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(Por Francisco Tavaglione) Sabemos desde siempre que el diario LaNueva., por más que hayan querido lavarle la cara cambiándole el nombre, es un periódico por demás derechista y ultraconservador, que no solo durante la última dictadura militar colaboró “lavando” secuestros y asesinatos, armando enfrentamientos ficticios, si no que directamente pesa en su haber el asesinato de dos empleados gráficos, Heinrich y Loyola, que aparecieron cuatro días después del secuestro con signos de tortura y más de cincuenta tiros en el cuerpo.

Afortunadamente, cada vez más gente es consciente del tipo de medio que es, y del rol que cumple en el proceso formativo cultural de nuestra ciudad, que no por casualidad tiene fama de ser conservadora y de una moral, en algunos casos, cuasi castrense.

El tiempo pasa, la opinión social se modifica, pero LaNueva., como un ser prehistórico embalsamado, se resiste a cambiar. Se mantiene incólume y presta oídos sordos a la voz del pueblo. Pero sería equivocado creer que solo resiste, pasiva e inofensivamente. Por el contrario, su resistencia es activa, impartiendo valores, instaurando ideología; es un portavoz vigoroso de la “vieja moralidad”, es un bastión de lucha, de los muchos que hay a lo largo y ancho del país, de la derecha neoliberal, del conservadurismo moral, del fascismo social.

Llama la atención que todavía sea uno de los medios zonales más leídos. Quizá eso sea un indicio, de que en materia intelectual, todavía nos quedan muchos pasos para dar.
Presentado el medio, pasemos al tema en que me quiero centrar.
Tras las infelices afirmaciones del intendente durante el acto del 25 de mayo de este año, de que hay enemigos internos y externos, que citara los valores de la patria, que llamara a unirse a los ciudadanos de bien, etc., muchas fueron las críticas que recibió no solo por parte de la oposición local, sino también de toda la sociedad civil a nivel nacional. Lo que más enojó a todos fue que citara casi de manera prodigiosa, las mismas palabras que Videla pronunciara cuarenta años atrás, en una conmemoración del mismo hecho.

¿Qué hizo LaNueva., ante estas afirmaciones? ¿De qué manera trató el tema? ¿Cuál fue su estratagema, para defender un discurso que siempre fue el suyo? Me pregunté esto cuando encontré en LaNueva. una nota editorial, en letra minúscula, en un rincón casi recóndito, un texto sin foto ni colores, donde acusa de carroñeros a todos aquellos que tras las palabras del intendente, se dedicaron a buscarles dobles sentidos con el objetivo de ensuciarlo. ¿Por qué tantos días después, vienen a tratar el tema nuevamente? Esta vez sin velos ni disimulos. Abierta y felizmente, defienden al intendente, y dicen que cualquier malinterpretación corre por cuenta de cada uno. Sin duda, pasadas las semanas, a nadie le interesa tanto como cuando el tema estaba candente, y sin embargo yo vengo a resaltarlo, para hacerle un poquito de fuerza y manifestarles que la impunidad con la que siempre se manejaron, va a tener cada vez más resistencia.

La primer noticia que sacaron al respecto (25/5), se limita a repetir las palabras del intendente durante el acto. La noticia se titula “En el día de la patria, el intendente habló de “enemigos importantes de adentro y de afuera”.
Cuando al día siguiente (26/5) Gay debió afrontar las críticas de toda la sociedad, LaNueva. publicó dos noticias en simultaneo (hay una diferencia de un minuto en la publicación): en la primera, se limita a nombrar a tres políticos locales, como los únicos que reaccionaron negativamente ante su discurso. Intenta llevar la atención al hecho de que son opositores, explicando por este motivo su inquietud. La otra noticia es nuevamente una descripción presuntamente objetiva de su discurso, una repetición de sus palabras, una nota desinformativa y distractora que solamente detalla cómo fue el acto, dónde se realizó y qué personajes de la política estaban presentes.

