(Por NiUnaMenos) No en nuestro nombre. Ni demagogia punitiva ni garantismo misógino ¡Ni Una Menos!

Las enormes movilizaciones que atraviesan el país desde el 3 de junio de 2015 cuando salimos a las calles con la consigna de Ni una menos no piden más penas, no piden menos libertades. Piden más prevención y más cuidado, más igualdad y más justicia. La demanda al Estado fue muy clara y puede resumirse en políticas integrales de prevención de la violencia machista y respuesta adecuada a las víctimas. Dos años después, seguimos pidiendo lo mismo. Nos matan al ritmo escalofriante de una por día: cada 18 horas una mujer es asesinada por el hecho de ser mujer en Argentina.

Las respuestas como la que busca ahora el Poder Legislativo no modifican en absoluto las violencias en que vivimos. Como Ustedes bien saben, el derecho penal llega tarde: se activa cuando estamos muertas. El proyecto de reforma que se tratará en el Senado busca aumentar la cantidad de tiempo que tiene que estar una persona detenida para lograr salidas transitorias, libertades anticipadas y condicionales, y en algunos casos se busca incluso prohibirlas. Pedimos políticas que eviten los asesinatos: que refuercen la educación con perspectiva de género, la capacitación de agentes judiciales y de seguridad, la velocidad de la respuesta estatal ante las denuncias. El endurecimiento de la penalización y la ampliación de condenas no disuade los crímenes contra la vida. Es demagogia punitiva ante la indignación social.

Claro que hay jueces y fiscales que no toman en serio la voz de las denunciantes o que no se preocupan por la especificidad de violaciones y femicidios. Esa sospecha sobre nuestra propia voz es parte de las complicidades que fundan un garantismo misógino que trivializa y minimiza las violencias que nos afectan, y que está en la base de denuncias no consideradas y en las excarcelaciones apresuradas. El punitivismo no es menos machista: al grito de más cárcel evita el análisis oportuno y preciso que permitiría estrategias de prevención y cuidado que efectivamente salven vidas. Cuando la familia de Micaela fue a denunciar su desaparición a la comisaría, le dijeron que podía tratarse de un suicidio, el fiscal siguió esa hipótesis. Esas son las respuestas judiciales que nos encontramos cuando pedimos ayuda. Hoy buscamos a Araceli Fulles en San Martín, desaparecida hace 15 días. La fiscalía de San Martín no aceptó la ayuda de la Unidad especializada de Trata de personas para descartar esa hipótesis. En otras palabras: nos ningunean, y todas las medidas que efectivamente existen para prevenir y erradicar la violencia machista son desoídas una a una.

Se elude sistemáticamente la desigualdad estructural que imponen las jerarquías de género. De esta forma no se incorpora una dimensión de análisis más necesaria para erradicar la violencia machista: el carácter particular de los delitos sexuales. Entonces nuestros legisladores optan por la respuesta fácil, aquella que no mejora nuestras vidas, y con manifiesta facilidad realizan anuncios punitivistas con una ligereza sorprendente que demuestra la falta de compromiso que tienen con el bienestar de mujeres, niñas, adolescentes y personas trans.

Reformas que ya existen

En 2004, tras el secuestro y asesinato de Axel Blumberg y las marchas que encabezó su padre, el Poder Legislativo tuvo una respuesta igual de súbita e igual de ineficaz. El ejemplo de la actuación en este recinto hace trece años es pertinente porque ya en ese momento se limitaron las salidas de prisión de quienes habían cometido delitos: homicidios criminis causa, delitos contra la integridad sexual seguido de muerte, secuestro seguido de muerte, homicidio en ocasión de robo.

Ocho años después, en diciembre de 2012, ante la conmoción que generó la violación seguida de femicidio de Tatiana Kolodziej, se promovió una extensa reforma a la misma ley 24.660, con el objetivo de restringir la posibilidad de conceder libertades anticipadas a quienes resultaran condenados por la comisión de delitos contra la integridad sexual. Esto mismo que se alega hoy, usando el femicidio de Micaela.

Esa reforma de 2012 reguló, además, distintos dispositivos para evaluar la situación de los condenados por violencia sexual y someterlos a un seguimiento específico, junto con el cumplimiento de su condena. Entre las exigencias previas a la concesión de una libertad anticipada para condenados por agresiones sexuales, se estableció la necesidad de elaborar un informe especial por parte de una comisión interdisciplinaria y se estableció el acompañamiento de un equipo especializado durante el periodo en que la persona se encuentre en libertad.

El proyecto que hoy se discute no dice nada de los resultados de esta reforma. No sabemos si se implementaron estos mecanismos, cuántos agresores sexuales fueron incorporados a ese régimen y si fue efectivo. La necesidad del establecimiento de políticas específicas para ofensores sexuales durante su condena resulta central a la hora de discutir el posible daño causado por los condenados al momento de recuperar su libertad. La reforma de 2012 los preveía.

Ahora, haciendo un uso oportunista y cínico del femicidio de Micaela, se busca extender prohibiciones que ya existen a un universo más vasto de delitos. El camino recorrido hasta ahora, y en el que se insiste, es el de descansar en el límite del sistema penitenciario. Se trata de un capítulo más de la banalización que hace el Estado, en este caso el Poder Legislativo, de la violencia machista y de los efectos que tiene en nuestras biografías. Si de verdad hay interés en resolver con eficacia la intervención penitenciaria, estas definiciones no pueden, no deben depender del límite del sistema penitenciario: no se trata de privilegios de quien es condenado/a sino de considerar adecuadamente cuáles son las condiciones por las que la violencia se perpetúa dentro y fuera de la cárcel.

Políticas de prevención ausentes

¿A quién le sirve responder con el Código Penal cuando estamos muertas y cuando al mismo tiempo se desmantela, desjerarquiza y desfinancia el Programa Nacional de Educación Sexual Integral? Le pedimos seriedad a las y los legisladores: no disfracen con modificaciones penales la inacción estatal respecto de la prevención y el cuidado, la falta de presupuesto adecuado, el deterioro de las líneas de atención, la escasísima formación con perspectiva de género de los agentes judiciales –que evitaría la sospecha sistemática sobre la palabra de las víctimas o sus familiares o amigos–, la destrucción de los programas educativos. Les pedimos seriedad y no actos publicitarios.

Queremos traer el debate que damos en las calles, que dimos en una asamblea abierta en la Plaza de Mayo mientras feminismos y grupos de mujeres, lesbianas, travestis y trans de distintos sectores nos dolíamos con rabia por contar un femicidio más y sin embargo ninguna pidió lo que en este proyecto de ley se propone. Creemos que dos años después de salir masivamente a las calles una y otra vez es hora de que llegue al Senado lo que se vive extramuros.

El femicidio de Micaela, como el de Chiara, Melina, Daiana, y las 329 jóvenes de 16 a 21 años que fueron asesinadas en los últimos 9 años son responsabilidad del Estado.

El Estado es responsable de cada voz que se apaga por una serie de faltas de acciones y omisiones. En primer lugar no hay políticas de prevención, la Educación Sexual Integral no se cumple ni tiene un presupuesto acorde, el 80 por ciento del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación se va en ladrillos: con lo que a una necesidad real (la capacidad de resguardo y cuidado de quien debe salir del círculo de violencia machista) se la transforma en una respuesta que termina por considerarse erróneamente total cuando, como sabemos, es apenas una parte de un tratamiento integral al problema. También existe un patrocinio jurídico que aun convertido en ley no se implementa. Como si todo esto fuera poco, ni los operadores judiciales ni las fuerzas de seguridad reconocen que esta problemática es estructural. Y, tal como se colige de la propuesta que discute el Senado, reduce el problema a uno penal. Necesitamos licencias por violencia de género, acceso al trabajo para las personas victimizadas dentro del encierro doméstico, acceso a la vivienda. Ninguna mujer puede defenderse de la violencia machista si no puede sostener su autonomía económica y la soberanía sobre su cuerpo; pero de todo esto rara vez se habla.

Estamos acá porque no vamos a permitir que se hable en nuestro nombre ni en el de los feminismos. Ni Una Menos, Vivas Nos Queremos.

Foto: Mariana Carbajal.

(Por Carlos Iaquinandi Castro – Redacción de SERPAL) Murió en Madrid Carlos Slepoy, abogado argentino que llegó a España en 1977 como uno más de los miles de exiliados de la dictadura argentina. Lo expulsó del país el gobierno de facto del General Videla, tras un año de cárcel. Ya en Madrid, participó en todas las denuncias contra el terrorismo de Estado en su país y, luego de validar su título, ejerció como jurista en la defensa de víctimas de las dictaduras de Argentina y Chile. Defensor del concepto de Justicia Universal, reclamó que las instituciones se abrieran a los ciudadanos para que pudieran presentar sus denuncias ante violaciones de derechos fundamentales cometidos por gobiernos autoritarios. Ejerció como abogado laboralista, y defendió a delegados y activistas sindicales.

El grave incidente de 1982

En enero de 1982, intercedió ante un guardia civil que en estado de embriaguez y fuera de servicio intimidaba con su arma a un grupo de adolescentes en una plaza madrileña. El policía le disparó un tiro en la espalda que le afectó la región lumbar. Ese impacto le dejó una invalidez de la que pudo recuperarse parcialmente, aunque le quedaron secuelas que nunca logró superar. Sin embargo “Carli” lo asumió con fortaleza y tuvo entereza y sonrisas para continuar su tarea en defensa de los derechos humanos.

