(Por Astor Vitali) En la actualidad, de anuncios vive la política. Esto no deja de ser una contradicción ya que se supone que la política es la acción organizativa de las sociedades. Sin embargo, en el contexto de las bajas expectativas sociales generales, alcanza con un conjunto de anuncios. Chamuyo, según define el lunfardo.

Te dicen que la cosa va mal pero son todas medidas necesarias para estar mejor. ¿Basados en qué? ¿Cómo se supone que las actuales medidas económicas alguna vez redunden en beneficio para las mayorías? No hay un dato de la economía real que sostenga semejante afirmación. Sin embargo, se dice y chau. Chamuyo.

Pobreza cero, segundo semestre y otra cantidad de slogans incumplidos son un conjunto de anuncios que concatenan la política Cambiemos. La realidad va por otro lado.

Para hacer un análisis académico de la realidad argentina hacen faltas cenicientos académicos. Para hacer un análisis económico hacen faltan conocimientos económicos. Para saber cómo va la economía no hace falta más que ser parte de la economía. Todo el mundo es parte de la economía. Todo el mundo compra, trabaja o fue despedido o es asistido, etc. Todo el mundo sabe cómo va la cosa. Todo el mundo sabe si mejoró o empeoró.

Ojo que hay sectores a los que les va bien. Diríamos que, en rigor, desde Martínez de Hoz hasta la fecha al sector financiero le va sistemáticamente bien, incluso superando los límites de lo creíble. Además es el único sector al que el estado no duda en asistir a través de los llamados salvatajes financieros.

Hasta ahora el chamuyo viene siendo efectivo. Sin embargo, daría la sensación de que el chamuyo tiene un límite.

Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo

Si bien esta es una sociedad con una memoria a cortísimo plazo también es cierto que la realidad económica empieza a mostrar desengaño. ¿Cómo estás vos? ¿Cuánto ganás? ¿Qué te cubre tu obra social? ¿Cómo la pasás si vas al sistema de salud público? ¿Cómo está la educación? ¿Hace cuánto que no hablás con un profe? ¿Cómo la pasan tus pibes en la escuela? ¿Cómo estás? ¿Seguís laburando? ¿Estás soportando las presiones de un patrón o de un gerente para no perder el laburo? ¿Estás endeudado en mil millones de cuotas para comprar lo básico para vivir? ¿Cómo estás?

Estas preguntas son básicas como para que uno pueda hacer una evaluación de su realidad económica. Son cómo fórmulas para saber dónde uno está parado. Otra fórmula, frente a la lucha de pobres contra pobres frente a un reclamo es preguntarse si ese reclamo es justo y, de inmediato, de qué lado me posiciono. Basta con eso basta.

Decíamos que hasta ahora el chamuyo viene siendo efectivo. Sin embargo, y a juzgar por el humor popular de los últimos meses, daría la sensación de que el chamuyo tiene un límite.

 

Foto: igdigital

(Por Astor Vitali) ¿Qué es una programación? Es sonido. Es decisión. Es música. Es mensaje. Son voces. Son ideas. Son sentimientos. Es conversación. Es interpelación. Es búsqueda y encuentro. Es deseo y es vida. Es todo esto.

Una programación suena. Todo el día. Todos los días. A toda hora. Dice cosas. Cada pieza artística dice algo. Cada conductor o conductora dicen y dicen de manera distinta. Cada timbre de voz es un universo propio. Una Marca de Radio.

Lo que suena en el aire es una decisión. En este caso de un colectivo. Por eso uno quiere tener todo Bajo Control. Porque todo es mensaje.

Pero resulta que después hay que hacer los Sueños Posibles y aparecen nuevas propuestas que te muestran nuevos caminos y Mundos Imaginarios que no pensabas. “Me caigo y me levanto”, decía Cortazar y lo hacés porque en el fondo, aunque todo duela como un Golpe de Metal, sabés que Mañana es mejor. O al menos lo esperás.

Pero no sólo esperás sino que además intentás construirlo. Querés que El despertar de la calle sea ya y que todos y todas cantemos, que hagamos Música de la calle hasta seguir en una Trasnoche de la calle llena de música y poesía. Nos alumbra esta Luna de Alpiste. Siempre que abramos el oído. Y nos hacemos Fanáticos del mar y su sonido.

Al Dorso del nuevo día amanece El Desconcierto, como siempre. Decís “Mu” a ver si estás despierto o si es un sueño. Era un sueño. 20 Mil Besos para tu descanso. Un Grillo en tu Almohada te desierta y te molesta y está bien que te moleste porque en el fondo son esos Sonidos Clandestinos los que te despiertan bien, como una Dosis Deportiva en la que arrancás con todo porque al final, la vida es como Un Clásico de Barrio en el que todo Impulso Cooperativo te da fuerzas para seguir de pie.

Sí, ya sé. Un nuevo día es una Travesía. Humildemente, mientras caliento el mate, Te Doy Una Canción para afrontarlo. Para cuando estés triste, una murga te levanta la mueca de la sonrisa, Cucharón desborda de Radio y de sueños.

Te topás con El Huevo de la Serpiente y, en voz baja, una Entrevista Clandestina te revela, al oído, Crónicas de la Escena que llevabas escondidas bajo tus alas. ¿De qué alas me hablás, gurí? Y te digo: anímate. Hacete un juicio Oral y Público y vos mismo y descubrí todas las pruebas de tu belleza. La que te ven a diario quienes te quieren. Espejos Todavía hacen falta para mirar más allá de nuestro reflejo.

La Retaguardia es uno mismo en otro tiempo. Por eso, escuchamos un Resumen Latinoamericano en cada canción que suena y en cada grupo un Encuentro de Músicos.

Escucho allí voces jóvenes, Descordinades. Unos espera que también irreverentes y magistrales.

Bueno, voy terminando. “¡Buen Finde!” es siempre un buen deseo para quienes dejamos todo en la semana en haciendo radio o haciendo. Hacer es gran cosa frente al deshacer de estas tijeras que hacen sombra.

En el fondo, será porque le tenemos Rabia al Silencio que En Eso Estamos, haciendo radio, buscando preguntas para cambiar el aire.

(Por Astor Vitali) El sentimiento de impotencia debe ser uno de los más frustrantes. El sentimiento de impotencia ante una injusticia, ante los abusos autoritarios, es agobiante. Uno mismo se siente inútil y hasta culpable. Culpable. ¡Qué sentimiento la culpa!

Últimamente tengo la sensación de que está invertida la carga de la responsabilidad. Cuando un grupo de personas protesta ante una injusticia evidente resulta que son señaladas por tener una actitud “negativa”. Cuando alguien grita ante una injusticia resulta que no tiene buenos modos y hasta se siente compelido a disculparse. Cuando a alguien no le alcanza para morfar y reclama, siente que tiene que explicar que no está pidiendo un sueldo digno sino por un conjunto de cosas. Se siente culpable.

Y uno se pregunta: ¿Sienten culpa quienes se enriquecen a costa del empobrecimiento masivo?

Cambiemos ha sabido utilizar esta técnica de la violencia pasiva con maestría. Vas a hacer un reclamo y, en caso de que algún funcionario te atienda, llega un momento en que levantás la voz porque lo que estás diciendo es indignante y porque quien tiene la responsabilidad de que la cosa cambie es ese que tenés enfrente. Y ese o esa que tenés en frente es capaz de poner cara de víctima y decir: “Así no se puede hablar. Si no es con buenos modos no se puede construir”.

Entonces te vas de la oficina sin ninguna respuesta y con la carga de que por tus modos todo está mal.

Si una medida económica empobrece a miles y vos la denuncias con algún método de protesta resulta que sos un quilombero con el que “no se puede hablar”. ¿Cómo es esto? Está invertida la carga de la responsabilidad porque quien ejerce la violencia es quien tiene el poder, sobre todo cuando se trata del poder público, de tomar medidas en sentido del beneficio común y, en cambio, decide hacer lo contrario.

Pero vos te vas a tu casa, luego de una reunión de reclamo, pensando si hiciste todo bien, si será porque utilizaste tal tono o tal palabra que no se otorgó tal cosa. Resulta además que esa “tal cosa” en general se enmarca en derechos cuya responsabilidad de ejecución está en manos de esas personas a quienes les vas a reclamar.

Nos llevan a una situación de confusión insoportable. El que no tiene laburo se culpa por si no hizo todo lo posible cuando en rigor hay ámbitos de decisión en los que hicieron todo lo posible para dejarle sin laburo.