El día 27/5, LaNueva. nos informa que Gay debió aclarar ante las críticas opositoras que se refería al narcotráfico, y en primera plana, el titular principal reza lo siguiente: “Tras la aclaración de gay, el consejo le pedirá las estadísticas sobre el narcotráfico.”, con lo que hace dos cosas: en primer lugar, legitima el discurso setentista, dando por hecho que en referencia al narcotráfico el intendente se puede expresar en los términos que quiera; en segundo lugar, busca descentrar nuestra atención, hacernos olvidar de sus nefastas afirmaciones, y que el problema del narcotráfico ocupe en nosotros un lugar de interés.

Pasan dos días, domingo 29/5, el hallazgo del cuerpo de Micaela atrae toda la atención, pero en un apartado editorial (el segmento Entre tazas y cafés) no pierden la oportunidad de barnizar y atenuar las desagradables paráfrasis. Dicen que por no haber aclarado a qué se refería, todo se prestó a confusión, pero “…convengamos que rápidamente Héctor salió a pedir disculpas y a aclarar con precisión a lo que se refirió, algo con lo que no dejó lugar a dudas y con lo que, obviamente, no puede haber desacuerdo alguno”, y agregan: “Lo que pasa es hay veces que los que están “siempre listos” para ayudar por ahí la complican”, en clara acusación a todos aquellos que repudiaron su discurso.

Ese mismo día, otra nota editorial titulada “Yo subvierto, tu subviertes, todo estalla” hace una sola cosa por nuestro intendente: intenta que confundamos todo, que las palabras que dijo las podamos interpretar como nos plazca en gana. Habla de problemas internos y externos sin relación alguna con nada, e invita a que pensemos: “bueno, quizá se refería a esto Gay cuando hablaba de enemigos”. Lo gracioso: entre los enemigos internos nombran hasta a los baches de las calles.

Otros dos días (31/5) y vuelven indirectamente a trabajar sobre el asunto. Una nota editorial titulada “El dinero que se lleva la droga”, sigue buscando que nuestro interés deje de enervarse por las palabras del ex periodista, y nos da datos estadísticos relacionados con el narcotráfico. Más claro echale agua: estamos ante el tratamiento de una temática para evitar tratar otra.
Finalmente, cuando uno creía que ya no iban a decir más nada al respecto, diez días después (5/6), sacan una nota editorial titulada “Repercusiones de un discurso”, donde, como ya dije, no hacen nada por disimular su postura, y su fascinación por los discursos y las personalidades fascistas. En ella atacan directamente a los que criticaron su discurso castrense tildándolos de carroñeros, ubicándolos en ese eje que tan mal definió Gay de los enemigos internos, aduciendo que en política no hay códigos, y que los opositores están dispuestos a hacer cualquier cosa por embarrarle el terreno a alguien tan limpio e ilustre como el intendente. Diez días después, cuando se calmaron las aguas, vuelven, no a removerlas, si no a escupir su postura, la de siempre, a afirmarse en el terreno de la impunidad y el fascismo.

De este modo, disfrazando lo que dijo el intendente, disimulando detrás de otros asuntos el tema principal, llevando nuestra atención a otra parte, procedió LaNueva. Queriendo que creamos que le entendimos mal, intenta hacernos olvidar que lo de Gay fue una repetición casi exacta del discurso de un genocida, y que pasemos por alto, el hecho de que ellos mismos son portavoces del totalitarismo.

Quizá develar este estratagema no conlleve a ningún cambio en este medio periodístico, pero si al menos consigue cambios en la perspectiva que muchos ciudadanos tiene sobre él, así sea una sola persona, entonces esta nota ya ha cumplido su objetivo.