Acusación popular

En marzo de 1996, Slepoy presentó una denuncia ante los tribunales españoles contra los responsables de la represión en Chile y Argentina, patrocinando una querella de familiares de las victimas. La causa fue aceptada, y eso permitió dos años después que el juez Baltasar Garzón solicitara a la justicia británica la captura del dictador Augusto Pinochet durante su estadía en la capital del Reino Unido. Tras más de un año retenido en Londres, y a pesar de que el tribunal aprobó su extradición a España, las presiones internacionales consiguieron que finalmente el gobierno británico consintiera su regreso a Santiago de Chile, argumentando “razones de salud” y el compromiso del gobierno chileno de que allí sería juzgado. (Cosa que finalmente, nunca ocurrió). De todos modos durante esos meses quedó en evidencia judicial la responsabilidad del dictador chileno en los delitos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas.

Contra otros represores latinoamericanos

La querella presentada por Carlos Slepoy también permitió la condena del ex oficial de marina argentino Alfredo Scilingo, implicado en los llamados “vuelos de la muerte”, el lanzamiento al mar desde aviones navales de cuerpos de “detenidos-desaparecidos”. Y también la extradición y procesamiento del represor Ricardo Cavallo, oficial de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionó un centro clandestino para detención y tortura de militantes políticos. Slepoy también brindó asistencia jurídica al Premio Nobel alternativo paraguayo Martín Almada cuando entregó en la Audiencia Nacional española documentación relacionada con el Plan Cóndor de exterminio de los opositores a las dictaduras sudamericanas y cuando se reclamó el juzgamiento del General guatemalteco Efraín Ríos Montt por la masacre de comunidades campesinas.

Los crímenes del franquismo

Años después, sus esfuerzos consiguieron que la justicia argentina asumiera investigar crímenes del franquismo, afirmando su criterio de universalizar esa lucha por la memoria y contra la impunidad. “Que la humanidad quede liberada de ese flagelo, que se respire mejor en el mundo” fueron sus palabras. Carlos Slepoy, consideraba que esa decisión, era una correspondencia con la de la justicia española al considerarse facultada ante los crímenes de las dictaduras latinoamericanas. Tras la instrucción, la justicia argentina solicitó la extradición de ocho ex ministros de la dictadura franquista y de otros doce imputados por delitos de lesa humanidad. El gobierno de Rajoy no aceptó la petición, alegando entre otras cosas, la prescripción de los delitos por haber transcurrido más de 15 años. Los demandantes replicaron que los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles, y que el principio de legalidad internacional obliga a cualquier estado a investigar este tipo de delitos.

El “cortafuegos” del PP contra la justicia universal

En febrero del 2014, el Parlamento español, con los únicos votos de la entonces mayoría absoluta del Partido Popular (M.Rajoy) aprobó en trámite de urgencia su propuesta de ley que limita que un juez español pueda investigar delitos cometidos fuera del territorio nacional. Esto significó un duro golpe para el principio de justicia universal. Dejaron sin posibilidad de actuación a la justicia española para actuar -entre otros- en los casos del asesinato del cámara español José Couso por militares norteamericanos, los asesinatos cometidos en el Sáhara, los genocidios en Guatemala y Ruanda, los bombardeos contra Gaza, el asesinato del diplomático español Carmelo Soria durante la dictadura pinochetista, o las detenciones ilegales y torturas en Guantánamo por fuerzas de los Estados Unidos.

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El caso de Israel

Slepoy también impulsó propuestas para que Israel fuera juzgado “por delitos de crímenes de guerra, de lesa humanidad o de genocidio”, tres figuras penales que no prescriben. “En todo el mundo hay mucho espanto ante la impunidad absoluta con la que cuenta Israel para desobedecer las resoluciones de la ONU y para provocar masacres sistemáticamente, aparte de avances sobre los territorios ocupados y la instalación de colonias”, declaró entonces al diario “Público”. Los vetos de Estados Unidos a las resoluciones de las Naciones Unidas condenando a Israel y la imposibilidad de que actúe la Corte Penal Internacional porque el estado judío no forma parte de su Estatuto, llevó a Slepoy a proponer que en España o en otros países (por ejemplo latinoamericanos), se pudiera ejercer la jurisdicción universal con respecto a estos crímenes.

Esta enumeración, es apenas un resumen de la entrega personal de Slepoy en la defensa efectiva de los Derechos Humanos. Su ausencia, seguramente destacará su trayectoria, su coherencia y su constancia.

Muchos hemos perdido a “Carli”, un amigo, un compañero, un luchador. Pero todos hemos perdido un ser humano especial, irremplazable arquitecto de un mundo mejor, más justo y habitable. Su ejemplo, su mejor legado.

Fotos: Mónica Hasenberg

Continuarán esta semana las audiencias de los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos en Bahía Blanca y la región. El martes desde las 15 y el miércoles desde las 9 habrá actividad del Juicio Ejército III y el viernes 7 desde las 9 se escucharán los alegatos de la querella en la causa contra el comisario (r) de la Policía Bonaerense Gustavo Boccalari. Siempre en Colón 80 con ingreso libre para mayores de 18.

En el tercer tramo de la causa Ejército, con 33 imputados y más de un centenar de víctimas, los acusados pertenecieron a distintos organismos del V Cuerpo y fuerzas policiales y penitenciarias subordinas que desplegaron el plan genocida en las Subzonas 51 y 52. Varios de ellos ampliaron sus declaraciones indagatorias durante las últimas jornadas de debate perorando por horas sin romper el pacto de silencio.

El martes volverán a ser citados los ex militantes del Peronismo de Base Julio Ruiz, Pablo Bohoslavsky y Rubén Ruiz. Si bien ya brindaron testimonio sobre sus secuestros, sus cautiverios en La Escuelita y el consejo de guerra al que fueron sometidos, las defensas de algunos imputados que participaron de aquellos crímenes pretenden hacerles preguntas. Se espera también que otros dos reos hagan uso de su derecho a declarar.

El miércoles se incorporará prueba por lectura y se anunciará la programación de alegatos que comenzarían el próximo 24 de abril con la exposición de los fiscales Miguel Ángel Palazzani y José Nebbia.

En la causa que tiene como único acusado al ex segundo jefe de Cuatrerismo de la Bonaerense, Gustavo Abel Boccalari, Nebbia pidió su condena a prisión perpetua por el secuestro, las torturas, el homicidio y la desaparición del cuerpo de Julio Mussi. El viernes hará lo propio Mónica Fernández Avello por la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Luego, alegará en defensa del represor el abogado Walter Tejada (h).

Foto: “¿Querés sacar una foto más? Hijo de puta”, saludó el genocida Walter Tejada al salir camino a su casa, donde burla su condena a prisión perpetua mientras espera la segunda.

(Por Paula Ercoli) Diana Maffia es Directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, docente de grado y posgrado e investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Buenos Aires. Además es una feminista comprometida con el movimiento de mujeres desde hace ya muchos años. El viernes 31 de marzo, en el marco del Programa de Género, Igualdad y Derecho, Maffía llevó adelante el seminario “”Género y derecho: teoría y aplicaciones prácticas”.

Esta iniciativa organizada conjuntamente con la Secretaría de Extensión de la UNS, el Colegio de Abogados de Bahía Blanca y el Colegio de Magistrados es la primera entrega del Programa Género y Derecho, donde Maffía problematizó, desde una perspectiva feminista, los orígenes de la construcción de la ciudadanía dentro de un sistema patriarcal y androcéntrico, la discusión acerca de las representaciones de lo público y lo privado respecto al lugar de las femeneidades y las consecuencias que aparejan estos procesos en el actual acceso a la justicia.

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Problematizar esta cuestión desde una perspectiva feminista es para Maffía abordarlo desde tres principios. Uno descriptivo que da cuenta de la situación de las mujeres a través de datos innegables -estadísticas- de nuestra sociedad. Otro relacionado con aspectos prácticos y éticos que es que “muchos/as vemos que esta situación es injusta y no debería ser así donde hay un establecimiento de jerarquía de la diferencia” (de género) y por último un principio de actuación. “Una persona es feminista si a estos enunciados descriptivo y prácticos le agrega un compromiso de acción. Es decir un compromiso para revertir esta situación. Sin ese compromiso no diría que alguien es feminista”.

Tomando este análisis como punto de partida, la expositora abordó el acceso a la justicia dando cuenta que desde Aristóteles hasta hoy la concepción de ciudadanía, es decir quienes podían ser sujetos de derecho, ha sido construida desde un sistema androcéntrico donde “el todo del lenguaje no es el todo de la realidad, todos (universal y abstracto) somos sujetos de derecho no se corresponde con la realidad”. En la política, por ejemplo, solo el varón, adulto, propietario y blanco era el sujeto que podía ser parte de los espacios de decisiones y no así las mujeres que en un principio se les negaba el acceso por una supuesta emocionalidad excesiva. “Ser demasiado emocionales es una acusación actual hacia las mujeres, entonces éste como tantos otros ejemplos, nos ha separado de la política y también nos ha apartado del derecho, de nuestros derechos”.

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La doctora en Filosofía también expuso, producto de las investigaciones que llevan adelante desde el Observatorio de Género, las barreras epistémicas, subjetivas, políticas, geográficas, económicas y culturales que existen a la hora de que, por ejemplo, una mujer quiera acceder a la justicia para denunciar una situación violatoria de sus derechos. Expresando además el esfuerzo que debe tener esa sujeta de derechos para denunciar, sostener y ver cumplida la demanda realizada.