Cuando despiden masivamente, como ha ocurrido con dos empresas en la ciudad en las últimas horas, los trabajadores y las trabajadoras sienten que tienen que “portarse bien” a ver si el patrón los considera. Y resulta que el patrón tomó la decisión hace rato y nada tiene que ver cómo “te portes” o si hacés los deberes sino que la única conducta condenable es la usura improductiva de esos nuevos ricos. Porque quiebra la empresa pero ellos no.

Se le adjudica a Napoleón Bonaparte la siguiente sentencia: “Hay solamente dos poderes en el mundo: la espada y el espíritu. A la larga, la espada siempre será vencida por el espíritu”.

Hubo un período de nuestra historia reciente en el que la espada se gastó de tanto atacarnos. Y sí, hablo en plural de un grupo contra otro porque siempre hay unos que ganan y otros que pierden. Qué va a ser. No nos gusta, pero es así. Al menos hasta el momento es así.

Daría la sensación de que en este período del devenir argentino los poderes económico y político han decidido estratégicamente esclavizar el espíritu. Cambiar la espada por la estrategia de esclavizar el espíritu. La rebeldía es condenada de anacrónica, incivilizada y violenta. Aun cuando una funcionaria abale, por ejemplo, disparar a un nene por la espalda, como ha ocurrido en la Argentina de Bulrich, repudiar a esa funcionaria se presenta como “antidemocrático”.

¿Por qué no se dejan de joder? En serio: déjenos de joder un poco. Hay que revindicar el derecho a la rebeldía porque son ellos los que están haciendo de la violencia pasiva un ejercicio insoportable. Hay derecho a decir basta y espetar el repudio justo contra los injustos.

 

Imagen: La Manifestación. Antonio Berni. 

(Por Astor Vital) “Con nuestra historia a cuestas para celebrar que hace 191 años el coronel Ramón Estomba comenzó a erigir la Fortaleza Protectora Argentina, asentamiento que derivó en lo que sería una de las ciudades más importantes de la República Argentina”, abrió el intendente Héctor Gay su discurso institucional por el aniversario oficial de Bahía Blanca.

Para que nadie se confunda, agregó que “resulta apasionante repasar los detalles de aquella gesta y detenernos en los nombres propios de quienes la llevaron adelante: Estomba, Morel, Martiniano Rodríguez y tantos otros”.

Digo para que nadie se confunda porque el jefe comunal no hace una celebración formal del cumpleaños ciudadano sino una reivindicación de las figuras que levantaron la llamada “frontera contra el indio” sin mediar autocrítica como estado sobre el asunto y sin mencionar al menos por arriba el atropello fundacional sobre el que se erige Bahía Blanca o La tierra del Diablo, como se definía antes de los sueños progresistas de los genocidas.

Pasando al capítulo de la actualidad, Gay sostuvo que tiene en claro que “la ciudad que hoy tenemos es fruto del trabajo de todos, superación de obstáculos y consolidación de nuestra identidad”. Pregunto: ¿Cuál es nuestra identidad? Sinceramente, como ayer conversamos con la Dra. Mabel Cernadas, co-autora del libro presentado en las últimas horas la ciudad de Bahía Blanca, hay un entramado complejo de identidades locales expresadas en los valores, tendencias y prácticas que las evidencian.

Hay identidades grises, alcahuetas y milicotas. Sí, las hay y tienen mucha prensa. También las solidarias, coloridas y creativas. De la tensión de esos dos polos en disputa se constituye la materia bahiense. Bahía es la palestra soterrada de esta lucha estridente.

El intendente dijo que esta ciudad “ha sido cuna de hombres y mujeres ilustres, de gente emprendedora y solidaria, de artistas deportistas e intelectuales que han trascendido nuestras fronteras, todos orgullosos de su historia, de terruño y de su origen”. Es posible que por agradecimiento o pudor muchas de estas personas digan buenas cosas de su ciudad de origen pero es menester aclarar que, desde el punto de vista del apoyo oficial, todas esas personas en general han sido lo que son a pesar de los gobiernos y nos gracias a su aliento.

Para continuar, Gay agregó que últimamente se ha vuelto a hablar mucho de la estratégica ubicación de esta urbe pero contrastó que “debe quedar en claro en su gente es el activo más importante”. Sin embargo, es el activo menos cuidado por quienes detentan responsabilidades políticas.

Sostuvo también que somos “centro de referencia de una amplia región entre otras cosas por la oferta cultural y su educación”. Será que el responsable político del cierre de decenas de talleres y del Teatro Municipal de Bahía Blanca tenga buenos dotes actorales como para sostener esta línea sin inmutarse.

Más tarde reconoció “falencias, déficit de infraestructura y una desigualdad socio económica que parece tender a ser crónica”. ¿No estaría desde hace cuatro años en buena medida bajo su responsabilidad que esto fluya en otro sentido?

Después de otra serie de vaguedades como “no está fácil pero tampoco lo estuvo para los fundadores”, el intendente enumeró cinco ejes de trabajo en su gestión: “Transparencia en el manejo de la cosa pública, disciplina fiscal, obra pública para mejorar la calidad de vida, políticas sociales y de salud que atienden a los sectores más vulnerables y equipo de trabajo respetuosos de la pluralidad de ideas”.

¿Por qué será que la enumeración de estos elementos me remiten a una realidad contrastablemente ajena a la que vivimos a diario? Una vez más, no alcanza con nombrar las cosas para que ellas existan.

Durante la apertura de sesiones ordinarias de las legislaturas nacional, provincial y local, titulamos Psicosis al comentario editorial de la fecha. Dijimos que aquellas jornadas estuvieron signadas  “por la articulación sicótica y fantasiosa” de los responsables de estado en la enunciación de su relato. Sin novedades y con coherencia, el funcionario público número uno por estos lares ratifica los términos fantasiosos de un discurso sin contacto con la realidad que padecemos a diario.

(Por Astor Vitali) “No hay derecho”, decía mi abuelo. “No hay derecho”, repetía una y otra vez cuando alguna situación lo indignaba. Es una expresión precisa. Refiere a que tal persona no tiene derecho a cometer determinado acto sobre otra u otras.

Estuve hablando con trabajadores de la empresa Lucaioli buena parte de esta tarde. Más allá de las precisiones documentales, esta tarde me concentré en escuchar sus testimonios. ¿Qué querés? Obviamente hasta no tener mayores certezas la mayoría no va a hablar públicamente.

La situación, como se sabe, está centrada en que no los despiden pero cesan actividades. Y claro está, no perciben sueldos. Entonces, en caso de que tuvieran oportunidad de conseguir otro trabajo, está rehenes de que la firma decida despedirles o reubicarles. Según un audio que trascendió del gerente porteño, la posibilidad de reabrir puertas no está en las miras. Al estar dados de alta como laburantes de Lucaioli no pueden tomarles en otro lugar.

Tienen deuda de un par de meses y aguinaldo. Hoy, algunas cuentas sueldo vieron depositados 4000 pesos. El fondo de desempleo es de un monto similar.

“No hay derecho”, decía mi abuelo y tenía razón. Seguramente, con el paso de los días se irán conociendo testimonios de primera mano de estas historias de vida. Pero yo hoy quiero transmitir algo de lo que me llegó a mí.

“Yo tengo pibes, viejo… ¿Qué hago ahora? Pateando estoy por conseguir otro laburo –porque las personas quieren laburar, señores liberales- pero no me toman porque estos no me dan de baja. Me lo voy a perder. ¿Qué hago, viejo?”, me dijo un laburante.

¿Quién duerme en esa casa? ¿Cómo se duerme y qué se come?

Otro muchacho me dijo: “La verdad que yo TENGO SUERTE porque tengo un solo pibe y no pago alquiler”. También estaba buscando laburo. Buscando laburo en este contexto económico.

Cómo será la cosa que, después de muchos años de prestación a la firma Lucaioli, la mayor esperanza, lo que el ejercicio del poder patronal le generó como deseo a más de un empleados es: que me despidan, por favor, que me despidan.

Es un situación atroz, descarnada y cínica.

Lucaioli era un nombre respetado en la ciudad de Bahía Blanca. El señor cobijó artistas, era sinónimo de confianza local, de cercanía con el negocio en mi barrio. Casi que la actividad financiera en Lucaioli durante la transición de la economía productiva a la financiera era como ir a anotarse en la libreta del barrio. Pero como todo lo que que esta etapa financiera del capitalismo, los nuevos CEOS, los que saben, quienes manejan el ridículo think tank, no tienen ningún interés productivo y les calienta tres carajos el prestigio familiar, el “buen nombre y honor”. Es una cuestión de números y de cuentas bancarias.

