La asamblea de la Asociación de Docentes de la Universidad Nacional del Sur exigió al rectorado que se presente como amicus curiae en la causa de forma inmediata para exigir la liberación de Rosalía.

“Nuestra Universidad es directamente responsable de la situación de precariedad laboral de Rosalía, cabe aclarar que el temor a perder el empleo fue la causal del estado anímico por el que atravesó su embarazo y parto”, manifestaron sobre la ex trabajadora de La Gleba condenada a ocho años de prisión.

Este miércoles la defensa oficial apelará el fallo y pedirá la libertad en compañía de diversas organizaciones que se sumaron a la demanda de “ni una presa más por la justicia patriarcal”. Será a las 12 en Estomba 34.

El gremio ya realiza los trámites para participar bajo la misma figura legal, la cual le permitiría “aportar información o conocimiento generado y proporcionado, ya sea de modo escrito con una opinión legal, testimonios o informes”.

Rosalía fue condenada por la muerte de su bebé, al cual no pudo cuidar tras parir sola por haber sufrido un desmayo. “Nuestra Alta Casa de estudios debe reparar el daño que causaron las condiciones laborales en que tenía a esta trabajadora”.

“Tenemos como ADUNS y como UNS un deber moral de aportar en esta situación que ha afectado no solo a Rosalía R. sino también a sus hijos, quienes son víctimas de las violaciones a los derechos fundamentales de Rosalía, dos de ellos menores de edad y toda una familia, oriunda de Argerich y de una historia de ser trabajadores de la UNS, como lo fue el propio padre de Rosalía”, afirman en la nota dirigida al rector Daniel Vega y a la secretaria de Derechos Humanos, Andrea Montano.

Recuerdan que Rosalía “criaba sola a sus cuatro niñxs, trabajaba en jornadas de más de 12 horas diarias, totalmente precarizada, sin acceso a derechos sociales que gozamos las y los trabajadores. Cabe destacar que el lugar de residencia, Argerich, es zona semi rural, sin salas médicas, ni ambulancia”.

El intendente Héctor Gay negó haber estado al tanto de la situación de violencia machista padecida por Laura Trespando. La mujer denunció en diciembre a su ex pareja y titular de la UTA, Ricardo Pera, por lesiones agravadas y amenazas.

“No sé en el caso de Marisco, no en mi caso, nunca me llegó eso, no conozco a la persona y nunca me llegó. Es una decisión que está en la justicia”, dijo el jefe comunal tras la apertura de sesiones ordinarias en el Concejo Deliberante

La denunciante y su hija trabajaban en Bahía Transporte Sapem de donde fueron despedidas “sin causa” por presiones del acusado.

En su declaración en Fiscalía, Trespando aseguró que el presidente de la empresa, Tomás Marisco, el gerente Federico Harfield y el propio intendente Héctor Gay conocían el contexto de violencia. Los primeros, ofrecieron asistencia desde la oficina de Género comunal y posibles traslados aunque le soltaron la mano tras la victoria de Cambiemos en octubre.

“Mi despido fue el paso final de todo este manoseo político y gremial, de todos estos meses para que yo no denunciara antes de las elecciones. Esto fue acordado por todas estas personas que yo nombro en esta denuncia”, afirmó Trespando.

La víctima declaró que el 3 de diciembre Harfield la convocó a las oficinas de Bahía Transporte Sapem donde junto a un abogado y una escribana le notificaron su despido. “Que no existía otra opción. Que solo recibían órdenes”, le dijeron.

Firmó en disconformidad y se dirigió a la Municipalidad: “Concurrió al despacho del intendente Héctor Gay, donde Rubén Gómez -secretario de éste- le manifestó que no la iba a atender porque era un tema personal y no se iba a involucrar”.

“No es así, nunca habló conmigo, nunca me llegó la denuncia. Es posible que esté en la Sapem porque es un organismo autárquico pero respetuoso absolutamente de la justicia”, respondió Gay ante la pregunta de la periodista Virginia Pascual.

-¿No estaba al tanto de lo que ella estaba padeciendo?

-No, en absoluto.

Rosalía fue condenada a ocho años de prisión por la muerte de la bebé que parió sola en el baño de su casa, tras una extenuante jornada laboral en el frigorífico La Gleba en Argerich.

Las precarias condiciones de trabajo la obligaron a ocultar su embarazo para no perder el empleo en la firma, la cual pertenecía en un 99% a la Universidad Nacional del Sur.

El Estado que hoy condena a Rosalía en sus tribunales la desamparó junto a sus cuatro hijes quince años atrás, cuando era explotada por la empresa de la universidad estatal.

El hecho ocurrió en 2005, a pocos años del cierre definitivo de la planta por apuestas comerciales fallidas y un manejo de fondos poco transparente que se pretendió excusar por el supuesto aporte educativo de la iniciativa.

La Gleba fue fundada en 1997 con aportes de la UNS y su Fundación. Hérnan Vigier, según su CV, presidió el “Directorio de la Empresa ‘Emprendimiento Productivo y Educativo La Gleba S.A.’, empresa propiedad de la Universidad Nacional del Sur, designado por los Departamentos de Ciencias de la Administración y Economía“, desde septiembre de 2004 hasta la asunción de su actual rol de rector de la UPSO en septiembre de 2006.

“Si bien los empleados entran en un régimen privado, tienen sistema de control o auditoria similar o igual a los que tiene una institución pública porque al tener la mayor parte del patrimonio de la UNS y siendo esta un ente nacional, existen un montón de cuestiones muy similares en cuanto a los conceptos de control de las entidades públicas”, decía años atrás.

Para la ex consejera superior Gabriela Eberle, con aquel testimonio que consta en actas, el representante de la UNS “se hace cargo de los empleados que tenía en La Gleba. Si fuera Rectorado estaría muy preocupado porque lo que le pasó a Rosalía yo estoy convencida de que es clara responsabilidad de ellos”.

Eberle dijo a FM De la Calle que Vigier en 2006 “se presentó a pedir 50 mil pesos de entonces. Se nos explicó que lo iban a devolver en un año.  La plata no la devolvieron finalmente”.

La suma, equivalente a más de 16 mil dólares, habría sido destinada a realizar las inversiones necesarias para exportar la producción del frigorífico. Si bien se logró la habilitación de SENASA, según informó luego el secretario técnico Miguel Lliteras, “cambió el mercado europeo de conejos porque entró una fuerte competencia por parte de China”. Por ello, el directorio resolvió el “cierre ordenado del emprendimiento”.

“En aquel momento hicimos una presentación muy lógica donde decimos que en Argerich no había ni torre de celular y en los expedientes aparecían facturas de celulares del año 2004 por un monto de 107 mil pesos y deudas de luz de 48 mil pesos que terminó absorbiendo la Universidad”, dijo Eberle.

Agregó que “evidentemente fue un curro grande. En una sesión del Consejo Superior cuando yo hablo de malversación de fondos públicos nadie se ofendió ni me denunció. 12 años después -porque esto fue en 2008- qué terrible que la universidad siga gobernada por esta gente. Claramente había empleados precarizados, gente que trabajaba en malas condiciones. Fue un desfalco terrible, después se disolvió y las 50 lucas no aparecieron”.

