gestión, que es de otro color político, al principio estaba el peronismo, después vino el Cambiemos, asumen hacer un plan de remediación y contratan a la Universidad Nacional de La Plata para que haga ese informe. La Universidad Nacional de La Plata pone toda su materia gris en ese trabajo.

Intervienen 12 facultades diferentes, con especialistas de diferentes conocimientos, no solamente ingenieros hidráulicos, sino sociólogos, comunicadores, una cantidad de arquitectos, etc. 73 investigadores en total, durante dos años investigan barrio por barrio, esto que yo te decía de saber cuál es el lugar más alto de este barrio, cómo va a afectar el cauce del arroyo que pasa por mi barrio, si hay una inundación, cómo afectó en el 2013, incluso hicieron modelaciones con una cantidad de lluvia impresionante, en 2013 cayeron 400 casi, la hicieron con 500 para tener un registro mucho mayor. Después de dos años, eso empezó a principios de 2018, a fines de 2019 estaba listo, ese trabajo fue a un cajón durante ese mismo gobierno que fue reelecto. Faltaba para terminar una bajada de experiencia piloto a un barrio o a varios barrios, para decir bueno, le bajamosesta información, interactuamos con la comunidad, eso no se hizo nunca y ahora cambió el gobierno, volvió el peronismo y ese plan RRI, Plan de Remediación del Riesgo de Inundación, sigue en un cajón increíblemente. Si vos hoy le decís a una persona de La Plata qué tiene que hacer frente a una inundación, no lo sabe. Y el municipio contrató a la universidad, la universidad trabajó y todo ese trabajo está en un cajón. Esas cosas tienen que servir como ejemplo para que no sigan ocurriendo, para que no pasen en Bahía Blanca. Estoy seguro que la Universidad de Bahía Blanca y de hecho he leído que tenía gente que venía diciendo estas cosas, que estudia, que conoce, por lo tanto seguramente va a surgir la idea de generar un plan de remediación, y ojalá se lleve a la práctica, porque la verdad que hacer una inversión, hacer trabajar a la gente y después que no se aplique…

Estaba anunciado, hay mucha similitud respecto de lo que ustedes cuentan de las advertencias que había habido en La Plata por parte de técnicos, más allá de la reconstrucción histórica que han elaborado, aquí también de la mano del otro gran problema de la ciudad que es la falta abastecimiento de agua potable, se señalaban una serie de obras que también hacían al control de cómo iba bajando el agua de la cuenca del Napostá. Otras similitudes que vemos, tienen que ver con la pérdida de permeabilidad a partir del desarrollo urbano, falta de planificación, ocupación también de las márgenes del arroyo, aquí un entubado por ejemplo dentro de esas obras que claramente ha quedado limitado más allá que ante esta lluvia excepcional por supuesto que se vio muy sobrepasado. ¿De qué manera se intervino en La Plata en ese sentido? ¿Hubo algún tipo de replanteo de los códigos urbanos o siguió todo sin cambios?

Sin lugar a dudas la previa a la inundación fue un festival de emprendimientos inmobiliarios, básicamente dentro del casco urbano, que cementaron todo lo poco que quedaba permeable. Increíblemente porque es una inversión que llama la atención en La Plata porque hay un montón de edificios, en su gran mayoría vacíos, alguien hizo un negocio pero no necesariamente eso sirvió para que la gente viviera mejor. Y, posterior a la inundación, el código es como un elemento que nadie quiere tocar porque el gran problema es que las dirigencias políticas toman como guiones que pareciera que sirven todos para cualquier ciudad y eso no es así, la dirigencia política tendría que tener una formación específica y hacer hincapié en las particularidades de cada ciudad para poder desarrollar cualquier política, no es igual que pongamos los palitos amarillos en Capital o en La Plata o en Bahía Blanca, o sea tiene que tener un sentido eso, hay una historia que tiene que ser conocida y que tiene que ser aprovechada, los atributos de cada ciudad, las condiciones, si cada ciudad tiene puertos, si no tiene puertos, lo que fuera. A mí me parece que la política se ha transformado como en una cosa en donde lo único que importa es cómo yo voy pasando de un estadio al otro, pero en el medio no me ocupo de lo que realmente tengo que ocuparme, que es hacer las cosas para que la gente viva mejor, una vez que a mí me eligen en un puesto, en lugar de trabajar para cumplir todo lo que dije que iba a hacer, estoy solamente pensando en cuál es mi próximo destino y trabajo únicamente con eso, así quedan un montón de cuestiones pendientes, van quedando y al mismo tiempo eso impide la formación específica del dirigente para poder realmente resolver. El discurso de que la política viene a resolver, sí, bárbaro, genial, pero hay que hacerlo, hay que resolverle las cosas a la gente.