Cuando hablo con las familias que quedan -peor que en la calle- de rehenes de un oscuro y cínico gerente no puedo menos que preguntarme ¿Quiénes y por qué son responsables de esta situación? ¿Hubo un cambio de política de la vieja guardia? ¿Será que en el entorno gerencial hay activistas del vaciamiento? ¿Es posible que algunos de esos personeros de las finanzas ya hayan quebrado otras firmas? ¿Y por qué nadie habla de esto?

Después de todo, no siempre hay que tener una reflexión hacia adelante. A veces, alcanza sólo con la indignación. “No hay derecho”, es una burda pero certera manera de empatizar con doscientas familias víctimas de la especulación.

Y, para concluir: ¿Alguien paga por todo esto?

(Por Astor Vitali) Todo pasa y nada queda. Todo nos roza. Esa es la impresión del mundo contemporáneo. Esa es la militancia Cambiamos, también. Hacer que pasen cosas como para que parezca que pasa algo pero en rigor nada pasa.

Este mecanismo consta de una severa ocupación por los anuncios y sus formas. Casi nadie repara luego en si se cumple o no lo anunciado. Más: no importa. Importa mostrar que se hace que se hace.

Bahía Blanca maneja posgrado en este tema. Anuncios de obras estructurales que no se llevan a cabo. Bahía 2040. Las promesas de Vaca Muerta. Las promesas laborales del Polo Petroquímico. Cada promesa hilada por un hato de especialistas en planificaciones (más nunca en aplicaciones).

Se anuncian políticas sociales que mejorarían las anteriores. Pero además se lo hace tomando a uno de imbécil como si no fuera un hecho público y notorio que la mayor parte de los trabajadores y de las trabajadoras abocadas a la cuestión social están mal pagas, precarizadas y sin recursos.

La tomada de pelo aumenta cuando se arman estructuras para crear no estructuras. Hay secretarías enteras (cuyos funcionarios cobran sueldos altos y con beneficios sociales, desde un escritorio y con nula utilidad social) que están creadas para armar no estructuras de trabajadores (sí verdaderamente capacitados) sin sueldos como mandata la constitución, sin estructuras y sin ningún tipo de estabilidad.

Hay que definir claramente que si bien la estabilidad es un reclamo laboral, se trata en rigor de la base de cualquier proyecto pasible de perdurar en el tiempo. Ningún proyecto social puede mantenerse si su estabilidad está cuestionada de origen.

Los pibes y las pibas de los barrios lo saben. Conocen que si un día le abren un taller al día siguiente podrá venir otro selfiefuncionario a cerrar ese taller que le servía para poner uno “de onda” absolutamente inútil a las necesidades barriales.

Pero el anuncio está hecho, la selfie publicada y los medios ya han difundido. La tarea ya está hecha para esta militancia epidérmica. A la gente de a pie no le cambió nada. Al menos en sentido positivo.

El municipio publica una agenda con “un amplio programa de actividades” para el aniversario que el estado municipal se da para su autofestejo. El anuncio es de un montón de líneas. Las actividades: descubrimiento de placas, muestra de granaderos, algo del trabajo de los museos públicos, una visita oficial chilena, ofrenda floral a los restos de Demostenes en la Catedral(¡!), el clásico acto educativo, ceremonia con las autoridades militares y su banda, desfiles, y un par de números artísticos. Por supuesto, paseo gastronómico y foodtrucks.

Yo te invito a que mires en detalle esa agenda y encuentres su sentido. ¿A quién le sirve? ¿A quienes involucra? ¿A quiénes les habla? Más allá de la exitosa militancia marguística del “que vuelvan los sulkys”, avalada por el intendente municipal, y del aprovechamiento de la actividad cultural que ya existe en algunos espacios, el calendario de actividades está pensado para que todo ocurra en superficie, sin mayores contratiempos.

A menudo, los actos “oficiales” se pasan de rosca a un nivel de formalidad absoluta donde nada puede acontecer por fuera del ceremonial. Y esto en política es un punto muerto. Una serie de eventos que buscan no tener significado.

En cambio, la política general que los cobija les da todo el sentido. La militancia por la política epidérmica es aquella que desprecia a la realidad concreta de su pueblo y actúa para las cámaras de sus celulares y se publica en redes.

Lamentablemente, lo único que permite que está política -por ahora- no tenga límites es que por abajo no hay el bullicio suficiente como para que su vibración haga temblar el brazo que sostiene la mano que gatilla la selfie epidérmica. Tal vez un día, atrás del rostro sonriente de los ajustadores, un huracán popular les sorprenda como fondo de imagen.

(Por Astor Vitali) Ayer me puse a escuchar nuevamente el debate Rucci-Tosco. Año 1973. Déjame advertirte que si tu expectativa de un artículo es encontrar la ratificación de una posición tomada, es decir no pensar, pases a la siguiente nota.

No se puede pensar el tema de la organización sindical en este país como un asunto de clubes rivales –mucho menos entre personas de una misma clase social- ni tampoco es soslayable la complejidad característica de nuestro territorio.

En primer término, la República Argentina es un país que de federal tiene solo intenciones. No lo es, no lo ha sido y habrá que ver si lo será. Todo se cocina en Buenos Aires. Lo sindical, también. ¿Cuántas veces cuando conversás con secretarios generales o delegados de base respecto de qué va a hacer su organización acerca de determinado tema te responde “y… nosotros queremos hacer tal cosa pero hay que ver qué deciden en Buenos Aires?

El margen de acción de las seccionales y las delegaciones es muy chico, salvo con respecto a temas de índole meramente local.  Y muchas veces, cuando las seccionales y delegaciones manifiestan posturas críticas a los órganos centralizados en la capital federal, las entidades no son capaces de contener las diferencias sino que recurren a la expulsión, intervención o estigmatización de dirigentes que tienen el mismo derecho a expresarse que cualquier otra (siempre que no sea contrario a los intereses de clase).

Está claro que “la unidad hace la fuerza”. Pero la unidad no es centralismo. La unidad es la articulación de todas las partes que la integran. El centralismo plantea acatamiento acrítico de las partes que obedecen. Este es un dilema para un país como el nuestro.

Para que un modelo sea federal es necesaria la organización de entidades de primer grado que respondan a las realidades concretas regionales (muy diversas, como se ha dicho). Pero las realidades regionales en sí mismas no alcanzan para disputar un modelo económico, un proyecto de economía política de escala nacional e internacional. Para que esto tenga una salida federal hace falta la federación de esas organizaciones en donde las realidades regionales tengan la posibilidad de participar de la discusión política gremial con voz y voto en lugar del acatamiento de los centralismos excluyentes.

De otra manera se evita la verdadera potestad organizativa desde las bases. ¿Cuál es el problema con que se exprese la voz de debajo de los trabajadores y de las trabajadoras? ¿A qué se le tema? ¿No fortifica la organización de la clase obrera el enriquecimiento del debate político desde abajo? ¿Qué modelo de país? ¿Qué economía? ¿Qué cultura? ¿Qué necesidades de formación? ¿Qué proyectos de vivienda? ¿Qué tipo de esparcimiento? ¿No hay derecho de responder estas preguntas desde abajo y con el conjunto? ¿O es que un bahiense, una salteña, un fueguino tienen que esperar a que un porteño rentado defina desde un café de Puerto Madero cómo se vive, cómo se trabaja y cómo se educa en Bahía Blanca, Salta o Tierra del Fuego?

A fines de los ochenta y principios de los noventa hubo una gran discusión acerca del llamado nuevo modelo sindical que dio origen a lo que finalmente se llamó Central de los Trabajadores de Argentina. En los últimos años, la fortaleza que ese nuevo modelo sindical había tomado se vio deshilachada por divisiones mayormente surgidas de diferencias de índole electoral.

En la actualidad, ninguna central de trabajadores y de trabajadoras representa cabalmente la voluntad del pueblo argentino. Cada una representa fragmentos del pensamiento sindical que hacen a un todo con muchas dificultades de articular.

Unidad de acción ha sido el eslogan en un contexto de ajuste terrible. Es natural. Que al menos para decir basta a este modelo económico se unan en acción respecto de las coincidencias en torno a esta realidad económica agresiva para con los sectores populares.

Pero la unidad de acción tiene el límite de la propuesta hacia adelante. Ahí tenemos muchos problemas. Problemas generacionales, de visión política y, por supuesto, atravesados por la crisis de representación general. Problemas de personalismo también, sin duda.

Si todo se sigue discutiendo como un asunto de facciones, de partidarios de un dirigente u otro, de militantes de un club o de otro, lo que se evita es la discusión política de fondo respecto de qué características debe tener la herramienta de lucha de los trabajadores y de las trabajadoras y con qué proyecto.