“Nos preguntamos por el derecho al cuidado, qué es lo que implica el derecho a cuidarse uno mismo y a cuidar de sus hijos. Nos planteamos quién llegó tarde para cuidar a Rosalía y a sus hijos o quién no estuvo al lado de ella para cuidarla”, dijo a FM De la Calle Nora Dinoto.

Desde la Red Local de Violencia de Género rechazaron la sentencia que condenó a Rosalía a ocho años de prisión por homicidio por no haberle brindado a su hija recién nacida los cuidados necesarios, ocasionando con ello su muerte.

“Es una historia de vida con muchas precariedades, con muchas miserias sociales y culturales y no sé si estamos en condiciones de emitir un juicio, a priori, para decir es culpable. Está inmersa en un sistema que ha sido producto de condiciones de existencia que la han ido delimitando en todo su ejercicio como mujer y madre, para cuidarse a si misma y a sus hijos”, señaló Dinoto.

Respecto al accionar de la justicia, comentó que había “pericias psicológicas y psiquiátricas donde señalaban las imposibilidades que tenía esta mujer para asumir esta realidad. No lo quisieron  captar y optaron por un fallo que deja satisfechos a los supuestos sociales y culturales de esta sociedad patriarcal. En este caso, la perspectiva de género no estuvo y fue una mirada clasista y misógina”

Dinoto mencionó que “este tipo de realidades llega a la consulta de distintas organizaciones o servicios que plantea el Estado y desde esas gestiones municipales o provinciales se desvaloriza ese reclamo. Se la juzga desde ese lugar, si va se la juzga y si no va también. Esa situación, de alguna manera, condiciona esa mirada social sobre estas realidades”.

(Por Giuliana Crucianelli) “Yo de joven me rebelaba a estas cosas que las y los jóvenes están manifestando, me tuve que enfrentar a un mundo y ahora veo que mi sueño es realidad. Espero que este año la ley salga”, comentó Haydé, “una señora grande” como prefiere llamarse por coquetería.

El primer pañuelazo en las calles del país tuvo su capítulo en la Plaza Rivadavia el miércoles pasado. El centro bahiense se tiñó de verde ante el pedido de la legalización del aborto.

Entre carteles de perchas y con mucho glitter, Malena de 20 años se animó a decir que “me enteré de grande cuando le pregunté a mi mamá y me dijo que había acompañado a mi tía a abortar”.

“No es una problemática solamente de las mujeres, hay muchísimos cuerpos gestantes, he visto distintos tipos de maternidad a lo largo de mi vida. No se puede decir que es solamente porque no queremos ser madres, es mucho más complejo que eso”, comentó Julieta, de 20 años.

Su amiga Faustina agregó: “Mi papá me dijo que es re importante que yo salga a la calle, él se crió en dictadura, no existía la posibilidad de manifestarse”.

Mariela, de 44 años, acompañó a sus hijas al pañuelazo y comentó que su generación “estuvo muy poco movilizada. Es una deuda pendiente de nuestra sociedad, esto es un reclamo nuestro y estamos encabezando una nueva forma de gestionar nuestras necesidades y entender la política”.

“Llevo 45 años trabajando como licenciada en salud, he visto morir miles de mujeres por abortos clandestinos. Como profesional de la salud estoy a favor del aborto porque no quiero ver sufrir a nadie más”, dijo Guillermina. Junto a Haydé y Marianela armaron un conversatorio alrededor del micrófono de FM De la Calle.

Marianela, Maggie para sus nietos, expresó que siente “muchísima emoción de ver tanta juventud, esto no lo para nadie. Nosotras siempre estuvimos a favor del aborto pero no pasaba nada. Esta generación lo va a lograr”

“Yo pasé por dos dictaduras, la de Pinochet y la de acá, que no se nos vaya a ocurrir hablar de aborto ni de nada porque inventaban un enfrentamiento en aquella esquina y nadie se enteraba de nada. Si te manifestabas por tus derechos, eras una loca. Hoy no, hoy está mi nieta, mi hija”.

La riqueza del feminismo radica en la heterogeneidad de sus sujetas políticas. La marea verde arrastra a hijas, madres, abuelas. Ya no solo tiene que ver con los cuerpos feminizadas. Se transformó en un debate amplio que problematiza la autodeterminación de las identidades de quienes habitamos el mundo.

“Lo que se lee entrelíneas de la sentencia es que se tendría que haber dejado morir. Es la única manera de que no hubiera ido presa. Si ella hubiera muerto y sus cuatro chiquitos hubieran sido desparramados en distintos hogares junto a la recién nacida, ahí sí sería ‘R. la heroína’: qué madre, cuánto amor, murió por sus hijos. La exigencia es esa”, señaló en FM De la Calle la defensora oficial Fabiana Vanini.

R. fue condenada por el Tribunal Criminal Nº 3 a ocho años de prisión por no haber auxiliado a su bebé en el parto tras haberse desmayado. Fue un fallo unánime a partir del voto de la jueza Daniela Castaño, con la adhesión de sus pares Eugenio Casas y Alfredo D´Empaire. R. está presa desde junio del año pasado en Azul.

“Utilizaron la declaración de ella para condenarla. Usaron las partes que les servían a los jueces para condenarla y desecharon aquellas partes que eran exculpatorias”, dijo Vanini y agregó que “claramente el reproche es moral, ético y clasista”.

En el 2005. R. dio a luz a su hija en la soledad de su casa y luego de una jornada de trabajo extenuante. Desesperada, llamó a sus hijos menores de edad quienes la asistieron y luego se desmayó. Permaneció inconsciente durante varias horas y cuando despertó la bebé había fallecido.

Desde la defensa pidieron la prescripción de la causa por el tiempo transcurrido desde los hechos. “A ella la juzgan en 2006 y se va un día antes de que concluya el juicio porque el riesgo de la prisión perpetua en ese entonces era absoluto. Tenía 4 hijos menores de edad, se va, le dictan una orden de captura. Ella creía que ya estaba, que la justicia se había olvidado de ella. En junio del año pasado por un reconocimiento de rostro de una cámara de Retiro, se detecta que tenía pedido de captura y, a partir de allí, comienza esta pesadilla”.

Vanini afirmó que “el fiscal (Jorge Viego) la acusa por no haber atado el cordón de la recién nacida y haber atado el suyo. En la sentencia hay un pasaje curioso que muestra la absoluta falta de perspectiva de género: que la defensa no puede plantear que ella no sabía qué tenía que hacer porque R. es una mujer que tuvo 4 hijos y que ya estaba bastante experimentada en el tema. El planteo es un disparate: ¿cómo una mujer madre de 4 hijos no sabe qué hacer en un parto?”.

“El fiscal decía que decir que se había desmayado era ponerse en una mejor situación cuando él no pudo probar lo contrario. Los jueces concluyeron que sí  -lo que es aun más grave- que el desmayo existió pero que de todas formas ella debía haber auxiliado a su hija”.

