Hace ya unos meses con gran fuerza de voluntad algunas compañeras tomamos el desafío de poner en funcionamiento la Secretaría de Mujeres y Géneros de la CTA Autónoma Bahía Blanca. Luego del escenario que acontecía por el Tercer Paro Internacional de Mujeres del pasado 8 de marzo de 2019, muchas nos vimos ante la necesidad de juntarnos y expresar la perspectiva de las trabajadoras en el amplio movimiento de mujeres, lesbianas, travestis, trans y de ser parte de su vocación de construcción transversal e interseccional, es decir, poner de manifiesto cómo el feminismo propone una comprensión múltiple de lo que acontece en la vida social, política, económica y cultural; y de una manera, donde el género, la etnia, la raza, la clase también son componentes de sus debates. Esta secretaría se compone hoy de mujeres trabajadoras de diferentes sectores y edades, y su vocación será siempre de ampliar esa diversidad.

MUCHAS GENERACIONES POR UNA VIDA DIGNA DE SER VIVIDA

El feminismo que queremos es aquel que pelea por la legalización del aborto, que está en la calle en los paros, que discute el sistema capitalista, colonialista, racista y patriarcal, que le dice no al pago de la deuda externa pero que a su vez piensa las herramientas de la economía feminista para comprender las implicancias de lo que decimos. El feminismo que queremos es el que también participa en los espacios sindicales, disputa su lugar dentro de las organizaciones, discute con las dirigencias, reclama las responsabilidades que le corresponden al estado pero que a su vez se mantiene autónomo de los gobiernos; es el que entreteje marcos de articulación para potenciar nuestras reivindicaciones, pero además es el que no le teme a discusión política y a las diferencias que allí se puedan expresar. Nuestro feminismo no es homogéneo y tampoco pretendemos que lo sea.

Las compañeras y les compañeres que nos precedieron, nos homenajearon con la conquista del derecho a votar, a estudiar, a divorciarnos, a abortar, a tener propiedades, a subsidios por maternidad, a organizarnos, a la patria potestad compartida, a la paridad, a jubilarnos como amas de casa, a penalizar los delitos contra la integridad sexual, a parir dignamente, al matrimonio igualitario, a ser tratadas según nuestra identidad de género autopercibida, a que los asesinatos que cometen contra nuestros cuerpos se tipifiquen como femicidio, travesticidio, transfemicidio, al cupo laboral trans, a la educación sexual integral y laica, a parar. Nuestras compañeras fueron audaces y pensaron horizontes políticos cuando talvez las condiciones objetivas no eran las más favorables; sin embargo, aquí están con nosotras, no hay vuelta atrás. Quizás nuestro mayor desafío es pensar cómo toda esta historia se transforma de manera conjugada en la propuesta política del feminismo para construir mundos nuevos.

UN APORTE (EN CONSTRUCCIÓN) A LA DISCUSIÓN SOBRE LOS TRABAJOS QUE HACEMOS

Por nuestra parte decidimos en este camino avanzar despacio, pero firmes. Fue así que nos propusimos descubrir puntos en común en la vida de las mujeres trabajadoras, en nuestras vidas, desde sus infancias hasta la adultez. Entendimos por trabajo aquel que contempla el formal, el informal, el registrado y el no registrado, pero también el doméstico, el trabajo reproductivo. Y allí nos encontramos con los datos que pacientemente han recopilado nuestras economistas feministas De esta manera visualizamos que durante los primeros años de nuestras infancias las niñas realizamos un 3,3% de las actividades domésticas de sus hogares mientras que los varones representan un 2,0%; y que a la hora de jugar el 40% de la oferta de juguetes destinados a niñas solo refuerza la estadística anterior, ya que todos están destinados a las tareas de cuidados. El mandato de femeneidad es claro: ser madres, buenas cocineras y bellas.

Pero, la vida continúa y las imposiciones patriarcales también, por eso durante la adolescencia las mujeres seguimos dedicando más tiempo a las tareas de cuidado que los varones, su variación solo está determinada por el nivel socioeconómico. Mientras que el 44% de las adolescentes mujeres de nivel socioeconómico (NSE) bajo asumimos esta tarea, el de los varones representa el 33%. En los casos de NSE alto el porcentaje es el 24% para nosotras y solo el 9% para los varones. Durante esta etapa el vínculo que el capitalismo ha forjado con el patriarcado se ve materializado en dos puntos. El primero es que para algunos jóvenes de este mundo la educación no es prioridad, por el contrario, el capitalismo les tiene reservado que a temprana edad salgan a trabajar, en esta premisa no hay diferencia de géneros. El segundo punto reside en que su alianza con el patriarcado se expresa en lo que el sistema tiene pensado para cada uno de ellos/as porque en cuanto a las actividades que generan bienes o servicios (con valor económico en el mercado) los estudiantes varones (15,2%) trabajan más que nosotras, las mujeres (8,9%). ¿Por qué sucede esto? Porque la preparación es para la próxima etapa, para la de mayor rentabilidad, para el momento de la vida donde somos para este sistema “más productivxs”. La adultez.

En la adultez la complejidad es notoria, porque aquí es cuando la mayoría de las mujeres damos vuelta la estadística, pero no necesariamente para bien, porque nuestra participación en el mercado de trabajo aumenta muchísimo, el problema radica en que el trabajo reproductivo también; ósea tenemos una jornada laboral circular. Mas simple: el 75% de las mujeres en Argentina realizamos tareas domésticas sin remuneración. ¿Más simple?: 9 de cada 10 mujeres hacemos estas labores, trabajemos fuera del hogar o no, mientras que 4 de cada 10 varones no realizan ninguna, aunque estén desempleados. Parte de la complejidad que mencionábamos antes es que además somos parte del mercado formal de trabajo donde tampoco los números nos favorecen, no sólo en representatividad sino respecto a nuestros salarios y oportunidades. La brecha salarial, es decir aquello que las mujeres ganamos haciendo el mismo trabajo que los varones, siguen siendo del 27% y se profundiza al 34% en el sector informal; nuestros ingresos aún están en injusta desventaja. Y sobre las oportunidades laborales las mujeres encontramos más obstáculos porque mientras que el 8,1% de los varones tienen cargos de dirección, solo un 4,7% de las mujeres ocupadas ejercemos puestos de estas características. Si a todos estos números que pueden sonar fríos pero que son necesarios por ejemplo para demandarle al estado igualdad de condiciones, le sumamos los mandatos patriarcales que arrastrábamos desde la infancia, nuestra situación es aún más adversa. El caso de las mujeres trabajadoras madres no es alentador: 5 de cada 10 mujeres con hijes tenemos un trabajo precarizado y 4 veces más probabilidades de vivir en hogares pobres y la licencia por paternidad es simbólica en nuestro país.

Hasta aquí el recorrido ha sido de las mujeres. No es casual, las hermanas travestis y trans poco aparecen en los números oficiales. Sin embargo, hay algo que con certeza sabemos y nos duele: su expectativa de vida sigue siendo de 35 años. A ellxs les abrazamos y les agradecemos por llenar aún más de debate y diversidad al feminismo y al Movimiento de Mujeres. Tampoco son contempladas en estos datos las situaciones de las lesbianas y bisexuales, cómo atraviesan las exigencias de la heterosexualidad obligatoria desde la niñez, qué dificultades particulares enfrentan a la hora de conseguir empleo, cómo llegan a la adultez mayor, los tipos específicos de violencias que padecen, cómo viven los mandatos de la maternidad o escogen ser madres, entre muchas otras situaciones. Todos los datos que se relevan globalmente no consideran para las mujeres otra opción fuera de la heteronorma, por lo tanto, también consideramos fundamental poder enriquecer nuestro análisis con las perspectivas y vivencias de ellxs.