Hay una estadística que es muy interesante y dice que frente a cada una de estas catástrofes, cuando hay previsión, uno podría ahorrar siete veces lo que va a gastar en reparar la ciudad. Encima es eso, ahora vamos a gastar un montón de plata más, más allá de la solidaridad que es fantástica de este país, ahora vamos a gastar un montón de plata más y quién sabe si realmente vamos a hacer las cosas que se necesitan. Y vuelvo sobre el punto de la preparación de la población, porque eso no es oneroso, eso es ponerse a laburar en los barrios, no es un acuerdo con una empresa, una licitación, que eso también hay que hacerlo, obviamente, pero la política tiene que ponerse en algún momento las pilas con esto, porque es un fenómeno que lo vemos además no sólo en Argentina, mañana vamos a ver una inundación en algún otro lado del planeta, no prevista o sorpresiva.

Otra cosa que es muy interesante, en Valencia, cuando se produjo la inundación el año pasado, ellos tenían todo, tenían el plan de remediación, tenían logística, tenían elementos suficientes, y qué pasó, cuando se dio la alerta, la población no acató la alerta, empezando por el alcalde, que se lo vio en las redes sociales, almorzando y después tomándose la tarde. Entonces, ojo, porque por ahí desarrollas todas estas cosas y tienen un efecto, o no tienen efecto, porque sobre todo eso también hay que trabajar, y todos esos ejemplos hay que tomarlos para aprender, porque evidentemente en Valencia algo pasó, aparte en ese caso es un fenómeno recurrente, todos los años ellos tienen esa riada o esa situación de desborde, con lo cual menos justificativo todavía de no prestarle atención teniendo justamente todos los dispositivos prontos.

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Sí, es un trabajo, uno imagina, bien complejo, acá mismo lo vivimos esta semana, tuvimos la inundación y arrancamos con una alerta amarilla ante una eventual precipitación, que no prometía gran cosa, pero en una ciudad que tenía buena parte de su territorio cubierto de basura con los desagües y buena parte de la infraestructura destruida, bueno, uno no sabía qué consecuencias podía tener y eso obligó a la suspensión de ciertas actividades a partir de las 2 de la tarde. Y el comentario, las discusiones de sectores comerciales que es completamente entendible por la afectación económica que habían tenido y demás, pero estaban rezongando por la indicación de prevenir, de no moverse, que no esté vigente el transporte y demás. Hay una parte importante que nos toca también como comunidad para reflexionar en ese sentido.

Pablo, te agradecemos la charla, te dejamos si querés el cierre, lo que te parezca interesante que podamos tener en cuenta de aquí en más para ver cómo repensamos una ciudad después de la inundación en base a la experiencia de todos estos años que tienen allí vigente esta preocupación en La Plata.

Sí, lo principal es pensar en que las ciudades actualmente tienen que ser adaptables. Tienen que tener la capacidad de poder adaptarse a estos cambios o a estas condiciones más críticas del clima y que fundamentalmente para salvar las vidas, para permitir preservar las vidas, lo principal es que haya una organización previa y un conocimiento previo de todos los vecinos de qué es lo que tiene que pasar si todo se ve desbordado o estamos frente a una situación de la naturaleza que las obras hidráulicas o que la mano del hombre en el urbanismo no pueden detener.

Obviamente frente a esa situación de catástrofe lo principal es salvar las vidas y al mismo tiempo esa organización es la que te permite saber si viene una alerta de tal o cual color y bueno, llevo el auto a lo de mi primo que está en un lugar y no lo pierdo.

Por ahí alguien me dice que va a pagar el seguro pero son toda una serie de contratiempos. Ni hablar de algo que para mí es por ahí lo más doloroso, fuera de lo que son las pérdidas de personas, que es perder la memoria, las imágenes, la historia de ese álbum de fotos o de un casamiento, de un bautismo, que no se recupera más. Eso es un golpe tremendo a la memoria de una comunidad y eso no tiene solución tampoco, porque perder un documento lo hace de vuelta, pero ese instante que vos tenías atrapado, que habías cuidado, que tenías colgado y lo perdiste, es tremendo.

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