El Encuentro de Pato: la historia de una propuesta que reúne a casi 400 feriantes

Surgió en Bahía Blanca en 2001 vinculada al Club del Trueque. Cuenta con 385 puestos ubicados entre las calles Berutti, Piedrabuena, Estados Unidos y Darregueira y funciona jueves, sábado y domingo de 9 a 18. Su coordinadora, Irma Luna, dijo a FM De la Calle que “es muy importante para las familias que no llegan a fin de mes”.

“Todo esto comenzó en la época del furor del trueque, cuando esto explotó, mucha gente quedó sin trabajo y sin la posibilidad de sustentarse. Podían sobrevivir a la situación económica que estábamos pasando, después nos fuimos a la Estación Sud, en ese momento empezó el movimiento grande de una feria sin un lugar estable, nosotros íbamos por la necesidad”, relató Luna.

“El intendente que estaba en ese momento -Cristian Breitenstein- decidió que la feria esa tenía que desaparecer porque no daba un buen aspecto para un lugar como la Estación Sud. Buscaron la posibilidad de que pudiéramos ir a algún espacio público y se tiraron muchas ideas hasta que el Municipio decidió formar una feria en el Parque Independencia”. Pero muchos feriantes quedaron afuera en un sistema de selección poco claro.

En ese contexto, Luna se planteó ofrecer el patio de su casa. Según su testimonio, se trató de “una idea humilde, ofrezco el patio de mi casa por si quieren poner una mesita y poder vender lo que tienen, por ahí nos puede servir y así fue como se inició”.

“Había una cosa muy estricta, el Municipio no daba muchas opciones. Era lo que yo digo y listo, mucha gente se quedó sin trabajo”, aseguró quien además participó de las Jornadas de Economía Social y Solidaria de la UNS.

Luna se inició porque había muchos productos, muchas herramientas y ropa pero no había nada para el mate. “Yo también vendía ropa. Entonces digo, bueno, ¿por qué no hacer un curso de manipulación de alimentos y así poder vender algo? En la estación vendía la torta de manzana para el mate y cuando nos sacaron, en mi casa empecé a hacer rosquitas”, explicó.

De esa manera fue logrando sobrevivir junto a sus 8 hijos varones, “dicho sea de paso, el séptimo es ahijado del presidente pero cero ayuda”, añadió la coordinadora de los casi 400 puesteros y puesteras que asisten a la feria. Primeramente se llamó “Feria del Encuentro”, porque cuando fueron desalojados de la estación y se ubicaron en el patio de su casa se encontraban todos quienes habían sido afectados por la medida del gobierno comunal.

El volumen de feriantes fue creciendo cada vez más, le decían “Irma, agrandálo un poquito más”, y así se fueron extendiendo hacia terrenos lindantes al patio de su casa, lo que derivó en la visita de un agrimensor de Vialidad Nacional, quien le advirtió que si bien podían armar y desarmar stands, no podían edificar en esas tierras estatales que fueron posteriormente cedidas al Municipio.

“Que estuviera la feria al Municipio le servía porque la gente no iba a golpear la puerta por un bolsón de mercadería. La gente sola se podía vale por sí misma, por eso la feria tomó más fuerza”, detalló.

“El corazón de la feria son las verduleras, hay 9 puesteras y todas trabajan muy bien. La feria se destaca por las 9 señoras bolivianas que traen la mercadería y la venden a buen precio. Vienen de la zona, de Ascasubi, Pedro Luro. Lo otro que se destaca es la elaboración, para estar más o menos al nivel de cualquier otra feria decidí que las chicas que elaboraban panificación y tortas hicieran el curso de manipulación de alimentos, que tengan su libreta sanitaria y tratar de cuidar al público que viene que es mucho”.

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