Por ultimo especificó las estrategias que se pueden proponer para garantizar un acceso justo a la justicia, siempre teniendo en cuenta una cuestión fundamental que es “el entrecruzamiento de lo diverso y la planificación de estrategias interseccionales, donde la diferencia, en algunos casos de géneros, sean tomadas en cuenta a la hora de hablar de derechos”.

A cuarenta años de la desaparición de Julio Argentino Mussi la Fiscalía solicitó la pena máxima para uno de sus responsables. En su alegato contra el comisario de la Policía Bonaerense Gustavo Abel Boccalari, José Nebbia exigió también que se revoque la detención domiciliaria del represor y se señalice a la ex delegación de Cuatrerismo como centro clandestino de detención y torturas.

“No nos podemos hacer los distraídos de los intentos actuales -sin éxito- por torcer el curso del proceso de Memoria, Verdad y Justicia. Es este juicio, es la sentencia, una oportunidad y sobre todo una obligación de ratificar desde el Poder Judicial de un Estado democrático, de derecho, que crímenes como los aquí juzgados nunca quedarán impunes y que estos juicios son, tal como lo ha dicho el presidente de la Corte Suprema, política de Estado”, afirmó Nebbia.

El 7 de abril el tribunal escuchará los alegatos de la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación a cargo de Mónica Fernández Avello y del defensor Walter Tejada.

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Mussi fue secuestrado el 22 de marzo de 1977 en Comodoro Rivadavia y trasladado junto a varias personas al V Cuerpo del Ejército. Acusado de facilitar vehículos para la “subversión”, en un vagón de ferrocarril abandonado al que los captores llamaban “el avión de madera”, fue torturado por días hasta que enfrentó a los policías y militares que lo asesinaron y desaparecieron.

Boccalari está imputado como coautor del secuestro, torturas y homicidio bajo la modalidad de desaparición forzada para lograr impunidad desde su cargo de segundo jefe de la Sección Cuatrerismo.

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El fiscal comenzó su exposición advirtiendo a los jueces Luis Salas, Pablo Díaz Lacava y Marcos Aguerrido que serán ellos los primeros en “contarle a la sociedad bahiense un capítulo de la historia del terror que aún no ha sido relatada con la voz de la justicia”. Se trata del entramado local y provincial dispuesto por la Policía Bonaerense de Camps y Etchecolatz para estar “a la altura de los requerimientos criminales del Comando V Cuerpo de Ejército”.

A pesar de la particularidad del juicio, desprendido de la causa Ejército III con solo un imputado y una víctima, el equipo de la Fiscalía se propuso y logró detallar la actuación del Ejército al mando de la alegada “lucha contra la subversión” y la intervención policial bajo su control operacional, “la discrecionalidad de los captores, la acción psicológica que la fuerza de seguridad llevó adelante y una actuación trazada íntegramente por mecanismos de impunidad”.

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Respecto al crimen de Mussi, el Ministerio Público probó “cómo fue secuestrado, fue trasladado a un centro clandestino de detención, que allí fue torturado, que allí fue interrogado y esa perversa modalidad criminal del Estado terrorista que es la desaparición forzada. El móvil de esas acciones criminales fue la imputación de colaborar con la subversión”. “Todos los hechos fueron ejecutados por el acusado. Cuando no fue personalmente fue personal de la dependencia en la que él mismo dice haber ocupado el segundo eslabón de mando”, dijo Nebbia.

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La Fiscalía destacó que “la aplicación efectiva de las penas de quienes infringen normas construidas sobre valores que la sociedad entiende como trascendentes resulta la forma de reafirmar esos valores violados. Al imponer una pena y no morigerarla el mensaje que se está dando es que creemos que esos valores valen: la vida vale, la dignidad vale, la integridad física vale, la integridad psíquica vale, la integridad sexual vale. Esos valores deben ser ratificados mediante la aplicación de una pena justa y proporcional”.

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“Los acusados detentaban la suma del poder público y no han quebrado el pacto de silencio hasta hoy. Boccalari habló mucho pero no lo quebró. Siempre habló para despegarse de los hechos y ponerse él mismo como víctima de las acciones que lo involucran. No aportó el menor indicio sobre el destino que le dieron a Julio Argentino Mussi”, afirmó el fiscal.

Condenado

El teniente coronel Mauricio Gutiérrez, defensor de varios represores en las causas locales, siguió la audiencia desde la platea destinada a la prensa y a familiares de los imputados. El abogado fue condenado a dos años de prisión condicional e inhabilitación para ejercer su profesión y dejó la representación de Boccalari en manos del hijo homónimo del genocida Walter Tejada.

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Así lo informó el TOF en la última sesión del Juicio Ejército III según notificaciones del Colegio de Abogados y del juez de Ejecución Penal, Claudio Brun. El castigo corresponde al delito de supresión de documento público cometido entre fines de 2000 y principios de 2001 en el marco de una causa de la justicia ordinaria.

DesBandadas y BrujaBrújula Producciones Feministas presentaron el video de “Después”, obra homenaje a tres víctimas de femicidio de nuestra región. La canción escrita por Silvia Palumbo está inspirada en la mamá de Micaela Ortega, Mónica Cid, quien participa junto a Loana Cayuli y Wanda Banegas, hija de Leticia Cayuli y prima de Katherine Moscoso, respectivamente.

“Está dedicada a todas las familias y entornos afectivos de las víctimas de femicidio, en especial a todas aquellas mujeres que a pesar del dolor siguen haciendo memoria y exigiendo justicia por ellas”, dice el clip editado por Verónica Bajo.

“Extraño cada momento vivido con ella, a veces quisiera salir del colegio y que esté esperándome, abrazarnos, reir, hacer la tarea juntas”, cuenta Loana. Su mamá, Leticia, fue asesinada por su esposo Bruno Elhman Tula la noche del 4 de agosto de 2012 en Ingeniero White.

El cuerpo de Katherine (18) fue encontrado cinco días después de su desaparición en un médano de Monte Hermoso. Su femicidio continúa impune. “Desde que mi prima falta, todas las mañanas nos levantamos luchando y pidiendo justicia por ella”, asegura Wanda.

“Un hombre se creyó con derecho de arrebatarle la vida a una niña de 12 años, Micaela Ortega, ella es mi hija, y portaré su voz por lo que reste de mis días”, afirma Mónica Cid. Mica desapareció de su casa en Bahía Blanca víctima de grooming el 23 de abril de 2016, su cuerpo fue encontrado cinco semanas más tarde en cercanías de la planta de TGS sobre la ruta 3. Jonathan Luna será juzgado por su femicidio.

despues

DESPUÉS
Lo que queda después
Todo queda después
Es tu nombre es tu vida
Lo que queda después

Todo está por hacer
Tu memoria es mi sed
La justicia por tu historia
Es lo que vuelve otra vez

Hoy te saldré a llamar por las esquinas
De esta ciudad tan fría
Que no supo cuidar tus días
Mientras la impunidad está viva

Hoy como hice ayer y siempre
Voy a gritar con voz bien fuerte
Aunque te vayan olvidando
Y quieran silenciarnos tanto

Letra y música Silvia Palumbo
Intérprete: DesBandadas
Sonido: Eduardo Del Gobbo
Filmado en Monte Hermoso y Bahía Blanca (Argentina, 2017)

estreno

DesBandadas es una banda feminista de tambores, voces y movimientos escénicos callejeros que desarrolla sus actividades en Bahía Blanca desde marzo de 2013. Trabaja desde una óptica feminista el empoderamiento expresivo para llevar a la comunidad un mensaje de atención sobre distintas aristas relacionadas con la violencia machista, coloca sonido y presencia en lugares públicos, escuelas y espacios de arte a fin de sembrar conciencia. Ya grabó en estudio “Ni reinas Ni esclavas” (sobre trata de mujeres y niñas y violencia simbólica) y editó su primer video temático “Coto de caza” sobre la violencia machista que va desde el maltrato animal hasta los femicidios.

El fiscal general a cargo de de la Unidad que interviene en juicios por crímenes del terrorismo de Estado en Neuquén, Miguel Ángel Palazzani, requirió la elevación a juicio de la causa que tiene 18 acusados -ex miembros del Ejército de Neuquén y Bahía Blanca, y de las policías neuquina y rionegrina- por crímenes de lesa humanidad perpetrados contra 20 personas, ocho de las cuales permanecen desaparecidas.

Los casos tienen como común denominador que los secuestros se produjeron en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén y que las víctimas fueron trasladadas vía aérea al centro clandestino de detención (CCD) del V Cuerpo del Ejército La Escuelita, en Bahía Blanca.

La acusación fiscal puso de relieve que las víctimas comprendidas en este tramo elevado a juicio tenían relación entre sí por la militancia política y estudiantil y también por participar de actividades artísticas conocidas en la región. A su vez, todos estos casos presentan como dato común que corresponden a las primeras denuncias radicadas por los familiares ante el Poder Judicial.

El requerimiento de elevación a juicio fue formulado el 22 de febrero pasado por Palazzani ante el Juzgado Federal N°2 de Neuquén, a cargo de Gustavo Villena. En la pieza del MPF trabajaron -junto al fiscal Palazzani- Jorgelina Dalessandro, Gabriela Schumacher y David Maestre.

Las víctimas fueron trasladadas de Neuquén a Bahía Blanca en tres vuelos el 10, 15 y 16 de junio de 1976. El análisis de las pruebas derivó en la acusación al ex aviador militar Juan José Capella como el piloto que actuó en los viajes.

