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En un fin de semana que suena a tango en el espacio de arte Kánica, la artista visita Bahía Blanca con su Doce milongas de amor y un tango desesperado. Habrá encuentros, zapada, taller y sobre todo música joven que florece sobre lo más vital de la tradición del sur de América.

Marcelo Escales presenta su disco Ambiguo a partir de entregas en formato audiovisual, viernes a viernes. Aún quedan varias partes que podrán verse y escucharse en el canal de YouTube del artista. Invitaciones, sonidos y colores de un artista que pone en juego su subjetividad, sonando en el éter.

Desde el viernes hasta el domingo se realiza la cuarta edición del Bahistorieta. Es un festival anual de historieta organizado en Bahía Blanca. Se dictan talleres y charlas, se ofrecen feria y exposiciones. Está dirigido a todas las edades y con ingreso libre y gratuito al evento al igual que a todas las actividades.

(Por Astor Vitali) Este sábado a las 17 en la Biblioteca Bernardino Rivadavia es una buena oportunidad para conocer un nuevo libro… “Antes que el tiempo arrase con todo”. Se trata de poesía reunida y selección de cuentos de Nicolás Guglielmetti. Es la primera publicación de Unidad de Sentido.

Después de algunos años sin realizarse, este fin de semana tendrá lugar la edición número 12 del festival musical. Será al aire libre con acceso gratuito. Visitan la ciudad artistas de diferentes lugares del país que compartirán escenario con referentes culturales de la Bahía Blanca.

El miércoles pasado se llevó a cabo otro debate electoral con ausencias. En este caso el tema convocante fueron las políticas culturales y fue organizado por UMSur. De las ocho fuerzas políticas en pugna, solo participaron cuatro. Hubo lugar para conceptos, propuestas e intercambio con el público.

(Por Astor Vitali) Hablar de “reapertura” implica, necesariamente, un cierre. ¿Por qué estuvo cerrado el teatro y qué significa la reapertura? Más allá de las paredes, de la acústica, de sus imprescindibles técnicos, de su mística ¿para qué y por qué se reabre? ¿Cuál es el proyecto que se pone en juego? ¿Qué significan están preguntas para la comunidad?

Este domingo a las 20 en el Centro Cultural La Panadería se llevará a cabo el Festival del Laboratorio, un espacio de intercambio y aprendizaje sobre el lenguaje audiovisual. Durante esta primera proyección se compartirán algunos proyectos terminados, otros en construcción y se abrirá a quienes asistan la experiencia de exploración y debate.

(Por Astor Vitali) Es el tercero de canciones propias. Fue grabado junto a Demian Pozzo en guitarra eléctrica, Bruno Milano en bajo y Lucas Trosman en batería. Te presentamos una obra que llena de preguntas, estímulos e ideas.

Suenan a “tangos nuevos para cuarteto de cuerdas”, según sintetizó Katharina Deissler, directora y violinista del grupo, en diálogo con FM De la Calle. Visitarán la ciudad de Bahía Blanca para tocar y compartir saberes. Tienen disco y personalidad musical. Tienen propuesta audiovisual y deseo. Tienen propuesta.

(Por Astor Vitali) Ayer, sectores representativos de la cultura en Bahía Blanca volvieron a movilizarse. Fue frente al intento del oficialismo de disminuir a la mitad la tasa que nutre el Fondo Municipal de las Artes, a través de un proyecto de reforma de la ordena impositiva. ¿Por qué se impulsó esta reforma y por qué es rechazada?

Tiene 22 años. Su objetivo es registrar y propagar las propuestas musicales que no tienen difusión masiva, en un país en el que los radares no toman las señales que no se emiten desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Una placa de sonido, dos micrófonos, una cámara, un maestro y muchas ideas son suficientes para dejar en la retina de las audiencias las marcas de artistas que suenan y sueñan.

