(Carla Pereuilh y Facundo Muñoz – FM De la Calle)Ayer comenzaron las audiencias testimoniales en el juicio por el femicidio de Liliana Díaz Benítez (29), la joven que residía en Coronel Dorrego y fue asesinada de un balazo en la sien por su ex pareja y único imputado en el proceso, Marcelo Camarero (49).
La causa por homicidio agravado por la situación de pareja y femicidio tramita en el Tribunal en lo Criminal Nº 3 de nuestra ciudad, integrado por los jueces Eduardo D’Empaire, Guillermo López Camelo, y la jueza Alejandra Castaño. En representación del Ministerio Público Fiscal interviene Mauricio Del Cero, Viviana Lozano como representante de la familia de la víctima y la defensa del acusado está a cargo de Ignacio de Franco.
El jueves el tribunal escuchó declaraciones de veinte testigos, entre quienes se encontraban amigxs de la víctima y de Camarero, funcionarios municipales, fuerzas de seguridad que intervinieron el día del hecho y testigos oculares.
El oficial de policía José Gallego sostuvo que “entre las ocho o nueve de la noche ingresan a la comisaría un grupo de personas, Camarero entre ellas, manifestando que habían matado a una mujer”. Además expresó que al imputado se lo podía notar “muy alcoholizado” y que “ingresó caminando con sus abogados”, confesándole durante su estadía en la dependencia policial que “había tenido una pelea con Lili”.
También comentó que cuando fueron a la casa del imputado encontraron el arma,“no recuerdo si fue en la cocina o en el balcón” pero sí que había “Clonazepam y muchas botellas de fernet” y que la puerta del domicilio la abrió el hermano de Camarero, quien “no poseía llave del mismo”.
El Director de Asuntos Legales de la Municipalidad de Dorrego, Leopoldo Vega, dijo que recibió “una llamada que sostiene que Camarero contó que había cometido un delito en la vía pública”. “Se comentaba que había matado a la novia”.
El secretario de Seguridad, José Del Valle, explicó que “recibió una llamada de una persona que le dice del hecho” y decide notificar al fiscal Romero Jardín quien le pide que se acerque a la Fiscalía. Cuando iba hacía el lugar ve a Camarero subir a una camioneta: “subía por sus propios medios, pero lo ayudaban igual”.
Los peritos
Maximiliano Correa, inspector municipal que se encontraba en la calle cubriendo el turno noche, contó que fue llevado a la cochera en la que se encontraba el auto de Camarero con el cuerpo sin vida de Liliana. Además, dijo que al lugar “entraron con linternas, el auto estaba estacionado al final” pero “no recordaba muchos detalles de ese día”.
El médico cirujano del Hospital Municipal de Dorrego, Mauro Ariel Sueldo, formó parte de los informes que se elevaron a la causa. Sueldo sostuvo que en el cuerpo de la víctima “a simple vista se veía que tenía un palito de chupetín en la boca y el celular en su mano”.
Respecto a la autopsia, confirmó que “fue una muerte súbita espasmódica, por el trayecto que hace el proyectil y las partes del cerebro que toca”, lo que produjo que la víctima hiciera fuerza con la boca retuviera el palito del chupetín incluso después del deceso. “No recuerdo si había alguna botella de bebida alcohólica dentro del auto”, manifestó.
Alejandro Luis Müller, integrante de la Policía Científica de Tres Arroyos, dijo haber sido requerido en un hecho de un presunto homicidio. Al presentarse en la escena se encontró con “un automóvil Peugeot, negro, en su interior un cuerpo sin vida”. Sobre la posibilidad de que el disparo se hubiera efectuado desde el exterior argumentó que “no se observó ningún vidrio en el interior del vehículo”. Asimismo, comentó que “no se encontró ninguna impronta del proyectil fuera de la cochera (pared, techo)” y que “el vehículo estaba correctamente estacionado, en forma recta vertical”.
El entorno de Camarero
Fabián Zorzano, vecino y médico clínico del imputado, contó que Camarero fue a su consulta por primera vez en 2014 y que luego de algunos estudios le recetó Clonazepam 0,5 hasta 1mg, que es “una dosis normal a baja para una persona de la contextura de camarero”.
Sobre los efectos que puede causar la ingesta de este fármaco mezclado con alcohol afirmó que “depende de cada paciente, pero puede producir la pérdida de reflejos. […] Cuando se toma una medicación por mucho tiempo disminuyen los daños colaterales”.
Ariel Fernández, dueño de la confitería en la que solía juntarse Camarero con algunos de sus amigos, argumentó que “no sabía si (Camarero) tenía una relación. Por comentarios de la calle sí, pero yo no lo había visto”. Declaró que Camarero consumía alcohol y confirmó haberlo visto manejando su auto entre las 8 y las 9 de la noche el día del hecho. Sobre la víctima dijo: “Liliana era una chica buenísima”.
Andrés Pinto, amigo de Camarero, explicó esa noche que el imputado lo llamó diciéndole “me mandé una cagada, le pegué un tiro a la negra”, sin embargo, ayer cuando declaró no recordó si le había dicho algo más aparte de “me mandé una cagada”.
Ante la llamada del imputado, Pinto llamó a Mehemed (otro amigo) y fueron a buscar al hermano de Camarero. Jorge Mehemed corroboraría esta versión en su declaración y agregó que el imputado “era una persona normal”. Yamil Mehemed, hijo de Jorge Mehemed, afirmó: “Lo que sé es lo que me contó mi papá, lo acompañé y nos encontramos con el abogado”. Sobre su relación con Camarero dijo: “Yo lo conozco porque iba al negocio (en el que trabaja) y porque andaba con la hija del hermano”.