Entre los acusados están las autoridades del comando de la VI Brigada de Montaña de Neuquén: el ex jefe de Personal, Luis Alberto Farías Barrera (87 años); el ex jefe de Inteligencia, Oscar Lorenzo Reinhold (82 años) y el jefe de Operaciones, Juan Manuel Bayón (90). La Fiscalía los acusó porque aquella unidad fue la sede del Comando de Subzona militar 52 y “los imputados desde allí tuvieron bajo dominio la ejecución de los ilícitos ocurridos en territorio de Neuquén y Río Negro, como así también fueron quienes aseguraron los traslados de las víctimas a la ciudad de Bahía Blanca”.

También integran la nómina de acusados los integrantes del Destacamento de Inteligencia 182 del Ejército en Neuquén, los ex capitanes Jorge Eduardo Molina Ezcurra (72), Sergio Adolfo San Martín (76) y Jorge Héctor Di Pasquale (69), y el ex agente civil de inteligencia, Raúl Antonio Guglielminetti (65).

Además, irán a juicio oral el ex el segundo jefe de la Delegación Neuquén de la Policía Federal, Jorge Alberto Soza (80), y el ex inspector de esa fuerza, Miguel Ángel Cancrini (71); el ex jefe de la Policía neuquina, entonces teniente coronel Osvaldo Antonio Laurella Crippa (85); el ex agente de esa policía, Amador Luengo (79), el ex comisario principal en la Unidad 25º de Cinco Saltos, Río Negro, Desiderio Penchulef (87), y el ex oficial ayudante de la Unidad 24 de Cipolletti, Gerónimo Enerio Huircain (62). A todos ellos la Fiscalía los considera partícipes en los secuestros, en la aplicación de tormentos y agresiones a la integridad sexual de una de las víctimas en el período previo a los traslados a Bahía Blanca.

Asimismo, están acusados el ex jefe de la División Interior del Departamento II Inteligencia del Comando del V Cuerpo del Ejército, Walter Bartolomé Tejada (87), los ex capitanes del Destacamento de Inteligencia 181 de Bahía Blanca, Norberto Eduardo Condal (73), Jorge Horacio Granada (71) y Carlos Alberto Taffarel (69) y el el ex piloto aviador del Ejército, Juan José Capella (72), quienes deberán responder por “su contribución en el tramo vivido por las víctimas en el CCD La Escuelita de Bahía Blanca”.

Los vuelos de Neuquén a Bahía Blanca

La Fiscalía refirió en el requerimiento de elevación a juicio que “a partir de la reconstrucción de los sucesos acaecidos en base a las pruebas colectadas, se logró erigir que la totalidad de las víctimas -luego de su detención- fueron trasladadas a la localidad de Bahía Blanca” separadas en tres grupos enviados en tres vuelos el 10, el 15 y el 16 de junio de 1976.

El MPF concluyó que esos trayectos fueron piloteados por el aviador del Ejército Juan José Capella: “si se practica una correlación entre la información que surge del registro de detenidos de la Unidad N° 9 de Neuquén, el registro de vuelos del aeropuerto de Neuquén, los testimonios de las víctimas y el legajo personal de Capella, puede concluirse que los traslados de las víctimas de estos autos desde el aeropuerto de Neuquén hasta la ciudad de Bahía Blanca, fueron realizados en vuelos piloteados por el imputado Capella, con lo que cabe establecer su responsabilidad como partícipe de los hechos que perjudicaron a las víctimas de esta causa”, señaló el fiscal Palazzani en la presentación.

En otros puntos del extenso requerimiento, la Fiscalía recorrió los testimonios de las víctimas sobrevivientes que individualizan a los ex miembros de la inteligencia castrense y a los ex policías acusados en los secuestros y en los interrogatorios. El ex agente neuquino Amador Luengo fue reconocido por una mujer, de entonces 16 años, que lo identificó como el autor de uno de los abusos sexuales que sufrió durante su cautiverio en la comisaría 4ta.

Las víctimas comprendidas en este tramo elevado a juicio tenían relación entre sí por la militancia política y estudiantil y también por participar de actividades artísticas conocidas en la región.

“Plan sistemático”

La Fiscalía calificó los delitos por los que se acusa a los ex militares y policías -privación ilegal de la libertad agravada, aplicación de tormentos agravados, violación y abuso sexual- como crímenes de lesa humanidad: “Las conductas cuyo juzgamiento oral se requiere por el presente fueron cometidas en el contexto temporal y espacial correspondiente a la ejecución del plan sistemático y clandestino de represión criminal estatal perpetrado en la República Argentina entre los años 1975 y 1983 por las Fuerzas Armadas, con la colaboración de las Fuerzas de Seguridad y sectores de la sociedad civil”, señaló en el requerimiento de elevación a juicio.

“El plan criminal -prosiguió- fue ejecutado a través de un aparato de poder paralelo al formal, basado en la estructura militar ya montada de antemano, y consistió en un ataque generalizado y sistemático contra la población civil, a través de privaciones ilegales de la libertad, aplicación de tormentos, persecución fundada en motivos políticos, violaciones, abusos y desaparición forzada o matanza de personas”.

Fuente: fiscales.gob.ar

Entre hoy y mañana el tribunal oral federal realizará el debate de una causa contra una banda dedicada a la comercialización de estupefacientes en nuestra región. Comandado por Mauricio Gastón Larriaga el grupo contaba con la participación y protección del efectivo de la Policía Bonaerense Luis Martín Prada.

“Se trataba de una banda bien organizada, con gran poder adquisitivo e intervención en una amplia región interprovincial, abarcando la costa atlántica hasta la localidad de Viedma, con centro operativo y de distribución en Bahía Blanca. Se constató gran manipulación de dinero, de autos de alta gama de importante valor económico, otros negocios ilícitos adyacentes como ser el de automotores ‘mellizos’ y manejo a gran escala de estupefacientes”, concluyó el fiscal Antonio Castaño.

La instrucción local arrancó en febrero de 2011 cuando la justicia advirtió que Larriaga “cocinaba” cocaína con pasta base proveniente de Monte Hermoso y precursores químicos locales para abastecer a personas de su confianza quienes luego se encargaban de distribuirla.

A su vez, el Juzgado Federal de Viedma investigaba posibles proveedores a aquella ciudad. En ese marco, la madrugada del 5 al 6 de septiembre de 2014 Larriaga fue detenido en su domicilio de Soler 150 junto a Patricia Weintzettel y al policía Pradas. Se le secuestraron más de cuatro kilos de cocaína, elementos para su fraccionamiento, rebaje y/o distribución y dinero. Otros dos kilos de coca fueron encontrados en su BMW.

Foto: Evangelina Martínez

Diez días después fueron allanadas las viviendas del resto de sus subordinados en Bahía Blanca y Mar del Plata, requisándoseles más droga, dinero y aparatos electrónicos.

El fiscal Antonio Castaño comprobó que Mauricio Gastón Larriaga comandaba una red de tráfico de estupefacientes apoyado en dos “relaciones amorosas con mujeres de su confianza” -Mariana Loustaunau en Mar del Plata y Patricia Weintzettel en Bahía Blanca- y una red de “punteros” distribuidores en Bahía, Tres Arroyos, Coronel Dorrego, Viedma, Carmen de Patagones y otras localidades. Algunos de ellos eran Marcelo Jonatan Coronado, Cristian Daniel “el chileno” Silva y Fernando Daniel “Piki” Sandoval quienes contaban con respaldo logístico, de transporte y protección de parte de Pradas.

“La mercadería era comprada por el mismo Larriaga en Mar del Plata o en las cercanías de Capital Federal y era transportada a Bahía Blanca (centro operativo de destino y distribución), de manera semanal, y a partir de esta ciudad distribuida por más de diez punteros a la región. Luego, Larriaga realizaba la recolección de las remesas de dinero resultante de la fructífera venta de narcóticos”.

Según el Ministerio Público, Pradas colaboraba en el negocio ilegal en Mar del Plata y además, acompañaba al jefe de la banda valiéndose de su investidura de funcionario policial a fin de “protegerlo” y transportar libremente los estupefacientes.

Las audiencias comenzarán a las 9 en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle. La acusación estará a cargo del fiscal general Alejandro Cantaro.

Once testimonios fueron escuchados esta semana en las primeras audiencias del juicio Ejército III tras la feria judicial. El próximo martes 21 a las 15 la perito de la Comisión Provincial por la Memoria, Claudia Berlingeri, completará la prueba testimonial de la Fiscalía y se escucharán testigos de las defensas. También habrá sesión el miércoles 22 desde las 9.

El 17 de febrero comenzará un breve juicio al comisario inspector (r) de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Gustavo Abel Boccalari. El represor estaba incluido entre los imputados del debate en curso pero su proceso fue suspendido. Los jueces Marcos Aguerrido, Pablo Ramiro Díaz Lacava y Juan Pablo Salas deberán resolver sobre la responsabilidad del ex miembro de la Sección Cuatrerismo local en el secuestro y desaparición de Julio Mussi.

Las audiencias son un antídoto público contra el negacionismo. A Colón 80 de Bahía Blanca pueden ingresar mayores de 18 años con sus DNI y estudiantes desde los 16 con permiso del tribunal. Lee la reseña de las declaraciones del lunes 6 y el martes 7 ACÁ.

El TOC 1 de Quilmes ordenó la libertad de Reina Maraz Bejarano: mujer boliviana, quechua parlante, enjuiciada por la muerte de su marido y condenada a reclusión perpetua en 2014. El tribunal decidió otorgarle el beneficio de la excarcelación mientras espera la decisión de la sala VI del Tribunal de Casación Penal, ante la cual el defensor oficial ha pedido un cambio de carátula que podría modificar la situación de Reina y dejarla efectivamente en libertad.