La hermana de R, Andrea, dijo en FM De la Calle: “Soy enfermera profesional y no sé cómo hacer para atar un cordón. En ese momento que nace el bebé no sé qué te provoca un parto, me parece muy machista lo del fiscal. Yo como profesional no sé hacerlo, me parece muy injusto”.

La víctima trabajaba más de 12 horas por día, con un contrato precario en el frigorífico La Gleba de Argerich, dependiente de la Universidad Nacional del Sur.

“R. tenía 4 nenes, siempre estuvo sola, la luchó, trabajaba un montón de horas, oculto su embarazo por miedo a perder su trabajo. Cuando tuvo a uno de sus hijos le dieron 15 días, no tenía licencia por maternidad y, de repente, de nuevo embarazada. Ella se fue por miedo a que la condenen. Ella nunca se olvidó lo que había pasado, tuvo a su nena, que tiene ahora nueve años y la está pasando muy mal”, contó Andrea.

La defensora agregó que “la pericia decía que era muy probable que ella no pudiera comprender la criminalidad del acto ni dirigir sus acciones. Solicitamos al Tribunal que la sobresea en virtud del art. 341, que dictamina esta posibilidad antes del juicio si surge una nueva prueba”.

“El Tribunal nos dijo que no porque de las pruebas no surgía evidente el estado de inimputabilidad sino que era probable. Sumado a que la pericia no se expedía sobre la peligrosidad y que el Código Penal exige que antes de la declaración de inimputabilidad se tiene que analizar si la persona es peligrosa o no”.

Vanini adelantó que apelarán la condena ante la Cámara de Casación. “Vamos a insistir y solicitar el arresto domiciliario. Estamos recibiendo mucho apoyo de organismos y redes feministas para colaborar en la presentación. Nos contactaron desde el Ministerio de la Mujer de la provincia. Conseguir la libertad de R. es el próximo paso. Vamos por eso”.

“Que se haga justicia”, reclamó Andrea.

Una mujer fue condenada por homicidio a ocho años de prisión efectiva por no haberle brindado a su hija recién nacida los cuidados necesarios, ocasionando con ello su muerte.

El Tribunal Criminal Nº 3 dictó ayer sentencia sobre el hecho ocurrido casi quince años atrás. Fue un fallo unánime a partir del voto de la jueza Daniela Castaño con la adhesión de sus pares Eugenio Casas y Alfredo D´Empaire.

La mujer, madre sola de cuatro hijos, ex trabajadora precarizada en un frigorífico de pollos dependiente de la Universidad Nacional del Sur, está presa en Azul desde junio de 2019.

R. parió en soledad entre el 18 y el 19 de mayo del 2005 en Argerich, partido de Villarino. Llamó a los gritos a sus hijas para que la ayudaran y  cuando las vio corriendo y asustadas, se desmayó. Permaneció inconsciente durante horas y cuando despertó notó que la criatura había fallecido.

Las pericias establecieron que la mujer “posee carencia de recursos psicológicos básicos o necesarios para asumir los cuidados y responsabilidad materna, sin un tercero en quién apoyarse y que la ayude a sostener esas responsabilidades. Presenta precariedad psicológica para enfrentar por sí sola problemas que involucren los afectos y maternidad de manera adecuada”.

Sin embargo, el fiscal Jorge Viego argumentó que “la justificación que brindó la acusada no resulta creíble”. Consideró que tuvo un “plan para deshacerse de la criatura”.

La defensora oficial Fabiana Vanini señaló que “debido al desvanecimiento, R. tuvo una ausencia de capacidad para poder realizar la conducta ordenada. Fue incapaz de evitar el resultado, por incapacidad física y psíquica, por su historia de vida, el cansancio debido a jornadas de trabajo inhumanas”.

Vanini expuso que “existió omisión del Estado para con ella y la recién nacida, por las condiciones de vida que llevaba, también sobre la inexistencia de tutela laboral para mujeres embarazadas, que R. no podía realizarse los controles de embarazo pues ello le representaba faltar a su trabajo y no cobrar por dicha jornada”.

“Se encontraba en un contexto de vulnerabilidad económica y social y si hacía ostensible su embarazo probablemente fuera despedida, sus anteriores parejas no se hicieron cargo de sus hijos. La imputada se vio obligada por las circunstancias a ocultar su embarazo”, afirmó.

La mujer trabajaba en el frigorífico de pollos “La Gleba” desde las 5 de la mañana hasta las 21. Carecía de derechos laborales, estaba inscripta en el régimen del monotributo.

La jueza Castaño aseguró en su voto que “la inminencia del parto, el alumbramiento sin asistencia, los dolores, el cansancio extremo, el temor por su estabilidad laboral han limitado su capacidad de razonamiento, llevándola a obrar de la manera que lo hizo”.

Pese a esto, la magistrada refirió que “no ha surgido de la causa que la imputada se haya visto frente a una situación extrema que le anulara su autodeterminación al punto de tener que optar entre la propia vida y la de la recién nacida”.

Así propuso, y fue acompañada por D’Empaire y Casas, condenarla a ocho años de prisión por encontrarla autora penalmente responsable del delito de homicidio calificado por el vínculo mediando circunstancias de atenuación.

El Tribunal Criminal Nº2 sentenció a prisión perpetua a Hernán Rogero por ser el culpable del femicidio de Aída Rosa Caballín.

“A mi hermana no me la devuelve nadie, sentimos un poco de alivio. Esto es para que no sufran más mujeres porque si este tipo seguía libre andá a saber cuántas cosas más iba a hacer”, declaró Luis Caballín.

En la sala estuvieron el juez Eugenio Casas, la jueza María Mercedes Rico y  la familia de la víctima. El fiscal Jorge Viego y el defensor oficial Germán Kiefl se ausentaron. El Tribunal aceptó el pedido de la acusación respecto a una condena a prisión perpetua por tratarse de un homicidio de un hombre hacia una mujer mediando violencia de género. La defensa había solicitado 8 años, la pena mínima por homicidio simple.

“Que se reconozca que efectivamente hubo un femicidio, que se la asesinó porque era mujer y estaba en situación de prostitución. Estábamos esperando esta sentencia”, comentó Florencia Sánchez, integrante de Bahía Contra la Trata.

La víctima era trabajadora sexual en la zona de Blandengues al 800 donde se la vio por última vez al subirse a la camioneta de Rogero alrededor de las 22:40 del 16 de julio de 2018. “Era una persona que vivió triste el último tiempo por la pérdida de su hijo. No se qué la llevó a hacer esto, le dimos todo lo que pudimos”, comentó el hermano de Caballín.

“Entendemos que es una situación de extrema violencia, la defensa decía no encontrar dónde estaba la violencia de género, está en la situación de prostitución por la cual atravesaba Aída. Los procesos de las instituciones no acompañan el proceso de la familia y el dolor pero este tipo de sentencias ayudan a encontrar un poco de paz, no solamente a la familia sino a que esto no sea un hecho que pase desapercibido”, agregó Sánchez.