(Por Astor Vitali) Acaba de cumplir 84 años y, luego de bajarse del escenario en la anterior función, uno de los músicos que trabaja con él le dijo: “hoy te escuché cantar mejor que en el ´83”. Llega a Bahía Blanca con Piazzolla Inmortal. En diálogo con FM De la Calle, el maestro explica cómo construyó este espectáculo durante el 2020, mientras no se podían llevar adelante actividades presenciales. Pero además, en esta conversación, exploramos sus ideas acerca de la cultura argentina contemporánea, el machismo, el trabajo de la voz como instrumento y la reivindicación del libro como herramienta para la libertad.

Fue ayer, durante la sesión ordinaria del senado bonaerense. El proyecto fue presentado por la Red de Salas Teatrales. Ahora deberán adherir los municipios.

Alberto Rodríguez, quien integra la red, explicó en FM De la Calle que “si bien en Bahía Blanca tenemos una ordenanza que nos permite funcionar, no nos habilita. Tenés que inscribirte como un comercio. Es la única forma de tener una habilitación para que ante cualquier circunstancia un seguro te reconozca”.

De esta forma, la ordenanza de Espacios Culturales Independientes les “ayuda a estar en el marco de la municipalidad, habilitados. Pero si vas a una organización nacional o provincial y pedís un subsidio te dicen: no, para participar tiene que estar habilitada”.

El actor sostuvo que “tuvo la aprobación a través del Frente de Todos en diputados y a través de Cambiemos en senadores. O sea, que no tendría que tener dificultades en ningún municipio para adherir a esta ley”.

Hasta ahora, “siempre estás dependiendo de que la mirada de los funcionaros sea benéfica y no tiene que ser así. Porque el trabajo de los centros culturales no solo es contención sino semillero de los futuros artistas de las ciudades, de la provincia y del país. Entonces, tenemos que estar tranquilos desde el punto de vista legal, para poder proyectar a crecer, saber que nadie nos puede venir y poner una franja de clausurado”.

La normativa regula la habilitación de salas de teatro independiente, centros culturales y espacios culturales alternativos, definiendo las características de cada uno de ellos y categorizándolos según funciones y cantidad de personas, con un máximo de 300.

La ley prevé que: la actividad de las salas debe ser permanente y su programación debe contemplar la promoción y la difusión del teatro independiente de carácter local; debe contar con infraestructura básica de iluminación y sonido de acuerdo al espacio; reunir condiciones de seguridad, salubridad e higiene, atendiendo a las particularidades y posibilidades edilicias de cada caso, a determinar por el área municipal competente, entre otros requisitos.

Además se permiten los usos accesorios de café, bar, buffet, librería, disquería, sala de exposiciones y todos aquellos comercios minoristas de artículos relacionados con la actividad principal.

(Por Astor Vitali) Las decisiones simbólicas en los actos públicos pueden ser solo ceremonial y protocolo o pueden constituir mensajes potentes que apelen a fuentes culturales que mueven elementos del inconsciente colectivo de los pueblos. Nos parece que las elecciones rituales concretadas durante el acto que encabezó el presidente Alberto Fernández el domingo pasado merecen una mirada detenida y la indagación respecto de las posibles implicancias simbólicas –positivas, a nuestro entender–  que se derivan del repaso de la actividad.

Más allá de la elección de representantes religiosos, pueblos originarios y centralmente trabajadores y trabajadoras “esenciales”, que representan lo mejor de la actividad humana ante el terror que implica una situación de catástrofe, en contrapartida con las acciones desesperadas de seres humanos que bien podían evitar actividades superfluas y, con ello, salvaguardar la salud del prójimo, más allá, decía, de las simbólicas flores como ritual vital ante los muertos y las muertas, y del contenido estrictamente político del discurso presidencial, nos detendremos en lo que aconteció sobre el escenario.