Reina es de nacionalidad boliviana, quechua-parlante y pasó más de un año encerrada sin comprender cabalmente el proceso penal por el cual estaba detenida. En el año 2012, en una de las inspecciones que la Comisión Provincial por la Memoria realiza regularmente en los lugares de encierro, Reina fue entrevistada y a partir de ese momento, el organismo comenzó a intervenir en el caso.

Fue un camino largo que, entre otras cuestiones, logró que la Suprema Corte le asigne una intérprete de lenguas originarias para que ella pudiera comunicarse con mayor fluidez y comprender con claridad el proceso judicial al que debía someterse.

A su vez, la CPM realizó una veeduría del proceso judicial, el registro audiovisual de todo el juicio y se promovió el caso y la voz de Reina para que sea escuchada, garantizando la mayor amplitud probatoria que permitiera impartir justicia.

En 2014 Reina fue sentenciada a cadena perpetua por el Tribunal Oral Nro.1 de Quilmes, que la encontró culpable del asesinato de su marido Límber Santos, ocurrido en noviembre de 2010. Durante las audiencias judiciales en 2014 estuvieron presentes el presidente de la CPM, Adolfo Pérez Esquivel, el en ese momento vicepresidente, Aldo Etchegoyen (hoy fallecido) y representantes de la embajada boliviana y otras organizaciones que desarrollan su trabajo en el campo de los derechos de migrantes y pueblos originarios y de género.

Para la CPM el caso Reina Maraz ha visibilizado la situación de extrema vulnerabilidad en tanto víctima de las múltiples violencias que promueve y sostiene el sistema judicial. Reina es mujer, pobre, migrante, indígena, y víctima de situaciones de violencia género, algo que la justicia en primera instancia no quiso ver ni oír. Si lo hubiera hecho Reina no habría padecido todos los sufrimientos de los que fue víctima durante estos seis años.

Desde la CPM celebramos su libertad esperando que pronto Casación se expida en un sentido favorable para que puedan comenzar a repararse los daños producidos por una condena injusta, arbitraria y discriminadora del mismo tribunal que hoy la libera.

(Por Bahiensas Feministas) El 20 de mayo Dayana Gorosito fue obligada a parir en un descampado, con frío y sin asistencia médica por su pareja Luis Oroná en Unquillo, Córdoba. Este arrancó a la beba de sus brazos y se la llevó, sosteniendo que no era de él. Seguidamente inició una movida mediática para generar una coartada, y con la amenaza que no volvería a ver a su hija.

En el transcurso, la joven de tan solo 20 años debió ser internada con una infección severa producto de las condiciones inhumanas en que fue obligada a parir. Tras haber sido incomunicada, intentó irse para ver a su hijo de 3 años y a la recién nacida y fue detenida nuevamente el 30 de mayo. La joven de tan solo 20 años no supo que su hija estaba muerta hasta que la policía, tras cuatro allanamientos, encontró el cuerpo en la casa de Oroná.

La violencia machista que comenzó mucho tiempo atrás contra Dayana por parte de Oroná hoy se continúa al seguir ella detenida por un delito que no cometió. La justicia (corregimos: el Poder Judicial)  dispuso que la joven sea alojada en la cárcel cordobesa de la comuna de Bouwer. Desde hace tiempo, diversas organizaciones feministas, sociales, de derechos humanos y políticas, junto con un gran número de personalidades, se vienen manifestando por su inmediata liberación.

Que Dayana esté presa es una aberración jurídica y una falta de completo sentido de la humanidad.  El estado cordobés ha optado ya no simplemente por creerle a Oroná: ha elegido ser cómplice y hacedor de misoginia, de violencia patriarcal, de criminalización de la pobreza y de pobreza de la justicia.

Hoy se hará un reclamo general para exigir la libertad de Dayana Gorosito. Desde Bahiensas Feministas sumamos nuestras energías en contra de la violencia de género e institucional representada en este caso que nos toca de cerca. Porque si algo hemos aprendido en estos años es que desafortunadamente ninguna de nosotras está exenta de la opresión machista. Pero también aprendimos que unidas le haremos frente.

¡Basta de violencia de género e institucional!

¡Basta de impunidad!

¡Liberación inmediata para Dayana Gorosito!

Foto: Anred.

Se reanudan este miércoles las audiencias testimoniales en el Juicio Ejército III que juzga a 34 represores imputados por crímenes de lesa humanidad cometidos en Bahía Blanca y la región. Será desde las 9:30 en Colón 80 y repetirá horario mañana jueves, a días de la feria judicial.

El debate oral comenzó el 11 de octubre e incluye los casos de más de un centenar de víctimas. Las sesiones son públicas, pueden ingresar mayores de 18 con sus DNI o jóvenes desde los 16 junto a sus docentes.

La última audiencia fue a fines de noviembre. Se escuchó al ex militante de la UES y sobreviviente de La Escuelita Manuel Ortega y a su madre Claudina Linares, ambos apuntaron al imputado Pedro Noel como uno de los secuestradores.

Además, declararon los ex colimbas del Batallón de Comunicaciones 181 Horacio Raúl Cianci, chofer y asistente del mayor Ibarra, jefe del “Equipo de Combate contra la Subversión” y Carlos Alberto Messina, conductor del micro de la banda musical de dicha unidad quien mencionó una compañía llamada “la voladora” por sus permanentes entradas y salidas.

Manuel Aníbal Ortega, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, fue secuestrado en Haití al 1900 a fines de 1976 o principios de año siguiente. “Llegué de trabajar y golpearon la puerta, abrí yo y había gente apostada del Ejército y una persona de traje que era Noel, después me he enterado que era él”.

Pedro Noel integró el grupo de tareas del Comando Radioeléctrico de la Policía Bonaerense y está imputado por los hechos padecidos por María Emilia Salto, Laura Manzo y Daniel Bombara. Por decisión del tribunal entra y sale de las audiencias libremente, entre sus víctimas, del brazo de su esposa.

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Ortega fue llevado junto a su amigo Daniel Sánchez -capturado momentos después- a la jefatura policial de avenida Alem. Los jóvenes ya habían sido detenidos en la calle y demorados en ese lugar. Aquella vez, “hablé con (el comisario) Trujillo y estuvimos de un día para el otro y nos largaron”.

Durante el segundo hecho “siempre los tratos fueron muy malos, golpes, con la misma ropa mía me vendaron, nos dijeron que habíamos mentido la primera oportunidad, ‘ahora van a ver lo que les va a pasar’. Nos tuvieron hasta que nos cargaron en un auto, nos pusieron en el piso en la parte de atrás, nos taparon con una frazada, el auto salió rápido, cuando dobla, por la inclinación me di cuenta que doblamos Alem para las afueras de la ciudad”, declaró.

Vendados y esposados los dejaron en el patio del centro clandestino La Escuelita. Fueron interrogados y tirados en el piso alrededor de tres días, tras los cuales “me llevaron a donde estaban los guardias”. “Había de un  lado hombres y del otro mujeres. Sánchez estaba con los hombres, el primer problema que tuvo es que era zurdo y le ataron la mano que necesitaba para comer”.

“Fuimos muy castigados”, recordó Ortega, “los guardias se divertían conmigo, estaban aburridos y me sacaban, me levantaban de la cama, se ponían en una rueda y organizaban una pelea. Peleaba uno de ellos conmigo, otro relataba la pelea, eso ocurrió en varias oportunidades. (…) Igual que cuando nos torturaban -siempre practiqué deportes y resistía un poco más que otras personas- a veces era un poco más duro el castigo porque me decían ‘vos te la aguantás’”.

El testigo recordó que “había chicas embrazadas” a las cuales “sacaban a caminar” y también mencionó a una joven de Punta Alta. “Cuando uno pedía para ir al baño te sacaban a una letrina. En una oportunidad me sacan y había una chica, pudimos conversar, los guardias que estaban ahí querían que mantuviera una relación sexual con la chica, me negué rotundamente, conversamos con la chica y me dijo que era de Punta Alta, me dijo ‘si llegás a salir avisále a mis padres que estoy acá’. No me acuerdo (el nombre) ni le avisé a los padres ni nada”. Agregó que a la mujer le decían “Laucha o Rata y su padre era militar”.

Respecto a las detenidas afirmó que “fueron agredidas, inclusive hasta abusaban de las chicas, todas estas cosas las escuché por el lugar donde me tocó estar, después que cometían se contaban entre ellos, para ellos era una diversión”.

Tras aproximadamente un mes de cautiverio los “castigos” terminaron. “Portáte bien”, le dijo un represor mientras la pedía disculpas por su secuestro. “Me quedó grabado porque qué mal me podría portar ¿no?”. Siempre junto a Sánchez los hicieron bañarse, les dieron comida y los liberaron en el Parque Independencia. “Estaba aterrado, no quería salir, la primera vez vi un patrullero y volví corriendo. Ni hablar de los sueños. Este muchacho Sánchez se fue de Bahía Blanca, yo lo fui dejando en el olvido”.

La madre de Ortega, Claudina Linares, afirmó que el inspector Noel en persona “agarró (a su hijo) y lo llevó” un mediodía. “No lo vi nunca más hasta que volvió”, dijo la mujer y recordó que tuvo que llevarlo al médico porque estaba “mal, bajó nueve kilos, estaba lastimado al lado de las orejas, todo lastimado”.