(Por Francisco Tavaglione) La violencia de género es la cosa más instituida y quizá una de las más arraigadas y antiguas de nuestra cultura. Ya en la biblia, en la que todavía se basan muchos valores actuales, la mujer es concebida como inferior al varón, condenada por haber comido de la manzana a parir con dolor y a someterse al hombre (Genesis. 3; 16-17), y a él, por haberla escuchado a ella, lo condena a tantos sufrimientos más.

El paso del tiempo conoció a muchas revolucionarias, pero casi todas las obras de aquellas libertadoras fueron absorbidas por el contexto, tras lo que sus grandes cambios, fueron asimilados por la moral, el machismo y las “buenas costumbres” patriarcales  (no todas, claro está, y por suerte).

En consecuencia, entre diez mil y dos mil años después de que empezara a forjarse nuestra cultura, la mujer sigue ocupando un mismo lugar en la estructura social, a pesar de todas las luchas y los movimientos que hombres y mujeres ponemos en acción para cambiar esta situación. Aunque hoy la sociedad (aparentemente) intenta tomar conciencia de la injusticia en que tuvo relegada a la mujer, sin embargo el resabio sigue presente en nuestra cultura, y se deja ver en todas las opiniones de aquellos que justifican un feminicidio, en base a las actividades o los gustos de la víctima. Sigue presente en los medios de comunicación, en todos aquellos periodistas aberrantes y blasfemos que ante un asesinato, preguntan a los familiares si tenía novio, si aquel día se había ido enojada, o si se drogaba.

Ante esta situación, me llama muchísimo la atención dos cosas.

En primer lugar, el hecho de que se le dé más importancia, y más vuelta, y más trascendencia, a cómo iba vestida, qué costumbres tenía, de dónde y hacia dónde iba, etc., que el hecho mismo de que la hayan secuestrado, violado y torturado. Es como si la sociedad dijera: que la maten no es lo curioso, eso pasó siempre, lo curioso es lo que ella estaba haciendo antes –para que- la maten.

Eso da asco, y asco deberían sentir los periodistas, y los medios de comunicación que transmiten esos valores, porque todos lo sabemos, la pantalla genera cultura, y los valores que transmiten son, precisamente, los mismos que respiramos hace diez mil años con respecto a la mujer. En este sentido, los medios se oponen a una evolución, a un cambio de perspectiva, perpetuando los valores de antaño que casi nadie se hace cargo de todavía sostener.

En segundo lugar me llama la atención que la prensa, sabiéndose que es una industria de opinión, costumbres, tendencias y cultura, sin embargo siga transmitiendo los feminicidios como si se tratara de un apasionante e intrigante caso de Sherlock Holmes o su maestro Dupín. Periodistas ávidos por resolver el misterio, aparentan estar investigando a fondo el caso; reconstruyen con imágenes y escenas virtuales la escena del crimen, y de ser posible lo relacionan con asesinatos anteriores que en su momento despertaron la atención de la gente –entiéndase: dieron rating-. Entonces, ¿cómo puede ser, que sabiendo que la prensa produce tendencias, sigan profesando con tanto gusto, con tanto agrado, un asesinato, un secuestro, una violación?  ¿No constituye el machacar y machacar un feminicidio, una legitimación del crimen? No es la noticia en sí lo que legitima el feminicidio, es el modo en que lo hacen, siempre igual, siempre dándole importancia a los mismos puntos: tras un asesinato, se busca una responsabilidad en la víctima. Si todos aceptamos la corrupción y esta circula en la tele con mayor comodidad que la justicia –y esto no es casualidad: es, precisamente, una movida política para legitimar la corrupción-, ¿por qué no sucedería lo mismo con los feminicidios? Si los suicidios no se transmiten porque genera “imitación”, ¿cómo es posible que no rija la misma prohibición para los feminicidios?

Implícitamente la televisión nos pone en contra de la mujer. Nos dice que la mataron, pero lleva nuestra atención a otro hecho, al hecho de que algo de responsabilidad debe haber tenido para que la maten, o la violen, y si en ella no se encuentra responsabilidad, entonces algún familiar o amigo, o las drogas. La televisión legitima una y otra vez el feminicidio, y solamente nos hace prestarle atención a cuestiones que no tienen nada que ver con el tema, un tema tan amplio como su historia: el machismo.