El criterio de selección no se basó en modas, estereotipos prefijados por medios masivos de comunicación, que articulan con la industria cultural, cuyos intereses no siempre –o casi nunca- coinciden con los de la cultura de los pueblos; no se basó en un “quedar bien” ante determinado sector. Podría argüirse que el contenido artístico del acto constituye un guiño hacia la mirada cultural progresista. Sin embargo, esta postura soslayaría que tal cosa, el progresismo, no se puede pensar como una masa homogénea que defiende valores culturales estancos. Por el contrario, la progresía capitalina post dictadura, excluyendo excepciones, se ha caracterizado por asimilarse a la cultura de mercado, cediendo terreno en el ámbito cultural, de sus fuentes y tradiciones populares. Terreno que no ha cedido, por ejemplo, en el campo de los derechos humanos. Por lo que, la defensa de la tradición popular se encuentra en un fragmento minoritario de la progresía rioplatense. Pervive, en general, en las acciones culturales de trabajadores del sector y en espacios de resistencia y memoria cultural que se extienden por todo el país.

Retomando, la selección de lo que se puso en escena se articuló en base a diferentes tradiciones culturales constituyentes de la identidad cultural del pueblo argentino –no todas, claramente- en un gesto de construcción simbólica que no merece soslayo.

Comenzó con la interpretación de Erbarme dich, mein Gott de Johann Sebastian Bach en la voz de Susana Moncayo. Allí se encendieron 24 velas en honor a las personas muertas por COVID-19, en cada provincia. Aparece la apelación a la tradición cristiana y europea en la música sacra, que ha acompañado, durante siglos, rituales de estas características. Pero también aparece en la idea del estado, de lo público, una ruptura de la división entre la llamada “música culta” y “música popular”. Sobre todo, por lo que vino después.

Laura Novoa leyó La meta nada menos que de Hamlet Lima Quintana, trabajador de la palabra del pueblo, y luego un músico que representa tanto la erudición como lo telúrico, Juan Falú, interpretó junto a la cantante Nadia Szachniuk, del mismo autor, Zamba para no morir que, fuera de la literalidad de la posibilidad de pervivir en los hijos e hijas, supone la concreción del proyecto de un pueblo en las generaciones posteriores.

Más tarde, la actriz interpretó el poema La canción resuena siempre de Diana Bellessi, docente de filosofía y poeta, quien ha trabajado en los márgenes sociales de las cárceles y desde alguna corriente feminista.

Posteriormente, Nos veremos otra vez de Serú Girán fue interpretada por un grupo de artistas y la cantante Patricia Sosa, incorporando la corriente del rock argentino –que no nacional– a las corrientes anteriormente mencionadas.

También se introdujo Océanos de Juan Gelman, un poeta del pueblo, inscrito en la tradición revolucionaria argentina.

Después de este set, el presidente, Alberto Fernández, hizo uso de la palabra en su carácter institucional. En este artículo no nos centraremos en ello, de lo que hay largo papeleo impreso, aunque podemos mencionar que el tono fue de rito popular en búsqueda de la trascendencia de quienes han caído en medio de una catástrofe.

La ofrenda floral se hizo bajo otra música de sentida despedida: Adiós Nonino  de Astor Piazzolla. Que, aunque no fue anunciado, resonó como una música envolvente de pérdida de lo querido y, su elección, apeló a otra de las tradiciones musicales revolucionarias de la Argentina.

Visto así, puede decirse que el acto tuvo una propuesta cultural meditada, un esbozo de mensaje que apeló a diferentes tradiciones culturales. Esto no ocurre normalmente.

Como siempre, caben las críticas. Había presencia de pueblos originarios entre quienes se sentaron junto al presidente pero no hubo presencia en la expresión estética, de esos pueblos originarios. El grupo que asesora al presidente que dio asilo político a Evo Morales, luego del golpe de estado, debe meditar si a la Argentina no le cabe también el sayo de plurinacional, más allá de enorgullecerse de las tradiciones populares posteriores a la Revolución de Mayo.