 

El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor y ex concejal, Ricardo Pera, fue denunciado por su ex pareja por lesiones agravadas y amenazas.

Laura Trespando se presentó en Fiscalía el 20 de diciembre junto a su hija de 22 años para dar cuenta de la violencia machista que padecía su familia y solicitar una medida de protección, la cual le fue denegada por el dr. Juan Pablo Schmidt.

“No me hagas enojar negra”, decía el acusado luego de golpearla, maltratarla o insultarla. Los “coscorrones” alcanzaron incluso a uno de los hijos -menor y con trastorno autista- de la mujer. Fue el fin de la relación.

La denunciante y su hija trabajaban en Bahía Transporte Sapem de donde fueron despedidas “sin causa”. El presidente de la empresa, Tomás Marisco, el gerente Federico Harfield y el propio intendente Héctor Gay estaban al tanto de la situación y, sin embargo, acataron las órdenes de Pera.

“Mi despido fue el paso final de todo este manoseo político y gremial, de todos estos meses para que yo no denunciara antes de las elecciones. Esto fue acordado por todas estas personas que yo nombro en esta denuncia”, afirmó Trespando.

La víctima manifestó, además, que fue obligada por directivos de UTA a renunciar al sindicato y a la mutual que cubría costosos tratamientos médicos que necesitan sus hijos.

El ex concejal será juzgado en agosto por las amenazas y golpes denunciados por otros dos ediles tras una sesión para tratar un aumento del boleto de colectivos en 2015.

Laura Trespando brindó su testimonio a FM De la Calle.

“Quiero denunciar lo que estoy viviendo para poder darle también ayuda a las mujeres que vienen atrás mío”, dijo. Su relación con Ricardo Pera comenzó en diciembre de 2012 y duró casi seis años.

Yo venía de una separación, de perder a mi papá, me había mudado a una casa más pequeña que la que estaba. No teníamos muchos recursos, estábamos bastante solas con mis hijas, que son las que siempre me acompañaron en todo. Él salió de la galera y empezó a ayudarnos. Primero aparecía con un telefonito, después empezó a venir a cenar, con sus risas y sus cuentos. La verdad que me inundó de amor y de ilusión. Pensé: al fin, después de tantos años de estar mal, conozco a mi compañero y a la persona que va a caminar conmigo y ya no va a ser tan pesado.

Todo empezó porque por ahí yo tendría alguna reunión familiar con mi mamá o con mi hermana y él ya no quería que fuera. O si iba a algún lado era una discusión o ‘te la pasás en la calle, ¿qué tenés que hacer? ¿qué necesitas? ¿no te alcanza con lo que te doy?. Era imposible tener una reunión de amigas porque para él no era necesario. Si iba a su casa no podía agarrar el teléfono -yo iba fin de semana por medio- y si mis hijas me necesitaban o querían decirme una mínima cosa yo no podía contestarles.

Si necesitaba ir al mercado iba pensando ‘que no me llame, que no me llame’. Y si me llamaba me decía ‘yo siempre te tengo que enganchar en la calle’, me decía ‘por qué no te organizás mejor, salís del trabajo, pasás por la leche y no tenés que andar dando vueltas’. No quería que estuviera en la calle para nada. Mi vida empezó a ser el trabajo, mi casa y la suya. No tenía otra cosa. Ni siquiera cumpleaños de mis hermanos ni de nadie. Todo era una discusión si yo quería hacerlo. Y si iba a algún lugar de esos lo hacía sin que se entere para evitar una pelea, para evitar… cualquier cosa.

¿Eso lo tornaba más violento?

Sí, obvio. Empecé a evitar todas esas situaciones pero cuando por ahí no me daba cuenta o no la podía evitar, venía el “coscorrón” -como él le llamaba- o un castigo laboral o empezaban los gritos y las amenazas constantes.

No recurrí nunca a ningún lado porque si yo hablaba era una desagradecida, una mal parida. Cuando estuvimos bien fuimos construyendo mi casa para ir en algún momento a vivir juntos. Cuando terminé de construirla, él no vino a vivir conmigo. Pero como me ayudó mucho en lo económico -en realidad no me ayudó porque la casa era para los dos- cuando se enojaba me decía ‘bueno, vendé todo, te vas a alquilar’. Y yo pensaba a dónde voy a ir, otra vez pierdo todo. Por ese miedo seguí sosteniendo mi relación. Además, siempre me dijo que me iba a ver de rodillas, que él no iba a parar hasta verme de rodillas.

¿Vos estabas trabajando en Bahía Transporte Sapem y tenías un rol como delegada de UTA?

Sí. Fui durante tres años delegada de UTA, hasta que me hicieron renunciar cuando yo decidí separarme.

¿Estabas rodeada tanto en lo privado como en lo laboral?

Totalmente.

¿Cuándo terminás con esa relación y decidís hacer la denuncia?

Yo rompo con eso porque en una de las últimas peleas él me pegó en casa y estaban los nenes. Estaban en el living y no vieron la situación, pero estaban. Por el miedo, no solo a que ellos vieran sino a que siguiera, presioné la alarma para que sonara, tiene un botón de emergencia. Empezó a sonar, él se asustó y se fue. Pensé para mí: esta es la última vez que tengo que permitir esto en casa.

Uno de mis hijos tiene autismo y él en dos ocasiones lo golpeó. Hasta ahí era. No solamente venía sufriendo en daños o amenazas permanentes o en maltrato, que ya era nuestra forma de relación. No me di cuenta, llegó un punto en que pensé que era así la forma de relacionarse, venía de dos fracasos y empecé a pensar que era yo.

Conversando con amigas, con gente que quiero, o con mi hija que en algún momento se enojó conmigo por las cosas que yo permitía, vi que eso no es natural, normal. Pero cuando estaba viviendo eso no… seguí nada más.

¿Cómo es tu situación laboral y económica hoy?

Perdí el trabajo, perdí todo sustento. Además, ella (Ndr: su hija) que también fue despedida comenzó a trabajar en una heladería y Ricardo llamó al dueño para que la despidan. Y así pasó.

Fui a ver al intendente con la denuncia en la mano para que me reciba. Está al tanto de toda esta situación porque Sapem es en su mayoría municipal. No me recibió porque supuestamente para él esto es una cuestión personal. Yo creo que excedió lo personal, todas las personas de mi empresa sabían lo que estaba pasando y vieron las veces que iban y me retiraban de mi oficina y me obligaban a renunciar a mi cargo o a la mutual o a la afiliación.

¿Eso cuándo ocurrió?

Yo decido separarme de él y lo primero que hace es hacerme renunciar a mi cargo de delegada del gremio. Un par de meses después despide a Maite. Como yo sigo sin querer volver con él, me hace renunciar a la mutual. Yo dependía de eso para los costos de mi hijo. Después me hace renunciar a la afiliación. Quedo totalmente desprotegida en mi lugar de trabajo. En Sapem si no sos afiliado al gremio quedás afuera casi inmediatamente, así funciona. Yo coordinaba el sector de monitoreo.

