“Los testimonios dieron mucha información y siguen ratificando la presencia constante y nefasta de La Nueva Provincia actuando en conjunto con la justicia de entonces, con el juez Madueño y sus secretarios Sierra y Girotti y el aparato represivo, ese tridente en combinación y los efectos que produjeron acá en la zona”, dijo a FM De la Calle el fiscal José Nebbia tras las primeras declaraciones del juicio Ejército III.

Las audiencias se reanudarán el martes 15 a las 15 y el miércoles 16 desde las 9 en Colón 80 de Bahía Blanca.

El tribunal aseguró que se desobedeció la orden, motivada en una queja de la Fiscalía, para que las fuerzas de seguridad se encarguen del traslado de los represores Noel, Salinas y Laurella Crippa quienes hasta ahora concurren solo con sus cuidadoras. Nebbia comentó que el martes “a la salida se retiraron y pasaron por medio de los familiares, los sobrevivientes y las hijas, con sonrisas socarronas –provocando, básicamente- y eso es muy violento”.

El martes la audiencia comenzó casi una hora después de lo previsto por la demora en el traslado de los imputados alojados en la unidad de Villa Floresta. “Brujas de mierda”, dijo el condenado Walter Bartolomé Tejada al pasar cerca de la abogada querellante Mónica Fernández Avello y las dos hijas de desaparecidxs que la asisten. Frente al tribunal, el ex segundo jefe del Departamento II Inteligencia del V Cuerpo de Ejército prefirió callar y dar lástima con sus supuestas dolencias. Otros siete represores acompañaron su silencio por videoconferencia desde Capital.

La excepción fue Enrique José Del Pino, miembro del Batallón de Inteligencia 601, quien por su “destacada” participación en el Operativo Independencia al mando del general Adel Vilas fue requerido por éste como jefe de su custodia en comisión en el V Cuerpo de Ejército y participó en operativos de secuestro. “Colombres” dijo a los jueces que no tuvo relación con la represión en la ciudad sino que vino en varias ocasiones asignado a reforzar la seguridad de Vilas y su familia ante supuestas amenazas del PRT-ERP y ofreció “sus condolencias” a “todas las víctimas de ambos contendientes en este absurdo conflicto”.

El primero de los testimonios fue el de Ricardo Ángel Bustos, integrante de una familia de militantes peronistas particularmente perseguida durante la dictadura y sobreviviente de La Escuelita. Su vecino y amigo de la infancia, José Azpiroz, relató cómo fue secuestrado en el marco del operativo militar en torno a la casa de Bustos y mantenido varios días en cautiverio.

Josefina de las Nieves Álvarez fue secuestrada en dos ocasiones y recluida en La Escuelita en 1976 y en la cárcel de Villa Floresta en 1978. Sus torturadores le hicieron identificar a militantes barriales en una serie de fotos carnet.

Al día siguiente abrió la sesión Paula Lazer, hija de Laura Manzo, militante peronista secuestrada por efectivos de la policía bonaerense a fines de 1975 junto a María Emilia Salto y Daniel Bombara, primer desaparecido bahiense. Sobre el mismo caso fue convocada Gladys Inés Espíndola Vera, amiga de Manzo.

María Cristina Prado, militante del Partido de los Trabajadores Socialistas, declaró sobre un operativo en el departamento que compartía con dos estudiantes de la UNS que fueron capturados ilegalmente en julio de 1976 y cómo un par de meses después ella misma fue secuestrada en Coronel Dorrego. Estuvo en La Escuelita y en las cárceles de Villa Floresta y Devoto donde compartió cautiverio con varias víctimas de la causa.

También hizo su aporte la titular de la APDH Neuquén, Noemí Labrune, quien llegó a entrevistarse durante los años de impunidad con algunos de los guardias del mayor campo de exterminio del V Cuerpo de Ejército para dar con el paradero de las personas desaparecidas y los bebés nacidos en cautiverio.

Liliana Beatriz Griskan describió cómo un choque de autos entre su hermano y el represor Alejandro Lawless derivó en una represalia y persecución contra su familia que incluyó un despliegue militar alrededor de su domicilio, el cautiverio en dependencias militares y la tortura contra su hermano mientras realizaba el servicio militar -del cual había sido exceptuado por problemas de salud- en Colonia Sarmiento.

Pedro Alberto Golub fue encerrado en el gimnasio del Batallón de Comunicaciones 181 por reclamar por el paradero de su hermano secuestrado en Mayor Buratovich y aseguró que allí se encontró con Jorge y Raúl Griskan.

Las reseñas de cada una de las declaraciones mencionadas serán ampliadas y publicadas en www.juiciobahiablanca.wordpress.com en los próximos días.

La Secretaría de Gestión Ambiental del Municipio informó que el Comité Técnico Ejecutivo (CTE) infraccionó a la empresa Profertil S.A. por emisión de ruidos molestos. El episodio se produjo a las 6:27 durante la parada de la planta por una falla en un equipo de proceso.

La emisión fue registrada por la estación de monitoreo acústico continuo del CTE y constatada por los inspectores. Luego de analizados los registros de niveles sonoros y realizados los cálculos correspondientes se determinó que el mismo superó los límites legales para emisión sonora en horario de descanso.