Durante el cautiverio de Ortega, Linares fue todos los días al Ejército: “Que después le decimos, que venga mañana a tal hora. Ahí me atendía el señor Delmé, cada vez que iba, el único. Me decía quédese tranquila que el chico está, si pasa algo le aviso”.

Según el último informe de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional la gestión de la Alianza Cambiemos superó -antes de cumplir un año- las expectativas más negativas. Con 241 casos en 2016, más 18 entre el 11 y el 31 de diciembre, el gobierno de Mauricio Macri totaliza 259 casos, a los que habrá que sumar los que se produzcan en lo que queda del año y los que todavía no fueron registrados.

“Es impactante advertir que, en sólo 10 meses y medio de gobierno, la Alianza Cambiemos (PRO-UCR) alcanza una incidencia del 5% del total, frente a gestiones con 4, 6, 8 o 10 años de duración. Si calculamos el promedio diario de todas las gestiones, se confirma el liderazgo represivo de Mauricio Macri y sus aliados, que supera a todos sus predecesores y anuncia un duro 2017”.

Las dos modalidades más frecuentes de la represión orientada al control social fueron los fusilamientos de gatillo fácil (46%) y las muertes de personas detenidas (39%). Las recurrentes y ampliadas campañas de “ley y orden”, al amparo del discurso oficial de la “inseguridad”, invisibilizan los homicidios de gatillo fácil contra jóvenes y pobres, que sólo trascienden en circunstancias muy particulares, o cuando son seguidos de una fuerte reacción popular que atraviesa el muro mediático.

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En la categoría de muerte de personas privadas de su libertad, que incluyen cárceles, comisarías y todo otro lugar de detención (incluso patrulleros) confluyen principalmente inverosímiles suicidios por ahorcamiento que encubren, en una enorme proporción, la muerte por aplicación de tormentos, e incendios que se inician como medida de protesta o pedido de ayuda y que, invariablemente, no reciben auxilio o lo reciben tardíamente. Las muertes violentas por heridas de arma blanca son, en buena parte de los casos, ejecuciones por encargo de los servicios penitenciarios, que usan para ello los llamados “coches-bomba” (sicarios). También aumentaron los fallecimientos por enfermedades que nunca causarían la muerte con una mínima atención médica (apendicitis, hepatitis, etc.).

La casi totalidad de las muertes en comisaría corresponde a personas que no estaban detenidas por acusaciones penales, sino arbitrariamente por averiguación de antecedentes o faltas y contravenciones. En esos casos resulta aún más incomprensible el argumento de la “crisis depresiva”, como dicen los partes policiales, pues son personas que en horas recuperarán la libertad. Rodolfo Walsh lo explicaba mejor: “Como todo el mundo sabe, la melancolía que inspiran las altas paredes de una celda fomenta negras ideas en los jóvenes débiles de espíritu, los ebrios, los chilenos carteristas y, en general, la gente sin familia que pueda reclamar por ella. Otro factor deprimente que acaso contribuya a la ola de suicidios en tales calabozos son las inscripciones que dejan los torturados”.

Las desapariciones, que superan las 200 desde 1983, no están desagregadas como modalidad aparte, pues pueden concurrir tanto con fusilamientos de gatillo fácil como muertes bajo custodia y hasta con asesinatos intrafamiliares u otras modalidades. Por ejemplo, los casos en los que la víctima fue vista en una comisaría, o cuando la detenían, están listados bajo la categoría muertes en lugares de detención; los femicidios en los que se desapareció el cuerpo están agrupados junto al resto de las muertes “intrafamiliares”, etc. En los casos que no se conoce lo sucedido, o no se trata de ninguna de las modalidades principales, se incluyen en la categoría “otras”.

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Los asesinatos en el marco de causas fraguadas para “hacer estadística” y los hechos resultantes de otros delitos cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad, reconfirman la constante participación policial en delitos comunes, vendiendo información, proveyendo zonas liberadas, proporcionando armas o interviniendo directamente en la organización de robos tipo comando, tráfico de drogas y autos robados, secuestros extorsivos, trata de personas, etc., incluso a veces como parte de “operaciones de prensa” para ganar prestigio desbaratando los ilícitos que ellos mismos generan, o para ganar espacios en sus disputas de poder internas.

Los asesinatos en el marco de la protesta social, en marchas, movilizaciones y cortes de ruta, suman 70 desde 1995, 21 de ellos entre 2003 y 2015.

Edad de las víctimas

El 51% de los casos en los que se conoce la edad exacta o aproximada de la víctima, corresponde a personas de 25 años o menos.

Los rangos de edad que muestra el siguiente gráfico, con absoluta preeminencia de las víctimas jóvenes, son un claro indicador del contenido de control social de la represión: el 49% corresponde al segmento de 15 a 25 años. Si se suman los de menos de 35, se llega al 86% del total, aún cuando en un 10% de los casos se ignora la edad exacta.

Distribución por territorio

Si sólo se miran la cantidad de casos ocurridos en cada provincia, se evidencia la hegemonía absoluta de la provincia de Buenos Aires, con el 45% del total, seguida de lejos por Santa Fe, Córdoba, la ciudad de Buenos Aires y Mendoza. Pero, mientras la provincia de Buenos Aires tiene más de 15 millones y medio de habitantes, Mendoza apenas supera 1.700.000. Por lo tanto, no es posible sacar conclusiones comparando los 2.254 casos de una con los 271 de la otra, si no contemplamos, a la vez, esa enorme diferencia poblacional.

Para tener una imagen más clara, CORREPI calculó la incidencia de la represión estatal en relación a la cantidad de habitantes. Al obtener un índice por millón de habitantes conforme los datos del Censo 2010, la represión se descarga de manera casi uniforme en todo el territorio nacional, con mínimas diferencias entre los distritos, que responden en muchos casos a la falta de suficiente información confiable.

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La provincia de Buenos Aires pierde su posición destacada para quedar en quinto lugar, detrás de Santa Fe, Tierra del Fuego, Mendoza y Chubut, con La Pampa, CABA, Santiago del Estero y Río Negro a continuación. Además, los distritos que encabezan la lista son gobernados por representantes variados de todo el espectro político de la burguesía, lo que demuestra que, gobierne quien gobierne, mientras lo haga contra los intereses del pueblo trabajador, va a usar la represión.

La necesidad de control social es mayor en áreas de más acumulación de población. Así se advierte al comparar el número total del GBA con el interior de la provincia en casos absolutos, y se confirma al obtener el índice por millón de habitantes.

Casos por fuerza

Se advierte que la mayoría de las muertes (57,40%) corresponden al conjunto de las policías provinciales, excluida la metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, que lleva 19 fusilamientos de gatillo fácil. Aunque esa cifra no le otorga un porcentaje significativo, debe considerarse su reciente creación y que sus hombres no patrullan toda la ciudad.

La alta incidencia de los servicios penitenciarios de todo el país se vincula con la gran cantidad de muertes bajo custodia, la mayoría en cárceles. El personal de los “institutos de menores” se encuentra listados en “Otras fuerzas”, pues son carceleros que dependen de la SENAF u organismos semejantes, sin grado penitenciario ni policial.

Gendarmería y prefectura, que irrumpieron en el ámbito del gatillo fácil, la tortura y las muertes en movilizaciones y manifestaciones a mediados de los ’90, y hoy comparten el control territorial con las policías, ven incrementada, año tras año, su participación.

Las muertes causadas por miembros de empresas privadas de seguridad siguen en franco ascenso, así como la categoría “otras fuerzas”, donde además de personal de las fuerzas armadas, se clasifican, hasta ahora, las patotas y otros grupos de choque paraoficiales, en la modalidad que llamamos “tercerización de la represión”.

Gestiones de gobierno 1983/2016

Se advierte la sostenida tendencia creciente de la represión gobierno tras gobierno, con la única excepción del período diciembre 2001/mayo 2003, sin dudas atribuible al enorme nivel de la movilización popular en la época, que puso freno a la acción de las fuerzas de seguridad, confirmando la potencia del pueblo organizado.

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Es impactante advertir que, en sólo 10 meses y medio de gobierno, la Alianza Cambiemos (PRO-UCR) alcanza una incidencia del 5% del total, frente a gestiones con 4, 6, 8 o 10 años de duración.

Si calculamos el promedio diario de todas las gestiones, se confirma el liderazgo represivo de Mauricio Macri y sus aliados, que supera a todos sus predecesores y anuncia un duro 2017.

Femicidios de uniforme

Desde que empezamos a elaborar el Archivo, advertimos que la enorme mayoría de los asesinatos de gatillo fácil, con su fuerte componente de control social, correspondía a varones, especialmente adolescentes, y que el número de mujeres muertas en lugares de detención era más bajo que el de varones, lo que se explica por la diferencia cuantitativa de la población carcelaria y de comisarías en relación al género.

Sin embargo, también advertimos que, en un porcentaje importante, los casos registrados de víctimas mujeres se relacionaban con situaciones de violencia machista y patriarcal. La cantidad de mujeres asesinadas por integrantes del aparato represivo estatal por razones de género nos llevó a empezar a sistematizar esas situaciones, sin perjuicio de que, simultáneamente, encuadraran en otras modalidades según la forma de la muerte.

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Los dos primeros casos registrados como femicidios se remontan a 1992. Desde entonces el índice ha sido creciente, hasta llegar hoy a 291 casos sobre un total de 481 de víctimas mujeres, lo que convierte los femicidios de uniforme en la primera causa de muerte de mujeres a manos del aparato represivo estatal, muy por encima del gatillo fácil, la tortura en cárceles y comisarías, las desapariciones, los asesinatos en represión a la protesta y otras modalidades.