Concluyendo, en este acto se ha establecido una propuesta cultural que ha sido muy rica y oportuna, sobre todo en el contenido de las letras y las músicas. Éste fue estrictamente pensado para afrontar las pérdidas, para buscar la trascendencia de dichas pérdidas y para otorgar un sentido a todo aquello, tan doloroso. En ese contexto, si la política del Estado argentino contempla a los pueblos originarios como parte integrante y sustancial de su existencia (y no como un mero relato de corrección política), y teniendo en cuenta que dichos pueblos originarios tienen sus prácticas artísticas, esas prácticas culturales deberían ser tomadas en cuenta como parte del relato cultural que el Estado argentino lleve adelante en sus actos públicos.

(Por Astor Vitali) Cuando murió David Viñas, muchos intelectuales se ocuparon de decir que se había ido un tipo de intelectual que ya no sería posible. Un argentino de corte sartreano propio del siglo XX, en esta América convulsa. Pero ¿Viñas buscaba, con su obra y con su trabajo, convertirse en una pieza de museo (como querían esos intelectuales) o en motor del pensamiento crítico que pueda encarnar en otres pensadores que le vayan sucediendo? Murió Horacio González y, al margen de la partida de un pensado original y único en tanto su obra es suya y su mirada propia, rechazo las posiciones que despiden a un tipo de intelectual que ya no será posible. Que haya vivido Horacio González es motivo suficiente para desear más pensadores de corte gonzalezco.

¿Qué es rendir homenaje? Depende del legado. En el caso de una persona que se dedicó al pensamiento crítico, parado en su tierra y posicionándose en su tiempo, esta pregunta es de fácil resolución: se espera personas inspiradas en el pensamiento crítico que se paren sobre su tierra y se posicionen en su tiempo, a modo de homenaje.

Este es nuestro punto de partida: nada de homenajes que hablen de González con el lamento de la añoranza, con la mirada del atardecer perdido que jamás vuelve. Sí, es cierto: su voz en un espacio público, no vuelve. Pero la voz es un hecho misterioso constituido de muchos más elementos que cuerdas. ¿No está su voz en los libros escritos, en las cátedras dadas, en centenares de alumnos y de alumnas que acudían a sus clases deseosos de saberes, empujados por articulaciones del lenguaje, siempre provocativas y con textura? Podemos encontrar su voz en los miles de escenarios en el espacio público, instituciones, organizaciones en las que el eco de sus pensamientos resuena y resonarán.

Se ha destacado por estas horas, también, su honestidad. Decir que alguien es honesto porque no robó es decir poca cosa. La configuración de los delitos es establecida por quienes tienen algo que perder y, en contrapartida, es interés de los y las intelectuales críticos la política de los desesperados –a quienes todo les fue ya arrebatado, inicialmente. La honestidad intelectual –que González tenía– es una honestidad de otro tipo; es una que cuesta en recursos económicos (altos costos económicos paga quien se atreve a los matices, en ámbitos de pensamientos conscriptos a una causa cerrada), cuesta juzgamientos apresurados de quienes leen hasta el título y prefieren la rápida reacción (que debería ser siempre de derecha) a la profunda reflexión, y por supuesto, se pagan altos costos en el ámbito de la circulación de ideas en un contexto en el que la industria cultural padece el grado de concentración vigente.

Estas horas son, para Horacio González, de enorme reconocimiento y afecto: amigos y enemigos saludan a un pensador crítico, con el que se pudo acordar o disentir pero a quien se puede eludir.

Ayer me dijo alguien: escribía medio críptico, difícil de entender. Hay allí, en el uso del lenguaje (del pensamiento) de González, algo que reivindicar: alguien que piensa complejo, enuncia complejo y al hacerlo, al brindar sus pensamientos a la comunidad, no hace otra cosa más que estar a su servicio, y sobre todo, no subestimar a sus interlocutores.

Hay otros dos modelos de intelectuales: el que “habla difícil” pero su decir no resuena (orador vacuo) y aquel que “se le entiende” pero su diatriba constituye una estafa (el chanta de masas).

Horacio González buscó la profundidad del pensamiento, la complejidad de las ideas, las imbricaciones de las ideologías contrapuestas. Hay una pregunta de verdaderas implicancias políticas: ¿qué hay de verdad en el pensamiento del enemigo?