Los relevamientos oficiales tampoco consideran las diferencias de raza y etnia en las condiciones de vida que evaluamos. Creemos que el hecho de vivir en un sistema de opresión que también es racista da como resultado que las mujeres negras, marronas, de pueblos originarios y de otras etnias sufran inequidades en la cotidianeidad que, en conjunto con las que sufrimos todas las mujeres, dan lugar a formas de opresión específicas en las que se conjugan el capitalismo, el patriarcado y el racismo; otra vez.

Para las mujeres que sí llegamos a la adultez mayor esta etapa no representa el descanso que el mundo debería desearnos, aún en este período el trabajo no remunerado no desciende: para los varones es de 5 de cada 10 y para nosotras 8 de cada 10. Tampoco dejamos de sufrir violencia, representamos el 78% de las personas de esta edad que la padecen y el ámbito doméstico es el lugar donde más ocurre, mayoritariamente de la mano de nuestras parejas o ex parejas. Sufrimos diagnósticos de depresión dos veces más que los varones y nuestra actividad sexual desciende en importancia incluso para nosotras mismas según las estadísticas, ya que representa un 60% y en los varones un 80%.

Aún cuando en la Argentina la mayoría de las personas jubiladas somos mujeres, se sigue manteniendo una brecha de ingresos. A partir de los 65 años cobramos un 8% menos que los varones llegando hasta el 17% cuando nos acercamos a los 69 años. Es cierto que la Ley de Moratoria 26.970 para quienes no contaban con aportes realizados o eran insuficientes respecto de los 30 años requeridos, pudieron jubilarse con un plan de pagos que les eran (y les son) descontados de su haber jubilatorio. Quiénes resultamos beneficiarias de esta ley fuimos en un 87% las mujeres, razón por la cual se le llamó popularmente “jubilación de amas de casa”; sólo el 13% representó a los varones.

A pesar de que las mujeres trabajamos todas nuestras vidas llegamos a estas circunstancias por diversos motivos, los más comunes han sido que nuestros empleadores no nos hicieron los aportes correspondientes, que hemos tenido trabajos no registrados, que nos hemos dedicado al trabajo reproductivo y de cuidados no remunerado, entre tantas otras cosas. Sin embargo, el rasgo distintivo de todas es que habíamos quedado fuera del sistema y con esta ley pudimos jubilarnos con la mínima para continuar aportando en cuotas deducidas de nuestros haberes. A pesar del bajo monto respecto de la canasta básica familiar, la posibilidad de cierta autonomía económica había significado un importantísimo logro y las consecuencias de la suspensión de las moratorias como ocurrió el año pasado, nos pone nuevamente en una mayor situación de vulnerabilidad y dependencia.

LA SOLIDARIDAD ES NUESTRA ARMA

Sabemos que es mucho en pocas líneas, es que es mucho lo que nos atraviesa la vida. Esa vida que debería ser justa; está permeada por injusticias y por eso nos organizamos entre mujeres, lesbianas, trans, travestis, no binaries; así como también lo hacemos como trabajadoras integrantes de diversas organizaciones del movimiento popular. Peleamos por un mundo libre de violencias, por un ambiente sano, por derechos laborales, por mejores condiciones de vida en el más amplio sentido que podamos construir. Y el feminismo a medida que avanza, ensaya pasos de cómo ejercerlo y qué proponer; allí nos encontraremos.

Organizaciones feministas se concentraron frente a Tribunales para pedir la absolución e inmediata liberación de Rosalía.

Al acercarse al hall de entrada del Palacio de Estomba 34 para manifestar sus demandas, un oficial de guardia las frenó y cerró la puerta: “Silencio que los jueces están trabajando”, afirmó.

Rosalía está presa en Azul desde junio y el 19 de febrero -mientras ocurría el primer pañuelazo- el Tribunal Criminal Nº3 la condenó a ocho años de prisión por homicidio calificado por no haberle dado los cuidados necesarios a su bebé recién nacida.

Recordamos que fue en 2005 cuando, luego de parir en su casa, se desmayó y no pudo atender a la criatura. La mujer cumplía extenuantes jornadas laborales en el frigorífico La Gleba perteneciente a la UNS y ocultó su embarazo por temor a perder el trabajo.

“Desde la asamblea de ADUNS le exigimos al rector de la UNS a que la universidad se presente como amicus curie. La Comisión Provincial por la Memoria también se presentó. Rosalia era una trabajadora precarizada, con todo lo que implica. Ella tenía cuatro hijos, temía que al anunciar un nuevo embarazo pudiera perder el trabajo. Vivía en una zona semirural, las condiciones del parto fueron sumamente precarias. El fallo judicial es machista y clasista. Desde la UNS hemos realizando un informe técnico desde la perspectiva sociocultural a partir de entrevistas de la familia donde se ven las condiciones en las que trabajaba”, comentó la docente Jessica Visotsky.

La integrante de Socorristas en Red, Griselda Cifuentes, señaló: “Otra vez la justicia patriarcal disciplina la vida y nuestros cuerpos, siempre con la movilización en la calle y dejando ver que los mandatos patriarcales pesan en la justicia que se presenta como objetiva. El mandato de la maternidad obligatoria y del instinto maternal como si todas estuviéramos preparadas para la situación que vivió Rosalía. Hay que exigirle a la justicia que sepa que la vida de las mujeres es más compleja y que muchas veces no podemos tomar las decisiones que queremos para nosotras y nuestros hijos”.

“Rosalía es mujer y es pobre y no debería estar en prisión con una violación de derechos humanos elementales. Las mujeres estamos hartas, por eso el lunes hay un paro internacional, vamos a seguir reclamando el derecho a  vivir en libertad y sin violencia”, finalizó Verónica Bajo, militante de Acciones Feministas y Desbandadas.

La asamblea de la Asociación de Docentes de la Universidad Nacional del Sur exigió al rectorado que se presente como amicus curiae en la causa de forma inmediata para exigir la liberación de Rosalía.

“Nuestra Universidad es directamente responsable de la situación de precariedad laboral de Rosalía, cabe aclarar que el temor a perder el empleo fue la causal del estado anímico por el que atravesó su embarazo y parto”, manifestaron sobre la ex trabajadora de La Gleba condenada a ocho años de prisión.

Este miércoles la defensa oficial apelará el fallo y pedirá la libertad en compañía de diversas organizaciones que se sumaron a la demanda de “ni una presa más por la justicia patriarcal”. Será a las 12 en Estomba 34.

El gremio ya realiza los trámites para participar bajo la misma figura legal, la cual le permitiría “aportar información o conocimiento generado y proporcionado, ya sea de modo escrito con una opinión legal, testimonios o informes”.

Rosalía fue condenada por la muerte de su bebé, al cual no pudo cuidar tras parir sola por haber sufrido un desmayo. “Nuestra Alta Casa de estudios debe reparar el daño que causaron las condiciones laborales en que tenía a esta trabajadora”.

“Tenemos como ADUNS y como UNS un deber moral de aportar en esta situación que ha afectado no solo a Rosalía R. sino también a sus hijos, quienes son víctimas de las violaciones a los derechos fundamentales de Rosalía, dos de ellos menores de edad y toda una familia, oriunda de Argerich y de una historia de ser trabajadores de la UNS, como lo fue el propio padre de Rosalía”, afirman en la nota dirigida al rector Daniel Vega y a la secretaria de Derechos Humanos, Andrea Montano.