Es muy probable que haya sectores que posterguen todo debate (incluyendo los salariales que afectan aquí y ahora a sus bases) hasta después de octubre. Se juegan el todo o nada a la cuestión electoral. Ocurre que entre elección y elección no estaríamos resolviendo este tema de fondo y siempre, como clase, terminamos dependiendo de un grupo de políticos profesionales o de otro (según adherencias ideológicas) pero siempre sin resolver nuestra herramienta y nuestro proyecto.

El debate del modelo sindical en Argentina es necesario para esclarecer algo el camino que viene. Es un debate verdaderamente complejo cuya única manera de saldo efectivo es con la participación real de los trabajadores y de las trabajadoras. Más acuerdos de burócratas porteños reproducirán resultados similares: organizaciones sin capacidad de plantarse con la voluntad de la clase. Y además parciales, porque muchas veces se depende de la adherencia a uno u otro partido de los dirigentes en lugar de actuar en función de la voluntad del conjunto de la clase.

No es fácil pero es estratégico. Todas las organizaciones saben operar, distraer, dilatar, apurar, acordar, romper acuerdos y cualquier tipo de rosqueo. El que se te ocurra. Pero así estamos. Debatir el modelo sindical necesario para nuestra clase trabajadora y para este tiempo es una condición para debatir cualquier posibilidad de organización social posterior.

 

Foto: APU

(Por Astor Vitali) En la tarde de hoy, sobre el ala de ingeniería de la UNS, un grupo de personas que  compartieron amistad con Watu, joven asesinado por la Triple A dentro del edificio universitario de la UNS, junto a militantes de cultura comunista y organizaciones invitadas o que se acercan, le hablaron al futuro.

Watu era guitarrero, estudiante, tío, amigo, amante, comunista. Estaba por asumir como presidente de la Federación Universitaria del Sur. Podríamos decir que no hubo después de esa federación ninguna organización gremial estudiantil que propusiera un programa para la universidad y para su sociedad.

A su vez, hubo actos institucionales donde se plantea el rechazo al horror de la violencia y asesinato dentro de la universidad pública y de las organizaciones para militares en general. Pero en esos actos no se reivindica lo que dio sentido a su muerte: el proyecto por el cual se las jugó.

Enhorabuena la universidad pública toma como parte de su agenda institucional el 3 de abril, como la hace desde 2006. Durante mucho tiempo la negó. Pero hay distintitas formas de negación. Porque ratificar como docentes a quienes participaron del paramilitarismo y del terrorismo de estado convierte de un acto maniqueo la reivindicación pública de su figura mientras exista la reivindicación concreta de sus ejecutores. Algunos se jubilaron sin mayor problema.

A su vez, en el acto se lanzó una campaña para exigir que la UNS, en su carácter de querellante, se ponga a la cabeza de quienes le reclamen al estado democrático argentino que ponga fecha al juicio por los crímenes de Triple A.

En temas tan caros a la memoria, como los de lesa humanidad, no hay lugar para matices. En estos temas, el silencio es reivindicación de lo opuesto y la inacción es favoritismo por el victimario. En otras palabras, no señalar públicamente equivale a proteger. Proteger personeros del terror al frente de aulas con jóvenes de hoy en plena democracia.

Además de todo lo explícito y evidente de los planteos anteriores de este comentario, hay otra manera de reivindicar a los asesinos del estudiante Cilleruelo: ratificar el modelo universitario antipopular contra el que luchó, es decir, el que impusieron sus victimarios.

En el marco del debate universitario actual, ningún gobierno universitario propuso ni propone, aunque sea tangencialmente, la discusión política del rol de la universidad en el marco de su sociedad, en función del bien común. Sí realizaron grandes esfuerzos para obturar posiciones éticas y lograr los acuerdos para recibir fondos de empresas como YMAD. Ni que hablar de sus vínculos con los sectores de poder económico. Para eso sí les aparece la militancia. Para lo demás “administran”.

Hoy, según resolución de la última sesión plenaria del Consejo Superior Universitario, la UNS descubrió la señalización de una calle interna del predio universitario con el nombre de David Watu Cilleruelo y entregó documentación recientemente hallada por el Archivo de la Memoria de la UNS a la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Bahía Blanca. Se trata de boletines de prensa de 1975 que podrán ser agregados al material probatorio que sustenta las causas.

Si la nueva gestión universitaria pretende credibilidad en torno a su discurso de preocupación por la calidad académica de la mano de la inclusión estudiantil, es menester que dé un giro institucional y se ponga al frente de la lucha contra la impunidad tanto en términos judiciales (en su carácter de querellante) así como de las declaraciones y campañas públicas que sean necesarias para que, mediante la presión institucional y social, aporten a revertir la injusticia de un asesinato escandaloso que ya lleva 44 años de impunidad.

(Por Astor Vitali) Tengo la sensación de que está todo mal y de que todo el mundo tiene la sensación de que está todo mal pero nadie se quiere hacer cargo de que está todo mal. Hay un ánimo en todo ambiente, viciado, saturado, como se suele decir, con tal densidad que se corta el aire al paso de los cuerpos.

En lo laboral sabés que la situación económica no acompaña y que tu puesto de laburo –en caso de que lo tengas- está en la mira de una manada de creyentes en el sálvese quien pueda y la famosa competencia. ¿Qué competencia? ¿Competencia de qué? Si los que manejan los hilos de esta marioneta patética, famélica, vetusta que es la sobrevivencia humana no compiten: se reparten entre sí y a lo sumo se aplastan; pero no compiten.

En lo cultural queda poco por destruir, producto de un ajuste violento que atentó contra los sectores más débiles: desfinanciamiento de organismos públicos, cierres de orquestas escuelas, cierre de establecimientos y un largo etcétera.

En lo vivible de esta vida, cuando ya se supone que tu edad y tus aportes a la sociedad te permiten no tener que salir a laburar a diario para ganarte el pan -cada vez más caro- tenés que colgarte de lo que puedas para no caer en el abismo del olvido social. Ser jubilado o jubilada es sufrir el final de un modelo social que no viene sirviendo a nadie más que a quienes siempre ganan.

Ni que hablar del problema de la vivienda. Todo está hecho para que quienes especulan ganen guita alquilando no para que quienes necesitan vivienda puedan obtenerla a un precio justo.

La salud y la educación, se sabe, se sostienen –en los lugares donde se sostienen- por obra y gracia de sus laburantes que bancan lo público… hasta que no lo hagan más.

Está todo mal, sí, y vos lo sabés. Por ahí te refugias en alguna creencia de cualquier tipo. Un día es la zanahoria de la alimentación; otro día la verdura del emprendurismo; tal vez el todo te conforma ya que estaríamos de paso y hasta tal vez te convenzan unos planes financieros con reglamentos de tinte piadoso.

Todo lo que quieras. Pero en el fondo vos sabés que está todo mal. Sabemos que está todo mal. Pero no hacemos nada. O hacemos poco. O hacemos cosas parciales. O buscamos culpas. O tomamos alguna tarea social por unos meses y nos cansamos. O lo que sea.

“¡Hay que dar vuelta el viento como la taba, el que no cambia todo, no cambia nada!”, decía la letra de Triunfo agrario. Y parece una pavada hoy en plena victoria del capitalismo más ramplón y el individualismo más profundo que nos toca a todos y a todas en algún lugar.

Parece una superficialidad, sí. Pero en el fondo de todo corazón humano, está planteado que está todo mal y que hay que dar vuelta las cosas. No se sabe cómo ni por dónde ni con quiénes. Pero al menos se sabe que es necesario.

Reconocer que la cosa así no va más es tender la mano para tomar la cosa y darla vuelta. En algún momento uno se tiene que cansar de hacer como que así se puede seguir. Porque se puede sí sobrevivir una eternidad padeciendo. Pero nadie vive con la vida suspendida hasta nuevo aviso, en esa vana promesa capitalista del bienestar individual.

Estamos dejando pasar la vida, nuestra vida, tu vida, esperando una que nos prometen y que a las claras no llega más que para quienes pueden comprarla.

Pintura: Ernesto Bertani

(Por Astor Vitali) “No queremos que se vayan” de esta “inolvidable visita”. “Los vamos a extrañar”, comenzó diciendo el presidente Mauricio Macri a los monárquicos españoles, en el Octavo Congreso de la Lengua, en Córdoba. Habló en nombre “todos los argentinos”, henchido por haber resultado anfitrión del congreso en dos oportunidades. No hablé por mí, señor, que a mí no me place alcahuetar al reino del que este país se independizó batallando hace casi nada en términos históricos. Más, no hable por el conjunto “de los argentinos” porque nadie lo votó para más nada que no sea representar los intereses del país que preside.