¿Cómo te hacen renunciar?

Estaba sentada en mi oficina y aparecen dos compañeros suyos, el secretario adjunto y el secretario gremial. Me piden que renuncie con una hojita y yo les dije que no quería renunciar, que me quedaba sin cobertura para F.. Ellos lo conocen, hacemos un tratamiento en Buenos Aires de estimulación magnética transcraneal en INAC. Me dijeron que no, que ellos tenían que llevar esa hoja firmada y que no había opción, que no tenían explicación que darme y que hasta ahí había llegado mi momento. El secretario adjunto me dijo: ‘firma calladita así no te pasa nada’. Firmé y se fueron.

Yo siempre trabajé del lado del gremio, representando a mis compañeros, no les había faltado nunca. Siempre trabajé a la par de ellos, a pesar de que no me permitían estar en asambleas o convocatorias por mi condición de mujer.

Y así fue…

¿Y de Sapem te echaron?

Me quisieron hacer renunciar. Ricardo me obligaba a renunciar pero no quise. Me empecé a asesorar, el gerente y el presidente me decían que no renuncie. Me derivaron a distintos sectores, a Tránsito y Transporte…

¿Federico Harfield y Tomás Marisco estaban al tanto de toda la situación?

Claro, obvio, ellos estaban al tanto de todo. De hecho, Marisco en una de las venidas del gremio a la Sapem me vio demasiado sensible y me derivó al Departamento de Género. Me recibieron tres veces y también estaban al tanto de todo. Creo que no pudieron cuidarme. Tomás en cierta forma hizo lo posible para derivarme y no dejarme sin empleo pero finalmente no quedó otra, todos acataron su orden.

¿Renunciaste?

No, me despidieron sin causa.

¿Cómo te sentís hoy?

¿Cómo me siento hoy? Totalmente sola. Cuando cuento que se trata de Ricardo Pera todas las personas que podrían ayudarme no pueden. Porque tienen miedo o por intereses creados no me pueden ayudar. Fui a hablar con mi abogada y me dijo que si estaba fuerte me acompañaba.

¿Tuviste algún tipo de consecuencia?

Sí, él me mandó a decir por terceros que desestime la denuncia, que los muchachos me van a hacer mierda. Esas fueron las palabras que me llegaron. En esta denuncia presenté audios, fotos, pero bueno, no me dieron la perimetral.

¿Con qué argumento?

Que los golpes eran viejos.


Si vos o alguien que conocés vive alguna situación de violencia, llamá gratis al 144 o contactate con la Red Local de Violencia de Género [email protected]

(Por Saira Millaqueo, activista trans) Morir en en la esquina es un fantasma que nos ronda todas las noches cuando una travestis sale a prostituirse. No hay noche que no pienses si vas a volver, si te van a golpear o si vas a pasar una situación de mierda con un cliente.

La muerte nos persigue todo el tiempo, en la noche la muerte es más cercana. La sentís en el momento que llega el primer auto de la jornada, la sentís cuando se asoma un machito caminando o un grupo de ellos en un auto.

Conocemos la cara más perversa de la impunidad machista porque actúa sobre nuestros cuerpos y vidas sin alarmar, sin empatizar a la sociedad.

Aunque es de noche las infamias y violencias las travestis las sufrimos en el día también. Al final lo que sucede en la noche es el reflejo de lo que nos hacen en el día. Confinadas a esa oscuridad se sobrevive. Con la muerte al lado, hasta que te choca de frente y te entierra los puñales como en algún momento lo pudiste imaginar.

Y cómo me voy a defender, lo habré pensado de mil maneras. Estamos toda la vida diseñadas para afrontar la muerte y formateadas a esquivarla. La impunidad machista nos acosa y paraliza nos clava la más inmunda indiferencia sin poder defenderte. El mandato machista familiar nos empuja a desaparecer en esas esquinas. Hasta que llega la muerte en primera persona y cumple el designio, nos toma de la forma mas brutal.

Sin remordimientos, lo primero que se piensa es que si murió en una esquina es porque se lo buscó.

¿Alguien puede pensar que nosotras elegimos esto? Nos depositaron ahí y lo sabemos sobrellevar, nos reinventamos armando enredaderas de secretos y tejes que nos han hecho sobrevivir a la mas oscuras noches.

¿Si sentimos miedo? La necesidad no conoce de miedos. La urgencia no conoce miedos.

Nos cuesta la vida sobrevivir en los esquemas en el que nos depositaron y nos siguen depositando.

Sobrevivimos con coraje por que al miedo nos lo comemos del hambre que tenemos.

Me resulta doloroso el pensamiento de saber que presentimos cuál es nuestra hora en una esquina.

¿Se imaginan vivir con ese reloj que nos acorrala? Llegar a acostarte es un triunfo.

Pienso en todo esto con la imagen de Roberta en mi cabeza y la de todas mi compañeras. Las que están y las que no. Es dolorosísimo tener que estar contando esto pero me da miedo, mucha impotencia a la vez porque no sabes cuando te puede caer a vos. Como dije antes estamos muy cercanas con la muerte.

La encrucijada de la que las travestis no salimos, quien tiene esa solución es el Estado con sus acciones. Está bien claro que ahí en esas esquinas lo que se necesita no es más violencia, sino que resguardo y reparación. Por que ademas una cosa es que se describa las vivencias de las personas en situación de prostitución y otra es hablar de trabajo sexual.

Venimos de un gobierno que promovió la indiferencia como política de estado. Hoy se sueña en revertirlo. Mientras tanto solo hay una verdad las travestis venimos arrastrando historia de esta practicas, por eso es que necesitamos que nuestras demandas sean tomadas con urgencias. Porque hay mucho por reparar y la única forma es siendo practicxs a la hora de entender la realidad.

Ojalá el rostro de Roberta Carabajal sea el último que tengamos que lamentar por muertes que se pueden evitar. Justicia por ella. Justicia por todas aquellas que merecían una vida libre de violencia y olvido.

Las periodistas Mariela Dobal y Virginia Calzada Frache, integrantes de la Red de Comunicadoras de Bahía Blanca, realizaron un balance del primer año de la colectiva durante la transmisión especial de FM De la Calle en defensa de la Plaza del Sol.

“Estábamos atomizadas, dispersas en nuestros lugares de trabajo, y lo que hicimos fue amalgamarnos. No somos iguales, no pensamos todas iguales, sin embargo eso no hizo que no podamos juntarnos. A partir de la encuesta pudimos contar lo que nos sucede, lo que nos pasa puertas adentro de los medios, eso que es privado, eso que poco se sabe a propósito de las agendas periodísticas. Casi no tenemos poder de decisión de los contenidos que se ponen al aire”, comentó Frache. 

Dobal destacó “lo que significa el espacio público para mujeres, diversidades, adolescentes e  infancias. Cómo han ganado el espacio público para visibilizar tantas cosas. Acá estamos, mírennos, esto de salir a la calle, de ocupar estos espacios nos puso en un lugar de mucha disputa en todas las agendas”.

