Ayer por la mañana artistas de la ciudad se manifestaron en contra de lo que denominaron “el desguace cultural”. Presentaron una nota al intendente municipal, Héctor Gay, solicitando audiencia y adjuntando un documento redactado por mandato de la última asamblea de todas las disciplinas artísticas.
El descontento generalizado en el ámbito de la cultura se evidenció ayer en una numerosa movilización que recorrió las calles céntricas de Bahía Blanca. Partiendo de la sede de la Asociación Argentina de Actores, la marcha se dirigió hacia el la Plaza Rivadavia. Luego, los y las integrantes del Consejo Cultural Consultivo, ingresaron al hall del palacio municipal acompañados por la multitud.
En un escena bufa, cuatro efectivos de la policía local se posicionaron sobre las escalinatas con el objetivo de impedir el ingreso de los y las manifestantes. Mientras consejeros intentaban explicar que el derecho a peticionar y manifestar es constitucional, un número importante de artistas ingresó pacíficamente por la las rampas laterales.
Cuando una avezada funcionaria policial reparó en que se les había filtrado al menos la mitad de las personas que participaron de marcha, cerraron la puerta del edificio público para impedir el ingreso de los/as ciudadanos/as. Luego de diferentes tratativas en las que hubo que ilustrar a los flamantes efectivos acerca del carácter público del edificio municipal y ante el pedido de apertura de puertas de las personas que se encontraban circunstancialmente en el edificio haciendo trámites y pretendían salir, finalmente se volvió a la normalidad institucional y las puertas fueron reabiertas por la policía.
Una vez adentro, se entregó y se leyó el documento colectivo que expresa la grave situación a la que está sometida la comunidad artística local por las políticas aplicadas en el ámbito de la cultura.
Allí se expresa que si bien “los sucesivos mandatos en representación de los/as trabajadores/as de las artes de Bahía Blanca en el Consejo Cultural Consultivo, venimos luchando para colaborar con una gestión cultural apropiada para nuestra ciudad, construyendo políticas públicas colectivamente, aportando ideas y trabajo desde las bases organizadas de quienes nos desempeñamos como artistas” también “nos ha tocado ser críticos cuando las decisiones gubernamentales no han sido igualmente beneficiosas, analizando las diversas situaciones, contextos y proponiendo cada vez alternativas que redundaran en una mejora del bienestar social en nuestro campo de acción”.
“Muchas de esas críticas, arrastradas durante años, se han hecho eco parcial o nulo en los oídos de quienes en última instancia resuelven el rumbo de las políticas públicas”.
Advierten que “las profundizaciones de las políticas que no compartimos y los retrocesos en diversos aspectos que afectan directamente al quehacer, producción y desarrollo cultural de nuestra sociedad se están tornando insostenibles, llevándonos de una situación de alerta cultural que arrastramos desde hace tiempo, a una de verdadera desarticulación”.
Por eso, ayer denunciaron “el desguace cultural, en un impostergable llamado a la reflexión y la acción de los/as responsables”.
“Desde todas las áreas y en múltiples espacios, se reproducen problemáticas basadas en decisiones que se pueden caracterizar como ajustadoras, precarizantes, desarticuladoras del rol del Estado y antipopulares, con permanentes muestras de desidia y ausencia de voluntad de diálogo y negociación real”.
A continuación, reproducimos una extensa enumeración de las políticas que afectan negativamente al sector:
“- Insuficiencia presupuestaria y ajuste.
Desde el primer semestre de 2017 los recortes a nivel municipal están condicionando la actividad de diversas áreas, en particular las de la cultura, para cuya actividad, que reviste características especiales, existen recursos imprescindibles (por ej., horas extras, inversión en infraestructura e insumos, etc.) que no están siendo ejecutados correctamente.
– Precarización laboral de los/as trabajadores/as de la cultura.
Ausencia de soluciones para las situaciones de irregularidad arrastradas desde hace años y aparición de nuevos problemas (por ej., no regularización de la planta temporaria que realiza tareas permanentes, agravamiento de las condiciones laborales de quienes se encontraban en régimen de destajistas-planta temporaria, etc.).
– Avasallamiento de la carrera administrativa y la idoneidad.
Designaciones directas de cargos políticos con manifiesta intención de convertirlos en planta municipal y colocaciones de funcionarios/as no idóneos en los espacios culturales-artísticos municipales.
– Afectación de las actividades de la Orquesta Infanto Juvenil del Barrio Miramar.
Tras una serie de promesas incumplidas, la Orquesta no comenzó sus tareas en lo que va de 2017, dejando a los/as estudiantes sin este espacio de referencia y formación y a sus trabajadores/as que tienen más de 8 años de labor ininterrumpida sin su fuente laboral. Desprecio por los/as músicos/as que desempeñan sus funciones en la misma. Ausencia de transparencia respecto a los compromisos asumidos en la dilatada negociación.
– Afectación de las actividades de los Museos Municipales.
A través del ajuste y la desinversión, el avasallamiento de la carrera administrativa y la precarización de sus empleados/as (que redundan, por ejemplo, en una disminución de la actividad en vacaciones de invierno).
– Afectación de los Talleres Barriales.
Generalización de la contratación por régimen de monotributo, desconocimiento de los acuerdos anteriores que fijaban una remuneración mínima.
– Afectación de las actividades del Teatro Municipal.
Reducción de partidas que amenaza su normal funcionamiento. Su actividad se ve afectada por una creciente derivación de las actividades hacia su presupuesto y por la imposición de una política privatista a través del ya vigente recorte impuesto por el Instituto Cultural a la administración del teatro. Temor por la continuidad de los talleres gratuitos que allí se dictan.
– Subestimación y tratamiento discriminatorio a los artistas del colectivo Los Chopen.
Inestabilidad en las condiciones de apoyo brindadas a sus funciones, subestimación de su carácter de artistas, dilaciones en la atención y las respuestas.
– Incumplimiento de la ordenanza de Espacios Culturales Independientes.
Con dilaciones en su aplicación y medidas gubernamentales que dificultan el desarrollo de los mismos, incluso atentando contra la existencia de algunos (por ej. La Nave).
– Dilaciones en la aplicación de los subsidios de Hechos Artísticos y Culturales con continuidad en el tiempo.
Pese a la disponibilidad de este Fondo existente desde principios del año, cuya ordenanza se ha aprobado por unanimidad, y a los acuerdos arribados en el seno del Consejo Cultural Consultivo, desde el área de Economía se encuentran demoradas las entregas, lo cual condiciona la realización de estas actividades, para muchas de las cuales el área de Cultura había comprometido recursos y pone en riesgo la existencia de agrupaciones artísticas que deben enfrentar el pago de compromisos.
– Ausencia de respuestas desde las diferentes dependencias municipales involucradas en los expedientes de cultura”.
Fotos: Laura Celave / Facundo Muñóz