(Por Astor Vitali) En el discurso de inicio de sesiones ordinarias del Honorable Concejo Deliberante de Bahía Blanca, el intendente Héctor Gay anunció la reapertura de la Orquesta Infanto Juvenil durante el mes de mayo. Esa misma orquesta que su gestión decidió cerrar. Permaneció cerradas durante tres años. Más de 30 pibes y pibas se quedaron sin su orquesta.
Durante esos tres años, los profesores de la orquesta han dado una lección de lucha cívica y gremial. De lucha cívica porque antepusieron sus propios intereses para sostener la bandera de la reapertura de la orquesta, en vista de los derechos culturales de los niños, niñas y adolescentes. Y de lucha gremial porque siempre sostuvieron que para que la orquesta funcionara bien, es decir, para que los pibes y las pibas tuvieran una orquesta en condiciones, hacía falta regularizar la situación laboral también.
Durante ese período, la comunidad recibió insultos y agresiones por parte de los funcionarios públicos Ricardo Margo (Instituto Cultural) y Morena Llanca Rosselló (Educación). Incuso el propio intendente los estigmatizó señalándolos como “elementos ideológicos”, haciendo despliegue de sus conocimientos de la terminología “antisubversiva” de épocas oscuras.
Bancas 25. Una veintena de notas por mesa de entrada. Conferencias de prensa. Actividades públicas denunciando la situación. Ollas populares. Ha sido esa lucha gremial la que hizo que el tema recorriera de punta a punta la ciudad generando una indignación generalizada sobre tan violenta medida de cierre absolutamente arbitraria por parte de las autoridades.
Al propio intendente lo han parado haciendo compras y lo han interpelado: “señor intendente ¿por qué hicieron eso? Señor intendente ¿Por qué no los atiende? Señor intendente ¿cuándo vuelve la orquesta?”
Esta última pregunta (¿cuándo vuelve la orquesta?) estaba en boca de cada niño y niña. Siempre preguntando lo mismo cuando se cruzaban circunstancialmente a los profes. Es que la medida de cierre no tenía más razón de ser que el ejercicio autoritario de la función pública y el encono de clase de quienes no soportan que los y las de abajo sean capaces de organizarse y argüir planteos a cuya razón evidentemente les asiste de manera completa.
Esta semana hubo un concurso de cuál participaron autoridades provincial. Con tejes y manejes, las autoridades políticas municipales buscaron la herramienta del concurso pensando en que de esta manera podían dejar afuera, por cansancio o por capacidad, a quienes entregaron 8 años de su vida a este proyecto. Subestimaron una vez más. Se equivocaron. En la mañana de ayer, el resultado del jurado ratificó que las personas calificadas para ocupar esos cargos son precisamente los profesores a quienes intentaron dejar afuera.
“Qué vuelva la orquesta es que vuelvan sus profes” fue la campaña que la UMSur realizó en búsqueda de concientizar a la comunidad respecto de la justicia del reclamo. Si el gobierno cumple con su palabra, luego de tantos años de lucha podemos decir que “volvió la orquesta y volvieron sus profes”. Al menos aquellos que siguieron levantando la bandera de la reapertura en este contexto de adversidad.
Esta lucha es verdaderamente ejemplar desde el punto de vista en que se lo mire. En un contexto donde todo el mundo baja los brazos o espera que un milagro vire el destino del país por vía electoral, como si todo siempre dependiera de los de arriba, celebramos ampliamente la conciencia, la empatía y la solidaridad de los y las de abajo.
Que la “única lucha que se pierde es la que se abandona” sería una verdad de Perogrullo, si no fuera porque estas pequeñas grandes victorias lo ratifican como una verdad conmovedora.