A estos casos hay que sumar aquellos en que la violencia patriarcal de policías, gendarmes, prefectos y servicios penitenciarios se cobra víctimas no mujeres, como sucede con los hijos asesinados para agredir a la madre, muchas veces varones. No son pocos, tampoco, los casos de compañeros o familiares varones de la mujer que son asesinados por el macho de uniforme cuando intentan interceder o defenderla. Son 25 los femicidios “relacionados” registrados.

Muertos en la represión a la protesta

Desde 1995, se registran 70 muertes en la represión a manifestaciones, movilizaciones y reclamos por trabajo y vivienda. En este rubro, sigue llevando la delantera el gobierno de la Alianza radical-peronista, entre diciembre de 1999 y diciembre de 2001, con un total de 45 asesinados, de los cuales 39 cayeron el 19 y el 20 de diciembre o murieron posteriormente por las heridas recibidas. Lo escolta el gobierno de Cristina Fernández, con 19, mientras que Menem, Duhalde y Néstor Kirchner “empatan” con dos casos cada uno.


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Ni el sufrimiento de los familiares de sus compañeras desaparecidas y de los bebés nacidos en cautiverio ni el dolor de haber estado tanto tiempo lejos de su patria. Gladis Sepúlveda, ex estudiante de la carrera de Servicio Social de la Universidad del Comahue y militante del PRT, declaró nuevamente en Bahía Blanca.

Brindó detalles sobre su secuestro en el Operativo Cutral Co y su cautiverio en el centro clandestino de detención y torturas La Escuelita y las cárceles de Neuquén, Villa Floresta y Devoto. Se exilió en Alemania y volvió con la democracia a empezar de cero en Tucumán.

“Yo no quería volver al Valle porque iba a ser muy triste recordar a las compañeras que están aún desaparecidas. Es como una tortura también para los familiares no saber dónde están, como así los niños que están desaparecidos. Reclamo que se pueda hacer algo, hagan lo que puedan, es un sufrimiento que no se puede poner en palabras”, dijo al tribunal.

Las audiencias se reanudarán el miércoles 14 de diciembre a las 9:30 y al día siguiente en el mismo horario. Por problemas técnicos con la videoconferencia esta mañana no se pudieron escuchar tres testimonios desde Neuquén, por la tarde hubo tres declaraciones. Además de Sepúlveda, ayer se presentaron cuatro ex colimbas de la Agrupación Tropas.

“Era necesario un cambio”

Como hija de trabajadores creció escuchando los reclamos de sus padres sobre las injusticias, los magros salarios, la falta de atención de salud o la imposibilidad de terminar la escuela. Se recibió de maestra, comenzó a trabajar y para “hacer mejor mi carrera pedagógica” se anotó en Servicio Social.

“Era necesario para mí un cambio y traté de hacerlo desde el cristianismo pero no alcanzó. Cuando llegué a la universidad se abrieron otras ventanas. Servicio social en los 70 empezó a tener un cimbronazo de cambio de los que se estaban dando a nivel del mundo, cambio de estructuras, mayor participación de la gente, lograr igualdad de derechos referidos al bienestar del pueblo”, comentó.

Sepúlveda y sus compañeras querían ser mejores profesionales y por eso cuestionaban el carácter asistencialista de su formación y planteaban un mayor compromiso político social. “La ideología que implicaba el cambio y el compromiso era el marxismo leninismo, conociendo la Revolución Cubana donde todos tenían acceso a la educación y a la salud y no eran un bien de mercado, era un camino a seguir”.

Se acercó al Partido Revolucionario de los Trabajadores y cambió el trabajo de maestra por un puesto administrativo en la Universidad del Comahue. “Cuando vino el avance del conservadorismo en el peronismo y estuvo Remus Tetu de rector interventor, hubo una persecución a docentes y no docentes y aparecieron listas negras, era un tiempo de mucha inseguridad respecto al trabajo. Volví a la docencia y pedí una licencia sin goce de haberes. Igual fui cesanteada junto a cien personas”.

A los pocos días las fuerzas de seguridad realizaron el Operativo Cutral Co. La Policía de Rio Negro la buscó en casa de sus padres y en la escuela. Como no la encontraron secuestraron a su familia. Se presentó el 14 de junio y quedó detenida por orden del V Cuerpo de Ejército.

La llevaron a la Unidad 9 donde le hicieron firmar la libertad aunque fue trasladada en avión a Bahía Blanca. “Nos amontonaron en un lugar, nos hicieron como una ronda, nos dieron un empujón y caímos unos arriba de otros. Nos sacaron de ese lugar y quedamos contra la pared, nos dijeron que nos iban a fusilar. Después nos fueron separando, vino un señor que decía ‘colaboren’, jugaba el rol de bueno. Luego me llevaron al quirófano que era el lugar de tortura. (…) Me preguntaban sobre mi participación en el gremio de la UNTER, me leyeron una lista de nombres que no conocía”.

La dejaron en un sitio “donde escucho voces que piden agua, reconozco la voz de Susana Mujica y muy débilmente de Cecilia Vecchi. Con el cambio de guardia escucho los nombres de Elida Sifuentes, de Alicia Pifarré y de Mirta Tronelli”.

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Mónica Morán.

El 16 o el 17 de junio se llevaron a Mujica y a Vecchi: “Escucho los insultos, los tironeos, a Mónica Morán que pedía sus lentes de contacto y la cajita. Cuando llego a Floresta en los diarios leo que ha sido muerta en enfrentamiento y ella estaba allí. Imposible”.

Escuchó también a un guardia cantando “La pájara pinta” de María Elena Walsh y a Alicia Pifarré entonando “El cautivo de Til Til” sobre “el guerrillero de la libertad”. “Había una chica Susana que lloraba mucho y le dijeron que se callara porque la iban a hacer jabón como los alemanes a los judíos. Aparentemente la habían detenido en una esquina, la confundieron con otra persona”.

Aproximadamente el 25 de junio fue “blanqueada” en la cárcel de Villa Floresta donde quiso denunciar las torturas pero “la celadora llamó al enfermero y me dijeron que si hacia la denuncia me llevaban de nuevo a ese lugar”. El 14 de diciembre la trasladaron en un violento vuelo a Devoto. “Había un régimen sumamente severo, el inspector dijo que de ahí íbamos a salir locas o muertas. No nos prohibían muchas cosas de la vida cotidiana como bordar, tejer, e hicimos todo un plan de resistencia y no salimos ni locas ni muertas”.

Casi tres años después recibió asilo político en Alemania: “Que me hayan dado la libertad en otro país fue muy fuerte y muy difícil, más con una lengua que uno no conoce y más allá de que yo haya tenido todas las necesidades económicas mínimamente resueltas estaba lejos de mi trabajo, no podía ejercer de maestra… No puedo poner en palabras el sufrimiento de haber estado lejos de mi patria”.

“No me pude casar en Argentina, mi compañero de vida en aquel entonces se fue a vivir a Alemania con trámites de Amnesty como integración de familia -recordó-. Volvimos un año después de asumida la democracia y volvimos a Tucumán porque allí él tenía trabajo y había que empezar de nuevo. Yo no quería volver al Valle porque iba a ser muy triste recordar a las compañeras que están aún desaparecidas. Es un sufrimiento. Es como una tortura también para los familiares no saber dónde están, como así los niños que están desaparecidos. Reclamo que se pueda hacer algo, hagan lo que puedan, es un sufrimiento que no se puede poner en palabras”.

La nota completa en www.juiciobahiablanca.wordpress.com 

(Por Mauro Llaneza) La periodista Irina Hauser dialogó con FM De la Calle horas después de la muerte del ex juez Carlos Fayt y días antes de la publicación de su libro “Los Supremos”, la “historia secreta de la Corte” que estará disponible desde este viernes.

La cronista de Página/12 analizó el aporte del ministro que estuvo más de treinta años en el máximo tribunal, el viraje del tribunal de la mayoría automática menemista hacia el de la ampliación de derechos, la constitución del poder y las ambiciones de Ricardo Lorenzetti y la reconfiguración de las alianzas internas con la llegada de Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti.

“Mi impresión es que los dos nuevos jueces son personajes con personalidades muy fuertes, sobre todo Rosatti es un jurista muy solvente y esto jaquea un poco la hegemonía de Lorenzetti adentro de la Corte. (…) Hay una nueva dinámica adentro de la Corte que imagino que seguirá cambiando en estos próximos tiempos”, afirmó.

-“Extendió tanto su estadía, que dejó en evidencia la pulsión de eternidad que tienen muchos jueces, basada en el dato real de que sus cargos pueden durar de por vida. Como si fueran semidioses, una palabra que a Fayt le gustaba en especial. Semidioses”, dice el libro de Irina Hauser Los Supremos. ¿Cómo es ese mundo de la Corte y cómo lo era en relación a Fayt que estuvo tantos años allí?

El mundo de la Corte es muy complejo, para conocerlo tienen que comprar Los Supremos, pero esto que yo digo sobre la pulsión de eternidad de los jueces es algo bastante común, los jueces de la Corte pueden durar en sus cargos hasta los 75 años pero como ustedes saben Fayt se quedó hasta los 97 y logró hacerlo gracias a un fallo que en su momento sacó la propia Corte, cuando todavía estaba la mayoría automática, donde de alguna manera declaraba inconstitucional la Constitución para permitir que Fayt continuara en el cargo.

Después otro juez, Petracchi, que también se quedó en la Corte después de los 75 años a pesar de lo mal que se llevaba con Fayt, porque se llevaban pésimo, se aferró a esa doctrina y se quedó con esa pulsión de permanecer en el cargo y de usufructuar este poder que da ser juez.

