Psicosis

(Por Astor Vitali) La jornada de hoy estuvo signada por la articulación sicótica y fantasiosa de los principales responsables de la política económica nacional, provincial y local. Asusta. El intendente Héctor Gay no pudo sostener un discurso macro y se limitó a decir que cierran las cuentas, dar algunas cifras y prometer que ingresarían algunas ordenanzas. Mientras aduce que su preocupación es la vivienda y la situación de quienes menos tienen, la incontrastable realidad arroja datos que no pueden cimentar esa mirada idílica. Mientras promete que ahora el gobierno municipal garantizará, a través de la gestión de comedores, la alimentación de los niños y de las niñas, la realidad concreta espeta el sistemático cierre de lugares de educación pública formal e informal, por decisión de su propio gobierno. Mientras promete que arrimará un proyecto con algunas ordenanzas para fomentar la radicación de empresas (con esa vaguedad) los datos publicados por las consultoras locales contrastan una realidad de perjuicio para quienes intentan la aventura productiva en medio de la jungla financiera.

El Concejo Deliberante sesionó a puertas cerradas por decisión de su presidente, Nicolás “Doble Voto” Vitalini. En una escena patética, el cubículo de sesiones, cerrado con llave, vallado, era la caja insonorizada de unos funcionarios incapaces de dar la cara a su comunidad sin encontrar repudio social. El cuadro fue completado por el montaje de una solitaria pantalla mediana sobre la esquina del recinto, en la vereda de la plaza Rivadavia, transmitiendo a nadie una sesión que no fue capaz de seducir a ningún ciudadano.

Una vez terminado el discurso, el intendente Gay fue al lugar donde más cómodo se siente: entre sus pares de clase, los empresarios. Con la apertura de la Banda Militar Puerto Argentino del Batallón de Comunicaciones 181, comenzó el acto de bienvenida de la FISA 2019. Allí estaba parte del funcionariado y empresariado local, responsables del actual estado de cosas de la ciudad. Estado de cosas que, claramente, no es favorable para la mayoría de la comunidad.

Hace tiempo que el municipio fuerza la realización de la FISA junto a eventos importantes del propio estado municipal. Por caso, aquel 11 de abril de 2017, momento en que se intentó articular además con la Unión Industrial de Bahía Blanca.

Se manifestaron desde el Consorcio de Gestión del Puerto que habló de “una señora maligna que se llama coyuntura” y desde la Corporación del Comercio y de la Industria prefirieron evitar referirse a dicha coyuntura. Claro, mejor no hablar de ciertas cosas.

Más tarde, la Asociación de Industriales de la provincia de Buenos Aires, se refirió a los sueños y esgrimió “qué lindo cumplir 100 años”. Agregaron que hay que tomar a la Corporación como ejemplo. Luego hablaron otra entidades gremiales empresarias.

Una vez concluidos los preámbulos, el jefe comunal hizo desuso de la palabra. Desasiéndose en halagos arremetió con lo que hacen desde siempre: prometen bienestar, inversiones y compromiso con la comunidad. Las estadísticas no mienten: en la ciudad donde económicamente ellos se benefician los índices de pobreza y desempleo son feroces. El repertorio está un poco gastado y se articula en una ciudad imaginaria.

Luego, elogios también a los principales actores del puerto. No es novedad. Es lo que hizo primero desde los micrófonos de LU2 y luego desde la gestión comunal. Dijo que gracias a esos sectores estamos “un poco mejor que otros lugares del país”. ¿Quiénes están mejor, Gay? ¿Las miles de familias que están sin techo o las cuentas de las grandes empresas? ¿Las miles de familias bajo la línea de pobreza o los gerentes advenedizos de un puñado de empresas? ¿En qué colaboran con la comunidad? ¿A quiénes dan trabajo? ¿Cuánto tiempo más van a sostener el mito de que crean trabajo cuando los estudios específicos de profesionales universitarios arrojan la lapidaria conclusión de que no son ellos sino las asfixiadas PyMES las generadoras de laburo principales? ¿En qué ciudad viven?

La enajenación de la realidad que mostraron hoy sólo puede explicarse porque concretamente estas huestes del fallido discurso del progreso viven en otra dimensión económica. Su realidad nada tiene que ver con la del ciudadano o la ciudadana comunes. Gobiernan para sí mismos y se representan a sí mismos. El Concejo sesiona a puertas cerradas y entre los de la misma calaña porque es claro que su proyecto nada tiene que ver con el de las mayorías.

Hoy, ni siquiera repudio recibieron. Sesionaron en el marco de una realidad paralela.

Otro tanto podría decirse de los discursos de Macri y de Vidal. Según el mandatario bajó la inflación, la pobreza y creció la economía. ¿En qué país? ¿Macri toma decisiones de estado con este prisma enajenado de la realidad argentina?

El discurso de Vidal es más de lo mismo con sus especificidades. No voy a ocupar más tiempo de esta columna en la apertura de sesiones. Porque, en rigor, es probable que todos los discursos donde gobierna el macrismo hayan sido más de lo mismo y esto es porque efectivamente Cambiemos tiene una clara política que lleva a cabo con disciplina y trabajo.

En cambio, quienes vivimos la realidad desde abajo a diario, aquí, en la dimensión terrestre y fangosa, estamos un poco resistiendo y otro poco sufriendo. La única pregunta que me surge de todo el palabrerío de hoy, la puesta en escena y la dimensión paralela de quienes nos gobiernan es ¿hacía dónde? ¿Hacia dónde vamos rumbeando? ¿Y hasta cuándo vamos a seguir depositando nuestra suerte a un conjunto de irresponsables incapaces de percibir lo que sucede en su entorno?