Señaló, además, la importancia del uso de lenguaje: “No es casual, por eso nos denominamos red, esto de empezar a tejer las historias individuales para formar una trama colectiva. Era parte del desafío. Es una apuesta, dejo de lado lo que soy conmigo y veo qué pasa con otros y otras y eso me permite tener una perspectiva más amplia y con compromiso de una construcción más amplia que el espacio propio”.

Agregó que “con el paso de las generaciones hay personas que continúan oprimiendo y haciendo uso y abuso de esa violencia intrínseca para seguir perpetuando el silenciamiento de muchas compañeras. También ahí como sociedad tenemos que estar presente. Hay un medio que elige a sus trabajadores, hay un Estado que elige financiar a esos medios de comunicación y también hacer uso de las presencias – ausencias”.

“El Estado municipal no está ausente, está presente en su lista de prioridades de la mirada del mundo, de la mirada de la réplica del capital y beneficios para pocos. Destruir este espacio (la Plaza del Sol)  para privilegios de algunos bolsillos es una manera de elegir y estar presente. Si no nos manifestamos es muy difícil de incidir en nuestras agendas. Ahí está el servicio de la comunicación, ahí es donde tenemos que ser un vehículo para poder tener esas representaciones”.

Frache dijo que “hay como una marca de lo que tenemos que decir o hacer como políticamente correcto para el afuera. Todo lo que nos tenemos que bancar puertas adentro y si decimos quiero este tema te cuestionan, bastardean. Nosotras hicimos deconstrucciones para volver a construirnos juntas. Cuando nos dicen, a ver enséñame… No. No tenemos porqué ir a enseñar nada, busquen su propio camino y herramientas como aliados verdaderos”.

En el mismo sentido, Dobal apuntó que “discutir esto trajo ruido, preocupaciones, las famosas listas, hasta dónde puede ser tan chiquitita la mirada. No pasa por ahí, pasa con que cada uno se haga cargo y que las compañeras sepan que no están solas y que esto tiene que frenar y podemos hacerlo juntas”. 

(Por Red de Comunicadoras de Bahía Blanca) Cumplimos un año “en red”. Estamos agradecidas y movilizadas. Recorrimos un camino impensado y fortalecedor. Desde aquellas primeras mateadas en las que nos encontramos, a los comunicados colaborativos que hicimos públicos para expresar nuestro repudio a despidos y a las violencias sufridas en medios locales de prensa… hemos aprendido a visibilizarnos y a acompañarnos.

Nos faltaba sólo eso: encontrarnos de verdad. Escucharnos, descubrir nuestras coincidentes decepciones y sorprendentes sueños compartidos. Repensarnos en el despertar feminista para muchas, con los consejos oportunos y aleccionadores de aquellas ya transformadas por este movimiento liberador.

Con plena diversidad nos conformamos como RED. Elegimos esa forma de organizarnos porque somos tejedoras profesionales. Punto a punto hemos hilvanado nuestro oficio, algunas veces sin cuestionarnos demasiado, incluso las situaciones dolorosas que padecimos trabajando periodísticamente. Pero ahora llega el tiempo de desovillarlas, desandarlas, para deconstruirnos y seguir creciendo. Y para eso, nos volvimos a elegir.

Somos una RED inspirada en la gran participación de las mujeres en los escenarios públicos de Argentina y Latinoamérica. Creemos indispensable enlazarnos con otras organizaciones y saberes para complementar nuestro camino y prácticas cotidianas. Nos posicionamos activamente frente a la condena del silenciamiento y aislamiento que pretende imponer la cultura liberal y patriarcal.

En la Red de Comunicadoras Bahía Blanca construimos un espacio para escucharnos, formarnos y no callar más. En nuestro primer año, produjimos materiales audiovisuales y documentos con pronunciamientos colectivos, nos reunimos con ganas y constancia y logramos un relevamiento histórico donde reflejamos las desigualdades y violencias sufridas en nuestros ámbitos laborales. Fue presentado el 25 de noviembre, un día elegido con la certeza de que mucho tenían que ver: contextos actuales y resultados. Y así fue. Ante una gran convocatoria y gracias a la numerosa participación de encuestadas, pudimos contar con fundamentos las brechas de género y la inequidad laboral perpetuada en los medios locales de comunicación, cuyos puestos de decisión son ocupados por hombres, injustamente, en su amplia mayoría.

Hasta el lenguaje que usamos ilustra estas realidades, por eso también lo cuestionamos e intentamos su utilización no sexista, a pesar de que sigan considerándolo “accesorio”. NOMBRARNOS es reconocernos. Despojarnos de los prejuicios y mandatos del lenguaje para aprehenderlo desde una praxis liberadora, capaz de identificar las nuevas representaciones.

Queremos agradecer una vez más y públicamente a las profesionales que nos acompañaron en este proceso fundacional: Carolina Goldman, María Julia Eliossof y Agostina Costantino. Sus talentos y miradas feministas nos ilustraron la búsqueda y nos acariciaron el alma.

Como mujeres comunicadoras y trabajadoras en los medios privados, estatales y comunitarios, vamos asumiendo la importancia de reflexionar sobre las dimensiones de género. Sabemos que estamos comenzando, y que poner en palabras lo que nos pasó por el cuerpo lleva tiempo. Afrontarlo JUNTAS es un desafío que prometimos atravesar. Emocionadas e indignadas, alegres y reflexivas, enojadas e inconvenientes… pero SOLAS NUNCA MÁS.

No podríamos expresarlo mejor que Loahana Berkins: “esas cosas me parecen maravillosas y siento que de alguna manera tiene que ver con nuestra lucha. Acá estamos nosotras, poniendo la verdad en el cuerpo a todas las violencias, para seguir brillando.”

El ejercicio de relatarnos ya comenzó. Revivimos entonces, esos momentos llenos de dolor, avasalladas en el silencio cómplice de una redacción, en la producción de un móvil periodístico, en el insulto fuera de micrófono, en el golpe vil ante las miradas de una sala de prensa, en las decisiones que nos dejan sin poder preguntar, nada más y nada menos. No para revictimizarnos. Sí, para dejar testimonio a las que vienen y vendrán. Nombres y apellidos de violentos que ya no tendrán el privilegio del anonimato, para desempolvar su miseria. Ya pensaremos en protocolos internos de alerta y cuidados sororos.

A un año de empezar a “tejernos” para desentramar nuestras experiencias y forjar la trama colectiva, nos habita un profundo orgullo por lo realizado y un sincero agradecimiento a quienes nos escucharon y nos dieron la oportunidad de expresarnos. Hoy valoramos este presente JUNTAS. Y resuenan en nosotras las palabras de Ana Cacopardo… “Hay vidas celebradas tan a fondo, que parecen no alcanzar varias vidas más para contarlas”.

Intentaremos narrarlas, porque somos las historias que contamos.

Gracias por vuestra lectura, les deseamos un 2020 de muchas alegrías y sanas resistencias.

La Sociedad Escolar Alemana realizará desde las 19 -en Moreno 540- una muestra sobre el primer episodio de la iniciativa “A los muros los tiramos juntas”.