De inmediato comenzó su palabrerío de capitalización política vinculando el hecho de la realización del evento al apoyo de la comunidad internacional. No es momento, señor presidente. No se puede ir a hacer campaña a un evento de estas características. Al menos no de esa manera tan burda. En ese contexto usted tiene que hablar como jefe de estado acerca del complejísimo problema de la lengua para los pueblos. Y mire que hay cosas para decir al respecto.

En cambio, su único intento que no califica de conceptual sino más bien de caricaturesco fue sostener, frente a todo ese público de especialistas: “Imaginemos si acá los argentinos hablásemos argentino y los peruanos, peruano, y los bolivianos, boliviano, y necesitásemos traductores para hablar con los uruguayos”.

Después juntó un par de datos de Wikipedia sobre la lengua española y otras vaguedades de los test que realizaron al alumnado argentino desde su comienzo de mandato. Desconcertantemente, se refirió a datos de la asignatura matemática.

Más tarde, no tuvo mejor idea que comparar la lengua con terminología económica: “La lengua es nuestro mayor activo, es la riqueza mejor distribuida de nuestra comunidad”, dijo.

Para seguir confundiendo a su audiencia, después de reivindicar que “la lengua es una” admite, sobre el cierre del escuetísimo spot publicitario que eligió hacer a modo de discurso: “Nuestra lengua está viva, cambia como cambiamos nosotros”. Pero claro, nuevamente hace referencia a la cuestión de los negocios ya que no estaba hablando de la apropiación de la lengua por parte de los pueblos en todos los sentidos sino que ahora la lengua estaría viva “para chatear y para whatsappear” pero no para incluir la diversidad cultural, política e identitaria de nuestro país, lleno de matices y de diferencias.

Sobre este tema escuchamos hace un rato la opinión de nuestra entrevistada Adriana Cerrudo del Colegio de Graduados en Antropología: “La perspectiva de considerar la lengua española como un objeto único y homogeneizador ha demostrado a lo largo de más de 500 años en Latinoamérica ser causa de la invisibilización, el despojo y el desconocimiento de pueblos y sujetos indígenas en tanto partícipes plenos de los países latinoamericanos”.

Y, por si no queda claro, la entidad señaló que “en Argentina se hablan al menos 15 lenguas indígenas diferentes: ava-guaraní, aymara, chané, chorote, chulupí, guaraní, mapudungun, mbyá guaraní, mocoví, pilagá, qom (toba), quechua, tapiete, vilela y wichí con distinto grado de vitalidad y geográficamente distribuidas de manera desigual”.

Desde los medios de comunicación críticos se publicaron todo tipo de articulo respecto de la pobreza conceptual de Macri. Desde los medios afines al gobierno intentaron despegarse de este conjunto de brutalidades discursivas. Algunos como La nación todavía evalúan intentar conservar parte de su prestigio de “aristócratas pero cultos” a diferencia de los nuevos ricos que son niños bien sin mayor lectura que la de sus resúmenes bancarios.

Sin embargo, si bien todo esto ha sido señalado cabe preguntarse si Macri pone en escena este galimatías por efecto de su inoperancia y supina ignorancia, es decir, porque no puede hacer otra cosa, o porque en su concepto de nuevo líder de derecha opina que estos temas no le importan a nadie (es decir, a muy pocos) y en rigor lo que le interesa es un videíto en las redes de unos pocos minutos con alguna frase de impacto.

¿Macri es un presidente tan falto de preparación o busca mostrarse “descrontracturado”? ¿Es eso que muestra o se hace? Cuidado con la subestimación. Porque Macri también era un “inútil de un partido vecinalista incapaz de gobernar. En cambio viene gobernando desde hace casi cuatro años con capacidad de avanzar sobre un modelo de reforma laboral de hecho (sin ley pero avanzando sector a sector), atacando derechos humanos básicos como educación, salud, cultura y justicia. Con un modelo económico insoportable para las mayorías. Pero era un “inútil”.

La pregunta de si su falta de preparación –que también puede ser concreta- no es a su vez una puesta en escena. Si en rigor no está trabajando con otra materia que es la comunicacional, en un país donde el analfabetismo funcional tiene un impacto de mayor elocuencia que el que aceptamos. Nuevamente, cuidado con la subestimación. La pregunta de si es o se hace es útil para tomar definiciones políticas en torno a los objetivos de este presidente que no estaban puestos en discutir la lengua sino a avanzar sobre el sentido común: el español como lenguaje único y un nivel de alcahuetismo insoportable para con la corona española en la relación a la que, hasta ahora, creíamos que permanecíamos independientes.

(Por Astor Vitali) Te enterás que despiden a trece personas de La Nueva. ¿Qué es lo primero que hacés? Llamás al sindicato. Para saber qué van a hacer esos trabajadores: la llamás al sindicato. Si bien son 13 personas del sector talleres, es decir, trabajadores gráficos y por ende pertenecientes a la rama del sindicato de Gráficos y no de Prensa, uno también levanta el tubo del Sindicato de Prensa, ya que, está claro que los despidos en una rama afectan a toda la empresa.

¿Por qué? Porque lo que están haciendo como patronal es fijar posición en torno de sus políticas de empleo. La empresa está diciendo que no le interesa en lo más mínimo sostener el empleo local y mucho menos acomodar los números para, en el marco de su unidad de negocios, no soltar la mano a un sector histórico de su editorial. ¡Estamos hablando de la importancia de los gráficos para un diario!

Entonces, uno supone que el resto de las ramas implicadas y por ende sus sindicatos van a manifestar al menos preocupación por varios motivos: 1) despedir es señal de que cualquiera es prescindible y que pueden tercerizar 2) solidaridad básica con quienes compartís una actividad desde distintos roles 3) la obviedad de que con esta política de La nueva cualquiera es carne de cañón.

Hablo con los gráficos: obviamente, me atienden, me cuentan de qué va la cosa y pautamos una entrevista para este programa. Intento hablar con el Sindicato de Prensa de Bahía Blanca. Me atienden el teléfono. Me presento. “Está cerrado, caballero”, responde parcamente mi interlocutor, buscando despedirse rápidamente. Por supuesto, le pregunto por algún contacto para hablar de los despidos en La nueva. Le intento explicar lo obvio: es de interés público la opinión de la entidad gremial sobre la noticia de más de una decena de despidos en el periódico local. La respuesta pasó de parca a hostil: “No hay ningún contacto que pueda darte. Muy agradecido”, remata irónicamente y corta abruptamente la comunicación. Luego dejamos mensajes en celulares particulares de dirigentes, sin éxito.

Bueno, varias cuestiones de los despidos en La Nueva. En primer término, como dijimos, estamos ante una decisión antipática, antisocial y declaratoria de principios. En todo caso se trata de una determinación que ratifica que la ética de La nueva no es necesariamente mejor que la ética de La Nueva Provincia.

En un panorama económico de estas características, el empresario a cargo de la firma puede elegir entre tener una actitud social o su reverso. Es decir, si la unidad de negocios es rentable, puede elegir sostener sus fuentes de trabajo hasta mejor momento general. En cambio, da la espalda a la ciudad que lo sostiene y manda a la calle a estos operarios.

¿Por qué despiden? Porque en la lógica voraz del capitalismo, que es inhumano, tres tipos desde una oficina deciden la suerte de 15 trabajadores mirando un presupuesto de una imprenta, por ejemplo de Pilar, que les haría más barata la impresión. Es una actitud miserable en este contexto económico.

La Nueva SRL de Gustavo Elías –levantado por funcionarios públicos como modelo de nuevo empresario-,  y del y ex concejal Julián Lemos, por ejemplo. Con estas acciones La nueva demuestra en su política laboral que no son mejores que La Nueva Provincia.

(Por Astor Vitali) Si es cierto que la realidad supera la ficción también es cierto que la noticia periodística hoy aplasta por lejos la necesidad de opinión. Hace falta cada vez mayor creatividad, a la hora de los comentarios editoriales, para no redundar en el bajón del derrumbe de los índices económicos en general, el cierre de emprendimientos, comercios y el estado de ánimo popular que está, más que por el piso, por el subsuelo.

Pero lo verídico de este estado paupérrimo, dañino para la salud social y mental individual lo vamos a constatar hoy simplemente tomando titulares de los diarios más vendidos del país. Diarios que, como se saben, tienen más tradición de oficialistas de la pauta que de críticos de las políticas.

 

-A un día de la tercera citación del juez Alejo Ramos Padilla, 30 diputados de Cambiemos renovaron su apoyo al fiscal Carlos Stornelli con un escrito.