Recuerdan que Rosalía “criaba sola a sus cuatro niñxs, trabajaba en jornadas de más de 12 horas diarias, totalmente precarizada, sin acceso a derechos sociales que gozamos las y los trabajadores. Cabe destacar que el lugar de residencia, Argerich, es zona semi rural, sin salas médicas, ni ambulancia”.

El intendente Héctor Gay negó haber estado al tanto de la situación de violencia machista padecida por Laura Trespando. La mujer denunció en diciembre a su ex pareja y titular de la UTA, Ricardo Pera, por lesiones agravadas y amenazas.

“No sé en el caso de Marisco, no en mi caso, nunca me llegó eso, no conozco a la persona y nunca me llegó. Es una decisión que está en la justicia”, dijo el jefe comunal tras la apertura de sesiones ordinarias en el Concejo Deliberante

La denunciante y su hija trabajaban en Bahía Transporte Sapem de donde fueron despedidas “sin causa” por presiones del acusado.

En su declaración en Fiscalía, Trespando aseguró que el presidente de la empresa, Tomás Marisco, el gerente Federico Harfield y el propio intendente Héctor Gay conocían el contexto de violencia. Los primeros, ofrecieron asistencia desde la oficina de Género comunal y posibles traslados aunque le soltaron la mano tras la victoria de Cambiemos en octubre.

“Mi despido fue el paso final de todo este manoseo político y gremial, de todos estos meses para que yo no denunciara antes de las elecciones. Esto fue acordado por todas estas personas que yo nombro en esta denuncia”, afirmó Trespando.

La víctima declaró que el 3 de diciembre Harfield la convocó a las oficinas de Bahía Transporte Sapem donde junto a un abogado y una escribana le notificaron su despido. “Que no existía otra opción. Que solo recibían órdenes”, le dijeron.

Firmó en disconformidad y se dirigió a la Municipalidad: “Concurrió al despacho del intendente Héctor Gay, donde Rubén Gómez -secretario de éste- le manifestó que no la iba a atender porque era un tema personal y no se iba a involucrar”.

“No es así, nunca habló conmigo, nunca me llegó la denuncia. Es posible que esté en la Sapem porque es un organismo autárquico pero respetuoso absolutamente de la justicia”, respondió Gay ante la pregunta de la periodista Virginia Pascual.

-¿No estaba al tanto de lo que ella estaba padeciendo?

-No, en absoluto.

“Nos preguntamos por el derecho al cuidado, qué es lo que implica el derecho a cuidarse uno mismo y a cuidar de sus hijos. Nos planteamos quién llegó tarde para cuidar a Rosalía y a sus hijos o quién no estuvo al lado de ella para cuidarla”, dijo a FM De la Calle Nora Dinoto.

Desde la Red Local de Violencia de Género rechazaron la sentencia que condenó a Rosalía a ocho años de prisión por homicidio por no haberle brindado a su hija recién nacida los cuidados necesarios, ocasionando con ello su muerte.

“Es una historia de vida con muchas precariedades, con muchas miserias sociales y culturales y no sé si estamos en condiciones de emitir un juicio, a priori, para decir es culpable. Está inmersa en un sistema que ha sido producto de condiciones de existencia que la han ido delimitando en todo su ejercicio como mujer y madre, para cuidarse a si misma y a sus hijos”, señaló Dinoto.

Respecto al accionar de la justicia, comentó que había “pericias psicológicas y psiquiátricas donde señalaban las imposibilidades que tenía esta mujer para asumir esta realidad. No lo quisieron  captar y optaron por un fallo que deja satisfechos a los supuestos sociales y culturales de esta sociedad patriarcal. En este caso, la perspectiva de género no estuvo y fue una mirada clasista y misógina”

Dinoto mencionó que “este tipo de realidades llega a la consulta de distintas organizaciones o servicios que plantea el Estado y desde esas gestiones municipales o provinciales se desvaloriza ese reclamo. Se la juzga desde ese lugar, si va se la juzga y si no va también. Esa situación, de alguna manera, condiciona esa mirada social sobre estas realidades”.

(Por Giuliana Crucianelli) “Yo de joven me rebelaba a estas cosas que las y los jóvenes están manifestando, me tuve que enfrentar a un mundo y ahora veo que mi sueño es realidad. Espero que este año la ley salga”, comentó Haydé, “una señora grande” como prefiere llamarse por coquetería.

El primer pañuelazo en las calles del país tuvo su capítulo en la Plaza Rivadavia el miércoles pasado. El centro bahiense se tiñó de verde ante el pedido de la legalización del aborto.

Entre carteles de perchas y con mucho glitter, Malena de 20 años se animó a decir que “me enteré de grande cuando le pregunté a mi mamá y me dijo que había acompañado a mi tía a abortar”.

“No es una problemática solamente de las mujeres, hay muchísimos cuerpos gestantes, he visto distintos tipos de maternidad a lo largo de mi vida. No se puede decir que es solamente porque no queremos ser madres, es mucho más complejo que eso”, comentó Julieta, de 20 años.

Su amiga Faustina agregó: “Mi papá me dijo que es re importante que yo salga a la calle, él se crió en dictadura, no existía la posibilidad de manifestarse”.

Mariela, de 44 años, acompañó a sus hijas al pañuelazo y comentó que su generación “estuvo muy poco movilizada. Es una deuda pendiente de nuestra sociedad, esto es un reclamo nuestro y estamos encabezando una nueva forma de gestionar nuestras necesidades y entender la política”.

“Llevo 45 años trabajando como licenciada en salud, he visto morir miles de mujeres por abortos clandestinos. Como profesional de la salud estoy a favor del aborto porque no quiero ver sufrir a nadie más”, dijo Guillermina. Junto a Haydé y Marianela armaron un conversatorio alrededor del micrófono de FM De la Calle.

Marianela, Maggie para sus nietos, expresó que siente “muchísima emoción de ver tanta juventud, esto no lo para nadie. Nosotras siempre estuvimos a favor del aborto pero no pasaba nada. Esta generación lo va a lograr”

“Yo pasé por dos dictaduras, la de Pinochet y la de acá, que no se nos vaya a ocurrir hablar de aborto ni de nada porque inventaban un enfrentamiento en aquella esquina y nadie se enteraba de nada. Si te manifestabas por tus derechos, eras una loca. Hoy no, hoy está mi nieta, mi hija”.

La riqueza del feminismo radica en la heterogeneidad de sus sujetas políticas. La marea verde arrastra a hijas, madres, abuelas. Ya no solo tiene que ver con los cuerpos feminizadas. Se transformó en un debate amplio que problematiza la autodeterminación de las identidades de quienes habitamos el mundo.

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito convocó a una Jornada Federal y Mundial a dos años del pañuelazo que dio inicio al debate legislativo en 2018. “El proyecto está en la calle”, es la consigna de cara a la apertura de sesiones legislativas del próximo 1 de marzo.

En más de 100 ciudades del país se exigirá el tratamiento urgente y la aprobación del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que presentaron el 28 de mayo de 2019. En Bahía Blanca el pañuelazo será a las 18 en Plaza Rivadavia.

La iniciativa de la Campaña es resultado del consenso de las más de 700 organizaciones feministas, de mujeres y disidencias, políticas, sindicales, artísticas, académicas y de Derechos Humanos, que confluyen en la Campaña. Recoge el debate parlamentario y social de 2018, cuando la marea verde salió a las calles a exigir aborto legal ya.

“Este 2020 la Campaña cumple 15 años. Hemos presentado 8 veces consecutivas nuestro Proyecto de Ley. El más reciente garantiza la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 y consagra derechos constitucionales, adecuándose a las exigencias de Organismos Internacionales de Derechos Humanos de los que Argentina forma parte”, aseguraron.