Nos va a costar muchísimo más trabajo, y más tiempo, y más víctimas, cambiar nuestra perspectiva si no somos conscientes de la información y la prensa que consumimos, que nos forma la opinión y, lo que es peor, educa a nuestros chicos.

La sociedad no puede seguir presumiendo que evolucionó en un tema tan sensible, si ante la aparición de un cuerpo ultrajado y sin vida, se sigue preguntando por qué había ido a comer un helado antes de que la maten.

(Imagen realizada por Francisco Tavaglione)

(Por Francisco Tavaglione*) Las palabras que el Excelentísimo* Intendente de la ciudad de Bahía Blanca profesó durante el acto del 25 de mayo en conmemoración del 206 aniversario de la conformación de la primera junta y el surgimiento del estado argentino, sobresaltaron hasta los restos de los dinosaurios más extintos. Nadie podía imaginar que cuarenta años después del golpe de estado genocida de 1976, alguien iba a repetir –aunque sería más certero hablar de resignificar- las palabras que enmarcaron la situación argentina durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional. Pero todavía más llamativo que eso, que el hecho de que aparezca en boca de un intendente homófobo y ultraconservador un discurso recalcitrante, perteneciente a un pasado no tan lejano, que sigue respirando en algunos sectores que se mantuvieron incólumes en su postura (por ejemplo La Nueva Provincia, Rex, El Polo Industrial, la iglesia católica, entre otros), todavía llama más la atención la prolijidad con que repitió un discurso fechado nada menos que un 24 de mayo de 1976, en conmemoración al mismo hecho. Las frases que voy a copiar a continuación, nos hacen preguntar seria, muy seriamente, si acaso Hector Gay no preparó su discurso para este acto, inspirándose en las palabras que otrora profesara aquel otario, a quien sin que nadie nos lo diga, podemos deducir que admira apasionadamente. Si no, ¿de qué modo explicar las siguientes coincidencias?

Videla: “A 166 años de nuestra gesta emancipadora… resulta conveniente reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de la Patria.”

Gay: “…en el año del bicentenario de nuestra independencia… los invito a reflexionar… para repasar los días de la historia… pero también sobre los desafíos que tenemos… ¡Viva la Patria!

Videla: “El vacío de poder reinante hasta el 24 de marzo último, los enfrentamientos internos y el descontrol generalizado, amena­zaban con la desarticulación de la República…. En el orden cultural fue evidente… el trastrocamiento de los valores… pérdida de identidad. Se favoreció así a la subversión…. “

Gay: “…ayer y ahora, hay enemigos importantes. De adentro y de afuera. Los que responden a intereses personales, y también los que integran grupos perfectamente organizados que no tienen patria ni banderas, pero sí quieren subvertir valores, y  adueñarse fundamentalmente de nuestros ideales y de nuestra juventud…

Videla: “…el duro sacrificio que las circunstancias nacionales imponen… será la norma esencial… a lo largo de todo el proceso; un proceso a cuyo término avizoramos un destino de grandeza…”

Gay: “Frente a aquellos que no nos quieren ver unidos… con coraje, con lucha y con valores, tendremos, como dice nuestro himno, un destino de grandeza.”

Videla: “Nuestra generación vive una crisis de identidad, que se manifiesta en un permanente cuestionamiento de los valores tradicionales de nuestra cultura…. Las fuerzas Armadas saben que el esfuerzo que hoy realizamos todos, tiene un natural heredero: la juventud argentina.

Gay: es un tiempo de unión de los argentinos que queremos construir y no destruir… que queremos restaurar valores, de los argentinos de bien. Pero que tenemos que estar unidos frente a esos ataques. Frente a aquellos que no quieren que nuestra juventud crezca en los mejores valores.

