“Es un tesoro encontrado en un cajón donde tenía obras de teatro. En su momento Juan Carlos Spaltro, que era mi maestro, me propuso hacer una obra que estaba escrita pensada por su característica: para títeres. La volvía a leer y resurgió en mí que era una muy linda obra. No la pudimos hacer en su momento”, contó el director a cargo Alberto Rodríguez a FM De la Calle.
La puesta se iba a hacer en la sala El Tábano, que funcionó a mediados de la década del 70 en calle Estomba a media cuadra de la Plaza Rivadavia, “pero los chicos de la famosa Triple A pusieron un estruendoso paquete que hizo que hubiera que entregar el lugar porque era alquilado”.
“Creo que sigue teniendo plena vigencia. Es una obra con un mensaje. Donde no hay un bajar las cosas que los chicos ven en televisión. Tiene que ver con cómo se comporta uno ante la vida. Hay dos alternativas: el que vive por el dinero y el que vive por el amor. Dos opuestos muy claros que están muy bien trabajados por los actores y los músicos” dijo con alegría el responsable de la puesta.
Se trata de “un relato que tiene de todo. El avaro, los enamorados, el policía, Lucifer vendrá a visitarlo… Es un juego que permanentemente tiene sorpresa para los chicos, canto, música y al final un mensaje que es la conclusión desde nuestra opinión sobre la vida”.
El elenco está integrado por Jorgelina Fernández, Alexis Mondelo, Angel Dantagnan, Javier Klein, Micaela Forestier, Matías Sanders y Victoria Tello.
La música está realizada sobre y por artistas de nuestra ciudad. Marcos Marchegiani y Clementina Zivano aportaron obras y Jeremías Barcos los arreglos para la puesta en escena.
La iluminación está a cargo de Virginia Aparicio, la escenografía por Vicoria Tello y H. Amigo, el maquillaje es de Melina Gomez y el Vestuario de Javier Mayer.
“En el teatro infantil hay que poner mucho empeño, no sólo desde la actuación, sino que las luces y la música todo sea un trabajo pensado con la escenografía y la vestimenta. Todo es un combo donde trabajamos casi cinco meses. A parte de haber tenido un buen grupo de actores, cómo dirigirnos a un público que merece mayor intensidad por parte del actor. Tiene que haber permanentemente una sorpresa, un motivo de atención del espectador”, retoma Rodríguez.
“Por otro lado buscamos la complicidad en cuanto a lo que está sucediendo. Los chicos participan desde alguna pregunta o un momento de entredicho entre los personajes. No sólo es acción y reacción entre actores sino con los chicos. Hemos logrado una coherencia con lo que queríamos hacer y también divertirnos”, recalcó.
Varios públicos
Las propuestas para niños, niñas y adolescentes son vistas en general junto a padres y madres. En este sentido, el dramaturgo tiene el desafío de escribir en doble código. “El teatro va a mostrar y decir cosas que luego los padres tendrán que saber desentrañarle al chico. En el caso de nuestra obra hay guiños a los padres. En el juego, en el texto de la obra hay algunos elementos en que los chicos se van a reír por el movimiento pero por lo que dice se van a quedar pensando los padres. Y después está, en última instancia, qué quisimos hacer con lo que la obra dice. Ahí tendrán los padres que decidir si quieren explicar que se puede vivir de distintas maneras y que no todo es ´llevame a la juguetería y comprame lo que quiero´”.
“Los chicos ven la televisión y en los cortes lo único que escuchás es ‘quiero eso’, y después lo replican en las vidrieras. Y está todo previsto y premeditadamente armado para que el chico esté deseando adquirir objetos. La obra apunta a que eso no es buen vivir; pretender llenar las arcas de juguetes o de monedas, sino que se puede encontrar en cosas más simples”, finalizó el actor.
El Avariento estará en cartel hasta el 31 de julio, con excepción de los días 24 y 25. Para acceder a las entradas hay que acercarse directamente al Centro Cultural La Panadería (Lamadrid 544) unos minutos antes de cada función.
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