Desde la campaña agregaron que “con el pañuelo en alto y las manos unidas, seremos millones exigiendo la aprobación de una Ley en sintonía con la equidad en el acceso a la salud integral, la atención igualitaria, la Educación Sexual Integral y el Estado laico”.

“El aborto legal es una deuda de la democracia. Un reclamo de la lucha feminista que ha marcado el devenir de millones de jóvenes en la región, que reclaman más derechos, libertad y autonomía. Nuestro reclamo trasciende fronteras, porque los abortos inseguros son un problema de salud pública que provocan muertes evitables. Nuestra demanda es por nuestro proyecto de vida autónomo y por el derecho a decidir en libertad. Por eso, ¡nuestro proyecto está en las calles!”, concluyeron.

El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor y ex concejal, Ricardo Pera, fue denunciado por su ex pareja por lesiones agravadas y amenazas.

Laura Trespando se presentó en Fiscalía el 20 de diciembre junto a su hija de 22 años para dar cuenta de la violencia machista que padecía su familia y solicitar una medida de protección, la cual le fue denegada por el dr. Juan Pablo Schmidt.

“No me hagas enojar negra”, decía el acusado luego de golpearla, maltratarla o insultarla. Los “coscorrones” alcanzaron incluso a uno de los hijos -menor y con trastorno autista- de la mujer. Fue el fin de la relación.

La denunciante y su hija trabajaban en Bahía Transporte Sapem de donde fueron despedidas “sin causa”. El presidente de la empresa, Tomás Marisco, el gerente Federico Harfield y el propio intendente Héctor Gay estaban al tanto de la situación y, sin embargo, acataron las órdenes de Pera.

“Mi despido fue el paso final de todo este manoseo político y gremial, de todos estos meses para que yo no denunciara antes de las elecciones. Esto fue acordado por todas estas personas que yo nombro en esta denuncia”, afirmó Trespando.

La víctima manifestó, además, que fue obligada por directivos de UTA a renunciar al sindicato y a la mutual que cubría costosos tratamientos médicos que necesitan sus hijos.

El ex concejal será juzgado en agosto por las amenazas y golpes denunciados por otros dos ediles tras una sesión para tratar un aumento del boleto de colectivos en 2015.

Laura Trespando brindó su testimonio a FM De la Calle.

“Quiero denunciar lo que estoy viviendo para poder darle también ayuda a las mujeres que vienen atrás mío”, dijo. Su relación con Ricardo Pera comenzó en diciembre de 2012 y duró casi seis años.

Yo venía de una separación, de perder a mi papá, me había mudado a una casa más pequeña que la que estaba. No teníamos muchos recursos, estábamos bastante solas con mis hijas, que son las que siempre me acompañaron en todo. Él salió de la galera y empezó a ayudarnos. Primero aparecía con un telefonito, después empezó a venir a cenar, con sus risas y sus cuentos. La verdad que me inundó de amor y de ilusión. Pensé: al fin, después de tantos años de estar mal, conozco a mi compañero y a la persona que va a caminar conmigo y ya no va a ser tan pesado.

Todo empezó porque por ahí yo tendría alguna reunión familiar con mi mamá o con mi hermana y él ya no quería que fuera. O si iba a algún lado era una discusión o ‘te la pasás en la calle, ¿qué tenés que hacer? ¿qué necesitas? ¿no te alcanza con lo que te doy?. Era imposible tener una reunión de amigas porque para él no era necesario. Si iba a su casa no podía agarrar el teléfono -yo iba fin de semana por medio- y si mis hijas me necesitaban o querían decirme una mínima cosa yo no podía contestarles.

Si necesitaba ir al mercado iba pensando ‘que no me llame, que no me llame’. Y si me llamaba me decía ‘yo siempre te tengo que enganchar en la calle’, me decía ‘por qué no te organizás mejor, salís del trabajo, pasás por la leche y no tenés que andar dando vueltas’. No quería que estuviera en la calle para nada. Mi vida empezó a ser el trabajo, mi casa y la suya. No tenía otra cosa. Ni siquiera cumpleaños de mis hermanos ni de nadie. Todo era una discusión si yo quería hacerlo. Y si iba a algún lugar de esos lo hacía sin que se entere para evitar una pelea, para evitar… cualquier cosa.

¿Eso lo tornaba más violento?

Sí, obvio. Empecé a evitar todas esas situaciones pero cuando por ahí no me daba cuenta o no la podía evitar, venía el “coscorrón” -como él le llamaba- o un castigo laboral o empezaban los gritos y las amenazas constantes.

No recurrí nunca a ningún lado porque si yo hablaba era una desagradecida, una mal parida. Cuando estuvimos bien fuimos construyendo mi casa para ir en algún momento a vivir juntos. Cuando terminé de construirla, él no vino a vivir conmigo. Pero como me ayudó mucho en lo económico -en realidad no me ayudó porque la casa era para los dos- cuando se enojaba me decía ‘bueno, vendé todo, te vas a alquilar’. Y yo pensaba a dónde voy a ir, otra vez pierdo todo. Por ese miedo seguí sosteniendo mi relación. Además, siempre me dijo que me iba a ver de rodillas, que él no iba a parar hasta verme de rodillas.

¿Vos estabas trabajando en Bahía Transporte Sapem y tenías un rol como delegada de UTA?

Sí. Fui durante tres años delegada de UTA, hasta que me hicieron renunciar cuando yo decidí separarme.

¿Estabas rodeada tanto en lo privado como en lo laboral?

Totalmente.

¿Cuándo terminás con esa relación y decidís hacer la denuncia?

Yo rompo con eso porque en una de las últimas peleas él me pegó en casa y estaban los nenes. Estaban en el living y no vieron la situación, pero estaban. Por el miedo, no solo a que ellos vieran sino a que siguiera, presioné la alarma para que sonara, tiene un botón de emergencia. Empezó a sonar, él se asustó y se fue. Pensé para mí: esta es la última vez que tengo que permitir esto en casa.

Uno de mis hijos tiene autismo y él en dos ocasiones lo golpeó. Hasta ahí era. No solamente venía sufriendo en daños o amenazas permanentes o en maltrato, que ya era nuestra forma de relación. No me di cuenta, llegó un punto en que pensé que era así la forma de relacionarse, venía de dos fracasos y empecé a pensar que era yo.

Conversando con amigas, con gente que quiero, o con mi hija que en algún momento se enojó conmigo por las cosas que yo permitía, vi que eso no es natural, normal. Pero cuando estaba viviendo eso no… seguí nada más.

¿Cómo es tu situación laboral y económica hoy?

Perdí el trabajo, perdí todo sustento. Además, ella (Ndr: su hija) que también fue despedida comenzó a trabajar en una heladería y Ricardo llamó al dueño para que la despidan. Y así pasó.

Fui a ver al intendente con la denuncia en la mano para que me reciba. Está al tanto de toda esta situación porque Sapem es en su mayoría municipal. No me recibió porque supuestamente para él esto es una cuestión personal. Yo creo que excedió lo personal, todas las personas de mi empresa sabían lo que estaba pasando y vieron las veces que iban y me retiraban de mi oficina y me obligaban a renunciar a mi cargo o a la mutual o a la afiliación.

¿Eso cuándo ocurrió?

Yo decido separarme de él y lo primero que hace es hacerme renunciar a mi cargo de delegada del gremio. Un par de meses después despide a Maite. Como yo sigo sin querer volver con él, me hace renunciar a la mutual. Yo dependía de eso para los costos de mi hijo. Después me hace renunciar a la afiliación. Quedo totalmente desprotegida en mi lugar de trabajo. En Sapem si no sos afiliado al gremio quedás afuera casi inmediatamente, así funciona. Yo coordinaba el sector de monitoreo.