-Las descalificaciones desde el Gobierno nacional hacia el movimiento nacional de derechos humanos no cesan. A las que vertió el secretario del área oficial dedicado a la materia, Claudio Avruj, durante la jornada de conmemoración por el Día Nacional de la Memoria se sumó esta mañana la de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (…) “Acá hubo una apropiación del 24 de marzo por parte de organismos de derechos humanos ligados al kirchnerismo”, opinó Bullrich en declaraciones a Radio La Red. 

-La pobreza en la Argentina es la más alta de la última década no solo por la falta de ingresos sino en un plano multidimensional que registra carencias en alimentación, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, educación y empleo y seguridad social. Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA la “pobreza multidimensional” alcanzó el 31,3 por ciento a fines de 2018, un incremento del 4,7 por ciento en comparación con 2017, o sea, 1.903.500 nuevos pobres en un año. Si se hace foco en el conurbano bonaerense la cifra trepa al 41,1 por ciento. En tanto, el 18,6 por ciento de la población cayó al núcleo de pobreza estructural, hogares donde se registran carencias en la mitad de las dimensiones medidas.

-El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación declaró hoy la “emergencia en materia penitenciaria” por tres años.

-Además, creó una “comisión” especial para elaborar políticas que puedan resolver el “déficit habitacional” en las prisiones federales, “mejorar las condiciones de privación de la libertad” e implementar “medidas alternativas” al encarcelamiento, informaron fuentes de la cartera.

-Por séptimo mes consecutivo en enero cayeron las ventas en supermercados, autoservicios mayoristas y shopping. El consumo en supermercados volvió a acelerar su caída a 10,5% en enero descontada la inflación, más que en el mes anteriores (diciembre fue -8,7%). En las cadenas mayoristas, la baja de las ventas fue superior, 15,2 por ciento.

-Tras la caída inicial, el dólar termina el lunes en alza.  De acuerdo con  las pizarras del Banco Nación, suele tener la cotización más baja del mercado, la divisa estadounidense cerró en $ 43  para la venta y a $ 41 para la compra”. 

-Por su parte, el Banco Central efectuó las dos subastas diarias de  Leliq a 7 días de plazo por  $183.326 millones. La tasa promedio de corte se ubicó en 66,827% anual, un leve aumento frente a los 66,65% del viernes pasado.

Hasta aquí tomamos noticias sueltas de los periódicos Ámbito Financiero, Diario Popular, La Nación, Página 12 y Clarín, que hacen alusión a aspectos económicos y políticos de la realidad Argentina. Te invito a que cualquier día, en tanto las políticas no cambien, hagas el mismo ejercicio. Comenzamos este comentario editorial sosteniendo que si es cierto que la realidad supera la ficción también es cierto que la noticia periodística hoy aplasta por lejos la necesidad de opinión. El resultado es claro: no hace falta opinar, la realidad es lo suficientemente elocuente.

(Por Astor VItali) El 24 de marzo de 1976 comenzó, mediante un golpe de estado, la imposición de un modelo económico, político y cultural moldeado por grupos empresarios. Se sabe. Previo al golpe, la Alianza Anticomunista Argentina diezmó organizaciones populares allanando el camino. Se sabe. La tortura, la violencia, las violaciones y el ejercicio de poder sobre los cuerpos humanos fueron salvajes. Se sabe.

A 43 años del comienzo de la última dictadura cívico-militar-clerical, se ha hablado, investigado y difundido casi todo. Hay condenas a una porción de los represores. De los civiles bien gracias. También se ha difamado, torturado la memoria y desaparecido testigos. La seguridad del estado democrático, bien gracias.

Pero más allá de todo lo dicho, todo lo ocultado y todo lo tergiversado, se ha hablado más de la agenda de la condena al terrorismo de estado que de la agenda política a la que ese terrorismo de estado vino a poner fin: el socialismo. Sí, sí: el socialismo. Socialismo Nac & Pop. Socialismo cristiano y tercermundista. Socialismo rojo. Socialismo latinoamericano. Socialismo de sello variopinto pero socialismo al fin. Es decir, una agenda política basada en la lucha de las organizaciones populares por el poder político con el claro objetivo construir una sociedad con justicia social.

Entre tomar el poder y cómo obtener esa justicia social podría haber matices y hasta abismos; caminos paralelos, si querés. Pero el objetivo era “cambiar el mundo”. Cualquier perejil quería un país justo. No un país “más justo” o “diferente”, como rezan los slogans de campaña. No. Un país con justicia social.

La salida de la dictadura puso en el eje de la escena una postura compartida por gran parte del arco político: “luchamos por defender la democracia”. Pero resulta que cuando se hablaba de “democracia” no se hacía referencia a un sistema de acceso universal de derechos, es decir, una sociedad que democratice sus recursos, sino que se decía “democracia” y debía escucharse “sistema electoral”.

La “democracia” entonces se fue vaciando de ciudadanía, los partidos de personas y los programas de ideas. El objetivo “democracia” terminó siendo únicamente una meta electoral. Muy pocas personas participan hoy del debate público, de lo que se discute estratégicamente para el país y las regiones que lo componen. En términos políticos hay una “aristocracia” que decide y que define.

Luego hay procesos de movimiento de estructuras electorales que van sosteniendo más o menos los mismos objetivos políticos. De esos objetivos políticos no se habla en general. Cuando comencé a leer mis primeros libros sobre la cuestión social y a dialogar con actores de la vida pública, me había hecho a la idea de que la discusión política era la discusión de modelos sociales. Hoy la discusión política publicada se asemeja más a capítulos policiales de pluma sórdida que a discusión de modelos sociales?

¿Cuáles son los modelos sociales en pugna? El debate político electoral registrado en las contiendas del último período democrático, salvo opciones valiosas pero testimoniales, no incluye más que posiciones relativas a un único modelo social basado en los principios capitalistas del individualismo y la competencia entre seres humanos. Que, por otra parte, hasta ahora no viene arrojando buenos resultados.

La administración impositiva de los recursos de sectores agrarios fue de lo más parecido a un planteo político en su concepto. Claro sin atender al universo campesino. Pero en rigor se ha discutido en torno al neoliberalismo más voraz hasta un capitalismo (siempre con marginados estructurales) que al menos contenga la pobreza (también estructural). No se ha puesto en agenda una opción de justicia social que plantee plazos de acción de proyecto económico que, efectivamente, democraticen a la sociedad en el sentido más profundo.

Esa agenda política y socialista estuvo presente en la Argentina en grandes franjas sociales antes de la ejecución del Plan Cóndor y, por consiguiente, del último período de terrorismo de estado. Retomar la agenda previa al golpe parece un desafío necesario para discutir política. Discutir política en lugar de discutir la administración de un estado famélico y deslegitimado. Discutir modelo social.

Claro acá aparecen estas seudo ideas de que “lo viejo ya pasó”, de que hay que buscar “la nueva política” de que es necesario encontrar “nuevas formas”. Son generalidades sin fundamento concreto ni resultado tangible. Si uno mira lo que ocurrió luego de la dictadura como un retroceso del discurso político de izquierda, es decir, aquellos sectores que busca justicia social, entonces lo “novedoso” en la política argentina sería un gran acuerdo que retome la agenda previa interrumpida por los ricos a través de sus milicos.

Retomar la agenda previa. Claro, con todos estos años de aprendizaje y con el Nunca Más en la memoria. Pero con “ese asunto” de la justicia social en el centro del temario. Lo demás es orbitar sobre la agenda que los terroristas “supieron conseguir”.

(Por Astor Vitali) La expectativa social acerca del rol de un jefe político sobre su población contiene la noción de protección. Vos esperás que ante una agresión física y, por consiguiente, una transgresión de los pactos sociales, la autoridad política a cargo te proteja a vos y condene al agresor. ¿Para qué se le endilgan sus facultades sino para velar por los acuerdos válidos para la comunidad?

Una empresa contratada por el gobierno de María Eugenia Vidal realizaba obras en el Jardín 932. Se esperaba que culminara el primero de marzo. Están haciendo al menos cloacas, embaldosado y pintura. Desde inspección local arguyen también que el error inicial fue cometido por provincia ya que hablaron de un plazo de 35 días y esto no era posible por la magnitud de la obra. Obra que hasta el momento está realizada en un cincuenta por ciento.

Los inspectores del área dicen haber tomado nota de las irregularidades ocurridas durante la obra.

Otro tema aparte es la abúlica burocracia que supuestamente el gobierno actual venía a modificar con la modernización del estado. Ocurre que como las obras dependen de una dirección provincial de infraestructura escolar si decidieran cambiar de empresa todo lleva unos tiempos que no van de la mano de las necesidades inmediatas.

En los últimos días, ante la consulta del consejo escolar dieron respuestas contradictorias como que lo terminarían en una semana y luego dijeron que en cuatro.