Me dijo esta persona que, además de sentir que González “hablaba difícil”, de igual modo, cada vez que lo leía sentía que no entendía pero que había algo importante allí en su palabra, y que esto lo llevaba a interiorizarse en su pensamiento hasta comprender. Bravo, Horacio. González seducía con su pensamiento, entonces, podemos decir. González hacía, con palabras y con ideas complejas, que las personas se internaran en la complejidad, en lugar de quedarse en la llanura de la imagen en la era de los likes. ¿Puede haber algo más contrahegemónico que generar en los otros y en las otras una actitud vedada por el mercado, una acción exactamente contraria a la esperada o generada por la maquinaria del poder?

Retomar el asunto de su vínculo con el campo de lo enemigo, en su discurso de despedida de la Biblioteca Nacional (2015), González habló del respeto de los legados como una “pequeña astucia de la historia”. Es decir, estudiar a los conservadores, tanto o más que a los propios. En otras palabras, adentrarse en el pensamiento milenario, dado que los conservadores basan sus sistemas con anclaje helénico, latino, etc.  

“La idea de best seller la conocemos; nos produce el placer que elegimos, bueno o malo. La idea de leer aquello que sostiene nuestro espíritu, también la conocemos, es una idea formidable, la lectura es una lectura amiga, que intercala con nuestros pensamientos otros de los que podemos aprender. Y después hay un ejercicio lectural, que es un ejercicio atrevido, porque invierte esta relación lineal y afectiva de lo que leemos, y se trata de sacar experiencias de lo que no nos gusta o de lo que consideramos demencial o inapropiado, siempre que esté sostenido por un espíritu que nos intereses. Ese espíritu que nos interesa no necesariamente puede decir las cosas interesantes para nuestra vida, y no obsta que lo condenemos, también. Pero, para el lector, condenable o no condenable, nunca cesa la soberanía que lleva hasta las últimas consecuencias de la lectura. Es el lector que lleva hasta las últimas consecuencias de su no gusto, de su no acuerdo, la capacidad de explorar un texto enemigo.

Hay algo en la lectura que al enemigo lo convierte en algo donde cesa la hostilidad, y en un único segundo, en un chasquido, se muestra de alguna manera un mundo asombroso, donde reina a veces casi soberana una palabra, una idea, una forma del genio” (Facultad Libre).

Saber que es preciso reconocer cómo piensa quién me piensa. Porque un enemigo se piensa y piensa al otro. Hay, en rigor, una actitud vanidosa o religiosa en quien se queda con su librito de verdades, únicamente, y no intenta indagar sobre lo diferente. Lo que nos constituye es la otredad: ¿cómo desconocerla, entonces, si nos constituye? Estoy delimitado, y mis límites participan de lo externo, se tocan con lo otro, necesariamente, lo reconozca o no.

Y, como somos pensados, es preciso también, pensar. “Un proceso popular como el que encabezaron Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, necesitaban pensamiento”, dijo en la mencionada despedida de su cargo de director de la biblioteca.

Defender el pensamiento es una actitud eminentemente contracultural en el contexto actual, por ende, crítica y revolucionaria.   

Borges y Horacio González compartieron mucho: la pasión por el ser de esta tierra, la Biblioteca Nacional, el amor por la literatura, los deslizamientos de lo que parece fijo y las implicancias concretas y metafísicas de lo que nos es dado. El González maduro estuvo al frente de lo que llamó “una de las viejas maestras de la Historia de la nación argentina” que “no es una única historia”, debiendo considerar además que “nos hace a todos mucho más libres saberse parte de una comunidad”.

Desde posturas ideológicas irreconciliables, el pensamiento puede discurrir en el ámbito de las profundidades de la indagación filosófica y ética: y esto constituye un aporte invaluable a su pueblo. Para en el medio de su pueblo. No arriba: entre.

Por supuesto, es una vida muy larga y este artículo muy corto. Datos biográficos, anécdotas, emociones y saberes se escribieron estos días por doquier. Aquí quisimos dejar sentado que Horacio González es un pensador ubicado en su pueblo, indagando milenios, abriendo puertas entre lo que no quiere verse, tal vez, por temor a reconocerse.