¿Cómo te hacen renunciar?

Estaba sentada en mi oficina y aparecen dos compañeros suyos, el secretario adjunto y el secretario gremial. Me piden que renuncie con una hojita y yo les dije que no quería renunciar, que me quedaba sin cobertura para F.. Ellos lo conocen, hacemos un tratamiento en Buenos Aires de estimulación magnética transcraneal en INAC. Me dijeron que no, que ellos tenían que llevar esa hoja firmada y que no había opción, que no tenían explicación que darme y que hasta ahí había llegado mi momento. El secretario adjunto me dijo: ‘firma calladita así no te pasa nada’. Firmé y se fueron.

Yo siempre trabajé del lado del gremio, representando a mis compañeros, no les había faltado nunca. Siempre trabajé a la par de ellos, a pesar de que no me permitían estar en asambleas o convocatorias por mi condición de mujer.

Y así fue…

¿Y de Sapem te echaron?

Me quisieron hacer renunciar. Ricardo me obligaba a renunciar pero no quise. Me empecé a asesorar, el gerente y el presidente me decían que no renuncie. Me derivaron a distintos sectores, a Tránsito y Transporte…

¿Federico Harfield y Tomás Marisco estaban al tanto de toda la situación?

Claro, obvio, ellos estaban al tanto de todo. De hecho, Marisco en una de las venidas del gremio a la Sapem me vio demasiado sensible y me derivó al Departamento de Género. Me recibieron tres veces y también estaban al tanto de todo. Creo que no pudieron cuidarme. Tomás en cierta forma hizo lo posible para derivarme y no dejarme sin empleo pero finalmente no quedó otra, todos acataron su orden.

¿Renunciaste?

No, me despidieron sin causa.

¿Cómo te sentís hoy?

¿Cómo me siento hoy? Totalmente sola. Cuando cuento que se trata de Ricardo Pera todas las personas que podrían ayudarme no pueden. Porque tienen miedo o por intereses creados no me pueden ayudar. Fui a hablar con mi abogada y me dijo que si estaba fuerte me acompañaba.

¿Tuviste algún tipo de consecuencia?

Sí, él me mandó a decir por terceros que desestime la denuncia, que los muchachos me van a hacer mierda. Esas fueron las palabras que me llegaron. En esta denuncia presenté audios, fotos, pero bueno, no me dieron la perimetral.

¿Con qué argumento?

Que los golpes eran viejos.


Si vos o alguien que conocés vive alguna situación de violencia, llamá gratis al 144 o contactate con la Red Local de Violencia de Género [email protected]

(Por Giuliana Crucianelli) Durante la segunda jornada del juicio por el femicidio de Aída Rosa Caballín las partes presentaron los alegatos. Hernán Rogero se negó a declarar.

El acusado estuvo presente durante la audiencia aunque no acudirá el jueves próximo a la lectura de la sentencia. La Fiscalía solicitó la prisión perpetua y la defensa pidió ocho años, la pena mínima por homicidio simple.

En su alegato, el fiscal Jorge Viego argumentó que hay elementos probatorios suficientes para demostrar la figura de homicidio perpetrado de un hombre hacia una mujer mediando violencia de género.

Destacó que, por la forma que se encontraba el cuerpo de la víctima, el asesinato pudo haberlo realizado una sola persona. Señaló que cuando Rogero huyó de Blandengues al 800 “el hecho ya estaba cometido y procedió a descartar el cuerpo”.

En la Sprinter se encontraron cabellos que “coinciden morfológicamente con los de Caballín y eso habla de una mecánica de violencia dentro del vehículo”. Sin embargo, no se realizaron las pruebas de ADN necesarias para acreditar que esos cabellos pertenecieran a la víctima.

La Fiscalía afirmó que se “cosificó a la mujer en función de la actividad que realizaba”. Viego señaló que durante el allanamiento Rogero se desmayó cuando oficiales encontraron las sogas similares a las halladas en la víctima, lo cual acreditaría su culpabilidad. Asimismo, se contempló como antecedente el testimonio de la ex pareja quien aseguró que existió violencia durante la relación.

La defensa, a cargo de German Kiefel, solicitó el homicidio simple y argumentó que no hay motivación para considerar el agravante por femicidio. Señaló que no se acreditó el móvil que indique que es un caso de violencia de género.

Destacó que, en todo caso, la Fiscalía debería haber solicitado la figura del femicidio no íntimo que establece el Código Penal en el artículo 80 inciso 4. El abogado sumó como atenuantes la carencia de antecedentes ante la justicia, el buen concepto que tenía el empleador de Rogero sobre el acusado y la adicción a la cocaína.

El jueves a las 12, el juez Eugenio Casas y las juezas Claudia Fortunati y María Mercedes Rico, a cargo del Tribunal Criminal 2, leerán la sentencia contra Rogero, quien permanece en prisión preventiva.

(Por Saira Millaqueo, activista trans) Morir en en la esquina es un fantasma que nos ronda todas las noches cuando una travestis sale a prostituirse. No hay noche que no pienses si vas a volver, si te van a golpear o si vas a pasar una situación de mierda con un cliente.

La muerte nos persigue todo el tiempo, en la noche la muerte es más cercana. La sentís en el momento que llega el primer auto de la jornada, la sentís cuando se asoma un machito caminando o un grupo de ellos en un auto.

Conocemos la cara más perversa de la impunidad machista porque actúa sobre nuestros cuerpos y vidas sin alarmar, sin empatizar a la sociedad.

Aunque es de noche las infamias y violencias las travestis las sufrimos en el día también. Al final lo que sucede en la noche es el reflejo de lo que nos hacen en el día. Confinadas a esa oscuridad se sobrevive. Con la muerte al lado, hasta que te choca de frente y te entierra los puñales como en algún momento lo pudiste imaginar.

Y cómo me voy a defender, lo habré pensado de mil maneras. Estamos toda la vida diseñadas para afrontar la muerte y formateadas a esquivarla. La impunidad machista nos acosa y paraliza nos clava la más inmunda indiferencia sin poder defenderte. El mandato machista familiar nos empuja a desaparecer en esas esquinas. Hasta que llega la muerte en primera persona y cumple el designio, nos toma de la forma mas brutal.

Sin remordimientos, lo primero que se piensa es que si murió en una esquina es porque se lo buscó.

¿Alguien puede pensar que nosotras elegimos esto? Nos depositaron ahí y lo sabemos sobrellevar, nos reinventamos armando enredaderas de secretos y tejes que nos han hecho sobrevivir a la mas oscuras noches.

¿Si sentimos miedo? La necesidad no conoce de miedos. La urgencia no conoce miedos.

Nos cuesta la vida sobrevivir en los esquemas en el que nos depositaron y nos siguen depositando.

Sobrevivimos con coraje por que al miedo nos lo comemos del hambre que tenemos.

Me resulta doloroso el pensamiento de saber que presentimos cuál es nuestra hora en una esquina.

¿Se imaginan vivir con ese reloj que nos acorrala? Llegar a acostarte es un triunfo.

Pienso en todo esto con la imagen de Roberta en mi cabeza y la de todas mi compañeras. Las que están y las que no. Es dolorosísimo tener que estar contando esto pero me da miedo, mucha impotencia a la vez porque no sabes cuando te puede caer a vos. Como dije antes estamos muy cercanas con la muerte.

La encrucijada de la que las travestis no salimos, quien tiene esa solución es el Estado con sus acciones. Está bien claro que ahí en esas esquinas lo que se necesita no es más violencia, sino que resguardo y reparación. Por que ademas una cosa es que se describa las vivencias de las personas en situación de prostitución y otra es hablar de trabajo sexual.

