“Respondiendo a intereses electorales , los gobiernos no se exponen fácilmente a irritar a la población con medidas que pueden afectar al nivel de consumo o poner en riesgo inversiones financieras”
“…hacer creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero”
Laudato SI
(Por Laura García Vazquez) Cop21 fue la sigla de la Conferencia sobre el Cambio Climático de París que se conoce oficialmente como la 21ª Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), órgano de la ONU responsable del clima, cuya sede se encuentra en Bonn, Alemania. La Conferencia también funcionó como la 11ª Reunión de las Partes en el Protocolo de Kioto.
Según los medios “La COP21 finalizó exitosamente con la adopción del Acuerdo de París, que facilitará que 195 países puedan reducir sus emisiones y adaptarse a un clima diferente.”
El conocido como Acuerdo de París al que se ha arribado el sábado 12 de diciembre pasado en el marco de la COP21 es celebrado con bombos y platillos, pero, quiénes celebran? veamos algunos datos concretos:
China va a seguir aumentando sus emisiones, al menos hasta el año 2030 por ende las emisiones continuarán aumentando a nivel mundial.
Los países no estarán internacionalmente obligados a cumplir con sus objetivos expresados en las Contribuciones ni se establecen sanciones para los mismos.
El primer balance del Acuerdo de París se realizaría recién en 2023 (dentro de ocho años)
Dentro del mismo acuerdo hay un desfasaje entre los niveles de disminución de las emisiones de gas de efecto invernadero prometidos por las partes (los países) y las metas a alcanzar que se señalan en el mismo acuerdo.
Hay un excesivo énfasis en señalar que los países llamados “desarrollados” tienen que ayudar a los países “en desarrollo” a “adaptarse” al cambio climático.
Nada se dice con respecto a la justicia ambiental y la deuda climática ocasionada por los países más poderosos, es decir “más desarrollados” del mundo. Han sido Estados Unidos y la Unión Europea quienes imponen su postura en este punto protegiéndose y protegiendo a sus empresas de los juicios por daños causados al clima mundial, la desaparición de glaciares y la subida del nivel del mar.
Nada se dice con respecto a las prácticas extractivas más peligrosas y contaminantes, entre ellas el fracking o fractura hidráulica, lo cual también conlleva un contrasentido en sí mismo.
No quedan compromisos vinculantes de reducción de emisiones.
La sobre-oferta actual de combustibles fósiles y su precio barato, y también la deforestación, hacen improbable que se limite el aumento de temperatura, contrariamente a lo proclamado en París. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera seguirá aumentando.
Es decir, el objetivo principal no ha sido logrado, al menos, no por ahora, desconociendo la gravedad y la urgencia del tema.
Decía Naomi Klein hace unos días:
“…el tiempo es tan corto, que no vamos a llegar a donde tenemos que ir con pasos de bebé.
Communities should own and control their own renewable energy projects. Las comunidades deben poseer y controlar sus propios proyectos de energía renovable.
We have to go for it, on all fronts, and tell a coherent story about how all of our issues are connected by a different set of values about how we should treat one another and the natural world that is the source of all life. Tenemos que ir a por ello, en todos los frentes, y contar una historia coherente sobre cómo todos nuestros problemas están conectados por un conjunto diferente de valores acerca de cómo debemos tratarnos unos a otros y el mundo natural que es la fuente de toda vida.
Friends, time is not just short. Amigos, el tiempo no es sólo corto. We have run out of time. Nos hemos quedado sin tiempo. This is our historical moment. Este es nuestro momento histórico.”
Evo Morales participó de la Cumbre presentando las extensas conclusiones de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y defensa de la Vida realizada en octubre de este año 2015 en Cochabamba, Bolivia, que dice, entre otras cuestiones, en su extenso texto:
” La colonización atmosférica con la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, producto de la excesiva e irracional industrialización de los países desarrollados, ha quebrado el equilibrio en la Madre Tierra. Si la temperatura se incrementa más allá de los 1,5 grados centígrados estaremos viviendo una catástrofe planetaria. Ante la impunidad de los delitos de los países contra la Madre Tierra, es una necesidad inmediata contar con un sistema jurídico internacional que castigue a los países que no cumplen con sus compromisos internacionales de proteger la integridad de la Madre Tierra.”