El miércoles la directora del establecimiento fue golpeada por el capataz de la obra. Dicho a lo criollo, le “rompió la cara”. Concretamente, un diente.

¿Y esto? ¿Qué se hace con esto? Veamos qué se hizo. Ayer, en una reunión exigida al consejo escolar, se dijo que retiraron al capaz. La directora informó a la presidenta del consejo en el momento en que ocurrió. Esto fue el miércoles al medio día. La presidenta no dijo una palabra a quienes integran el cuerpo. En cambio, le pidió a la consejera encargada del jardín que buscara un edificio para mudarlo.

O sea que en primera instancia la respuesta es silencio, cobijo del agresor de exposición pública y del grave hecho en un establecimiento público cuya responsabilidad política es provincial, en lugar de la denuncia pública a una integrante del sistema educativo. Mal por la autoridad del consejo.

Pero un hecho posterior evidencia que la estrategia del silencio venía de arriba. El intendente citó a la directora agredida a su despacho. Hasta allí, muy bien, le da la entidad que corresponde al tema. Sin embargo, el intendente le solicito que no lo hiciera público. Gay la indujo a no presentar el asunto en los medios.

¿Por qué? ¿El intendente teme que el asunto caiga mal en su campaña? ¿El intendente protege a su Vidal? ¿El intendente protege a la empresa? ¿El intendente protege al agresor? ¿Qué le preocupa a Gay de que se haga pública una situación ocurrida?

Se dice siempre que ante una agresión la mejor defensa es que los asuntos tomen estado público ya que ante cualquier hecho indeseado al menos los ojos están alertas sobre los movimientos del posible agresor. A todo esto se suma que la directora recibe amenazas por parte de familiares del capataz. Amenazan a sus hijos y al jardín. Horrible.

No vayas a los medios, es la preocupación oficial.

Como decíamos se espera de un jefe político que proteja a su comunidad. ¿Qué sensación te da si quien debe protegerte te pide que te calles la boca cuando te agredieron? ¿Qué opinión nos merece un jefe político más preocupado por el qué dirán que por generar un mensaje simbólico de que esto no puede ocurrir? ¿No debería haber denunciado y repudiado el hecho para mostrar que esto no puede ser tolerado? ¿En qué lugar de la virtualidad del pensamiento macrista se ubica el silencio?

Ah, eso sí. La empresa fue contratada por el gobierno provincial que dice que quiere negociar con los docentes pero “con los pibes adentro” de la escuela. Este caso es uno más donde los pibes y las pibas no tienen clases porque lo que no tienen son autoridades políticas que garanticen las condiciones necesarias para el ejercicio del derecho a la educación.

(Por Astor Vitali) Entre carpetazos y carpetazos, entre declaraciones delirantes del presidente del País del No Me Acuerdo, hoy, la economía tutelada argentina dio signos de alerta: alerta para la salud del sistema de derechos de la población.

Según La Nación de hoy, en su portada virtual durante la tarde: “el Fondo Monetario Internacional (FMI) avaló un margen mayor para subir el gasto social en unos $20.000 millones, pero advirtió que será necesario un mayor ajuste del gasto público para lograr la meta del déficit cero prevista para este año”.

Fue Roberto Cardarelli, la cabeza de la misión para la Argentina y gobernantes locales quienes hicieron el anuncio de un acuerdo para avanzar en la tercera revisión del acuerdo vigente con el país. A partir de allí entregarían unos US$ 10.800 millones. “El giro más alto del año, y el segundo más alto de todo el programa”.

No nos vamos a meter en el asunto económico y las apreciaciones respecto de cómo evalúan los capitostes fondomonetaristas a la política monetaria del gobierno. Señalamos en cambio un aspecto destacable de la política de “contención” de la institución carroñera.

Todo mundo recuerda que en 2001, al margen de la gasolina que el PJ cargó sobre el helicóptero presidencial, el ánimo social estaba desbordado por la situación insoportable a la que las políticas de ajuste, entonces también tuteladas por el fondo, llevaron a la Argentina.

Desde el día cero en que Macri decidió volver a tocar las puertas del infierno, el Fondo insistió en otorgar recursos para “políticas sociales”. Es decir, herramientas de contención social para quienes están afuera de los derechos laborales.

Esta política es inteligente para el País del No Me Acuerdo. Porque van conteniendo a quienes quedaron afuera del acotado mercado laboral mientras quienes se encuentran dentro se siente intocables agraciados por su toque de clase media a la que la crisis no les va llegar. Insisto, es inteligente para el País del No Me Acuerdo.

La política se centra en: asignar recursos en quienes están afuera mientras destruyen políticas de estado que deberían ser derechos universales (salud, educación, cultura, justicia) y por supuesto avanzan con las reformas laboral y previsional de hecho, sector por sector, sin necesidad de instrumentar una ley general.

No cabe la sorpresa cuando el anuncio del fondo dispone mayor cantidad de recursos para “ayuda social” pero más ajuste en otros sectores. Es producto de la debida nota que tomaron de 2001.

Por abajo, en las calles, y quienes aún conservan algún derecho de los que la constitución consagra pero los gobiernos desangran, perdieron la memoria a cortísimo plazo (¡¡¡2001!!!) y no parecemos haber tomado nota de esta jugada.

Capítulo aparte para la dirigencia política de los movimientos sociales. A más de dos décadas de desarrollo del movimiento piquetero cabe el interrogante de cuánto han sembrado en perspectiva crítica y de empoderamiento social y cuánto como herramienta de contención.

El FMI tomó nota. ¿El pueblo argentino?

(Por Astor Vitali) El año electoral comenzó hace tiempo. Cada acción de gobierno en todos los planos del estado están más centrados en ratificar los discursos electorales que en solucionar problemas concretos. Cada acto se basa en puestas en escena lamentables que buscan mostrar un país inexistente.

Por el contrario, la oposición se basa en mostrar el desastre de la gestión económica y el desguace del sector público oponiendo la idea de que hace falta un proyecto de unidad para que el programa Cambiemos no tenga continuidad. Sin embargo, en lugar de explicar cuáles son los ejes del proyecto, la principal discusión pasa por quién será el candidato o la candidata.

Mientras en el plano sindical sólo una minoría de la dirigencia peronista opone medidas concretas a la reforma económica neoliberal, en el plano electoral rosquean por arriba cómo construir acuerdos que contengan a los sectores en pugna. Este punto es destacable porque si el PJ hubiera tomado la decisión de oponer resistencia concreta a las medidas económicas el rol de la CGT habría tomado importancia.

Por abajo hay mucha esperanza. Quienes esperan de Cristina Fernández una actitud de liderzgo aguardan que de buenas a primeras resurja esa dirigente con el temple que la caracterizó. Otros sectores peronistas pretenden una versión menos progre y más ortodoxa del peronismo de Estado.

Por abajo hay esperanza también y sobre todo en que las propias acciones de gobierno de Macri, nocivas para las mayorías, sean las que allanen el camino para discutir entre la ciudadanía que así no se puede seguir.

Se sabe que hay un fragmento social que abiertamente apoya la concentración de la riqueza y es gorila. Se supone que al menos un tercio del electorado duro de Cambiemos permanecerá inalterable. Se supone. Esto podría cambiar si alguna propuesta electoral desde el peronismo le garantiza lo que siempre han esperado de los gobiernos: rentabilidad y gobernabilidad.

Para que el resultado electoral sea positivo para el conjunto del pueblo hacen falta puentes que están rotos. Puentes que muy pocos en la política tradicional están dispuestos a reconstruir. Se trata de los canales necesarios para que los problemas de los y las de abajo conecten con un programa de gobierno. Hasta ahora lo que hay es la declamación de lo evidente: la gestión Macri es destructiva para el las mayorías. Sin embargo, las estructuras partidarias con capacidad de victoria electoral en este contexto de democracia formal hace tiempo que no integran en sus filas gente de carne y hueso.

Dirigentes sociales, sindicales y culturales no tienen capacidad de conducción frente a los carcamanes enquistados en las estructuras y en los negocios que les facilitaron esas estructuras. ¿Qué los convocan? Sí, claro que los convocan. Los convocan a la hora de la foto y hacen que algún asesor tome nota de dos o tres problemas de cada sector, los levantan en la campaña pero nadie se ocupa finalmente. Y son precisamente estas prácticas las que alejan a la gente de a pie de la política, las que han dinamitado la credibilidad de la militancia partidaria como herramienta de transformación real.

A la vista de los últimos años y de cómo viene la mano, no parece que la situación esté cambiando. Todo es un “acting”, como se dice ahora, una puesta en escena y siempre conducen los de siempre para lo de siempre. Es un círculo vicioso en el que perdemos todos y abona a una mamuschka de desilusiones que parece no tener fin.