Venimos de un gobierno que promovió la indiferencia como política de estado. Hoy se sueña en revertirlo. Mientras tanto solo hay una verdad las travestis venimos arrastrando historia de esta practicas, por eso es que necesitamos que nuestras demandas sean tomadas con urgencias. Porque hay mucho por reparar y la única forma es siendo practicxs a la hora de entender la realidad.

Ojalá el rostro de Roberta Carabajal sea el último que tengamos que lamentar por muertes que se pueden evitar. Justicia por ella. Justicia por todas aquellas que merecían una vida libre de violencia y olvido.

Las periodistas Mariela Dobal y Virginia Calzada Frache, integrantes de la Red de Comunicadoras de Bahía Blanca, realizaron un balance del primer año de la colectiva durante la transmisión especial de FM De la Calle en defensa de la Plaza del Sol.

“Estábamos atomizadas, dispersas en nuestros lugares de trabajo, y lo que hicimos fue amalgamarnos. No somos iguales, no pensamos todas iguales, sin embargo eso no hizo que no podamos juntarnos. A partir de la encuesta pudimos contar lo que nos sucede, lo que nos pasa puertas adentro de los medios, eso que es privado, eso que poco se sabe a propósito de las agendas periodísticas. Casi no tenemos poder de decisión de los contenidos que se ponen al aire”, comentó Frache. 

Dobal destacó “lo que significa el espacio público para mujeres, diversidades, adolescentes e  infancias. Cómo han ganado el espacio público para visibilizar tantas cosas. Acá estamos, mírennos, esto de salir a la calle, de ocupar estos espacios nos puso en un lugar de mucha disputa en todas las agendas”.

Señaló, además, la importancia del uso de lenguaje: “No es casual, por eso nos denominamos red, esto de empezar a tejer las historias individuales para formar una trama colectiva. Era parte del desafío. Es una apuesta, dejo de lado lo que soy conmigo y veo qué pasa con otros y otras y eso me permite tener una perspectiva más amplia y con compromiso de una construcción más amplia que el espacio propio”.

Agregó que “con el paso de las generaciones hay personas que continúan oprimiendo y haciendo uso y abuso de esa violencia intrínseca para seguir perpetuando el silenciamiento de muchas compañeras. También ahí como sociedad tenemos que estar presente. Hay un medio que elige a sus trabajadores, hay un Estado que elige financiar a esos medios de comunicación y también hacer uso de las presencias – ausencias”.

“El Estado municipal no está ausente, está presente en su lista de prioridades de la mirada del mundo, de la mirada de la réplica del capital y beneficios para pocos. Destruir este espacio (la Plaza del Sol)  para privilegios de algunos bolsillos es una manera de elegir y estar presente. Si no nos manifestamos es muy difícil de incidir en nuestras agendas. Ahí está el servicio de la comunicación, ahí es donde tenemos que ser un vehículo para poder tener esas representaciones”.

Frache dijo que “hay como una marca de lo que tenemos que decir o hacer como políticamente correcto para el afuera. Todo lo que nos tenemos que bancar puertas adentro y si decimos quiero este tema te cuestionan, bastardean. Nosotras hicimos deconstrucciones para volver a construirnos juntas. Cuando nos dicen, a ver enséñame… No. No tenemos porqué ir a enseñar nada, busquen su propio camino y herramientas como aliados verdaderos”.

En el mismo sentido, Dobal apuntó que “discutir esto trajo ruido, preocupaciones, las famosas listas, hasta dónde puede ser tan chiquitita la mirada. No pasa por ahí, pasa con que cada uno se haga cargo y que las compañeras sepan que no están solas y que esto tiene que frenar y podemos hacerlo juntas”. 

(Por Red de Comunicadoras de Bahía Blanca) Cumplimos un año “en red”. Estamos agradecidas y movilizadas. Recorrimos un camino impensado y fortalecedor. Desde aquellas primeras mateadas en las que nos encontramos, a los comunicados colaborativos que hicimos públicos para expresar nuestro repudio a despidos y a las violencias sufridas en medios locales de prensa… hemos aprendido a visibilizarnos y a acompañarnos.

Nos faltaba sólo eso: encontrarnos de verdad. Escucharnos, descubrir nuestras coincidentes decepciones y sorprendentes sueños compartidos. Repensarnos en el despertar feminista para muchas, con los consejos oportunos y aleccionadores de aquellas ya transformadas por este movimiento liberador.

Con plena diversidad nos conformamos como RED. Elegimos esa forma de organizarnos porque somos tejedoras profesionales. Punto a punto hemos hilvanado nuestro oficio, algunas veces sin cuestionarnos demasiado, incluso las situaciones dolorosas que padecimos trabajando periodísticamente. Pero ahora llega el tiempo de desovillarlas, desandarlas, para deconstruirnos y seguir creciendo. Y para eso, nos volvimos a elegir.

Somos una RED inspirada en la gran participación de las mujeres en los escenarios públicos de Argentina y Latinoamérica. Creemos indispensable enlazarnos con otras organizaciones y saberes para complementar nuestro camino y prácticas cotidianas. Nos posicionamos activamente frente a la condena del silenciamiento y aislamiento que pretende imponer la cultura liberal y patriarcal.

En la Red de Comunicadoras Bahía Blanca construimos un espacio para escucharnos, formarnos y no callar más. En nuestro primer año, produjimos materiales audiovisuales y documentos con pronunciamientos colectivos, nos reunimos con ganas y constancia y logramos un relevamiento histórico donde reflejamos las desigualdades y violencias sufridas en nuestros ámbitos laborales. Fue presentado el 25 de noviembre, un día elegido con la certeza de que mucho tenían que ver: contextos actuales y resultados. Y así fue. Ante una gran convocatoria y gracias a la numerosa participación de encuestadas, pudimos contar con fundamentos las brechas de género y la inequidad laboral perpetuada en los medios locales de comunicación, cuyos puestos de decisión son ocupados por hombres, injustamente, en su amplia mayoría.

Hasta el lenguaje que usamos ilustra estas realidades, por eso también lo cuestionamos e intentamos su utilización no sexista, a pesar de que sigan considerándolo “accesorio”. NOMBRARNOS es reconocernos. Despojarnos de los prejuicios y mandatos del lenguaje para aprehenderlo desde una praxis liberadora, capaz de identificar las nuevas representaciones.

Queremos agradecer una vez más y públicamente a las profesionales que nos acompañaron en este proceso fundacional: Carolina Goldman, María Julia Eliossof y Agostina Costantino. Sus talentos y miradas feministas nos ilustraron la búsqueda y nos acariciaron el alma.

Como mujeres comunicadoras y trabajadoras en los medios privados, estatales y comunitarios, vamos asumiendo la importancia de reflexionar sobre las dimensiones de género. Sabemos que estamos comenzando, y que poner en palabras lo que nos pasó por el cuerpo lleva tiempo. Afrontarlo JUNTAS es un desafío que prometimos atravesar. Emocionadas e indignadas, alegres y reflexivas, enojadas e inconvenientes… pero SOLAS NUNCA MÁS.

No podríamos expresarlo mejor que Loahana Berkins: “esas cosas me parecen maravillosas y siento que de alguna manera tiene que ver con nuestra lucha. Acá estamos nosotras, poniendo la verdad en el cuerpo a todas las violencias, para seguir brillando.”