“El capitalismo ha contraído múltiples deudas con la humanidad y con la Madre Tierra, como ser la deuda climática, deuda social y deuda ecológica. Los países capitalistas y desarrollados han profundizado la brecha entre ricos y pobres que existen en el mundo, han impulsado la expropiación y la usurpación de recursos naturales de los pueblos y países del Sur, han acumulado la riqueza, en detrimento del bienestar de nuestros pueblos, deteriorando su riqueza espiritual y moral.”
En su breve intervención en París, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, expresó con claridad la necesidad de señalar tanto las causas del calentamiento global así como denominar la triada del individualismo, el egoísmo y el consumismo como la “plaga” que destruye la humanidad.
Desde Argentina, en este momento donde nuestro país se destaca por contribuir a lo que algunos denominan el fin de ciclo de los “gobiernos progresistas” en América Latina (me refiero a las recientes elecciones ganadas por Mauricio Macri y la alianza Cambiemos) , creemos necesario, una vez más, reflexionar sobre el tema que nos ocupa y las responsabilidades de estos gobiernos y preguntarnos:
¿Han podido, al menos establecer como idea, otro modelo de desarrollo que no responda al lenguaje de los poderosos del mundo, sean estos países o empresas transnacionales?
Para desarmar las trampas deben ofrecerse alternativas que puedan contradecir de forma concreta los argumentos de las mismas.
Por eso es necesario salir de la lógica de que para lograr vida digna para toda la población la única forma posible es la expansión del consumo, cuando en realidad lo que hay que expandir son los derechos y para que estos derechos sean visibilizados es necesario dar una batalla cultural que ponga la vida humana como la prioridad a cuidar. De allí en más, y como consecuencia de esta premisa cuidar la Madre Tierra de Evo Morales o la Casa Común del Papa Francisco es un deber insoslayable.
¿Si el IndividualismoEgoísmoConsumismo es una plaga, no hay que combatirla con todas nuestras fuerzas?
Se nos sigue ofreciendo el modelo de desarrollo tradicional, con todo lo que implica como la única forma de combatir la pobreza, y esto es una burda mentira. Nunca nos mostrarán la diferencia real, económica y ecológica, entre una economía dominada por la industria automotriz, basada en el automóvil particular e individual y lo que significaría un sistema de transporte público democrático, económico y ecológico que asegurara derechos de la población y calidad de vida. Este simple ejemplo demuestra quién manda y determina nuestras conductas. Las categorías tradicionales con respecto al poder continúan plenamente vigentes, lo que ha cambiado es el modelo cultural cuyo basamento es la plaga a la que se refiere Evo Morales, entonces, el mayor desafío consiste en combatirla para defender la vida.
Cuando el Acuerdo de París hace hincapié en la “ayuda” que deben brindar los países “desarrollados” a los países “en desarrollo” lo que se pretende seguir es un modelo basado en la dominación y que traerá, quizás, un negocio más, el de la “Economía Verde” dentro de la cual los países “desarrollados” “ayudarán” a los países “en desarrollo” a “adaptarse” al cambio climático, que no es una fatalidad como se pretende mostrar sino el resultado de un sistema, de un orden mundial injusto e inhumano.
Dice el Acuerdo de París en su Artículo 2:
“El presente Acuerdo, al mejorar la aplicación de la Convención, incluido el logro de su objetivo, tiene por objeto reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza,…”
Nuestro nuevo gobierno, el encabezado por el ingeniero Mauricio Macri, sostuvo, también como objetivo, pobreza 0, y, según dicen, para lograrla, casualmente, también necesitamos “desarrollo” y por lo tanto infraestructura, y por lo tanto “inversión privada y extranjera” y, por lo tanto, endeudamiento, y, por lo tanto, en nuestra condición de país dependiente condicionarán nuestras políticas los que vienen a “ayudarnos” y quizás, esto disminuya la pobreza, cuyo “objetivo” era llevarla a 0. Obviamente son eufemismos calcados y correspondientes entre el texto del Acuerdo de París y el discurso del flamante gobierno argentino.
Tantas comillas son necesarias para poner en cuestionamiento la realidad a través de las palabras utilizadas. El cambio climático sigue siendo un tema crucial para la humanidad y construir una alternativa una necesidad urgente.
Entonces, decimos, no es cierto que necesitamos “desarrollarnos” para vivir todos dignamente.