(Por Astor Vitali) En la actualidad, de anuncios vive la política. Esto no deja de ser una contradicción ya que se supone que la política es la acción organizativa de las sociedades. Sin embargo, en el contexto de las bajas expectativas sociales generales, alcanza con un conjunto de anuncios. Chamuyo, según define el lunfardo.
Te dicen que la cosa va mal pero son todas medidas necesarias para estar mejor. ¿Basados en qué? ¿Cómo se supone que las actuales medidas económicas alguna vez redunden en beneficio para las mayorías? No hay un dato de la economía real que sostenga semejante afirmación. Sin embargo, se dice y chau. Chamuyo.
Pobreza cero, segundo semestre y otra cantidad de slogans incumplidos son un conjunto de anuncios que concatenan la política Cambiemos. La realidad va por otro lado.
Para hacer un análisis académico de la realidad argentina hacen faltas cenicientos académicos. Para hacer un análisis económico hacen faltan conocimientos económicos. Para saber cómo va la economía no hace falta más que ser parte de la economía. Todo el mundo es parte de la economía. Todo el mundo compra, trabaja o fue despedido o es asistido, etc. Todo el mundo sabe cómo va la cosa. Todo el mundo sabe si mejoró o empeoró.
Ojo que hay sectores a los que les va bien. Diríamos que, en rigor, desde Martínez de Hoz hasta la fecha al sector financiero le va sistemáticamente bien, incluso superando los límites de lo creíble. Además es el único sector al que el estado no duda en asistir a través de los llamados salvatajes financieros.
Hasta ahora el chamuyo viene siendo efectivo. Sin embargo, daría la sensación de que el chamuyo tiene un límite.
Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo
Si bien esta es una sociedad con una memoria a cortísimo plazo también es cierto que la realidad económica empieza a mostrar desengaño. ¿Cómo estás vos? ¿Cuánto ganás? ¿Qué te cubre tu obra social? ¿Cómo la pasás si vas al sistema de salud público? ¿Cómo está la educación? ¿Hace cuánto que no hablás con un profe? ¿Cómo la pasan tus pibes en la escuela? ¿Cómo estás? ¿Seguís laburando? ¿Estás soportando las presiones de un patrón o de un gerente para no perder el laburo? ¿Estás endeudado en mil millones de cuotas para comprar lo básico para vivir? ¿Cómo estás?
Estas preguntas son básicas como para que uno pueda hacer una evaluación de su realidad económica. Son cómo fórmulas para saber dónde uno está parado. Otra fórmula, frente a la lucha de pobres contra pobres frente a un reclamo es preguntarse si ese reclamo es justo y, de inmediato, de qué lado me posiciono. Basta con eso basta.
Decíamos que hasta ahora el chamuyo viene siendo efectivo. Sin embargo, y a juzgar por el humor popular de los últimos meses, daría la sensación de que el chamuyo tiene un límite.
Foto: igdigital