El ejercicio de relatarnos ya comenzó. Revivimos entonces, esos momentos llenos de dolor, avasalladas en el silencio cómplice de una redacción, en la producción de un móvil periodístico, en el insulto fuera de micrófono, en el golpe vil ante las miradas de una sala de prensa, en las decisiones que nos dejan sin poder preguntar, nada más y nada menos. No para revictimizarnos. Sí, para dejar testimonio a las que vienen y vendrán. Nombres y apellidos de violentos que ya no tendrán el privilegio del anonimato, para desempolvar su miseria. Ya pensaremos en protocolos internos de alerta y cuidados sororos.

A un año de empezar a “tejernos” para desentramar nuestras experiencias y forjar la trama colectiva, nos habita un profundo orgullo por lo realizado y un sincero agradecimiento a quienes nos escucharon y nos dieron la oportunidad de expresarnos. Hoy valoramos este presente JUNTAS. Y resuenan en nosotras las palabras de Ana Cacopardo… “Hay vidas celebradas tan a fondo, que parecen no alcanzar varias vidas más para contarlas”.

Intentaremos narrarlas, porque somos las historias que contamos.

Gracias por vuestra lectura, les deseamos un 2020 de muchas alegrías y sanas resistencias.

La Sociedad Escolar Alemana realizará desde las 19 -en Moreno 540- una muestra sobre el primer episodio de la iniciativa “A los muros los tiramos juntas”.

Un grupo de mujeres convocadas por la institución se vincularon con internas de la Unidad Penal N°4 y empezaron a abrir puertas: ¿quiénes son y cómo viven estas mujeres privadas de libertad? ¿Qué les hace bien? ¿A qué le temen? ¿Quién las marcó? ¿Qué tienen en común entre ellas?

“Ellas se ubican y se subjetivan como grupo, en ningún momento hubo yoes ahí. Todo el tiempo hubo una conciencia de colectivo de mujeres y eso nos sorprendió tremendamente. Las condiciones son espantosas, no tienen ni para comer, ni tampones ni toallitas y se cuidan entre ellas”, aseguró Magdalena Cantamutto.

En noviembre un equipo conformado por una trabajadora social, una licenciada en arte, una psicóloga, una abogada y una socorrista se planteó ingresar al penal e invitó a grupos de mujeres en libertad que quisieran relacionarse con el pabellón de mujeres.

“Tanto las que íbamos como las internas teníamos muchos prejuicios. Generamos una correspondencia entre ambos grupos, se conocieron por relatos, charlamos sobre feminismo de manera poco romantizada y logramos grupalmente una especie de lema o frase que sintetizara lo que habían sentido”, comentó la titular de la SEA.

Agregó que cristalizaron “ese lema en un objeto, lo armaron a trazo alzado en una remera y las intercambiaron”.

La intención es proyectar nuevas acciones para el 2020. “Tenemos algunas ideas pero queremos generar el lazo con la comunidad y que se enteren qué pasa adentro y derribar algunos muros que tenemos como mujeres y con las minorías”.

Cantamutto recordó que “las mismas chicas nos decían ‘ustedes venían y seguro pensaban que nos odiábamos entre todas, que nos robábamos”.

“Una de las problemáticas más grandes que tienen es qué hago cuando salgo. La pregunta que se hacen es ‘¿a mi quién me va a dar trabajo? Es importante animarse a pensar otros laburos para las mujeres, queremos sentarnos el año que viene a pensarlo juntas. Todas tienen penas cortas, es inminente la reinserción al mundo extramuros”.

“La idea también es generar que hay una mujer que te está esperando afuera. Tal vez suene algo naif pero es con la intención de generar un lazo de contención, que sientan que no están solas”, dijo.

El nuevo ministro de Salud, Gines González García, anunció un nuevo “Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo”.

Mariana Romero, directora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, participó de la redacción y explicó a FM De la Calle que “había que adaptarlo al nuevo Código Civil y Comercial, sobre todo respecto al conocimiento de niñas y adolescentes, a nueva evidencia científica y a precisar los alcances de la objeción de conciencia”.

“La objeción de conciencia es individual, la obligación del personal que objeta es la de derivar a otro personal que esté dispuesto y en el caso de que ese personal esté en una institución en que no haya otra persona capacitada debe intervenir igualmente”, dijo.

El primer protocolo fue elaborado en 2007. Romero señaló que “en la medida que la evidencia científica o el contexto normativo ha ido cambiando es necesario adaptar el protocolo. Es una herramienta muy importante. A los equipos de salud nos da legitimidad, nos conduce, aclara los procedimientos, en qué momento hay que intervenir y cómo, cómo tiene que ir de alta, cuáles son nuestras obligaciones. Es una guía de trabajo”.

Señaló que el ministro se comprometió a presentar el protocolo en la reunión del Consejo Federal de Salud y espera el respaldo de la mayor parte de las provincias.

“Es probable que haya judicialización, estaremos ahí para confrontar esos argumentos como hemos estado en otros momento. Lo importante es que la política pública tiene que actuar de acuerdo a la ley. Este protocolo no obliga a la mujer a abortar ni a continuar un embarazo. El deber de la autoridad sanitaria es cumplir con lo que está en el Código Penal”.

Por último, respecto de la resolución judicial que prohíbe la venta de Misop 200 en farmacias apuntó que “el Ministerio y ANMAT ya respondieron porque estaban involucrados y hay presentaciones desde la sociedad civil también. Hoy no se puede conseguir Misop 200. Hay otras presentaciones, otros nombres comerciales. Ocurre que como droga el Misop es el único. Eso no quiere decir que no esté disponible en los centros de salud, la resolución es nada más que para las farmacias”.

La periodista Jesica Ripodas relató algunos de los episodios de violencia que sufrió en el ejercicio de su profesión en diferentes medios y etapas de su carrera.

Lo hizo rodeada de sus compañeras de la Red de Comunicadoras de Bahía Blanca, en el marco de la presentación de los resultados de la encuesta sobre violencias realizada a más de un centenar de trabajadoras de medios locales.

“A mí me pasa algo particular que tiene que ver con el amor a la profesión -aseguró-. La primera vez que se me pasó por la cabeza trabajar de esto me encantó y le puse toda la garra. En el camino me encontré con situaciones poco felices pero nunca, nunca, ni cuando tenía 23 años, me permitieron que bajara los brazos. Por momentos me sentí mal por eso pero siempre decidí seguir adelante con la decisión de laburar pese a todas”.

“Sí hoy, de la mano de todas ellas, puedo ver que un montón de cosas no fueron gratis. Cuando tenía veinti tantos años, estaba trabajando en un medio de comunicación y, en un momento determinado, cuando el dueño decide echarme y yo respondo con la demanda desde el punto de vista laboral y legal, me cruza en la Municipalidad de Bahía Blanca -yo estaba trabajando con otro medio- y me pega una trompada”.

Recordó que “con mis veinti tantos años y con un micrófono en la mano. Tenía un par de compañeras al lado mío. Fuimos a la fiscalía a hacer la denuncia -con esa edad y con el miedo pertinente- y no sabíamos cómo iba a terminar esa situación. Yo no sabía si iba a poder conseguir otro trabajo y la seguí remando”.

“Pasaron más de diez años y cuando estaba embarazada, no hace mucho tiempo, el gerente de un canal decidió hacer lo suyo: hostigarme, maltratarme, intentar cambiar mi horario porque no era servil a algunas cuestiones que no debía serlo, honestamente creía que no. Tenía temor de perder mi trabajo y denuncié porque no corresponde. Veía el sufrimiento, primero mío cuando estaba embarazada, y cuando no me permitió amamantar porque quería hacer lo que se le antojaba conmigo, me iba llorando y él me disfrutaba. Así y todo junté las ganas que tenía o lo poco que me quedaba y me fui a hacer la denuncia”, dijo.