Se recibieron dos denuncias por ruidos molestos de vecinos de Ing. White.

El acta de infracción será enviada, junto a un informe de lo sucedido, al Organismo Provincial para Desarrollo Sostenible (OPDS).

Horas antres, la compaía había comunicado a la prensa que “por inconvenientes operativos en uno de los equipos de producción” había iniciado las maniobras para de sacar de servicio parcialmente la planta de amoníaco del complejo de Cangrejales.

En ese contexto advirtieron la posibilidad de que se observe “mayor luminosidad” en las antorchas de proceso y, “eventual y esporádicamente, un incremento del nivel sonoro habitual”.

Hoy se reanudará el juicio Ejército III en Bahía Blanca con la quinta audiencia a las 15 en Colón 80. Se espera que finalicen las declaraciones indagatorias con el grupo de imputados que sigue el debate por videoconferencia desde los tribunales porteños y comiencen luego las testimoniales. El miércoles la actividad será de 9 a 15. Las audiencias son abiertas para mayores de 18 años que concurran con DNI y grupos de estudiantes de entre 16 y 18 acompañados por docentes con permiso del TOF.

Días atrás la mayoría de los 34 imputados pasó frente a los jueces y se negó a ampliar sus defensas con excepción del ex jefe del Batallón de Comunicaciones 181, Jorge Enrique Mansueto Swendsen, quien se dispuso a responder preguntas a pesar de la recomendación de su defensor. El represor, ya condenado a prisión perpetua, intentó limitar su responsabilidad a la conducción de la mencionada unidad militar deslindando injerencias en la jefatura del Área 511.

Por otra parte, el tribunal aceptó sumar las acusaciones por dos nuevas víctimas a los imputados Juan Manuel Bayón y Osvaldo Páez y rechazó incorporar dos genocidas del Ejército al banquillo. El defensor oficial Gustavo Rodríguez pidió la prescripción de los crímenes investigados y el fiscal Miguel Palazzani enmarcó el planteo en “un reflujo de discursos negacionistas del genocidio”.

Durante la tercera audiencia, el 18 de octubre, se informó que los secretarios del tribunal relevaron las cárceles de Villa Floresta y Saavedra para evaluar las condiciones de detención de algunos de los militares juzgados.

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Distintos actores judiciales de la provincia y los propios internos “comunes” de la UP4 denuncian permanentemente el hacinamiento y las violaciones a los derechos humanos. No parece ser el caso de los detenidos de lesa humanidad que cuentan con “un espacio común con cocina, un baño y cuatro habitaciones” para seis y un pabellón contiguo para otros cuatro.

A pesar de ello, algunos volvieron a sus “unidades de origen” tras las indagatorias y esperan la resolución de los pedidos de arresto domiciliario y “medidas paliativas”. En la UP19 hubo quejas por faltante de colchones pero ahora cada uno tiene el suyo.

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Finalizada la lectura de la acusación el juez José Mario Triputti declaró abierto el debate y el fiscal Palazzani pidió la acumulación de dos tramos de la causa Ejército.

El primero se terminó de investigar el 19 de agosto e incluye a Raúl Esteban Andrés y Luís María Delaico. Andrés fue oficial de Estado Mayor, ayudante del jefe de la Unidad y jefe de Sección de la Compañía del Batallón 181 y Delaico comandó el Batallón de Arsenales 181 con sede en Pigüé.

Palazzani argumentó que se trata de represores de la misma fuerza y cadena de mando que integraron varios de los acusados, que su incorporación ampliaría el universo de víctimas y que de no sumarse ahora los militares llegarían a juicio “en tres o cuatro años”. El otro tramo fue instruido hasta el 16 de septiembre y agrega casos a los imputados Páez y Bayón.

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Respecto a este último punto los jueces pidieron a las partes que ofrezcan prueba por los hechos padecidos por Carlos Oscar Trujillo y Ángel Enrique Arrieta y, por otro lado, rechazaron la solicitud sobre Delaico y Andrés porque “no se trata de los mismos acusados ni víctimas”.

El defensor oficial Rodríguez pidió en un prematuro alegato la extinción de la acción penal de sus 23 representados por la prescripción de los hechos. El fiscal Palazzani destacó que el reclamo “es un tema por demás saldado en los tribunales del país” con 167 sentencias que lo rechazaron y que ni siquiera sostiene la defensora general Stella Maris Martínez, jefa del abogado.

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“Gran parte de este país cuando escucha los testimonios de las víctimas y los familiares todavía, por suerte señor presidente, temblamos de indignación”, dijo el pampeano y agregó que lo de su colega se enmarca en “un reflujo de discursos negacionistas del genocidio”. El TOF difirió su resolución hasta la lectura de la sentencia.

Finalmente, el teniente coronel y defensor particular Mauricio Gutiérrez recusó a los jueces porque, a su entender, en la redacción de la sentencia del primer juicio sobre los hechos padecidos por Rubén Alberto Ruiz “existe un pronunciamiento respecto de la responsabilidad de Cáceres, Nilos, Rojas y otros imputados” aunque los jueces no hicieron lugar al planteo por extemporáneo y falto de argumentación.