(Por Astor Vitali) Se trata de un tango de autoría propia disponible en todas las tiendas digitales. La obra está arreglada con guitarra y guitarrón. Canta: Susana Matilla. Se publica en el contexto del centenario del Club Bella Vista, de Bahía Blanca.

“Por distintos inconvenientes técnicos no pudo lanzarse en los días previos al centenario al club Bella Vista que fue el 18 abril. Pero se llegó a hacer dentro del mes, afortunadamente”, dijo el autor a FM De la Calle.  

¿Quién es Rosendo?

Es mi abuelo paterno. No tuve la fortuna de conocerlo pero sí lo conozco a través de los vecinos que me cuentan cómo era, compañeros de su trabajo también. Mi abuelo fue trabajador de correos y telégrafos toda su vida. Tuvo una parte activa en la entidad gremial que los nuclea, que es AATRAC. Laburante común y laburante para su comunidad.

¿La letra surge a partir de un texto que él había dejado escrito?

Imagino yo que durante los últimos años de su vida trabajó en el turno nocturno. En un formulario a dirección general de telecomunicaciones dejó impreso, en las tiras con los que se imprimían los telegramas, un texto en el que hablaba del barrio y firmaba con sus iniciales, con una leyenda que decía “inspirada por este poeta bellavistentence en una noche de ocio”.

Con el tiempo descubrí que en realidad él lo que había hecho era -sin tan simplemente- agregarle a ese texto, que era un poema de Héctor Gagliardi, algunos enunciados que tenían que ver con el barrio y con su propia experiencia de vida.

¿Ahí reelaboraste la letra?

Exactamente, tratando de mantener esos agregados que él había hecho, modifiqué todo el resto del texto que es original.

El verso “se te dio por progresar” condensa un intercambio generacional que también se da con la invitada, Susana Matilla…

Creo que un poco la identificación que pudo haber tenido mi abuelo hace unos 50 años de ese texto, y estamos hablando ya de la instauración a través de la violencia del neoliberalismo en nuestro país a través de la dictadura cívico militar, cómo se empieza a evidenciar esto que después podemos observar en distintas entidades intermedias de distintos barrios, cómo se han ido desmembrando o bien pasado a ser sociedad con representación empresarial, ya más lejanos a la comunidad.

Por más que siempre queda un componente telúrico muy fuerte que está arraigado en la comunidad de los barrios, también sucede esto de que la gente pasa de largo cunado pasa adelante del club o de la sociedad de fomento, que podía ser su lugar de encentro en otro momento. En el sentido de que no lo siente como un espacio de pertenencia como lo era en otro momento en el que, al dejar sus trabajos asalariados, vecinos y vecinas destinaban el resto de la vida.

En la arquitectura y en la vida social de algunos barrios no totalmente asfaltados por la dinámica del progreso puede verse una suerte de vida en dos dimensiones, como si hubiera distintos tiempos corriendo en el mismo tiempo. Por ejemplo, una persona joven como vos, comprometida emocionalmente además de políticamente con las instituciones de su barrio; por otro, otras personas pensando más bien en términos de cultura consumista a lo yanqui, totalmente desvinculados de su entorno. Si bien puede generar angustia la presencia de los segundo también significa que permanece viva cierta cultura popular que no por nada ha venido luchando por subsistir, en la que no sólo está la cuestión de la tradición sino valores populares –del pueblo- contra valores de mercado u otra índole. Yo veo en esta canción esa angustia por la topadora del progreso y a su vez cierta latencia de habitar el barrio y la ciudad de manera popular y solidaria.