Ripodas destacó que “en todos los casos hice la denuncia. No sé si mañana voy a seguir teniendo trabajo, pero sí sé que me fui siempre con la frente bien alta. Y otra cosa sé: que no quiero que a ellas les pase lo mismo. Yo no lo voy a permitir”.

“Muchas veces se preguntarán porqué habiendo periodistas mujeres no se tratan con perspectiva de género ciertas noticias. No se tratan porque no nos dejan opinar, porque en su mayoría son hombres y también este informe se trata de darle herramientas a las colegas para decir: ‘ahora ya nos vieron, en esta estamos todas juntas”.

Virginia Pascual, periodista e integrante de la Red de Comunicadoras Bahía Blanca, repasó en FM De la Calle la experiencia del trabajo colectivo que implicó la realización de la encuesta a trabajadoras de medios.

La periodista destacó que “más del 90 por ciento de las que respondimos estamos trabajado. De ellas, 7 de cada 10 lo hacemos en medios privados. No solo para resistir sino para visibilizar ciertas circunstancias que nos tocan a las comunicadoras les va a servir a las compañeras para opinar.”

“Recién hoy y después de casi un año de laburar en la red, de conocernos, caí en la cuenta que hace 20 años que laburo en periodismo y creo que el 95% del tiempo mi condición fue como no registrada. Ahora estoy con un tema de salud, si a mí me pasaba esto en otro momento yo no tenía ni siquiera una obra social. Me considero una mina que me pienso todo el tiempo y recién hoy cuando empezamos a ver la jornada del lunes dije: esto me está pasando y no lo había considerado como una violencia”, afirmó.

Respecto a los datos acerca de las violencias en ámbitos laborales señaló que “ninguna de nosotras dudó cuando alguna compañera habló de una situación de violencia pero, sin embargo, sabíamos que si salíamos a decirlo sin datos duros nos iban a ningunear o no nos iban a creer”.

“Hay un anecdotario muy rico y nos queremos tomar un tiempo prudente para trabajarlo porque es la violencia en primera persona. Algunas como Jesica (Ripodas) no tienen problemas en poner la cara, otras tal vez todavía tengan miedo de hacerlo pero vamos a seguir trabajando”.

Pascual aseguró que tras la presentación de los resultados el sentimiento es de”felicidad absoluta, la emoción a flor de piel. Cuando Jesica contaba que un dueño de medio fue y le pegó una piña en el medio de la sala de prensa y solamente yo me animé a acompañarla a fiscalía, hoy eso no va a pasar más. No vamos a tener que ir de a una o de a dos a fiscalía, donde además nos maltrataron también. Sin dudas va a haber una red que va a estar para contener, para ayudar, para actuar con quien lo necesite”.

“Las desigualdades que existen entre las comunicadoras son funcionales a que la rueda de la economía siga girando. El deterioro de las condiciones laborales y los salarios es general pero particularmente el sector de las y los periodistas es uno de los que más sufrieron las consecuencias, el que más perdió en términos reales su salario en los últimos cuatro años”, dijo la economista Agostina Costantino.

La columnista de FM De la Calle colaboró en el análisis de los datos obtenidos en la encuesta que presentó este lunes la Red de Comunicadoras de Bahía Blanca. Uno de los aspectos relevados refiere a las condiciones laborales y las violencias que padecen las mujeres en los medios locales.

“Una de las violencias que es importante y muchas veces no se llega a visualizar es la económica. Me impresionaron mucho los resultados, casi la mitad de las comunicadoras trabaja en situaciones de algún grado de precariedad. Es decir, no trabajan en relación de dependencia, con una obra social, con un aporte jubilatorio, sin ningún registro, pasando por todo un abanico de distintas formas de precariedad, contratos de tiempos parciales, monotributo”, afirmó.

Costantino comentó que se evidenció que los ingresos de las comunicadoras “eran iguales o menores al salario mínimo de cuando se realizó la encuesta que era de 12 mil pesos, lo cual obliga a buscar un segundo trabajo, cuando muchas de ellas son sostén de familia. Es una información muy importante la que consiguieron para empezar a mejorar esas condiciones, más allá de eliminar todo tipo de violencia”.

“No es una excepcionalidad, sigue la tendencia que están teniendo muchos de los sectores de la economía pero más acentuado en el sector de las comunicaciones. Los altos niveles de concentración de medios, la injerencia de las nuevas tecnologías y de acceso a la información generan un caldo de cultivo para facilitar la mayor precarización de las y los comunicadores”.

Respecto de la concentración mediática, la economista mencionó que “el presupuesto de pauta publicitaria si lo ves por cantidad de medios por dueño son uno o dos los que reciben la mayor parte”.

“Parte de eso tiene que ver con el abandono por parte del Estado de los medios como una herramienta de comunicación de las propias políticas. Se ve un desinterés por parte de los estados en los distintos niveles de brindar por sí misma la información, por eso la falta de medios públicos. Ha habido un vaciamiento y desfinanciamiento casi total y ni hablar de los medios comunitarios que siempre terminan siendo los mas perjudicados”, afirmó.

La Red de Comunicadoras de Bahía Blanca presentó ayer los resultados de una encuesta realizada a 120 trabajadoras de medios locales. Estas son sus conclusiones y algunos interrogantes que plantean las periodistas.

– En los medios de comunicación local, al igual que en otros ámbitos del mercado laboral, las mujeres no trabajan en un marco de paridad.

– Los medios locales están compuestos mayoritariamente por varones.

– Las trabajadoras de la comunicación poseen amplia formación académica y pese a ello no acceden a puestos jerárquicos de decisión.

– Solamente una de las encuestadas afirmó tener un puesto de decisión en cuestiones de contenido periodístico.

– Que los medios estén compuestos y dirigidos mayoritariamente por varones da cuenta del “techo de cristal”, es decir de los límites en la carrera profesional para las trabajadoras, pero no se trata solamente de una cuestión de poder en un esquema jerárquico. Lo que está en juego es la posibilidad de generar contenidos, prácticas y significaciones que tiendan a deconstruir la desigualdad.

– Las disidencias sexuales no están representadas en los medios locales.

– “La mayoría de las trabajadoras tiene un segundo trabajo por fuera de los medios, lo que demanda preguntarnos: ¿cuánto tiempo laboral destinamos al sostenimiento de la vida? ¿bajo qué condiciones? ¿cuánto vale nuestra elevada formación aquí recopilada en nuestras carreras profesionales?”.

– Existe una naturalización de la precarización y falta de exigencia ante el no cumplimiento de los derechos laborales.

– Las trabajadoras son la variable precarizada en la mayoría de los puestos de trabajo.

– Las violencias y realidades de desigualdad que se viven son más notorias en los medios privados. Vale destacar que son los medios privados los que se llevan el mayor monto de la pauta oficial de publicidad.

Estos resultados convocan a reflexionar sobre qué incidencia real tienen en los medios locales de comunicación, las normativas vigentes sobre equidad de género e igualdad de oportunidades.

¿A quiénes les cabe la responsabilidad de hacerlas cumplir?

¿Dónde y con qué acompañamiento cuentan las personas que denuncian estas desigualdades?

¿Puede el Estado financiar estas prácticas de opresión y discriminación laboral
a través de la pauta publicitaria oficial?

Develar esta trama y enfrentarla colectivamente será nuestro compromiso como Red de Comunicadoras Bahía Blanca.

Esta labor tendrá continuidad porque lo que nos pasó y pasa a las trabajadoras de la comunicación locales en nuestros trabajos no es una sensación individual sino una realidad colectiva.