Videla: “El camino a recorrer no es corto ni fácil. Estamos, no obstante, dispuestos a recorrerlo con firmeza.

Gay: “…no son tiempos fáciles, pero tampoco son tiempos para tibios.”

Quizá no haya mucho más que agregar, aunque sí mucho que preguntarse. Creo que no quedan dudas de que preparó su discurso tomando notas del pronunciado cuarenta años atrás por Videla. Pero nuestro intendente ¿A qué enemigos se refiere? Si hablaba de los narcotraficantes, como expresó hoy, intentando atenuar la conmoción social que generó ¿Necesitaba hacerlo justo en esos precisos términos? La cultura tiene memoria y nadie desconoce el origen, y el sentido de menudas afirmaciones. ¿Puede haberlos pronunciado inocentemente? ¡Imposible! Queda por tanto otra pregunta ¿Puede ser tan cínico, como para expresarse de este modo? Y las preguntas nos llevan todavía más lejos. ¿Fue un acto individualista, un rendimiento de pleitesía de parte de nuestro intendente, hacia un jerarca apenas aclamado por pocos, muy pocos, o fue este acto impune una manifestación de los tiempos que se vienen, de la ideología que está imperando y se está impregnando en muchas instituciones sociales, laborales y políticas? Podríamos preguntarnos si se mandó solo en esta veneración casi suicida, o si hay una estructura social, política y económica de fondo que lo sostiene, lo impulsa y lo pregona, en cuyo caso, además de hablar de un ex periodista e intendente abominable (doble mérito por sobresalir en ambas labores con una calificación insuperable), hablaríamos de un gravísimo retroceso social en materia de derechos humanos. (No nos olvidemos que al día siguiente de asumir Cambiemos, La Nación sacó una nota que hasta sus mismos empleados repudiaron, afirmando que el proceso de reorganización nacional había sido necesario. Tras el rechazo generalizado, retrocedieron, pero ¿lo harán definitivamente, o aquel atisbo de fascismo fue solo una prueba, un tanteo, del estado social y su receptividad con respecto a un tema tan sensible? ¿No será este discurso de Gay, parte de un plan que entonces decidieron demorar, pero lentamente vuelven a darle ruedo? ¿Estamos ingresando en un periodo en que aquel discurso falaz, vuelve a estar –o quieren que lo esté- legitimado? Las preguntas siguen, y cada quién tiene las suyas. Responderlas todas sería lo mínimo que debería hacer, para atenuar aunque sea un poco el daño moral –y afectivo: sobre todo afectivo- que ocasionó, reviviendo tan nefastas palabras de la tumba de aquel pasado monstruoso que le costó la vida a tantos miles de argentinos, y el sufrimiento eterno de otros varios millones.
Una cosa más, estimado Intendente: no es solo la oposición quien salió al cruce antes sus afirmaciones setentistas, como usted, La Nueva, La brújula y un puñado de fascistas más intentan hacernos creer: es toda la sociedad civil, es todo el país el que repudia enfática y determinantemente su actitud soberbia, vil y sarnosa. Así que tenga la discreción, al menos, de cuando responda las preguntas que el pueblo le exija –usted solo se metió en esto- de bajar ese tono altanero, arrogante, jactancioso, con que respondió hoy cuando fue interpelado, asegurando que iba a seguir diciendo lo que dijo porque así creía que era la cosa.
¡Uf! Lo olvidaba. ¿No fue Videla quien afirmó que de nada se arrepentía, y que de tener que hacerlo volvería a concretar el golpe? Podremos discutir muchas cosas, menos una: Su veneración al castrismo, por aberrante que nos resulte, es de una pureza indiscutible.

*Lic. en psicología graduado en 2013 en la Universidad del Salvador. Escritor de ocio.

*De este modo se hace referencia al General J. R. Videla, cada vez que fue presentado en un acto o conferencia de prensa.