Un grupo de mujeres convocadas por la institución se vincularon con internas de la Unidad Penal N°4 y empezaron a abrir puertas: ¿quiénes son y cómo viven estas mujeres privadas de libertad? ¿Qué les hace bien? ¿A qué le temen? ¿Quién las marcó? ¿Qué tienen en común entre ellas?

“Ellas se ubican y se subjetivan como grupo, en ningún momento hubo yoes ahí. Todo el tiempo hubo una conciencia de colectivo de mujeres y eso nos sorprendió tremendamente. Las condiciones son espantosas, no tienen ni para comer, ni tampones ni toallitas y se cuidan entre ellas”, aseguró Magdalena Cantamutto.

En noviembre un equipo conformado por una trabajadora social, una licenciada en arte, una psicóloga, una abogada y una socorrista se planteó ingresar al penal e invitó a grupos de mujeres en libertad que quisieran relacionarse con el pabellón de mujeres.

“Tanto las que íbamos como las internas teníamos muchos prejuicios. Generamos una correspondencia entre ambos grupos, se conocieron por relatos, charlamos sobre feminismo de manera poco romantizada y logramos grupalmente una especie de lema o frase que sintetizara lo que habían sentido”, comentó la titular de la SEA.

Agregó que cristalizaron “ese lema en un objeto, lo armaron a trazo alzado en una remera y las intercambiaron”.

La intención es proyectar nuevas acciones para el 2020. “Tenemos algunas ideas pero queremos generar el lazo con la comunidad y que se enteren qué pasa adentro y derribar algunos muros que tenemos como mujeres y con las minorías”.

Cantamutto recordó que “las mismas chicas nos decían ‘ustedes venían y seguro pensaban que nos odiábamos entre todas, que nos robábamos”.

“Una de las problemáticas más grandes que tienen es qué hago cuando salgo. La pregunta que se hacen es ‘¿a mi quién me va a dar trabajo? Es importante animarse a pensar otros laburos para las mujeres, queremos sentarnos el año que viene a pensarlo juntas. Todas tienen penas cortas, es inminente la reinserción al mundo extramuros”.

“La idea también es generar que hay una mujer que te está esperando afuera. Tal vez suene algo naif pero es con la intención de generar un lazo de contención, que sientan que no están solas”, dijo.

El nuevo ministro de Salud, Gines González García, anunció un nuevo “Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo”.

Mariana Romero, directora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, participó de la redacción y explicó a FM De la Calle que “había que adaptarlo al nuevo Código Civil y Comercial, sobre todo respecto al conocimiento de niñas y adolescentes, a nueva evidencia científica y a precisar los alcances de la objeción de conciencia”.

“La objeción de conciencia es individual, la obligación del personal que objeta es la de derivar a otro personal que esté dispuesto y en el caso de que ese personal esté en una institución en que no haya otra persona capacitada debe intervenir igualmente”, dijo.

El primer protocolo fue elaborado en 2007. Romero señaló que “en la medida que la evidencia científica o el contexto normativo ha ido cambiando es necesario adaptar el protocolo. Es una herramienta muy importante. A los equipos de salud nos da legitimidad, nos conduce, aclara los procedimientos, en qué momento hay que intervenir y cómo, cómo tiene que ir de alta, cuáles son nuestras obligaciones. Es una guía de trabajo”.

Señaló que el ministro se comprometió a presentar el protocolo en la reunión del Consejo Federal de Salud y espera el respaldo de la mayor parte de las provincias.

“Es probable que haya judicialización, estaremos ahí para confrontar esos argumentos como hemos estado en otros momento. Lo importante es que la política pública tiene que actuar de acuerdo a la ley. Este protocolo no obliga a la mujer a abortar ni a continuar un embarazo. El deber de la autoridad sanitaria es cumplir con lo que está en el Código Penal”.

Por último, respecto de la resolución judicial que prohíbe la venta de Misop 200 en farmacias apuntó que “el Ministerio y ANMAT ya respondieron porque estaban involucrados y hay presentaciones desde la sociedad civil también. Hoy no se puede conseguir Misop 200. Hay otras presentaciones, otros nombres comerciales. Ocurre que como droga el Misop es el único. Eso no quiere decir que no esté disponible en los centros de salud, la resolución es nada más que para las farmacias”.

La periodista Jesica Ripodas relató algunos de los episodios de violencia que sufrió en el ejercicio de su profesión en diferentes medios y etapas de su carrera.

Lo hizo rodeada de sus compañeras de la Red de Comunicadoras de Bahía Blanca, en el marco de la presentación de los resultados de la encuesta sobre violencias realizada a más de un centenar de trabajadoras de medios locales.

“A mí me pasa algo particular que tiene que ver con el amor a la profesión -aseguró-. La primera vez que se me pasó por la cabeza trabajar de esto me encantó y le puse toda la garra. En el camino me encontré con situaciones poco felices pero nunca, nunca, ni cuando tenía 23 años, me permitieron que bajara los brazos. Por momentos me sentí mal por eso pero siempre decidí seguir adelante con la decisión de laburar pese a todas”.

“Sí hoy, de la mano de todas ellas, puedo ver que un montón de cosas no fueron gratis. Cuando tenía veinti tantos años, estaba trabajando en un medio de comunicación y, en un momento determinado, cuando el dueño decide echarme y yo respondo con la demanda desde el punto de vista laboral y legal, me cruza en la Municipalidad de Bahía Blanca -yo estaba trabajando con otro medio- y me pega una trompada”.

Recordó que “con mis veinti tantos años y con un micrófono en la mano. Tenía un par de compañeras al lado mío. Fuimos a la fiscalía a hacer la denuncia -con esa edad y con el miedo pertinente- y no sabíamos cómo iba a terminar esa situación. Yo no sabía si iba a poder conseguir otro trabajo y la seguí remando”.

“Pasaron más de diez años y cuando estaba embarazada, no hace mucho tiempo, el gerente de un canal decidió hacer lo suyo: hostigarme, maltratarme, intentar cambiar mi horario porque no era servil a algunas cuestiones que no debía serlo, honestamente creía que no. Tenía temor de perder mi trabajo y denuncié porque no corresponde. Veía el sufrimiento, primero mío cuando estaba embarazada, y cuando no me permitió amamantar porque quería hacer lo que se le antojaba conmigo, me iba llorando y él me disfrutaba. Así y todo junté las ganas que tenía o lo poco que me quedaba y me fui a hacer la denuncia”, dijo.

Ripodas destacó que “en todos los casos hice la denuncia. No sé si mañana voy a seguir teniendo trabajo, pero sí sé que me fui siempre con la frente bien alta. Y otra cosa sé: que no quiero que a ellas les pase lo mismo. Yo no lo voy a permitir”.

“Muchas veces se preguntarán porqué habiendo periodistas mujeres no se tratan con perspectiva de género ciertas noticias. No se tratan porque no nos dejan opinar, porque en su mayoría son hombres y también este informe se trata de darle herramientas a las colegas para decir: ‘ahora ya nos vieron, en esta estamos todas juntas”.