Sebastián Buciarelli conocido de Camarero y Liliana expresó que se enteró de lo ocurrido esa noche por Camarero quien le confesó que “se le había escapado un tiro” y que al hablar con él le notó la voz rara, balbuceante.
Hoy declaró el psiquiatra Rubén Darío Eberhardt, quién ejerce hace 41 años. Camarero tenía turno el 17 de junio de 2016 y el teléfono que brindó resulto ser el de Andrés Pinto. Eberhardt aseguró “trato de usar psicoterapia, para escuchar. De acuerdo al caso, la medicación y, si es posible, la menor cantidad”.
Explicó que no da recetas sin ver al paciente antes y certificó que si se le da clonazepam se le explica expresamente las contraindicaciones a la persona. La defensa le preguntó si estaba familiarizado con el ‘trastorno mental transitorio’. El psiquiatra explicó que no pero “puedo deducir de qué se trata”.
El entorno de Liliana
Hoy también brindó su testimonio Ana Ocampo, madre de Jorgelina (declaró ayer). Liliana trabajaba en la casa de su mamá y comentó que a Camarero lo vio una sola vez. “[Lili] un día se fue y volvió a los 2 meses. Creí que estaba en Paraguay pero estaba con Marcelo Camarero.
Un día “llamó un chico a casa, se hizo pasar por Rainieri, y me pidió el celular de Lili. Después volvió a llamar y se presentó como Marcelo Camarero, ‘la pareja de Lili’.” Ana dijo: Lili para mí era como una hija “.
El fiscal del Cero le preguntó a Ana si Camarero la seguía llamando, “llamaba todos los días, hasta unos días antes de lo de Lili”.
El último mensaje que Ana recibió de Camarero fue una nota que decía “que era una persona buena y que me iba a mandar un regalo envuelto en papel rojo que no iba a olvidar”. “Ella quería estudiar, ser alguien”. ¿Cómo se enteró de la muerte de Liliana? “Me llama mi hija [Jorgelina Ocampo] y me dice ‘mama, por favor, Camarero mató a Lili'”.
Rodrigo D’Annunzio, separado hace diez años de Liliana, dijo que “Lili me llenó el corazón; le propuse empezar una vida juntos, pero yo no tenía nada”.
Aseguró que a Camarero lo tenía de vista. “La Negra estuvo acá todo el tiempo que la buscaste” [en referencia a los dos meses donde también había dejado de trabajar en lo de Ocampo]. D’Annunzio agregó: “Cuando me empezó a hablar de ella perdí el miedo (al arma que tenía en su cintura), me empezó a decir que Lili era mala mina, específicamente “puta”, atorranta”. Esperaba que ella me dijera que estaba con Marcelo”.
Cuando Nelson Iriarte, amigo de ambos, quien es señalado como el que difundió imágenes íntimas de la víctima, falleció de una enfermedad terminal, Rodrigo le envió un mensaje a Liliana: “No es mi intención molestarte sólo quiero decirte que Nelson falleció”.
D’Annunzio estaba al tanto de los maltratos por parte de Camarero. Liliana “mucho no me pudo decir, pero me mostró un mensaje y la trató de ‘negra puta’. Le dije que si no hacía una denuncia, que cambie el número”. Después de la crisis de pareja hicieron un viaje a San Blas para hablar y “Lili apareció con la muñeca rota, dijo que le pegó a la mesada porque Camarero no la había dejado ir al velorio de Nelson”.
Cuando D’Annunzio terminó su declaración se sacó el buzo para lucir una remera que dice ‘Justicia por Liliana’.
Juan Ignacio y Maximiliano González eran compañeros de Liliana. Fueron al Instituto el día del hecho y en el recreo, entre 18:30 y 19:30, Lili recibió un llamado. No volvió a entrar a clases. Ambos coincidieron en que “debe estar con Camarero”.
Juan Ignacio dijo: “Salimos del colegio 21:30 y el auto seguía en el estacionamiento”. Le avisó por mensaje a Lili que iba a lo de un amigo. Él tenía la mochila de ella y cuando buscó la llave del auto encontró un fajo de dinero. “Al rato una compañera nos avisó que le habían disparado a Lili”.
Maximiliano dijo que Liliana “era buenísima, tenía un corazón enorme. Sabíamos que Marcelo Camarero tenía antecedentes de que le había pegado a la ex mujer”.
Elvio Díaz Benítez, hermano de la víctima, testificó que no conocía a Camarero en persona, pero sí tenía buena relación con Rodrigo, la ex pareja. “Rompió esa relación tranquilamente, sin escándalo y comenzó la segunda relación [con Camarero].”
“Le enviaba mensajes que era una puta, que no iba a cambiar más. ‘Mira lo que me dice este’”, le dijo Liliana a Elvio. “Hablamos, lloramos, nos reencontramos” porque el imputado no le permitía hablar con la familia. Durante su estadía “recibió llamados continuos de su parte”, aseguró.
Él se enteró de la muerte de Liliana por Facebook, llamó a la hermana menor quien le dijo: “Hablé con ella esta noche [el día del hecho], está bien, tranquila”. “A mi hermana le preocupaba la situación, Lili le había comentado: “Me apuntó con un arma en la cabeza” y no tenía miedo “porque si lo fuera a hacer, ya lo habría hecho”.