Es muy poco probable que las estructuras partidarias de masas garanticen la participación de sus bases, de los y las dirigentes de abajo. Y esto es el mejor indicador de que la crisis de participación en términos clásicos está lejos de virar su rumbo.

La única alternativa válida para que la próxima gestión no profundice el ajuste y la dependencia es que por abajo haya un sostén que garantice la estabilidad de medidas verdaderamente populares ante los embates del poder económico, la corrupción y el oportunismo reinante en buena parte de quienes se dedican profesionalmente a la política.

De puestas en escenas estamos aburridos. Lamentablemente, hasta el momento, la política continúa vacante en medio del desarrollo del año electoral.

(Por Astor Vitali) La Unión Cívica Radical co-gobierna en la Argentina, en la provincia de Buenos Aires y en Bahía Blanca desde el 2015. Más, fue la herramienta electoral que facilitó el desarrollo territorial del partido de Macri (Pro) que formalmente podía ser equiparable, en estructura, a un partido vecinal.

El país es gobernado por una alianza electoral llamada Cambiemos de la que participa la tropa radical junto a Propuesta Republicana y la estructura de Elisa Carrió. Además, hasta el último período electoral participaron el Partido Demócrata Progresista, el Partido Conservador Popular y el partido FE.

A nivel nacional cuentan con 40 bancas en Diputados y 12 en Senado. Luis Miguel Etchevehere, Oscar Aguad, Gustavo Santos, Nicolás Dujovne, Rodrigo Pena, Adolfo Rubinstein, Carlos Vignolo son algunos funcionarios boina grises con lugares de poder.

El rapidísimo repaso evidencia que la participación radical en el gobierno de Macri existe. Es decir, son parte de este gobierno. Guste o no. Les guste o no. Las autoridades radicales avalaron en general las políticas económicas y las políticas del actual gobierno permaneciendo dentro de la coalición, no denunciando los hechos de corrupción empresarial y sobre todo haciendo la vista gorda a la dichosa institucionalidad republicana que, a esta altura, es sólo la cáscara de un programa basado en propagandas distantes de la realidad constatable.

Por otra parte, el caso de Córdoba, aquella a la que Macri agradeció con vehemencia por su aporte a la victoria amarilla, es notable. Ya no hay Cambiemos en los términos en que se fundó. El partido presidencial no da lugar a la posibilidad de desarrollar internas doblando así la voluntad radical hasta que quebrar la alianza de gobierno.

Juez se fue de Cambiemos y Negri va con sello propio. Sacarán del cofre del limbo jurídico la histórica lista 3.

Tienen razón los afiliados y las afiliadas radicales en sentirse utilizados. Una vez que su aparato garantizó la territorialidad para la competencia electoral de 2015, se quejan de que no son consultados acerca de las propuestas de gobierno sino informados de las decisiones ya tomadas.

Pero al coctel putrefacto del oportunismo en el que la UCR tiene acciones –que pagan PyMES, trabajadores, niños, niñas, etc.-, se suma el elemento del odio de clase de un sector anti popular que sabe que no llega a fin de mes, que es plenamente consciente de que un nuevo mandato de Macri no le permitirá finalizar la primera quincena y sin embargo es capaz de seguir metiendo el brazo hasta el fondo en la picadora de carne neoliberal antes de votar una propuesta electoral a la que considere populista.

Odiadores de clase, muchos desclazados (porque no ganan para cagar tan alto) se auto perciben héroes cívicos, introduciendo en la urna la filosa boleta que cortará con sus políticas de guadaña toda inversión social y favorecerá la concentración de la riqueza. Escupen para arriba y su orgullo es su seguro de sepelio.

Todos los dirigentes que avalaron la gestión C son ya más amarillos que rojos. Son parte de este gobierno y no merecen la consideración política general ni el beneficio de la duda expectante en que tendrían interés alguno en la suerte de su pueblo. Pero, como dije antes, los afiliados y las afiliadas radicales tienen derecho a sentir el manoseo de su estructura partidaria. Será en todo caso la capacidad de las bases radicales la que determinará si la UCR pasa al olvido como garante del ajuste macrista y delaruista, si prima su marcada alergia a lo popular o si es capaz de pujar con política activa contra los dirigentes que han tirado por la borda cualquier vestigio positivo de la herencia democrática de Além o de Alfonsín.

Ante la Historia y ante el futuro inmediato también, las posibilidades de los afiliados y de las afiliadas radicales son posicionarse “adelante” de sus dirigentes disputando políticas razonables o seguir ubicados detrás de los ajustadores.

(Por Astor Vitali) En la mañana de ayer el director del Instituto Cultural, Ricardo Margo, anunció que ha decidido cerrar el Teatro Municipal de Bahía Blanca al menos por el 2019. Tomá mate. Agregó que el gobierno municipal está esperando un trabajo de la UTN a fin de conocer qué tipo de arreglos van a realizar en el establecimiento. O sea, sin los resultados de trabajo profesional en la mano, sostuvo que “ante una situación así lo más serio es decir: hasta tanto no tengamos una conclusión firme no se abre la temporada”.

De esta manera, como corona de la gestión Margo 2.1, se anuncia que no hay más Teatro Municipal hasta nuevo aviso. Y andá a cantarle a Gardel.

El funcionario explicó que “lo más delicado es la cuestión eléctrica y luego la seguridad de los que trabajan”. Consultado acerca de cuánto tiempo permanecerá cerrado aseguró “no lo sé” y agregó que si tiene que arriesgar es posible que vaya a “tomar todo 2019 y posiblemente algo más también”.

Consultado por los talleres que se llevaban allí a cabo, dijo que “se van a dar en otros ámbitos” al mismo tiempo que reconoció: “no nos sobran”.

Los reclamos por parte del sector técnico del teatro no son nuevos. De hecho, es el deterioro producido en los últimos años el que fuerza esta decisión. Probablemente, el equipo técnico no habría podido iniciar sus tareas en las condiciones en las que se desenvuelven.

El funcionario omitió difundir que, además de la cuestión eléctrica general, consolas de luces y sonido fueron declaradas obsoletas según la última revisión técnica. Se trata de los elementos de trabajo diarios de los que no se puede prescindir.

La medida afectará a decenas de trabajadores de la cultura porque básicamente la ciudad, cabecera de región, se queda de un día para otro y sin planificación si su teatro público. El Teatro Municipal de Bahía Blanca ofrece espectáculos casi todos los días de la semana y absorbe con su capacidad técnica buena parte de las demandas reales de uso de sala.

Los el ballet y la orquesta, pertenecientes a los Organismos Artísticos del Sur (provincia) ensayan en este lugar.

Muchas funciones de las cuatro escuelas de arte se realizan en la sala mayor.

Buena parte de los festivales regionales y locales así como instancias de formación autogestionadas cuentan con el uso de la sala para su normal funcionamiento.

Si estás medio distraído con estos temas probablemente te comas el discurso de: “qué bueno que van a invertir en el teatro”. ¿Si? ¿Algo de la política económica en el sector público daría garantías del cumplimiento de la promesa? Más bien el ajuste sistemático señalaría lo contrario.

El gobierno municipal anuncia que realizará cambios para remozar el teatro. Sin embargo, los términos correctos son que dejaron caer el teatro hasta una situación en la que no puede funcionar con normalidad. Es decir, no toman esta decisión por gracia de una política planificada. Por el contrario, lo dejaron caer y no lo pueden abrir porque no tienen las condiciones.

De hecho, el anuncio realizado ni siquiera se hizo sobre la base de los estudios –que aún no llegaron- y hubo detalle de las obras que supuestamente realizarían.

Enhorabuena si hubiera la decisión política de invertir en el teatro pública con el objetivo de dejarlo en óptimas condiciones. ¡Enhoabuena! Nada en la esfera terrícola indicaría que se tratara de esto.

Si esto hubiera sido planificado, los trabajos hubieran comenzado durante el verano para que, con criterio lógico, afectaran menos tiempo del período en que el teatro se encuentra en plena actividad. Por otra parte, como dijimos, no tienen idea de qué van a hacer en concreto ya que aún no tienen el estudio. No anunciaron la totalidad del cuadro de situación.

El hecho de verse obligados a cerrar el teatro les viene al pelo para justificar superficialmente la acción verdadera: ajustar. Para la vida cultural de Bahía Blanca cerrar el teatro por tiempo indeterminado es una locura. Pero sobre todo lanzar esta medida a la que se ven forzados sin un plan B.

En concreto: más de doscientas y pico de funciones planificadas por la comunidad cultural local tiradas al tacho por la falta de planificación de la actual gestión.