Virginia Pascual, periodista e integrante de la Red de Comunicadoras Bahía Blanca, repasó en FM De la Calle la experiencia del trabajo colectivo que implicó la realización de la encuesta a trabajadoras de medios.

La periodista destacó que “más del 90 por ciento de las que respondimos estamos trabajado. De ellas, 7 de cada 10 lo hacemos en medios privados. No solo para resistir sino para visibilizar ciertas circunstancias que nos tocan a las comunicadoras les va a servir a las compañeras para opinar.”

“Recién hoy y después de casi un año de laburar en la red, de conocernos, caí en la cuenta que hace 20 años que laburo en periodismo y creo que el 95% del tiempo mi condición fue como no registrada. Ahora estoy con un tema de salud, si a mí me pasaba esto en otro momento yo no tenía ni siquiera una obra social. Me considero una mina que me pienso todo el tiempo y recién hoy cuando empezamos a ver la jornada del lunes dije: esto me está pasando y no lo había considerado como una violencia”, afirmó.

Respecto a los datos acerca de las violencias en ámbitos laborales señaló que “ninguna de nosotras dudó cuando alguna compañera habló de una situación de violencia pero, sin embargo, sabíamos que si salíamos a decirlo sin datos duros nos iban a ningunear o no nos iban a creer”.

“Hay un anecdotario muy rico y nos queremos tomar un tiempo prudente para trabajarlo porque es la violencia en primera persona. Algunas como Jesica (Ripodas) no tienen problemas en poner la cara, otras tal vez todavía tengan miedo de hacerlo pero vamos a seguir trabajando”.

Pascual aseguró que tras la presentación de los resultados el sentimiento es de”felicidad absoluta, la emoción a flor de piel. Cuando Jesica contaba que un dueño de medio fue y le pegó una piña en el medio de la sala de prensa y solamente yo me animé a acompañarla a fiscalía, hoy eso no va a pasar más. No vamos a tener que ir de a una o de a dos a fiscalía, donde además nos maltrataron también. Sin dudas va a haber una red que va a estar para contener, para ayudar, para actuar con quien lo necesite”.

“Las desigualdades que existen entre las comunicadoras son funcionales a que la rueda de la economía siga girando. El deterioro de las condiciones laborales y los salarios es general pero particularmente el sector de las y los periodistas es uno de los que más sufrieron las consecuencias, el que más perdió en términos reales su salario en los últimos cuatro años”, dijo la economista Agostina Costantino.

La columnista de FM De la Calle colaboró en el análisis de los datos obtenidos en la encuesta que presentó este lunes la Red de Comunicadoras de Bahía Blanca. Uno de los aspectos relevados refiere a las condiciones laborales y las violencias que padecen las mujeres en los medios locales.

“Una de las violencias que es importante y muchas veces no se llega a visualizar es la económica. Me impresionaron mucho los resultados, casi la mitad de las comunicadoras trabaja en situaciones de algún grado de precariedad. Es decir, no trabajan en relación de dependencia, con una obra social, con un aporte jubilatorio, sin ningún registro, pasando por todo un abanico de distintas formas de precariedad, contratos de tiempos parciales, monotributo”, afirmó.

Costantino comentó que se evidenció que los ingresos de las comunicadoras “eran iguales o menores al salario mínimo de cuando se realizó la encuesta que era de 12 mil pesos, lo cual obliga a buscar un segundo trabajo, cuando muchas de ellas son sostén de familia. Es una información muy importante la que consiguieron para empezar a mejorar esas condiciones, más allá de eliminar todo tipo de violencia”.

“No es una excepcionalidad, sigue la tendencia que están teniendo muchos de los sectores de la economía pero más acentuado en el sector de las comunicaciones. Los altos niveles de concentración de medios, la injerencia de las nuevas tecnologías y de acceso a la información generan un caldo de cultivo para facilitar la mayor precarización de las y los comunicadores”.

Respecto de la concentración mediática, la economista mencionó que “el presupuesto de pauta publicitaria si lo ves por cantidad de medios por dueño son uno o dos los que reciben la mayor parte”.

“Parte de eso tiene que ver con el abandono por parte del Estado de los medios como una herramienta de comunicación de las propias políticas. Se ve un desinterés por parte de los estados en los distintos niveles de brindar por sí misma la información, por eso la falta de medios públicos. Ha habido un vaciamiento y desfinanciamiento casi total y ni hablar de los medios comunitarios que siempre terminan siendo los mas perjudicados”, afirmó.

La Red de Comunicadoras de Bahía Blanca presentó ayer los resultados de una encuesta realizada a 120 trabajadoras de medios locales. Estas son sus conclusiones y algunos interrogantes que plantean las periodistas.

– En los medios de comunicación local, al igual que en otros ámbitos del mercado laboral, las mujeres no trabajan en un marco de paridad.

– Los medios locales están compuestos mayoritariamente por varones.

– Las trabajadoras de la comunicación poseen amplia formación académica y pese a ello no acceden a puestos jerárquicos de decisión.

– Solamente una de las encuestadas afirmó tener un puesto de decisión en cuestiones de contenido periodístico.

– Que los medios estén compuestos y dirigidos mayoritariamente por varones da cuenta del “techo de cristal”, es decir de los límites en la carrera profesional para las trabajadoras, pero no se trata solamente de una cuestión de poder en un esquema jerárquico. Lo que está en juego es la posibilidad de generar contenidos, prácticas y significaciones que tiendan a deconstruir la desigualdad.

– Las disidencias sexuales no están representadas en los medios locales.

– “La mayoría de las trabajadoras tiene un segundo trabajo por fuera de los medios, lo que demanda preguntarnos: ¿cuánto tiempo laboral destinamos al sostenimiento de la vida? ¿bajo qué condiciones? ¿cuánto vale nuestra elevada formación aquí recopilada en nuestras carreras profesionales?”.

– Existe una naturalización de la precarización y falta de exigencia ante el no cumplimiento de los derechos laborales.

– Las trabajadoras son la variable precarizada en la mayoría de los puestos de trabajo.

– Las violencias y realidades de desigualdad que se viven son más notorias en los medios privados. Vale destacar que son los medios privados los que se llevan el mayor monto de la pauta oficial de publicidad.

Estos resultados convocan a reflexionar sobre qué incidencia real tienen en los medios locales de comunicación, las normativas vigentes sobre equidad de género e igualdad de oportunidades.

¿A quiénes les cabe la responsabilidad de hacerlas cumplir?

¿Dónde y con qué acompañamiento cuentan las personas que denuncian estas desigualdades?

¿Puede el Estado financiar estas prácticas de opresión y discriminación laboral
a través de la pauta publicitaria oficial?

Develar esta trama y enfrentarla colectivamente será nuestro compromiso como Red de Comunicadoras Bahía Blanca.

Esta labor tendrá continuidad porque lo que nos pasó y pasa a las trabajadoras de la comunicación locales en nuestros trabajos no es una sensación individual sino una realidad colectiva.