Sí. Por eso es necesario rescatarla, decirla, transmitirla. Porque el problema que observamos en distintas culturales, más allá del barrio, es cómo trasmitir estas cosas, cómo construir memoria. En ese sentido ese tipo de transmisión se da con las personas vivas. Con el recambio que puede haber en función de las familias que habitan el barrio, por ejemplo, en el caso de la familia de mi padre, se instala en el barrio mi bisabuelo, el papá de Rosendo. Con lo cual estamos hablando de principios del siglo veinte. Las distintas generaciones seguimos habitando el barrio.

La forma de dar batalla contra esa topadora del progreso es por lo menos transmitiendo la memoria viva de las personas que lo habita y tratar de practicar ese sentido comunitario.

La foto de portada de la canción es significativa: están muchos de sus amigos que también eran vecinos del barrio que viven en un radio de cuatro cuadras de donde vivo yo y de donde vivía mi abuelo. Quienes están en esa foto, celebrando alguna cosa con unas guitarras, participaban activamente de la vida del barrio de alguna manera.

Susana Matilla: Cuando Nico me invita a participar de este proyecto no dudé un instante porque Los sueños de Rosendo son los sueños de Nico y son los sueños míos. Ese sentimiento de cariño de pertenencia a este diminuto lugar, a este pequeño terruño que es el barrio, que te ve nacer y crecer.

Tanto Rosendo, como Nico, como yo durante toda nuestra vida trabajamos en las distintas organizaciones sociales del barrio. Es más, con los años nos encuentra a Nico y a mí trabando juntos en la comisión de la Biblioteca (Bella Vista).

Este tema une tres generaciones. Rosendo podría haber sido mi papá y yo podría haber sido la mamá de Nico. Por otro lado, los dos nacimos y elegimos seguir viviendo en Bella Vista. La casa de Nicolás queda en la misma calle de su papá, al igual que yo vivo en la misma vereda que la casa de mi mamá. Son muchas coincidencias que nos van hilando en esta historia de barrio, con Nicolás.

Por ejemplo, yo fui a la Escuela Nacional número siete, que después tiene su continuidad en la escuela nacional sesenta y dos. Queda casa de por medio de dónde hoy vive Nicolás. Y donde fue Nicolás queda casa de por medio con la mía.

Haber hecho este tema y más en el centenario de nuestro querido club que lleva el mismo nombre que el barrio, para finalizar este proyecto y haberme hecho partícipe me da mucha felicidad.

Yo no puedo hablar de Nicolás porque es como si hablara la mamá. Es un chico creativo, talentoso, inteligente, coherente, de muy fuertes convicciones. Así que yo deseo que esto sea el principio de una larga carrera musical llena de muy buenos momentos. Te quiero mucho, Nico. Te quiero, chiquitín.

Alguna vez dijimos que “el canto de Susana Matilla es un conjuro contra la muerte; es el tiempo detenido en ese instante en que el sentido nos tocó la tripa y aprendimos a llorar”. ¿Qué significa  tocar con ella?

Nicolás Fernández Vicente: Fue algo muy lindo desde la preparación del tema hasta la concreción efectiva. Ella mencionaba que es una idea que tengo hace bastante tiempo y que pudimos concretar ahora e hice algunas modificaciones de aquella idea original. Traté de que lo construyéramos un poco conjuntamente y no condicionar su interpretación para que fluyera esa gran capacidad de comunicación que tiene Susana en la interpretación. Pese a que ella misma se reconoce como una cantante folclórica y de zambas, especialmente, tiene una enorme capacidad interpretativa para el tango. Por eso los grandes maestros de esta ciudad la han elegido para sus formaciones, como Mario Grossi y Lucio Passarelli.

En ese sentido, el arreglo de guitarra está hecho en función de su interpretación vocal. Registré de manera informal, con un celular, yéndonos a visitar durante las casas del barrio durante este verano y así fuimos trabajando la grabación.

Para mí es un gran placer y un gran regalo haber podido grabar esta canción con ella. Tenía grabado el tango a Villa Mitre y yo le decía: Susi hay que grabar el tango a Bella vista ¿no? Más allá del chiste, además de lo que significa en la escena del tango también todo este vínculo que nos une y que ella perfectamente describía, todo eso está impreso, grabado en la canción.