En el caso particular de Fayt una no puede desconocer los aportes que hizo en sus 32 años en la Corte y además, como leía hoy al constitucionalista pampeano Gustavo Arballo, que hace un análisis muy interesante, Fayt tuvo una característica, en algunos casos, muy dócil o por lo menos una persona predispuesta a revisar su propia doctrina, sus propias posturas habiendo estado tantos años en la Corte. Eso es valioso de parte de un juez.

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Ha tenido fallos o votos que a mi modo de ver fueron cuestionables. Por ejemplo, en el caso de la ley de Medios postuló la inconstitucionalidad, fue un voto en minoría. Cuando se discutió la validez de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida las avaló, lo que de alguna manera apuntaba a obstruir el avance de los juicios, por ahí no era lo que tenía en mente porque sostenía una postura jurídica. Pero también en el caso de la discusión sobre la tenencia de droga para consumo personal, esto es lo que marcaba Arballo, Fayt que estuvo tantos años en la Corte había votado de una manera en los años noventa avalando el castigo a quienes tienen droga para consumo personal y en 2009 cuando la Corte sacó el fallo Arriola aceptó resolver su postura admitiendo que no tenía ningún efecto que el Estado castigara a las personas que tienen droga para consumo personal sino que debía apuntar a otra cosa.

Su rol adentro de la Corte era bastante peculiar porque era una persona con un humor bastante ácido y era el que en general desacartonaba los acuerdos, así serio como se lo veía, siempre era el que introducía los temas más ríspidos o más controvertidos, les hacía chistes a sus colegas, siempre era el que rompía el hielo.

-¿Cómo era ese último tiempo cuando se comenta que Lorenzetti recurría a su firma pero negociaba con su esposa o la propia reelección de Lorenzetti donde hizo una movida para tratar de contar con ese voto antes de su retiro?

El movimiento más claro de Lorenzetti fue lograr su reelección anticipada como presidente el año pasado. Anticipó ocho meses la elección de autoridades en la Corte, todo en función de que necesitaba justamente el voto de Fayt para garantizarse el cargo porque ya se veía venir que Fayt se iba a tener que ir porque ya no estaba bien, porque era una persona que necesitaba ayuda para caminar, iba por ahí a los acuerdos una vez cada tanto pero no podía participar del debate, era notable, se veía venir el desenlace y había ya instalada una discusión pública sobre su permanencia a los 97 años.

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Efectivamente Lorenzetti aprovechó o por lo menos intentó obtener la firma de Fayt para cosas cruciales como su reelección anticipada pero también para otros tantos casos que sacaron el año pasado. Entre ellas el tema de la coparticipación justo antes de que se fuera.

-El libro entiendo que parte de aquella cadena nacional de Néstor Kirchner en la cual insta al Congreso a terminar con la mayoría automática del menemismo y a conformar incluso con algunas reglas interesantes una nueva Corte Suprema.

Sí, el libro hace un recorrido desde el año 2003 que a mi modo de ver fue un año de refundación de la Corte. Efectivamente aquella cadena nacional de Néstor Kirchner fue memorable porque nunca nadie había cuestionado de esa manera la mayoría automática del menemismo, lo que sucede es que Kirchner en ese momento se encontró con un escenario muy complejo que es que lo tenía al presidente de la Corte de entonces, que era Nazareno, extorsionando con que iban a sacar un fallo para revalorizar prácticamente la economía y esto fue una amenaza inesperada para el gobierno que recién asumía.

La decisión más rápida que tomó, y que la hizo en el momento justo, fue esto de pedirle al Congreso que interviniera y generar así el clima de cuestionamiento que nunca se había dado con tanta claridad porque históricamente se sabía que la mayoría automática fallaba a favor del menemismo, las privatizaciones de las empresas y demás. Hubo un intento de juicio político que hizo Duhalde durante su gobierno de transición pero fracasó y ahí aparece Kirchner con esta decisión porque además se le venía la economía abajo si sacaban ese fallo, podía ser un desastre, el gobierno podía durar meses.

Para mí es un momento de refundación donde empieza un proceso que con los nombramientos que fue haciendo el gobierno cambió completamente el cariz de la Corte y comenzó una Corte que realmente dejó marcas para la historia, fallos impresionantes de ampliación de derechos de todo tipo, que además fue la Corte que permitió que se reabrieran los juicios de lesa humanidad como una de las cuestiones más simbólicas.

Lo que hago en el libro es recorrer todo el proceso que se inicia en ese momento y que empieza a hacer un viraje en el 2008, 2009, cuando se empieza a notar la acumulación de poder y el posicionamiento de Ricardo Lorenzetti como un personaje fuerte adentro de la Corte que hace un juego propio. Y quizá el tema que termina dividiendo agua es la discusión sobre la ley de Medios donde Lorenzetti si bien en un principio decía que era anticonstitucional después termina fallando a favor de la constitucionalidad de la ley pero hace todo lo posible -y logra que sus compañeros lo apoyen- dilatando la decisión durante casi cuatro años que es lo que le permitió al Grupo Clarín tener mucho aire y finalmente zafar de la aplicación de la ley. Sabemos cómo termina esto totalmente diluido con el decreto del gobierno de Macri. Es evidente que la Corte colaboró con esta posibilidad de que el Grupo Clarín no tuviera que hacer un solo movimiento de desprendimiento de licencias concreto.

-Un ejemplo del mecanismo de Lorenzetti para avanzar en sus propios fines y ambiciones.

Exacto, lo que sucede es que la forma de acumulación y de ejercicio del poder de Lorenzetti no es únicamente a través de los fallos sino a través de un trabajo muy fino que fue haciendo dentro de la propia corporación judicial. Lorenzetti llega a la Corte como un abogado desconocido, ni siquiera él sabía dónde quedaba la Corte, para darles una idea. Todo el mundo preguntaba de dónde salió, quién es, le decían el abogadito de Rafaela medio despectivamente.

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Con mucha astucia empezó a hacer un trabajo de hormiga, de ir fortaleciendo y logrando el apoyo de toda la corporación judicial. Ahí inventó un evento que hace cada dos años que es la Conferencia Nacional de Jueces que por ahí a los simples espectadores nos resulta algo aburrido, uno dice ‘se juntan los jueces qué plomazo’ pero es uno de los grandes mecanismos de Lorenzetti para lograr apoyos dentro de la corporación.

Además, en momentos en que se empezaron a notar diferencias. No nos olvidemos que en el pico de discusión sobre la ley de Medios surge Justicia Legítima. Marcaba que había diferencias ideológicas dentro de la propia corporación judicial. Lorenzetti también lidiaba con eso pero logra una base de sustentación fuerte entre sus propios colegas de todos el país usando algo que es también un elemento histórico del manejo en el poder judicial que es el reparto de cargos, de presupuesto, de empleados cuando algún tribunal lo necesita, en algún momento le renueva los autos oficiales a los jueces, les concede a algunos los autos que están secuestrados en causas de drogas. Ahora están ordenando un poco eso pero pasaron muchos años.

Hace que el resto de los jueces queden en deuda con él y se genera así un circulo de deudas permanentes donde sale fortalecido.

-Hablemos de “las supremas”, ¿qué le apostaron a la Corte Argibay y Highton de Nolasco?

Argibay y Highton eran personas muy distintas. Una las veía así como “las dos mujeres de la Corte” pero Argibay era una mujer que salía y decía lo que se le cantaba, lo que quería, desafiaba permanentemente al Poder Ejecutivo. Y Highton es el polo opuesto, es una mujer muy precavida en sus dichos, en sus comportamientos. Highton ha tenido una característica en los últimos años, a contramano de la actitud de la mayoría de la Corte, que es que abogó permanentemente porque los fallos no pusieran ni en peligro a la gobernabilidad ni generaran ningún peligro de desestabilización económica. En general fue la que más cuidó los intereses del Estado a través de sus decisiones.

Tanto Highton como Argibay como mujeres sí dejaron una marca importante al crear la Oficina de la Mujer en el caso de Argibay y la Oficina de Violencia Doméstica conducida por Helena Highton de Nolasco.

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Yo cuento un poco en el libro que hay como un mito de que hicieron una gran cantidad de cosas y que entraron a la defensa de los derechos de las mujeres. Es cierto que hicieron un montón de cosas, pero también es cierto que cedieron a grandes resistencias y que tampoco es un trabajo que haya fluido cien por ciento. Te diría que incluso en la Oficina de la Mujer, quienes terminaron dejando su huella fueron mujeres que no son conocidas.

La oficina hizo y hace un trabajo muy valioso que es de alguna manera intentar cambiar la cultura patriarcal que hay en todo el poder judicial, es un desafío gigantesco, esto sí fue una idea de Carmen Argibay, muy alentada por algunas mujeres que trabajaron con ella. Y lo empezaron a hacer con talleres en todos lados dirigidos a varones y mujeres como para ver con qué se encontraban, con qué pensamiento, imagínense que el Poder Judicial -que tiene que resolver casos incluso de violencia de género- se encuentra muchas veces reproduciendo los patrones de violencia simplemente por los principios y las ideas que rigen en la sociedad y más en el Poder Judicial que es muy conservador.

La Oficina de la Mujer ha tenido esa función primordial de, como decía Argibay, intentar cambiarle la cabeza a los jueces, un trabajo bastante complicado pero muy valioso.

Argibay tenía una cosa, un rasgo de una mujer muy aguerrida, muy de decir lo que pensaba, de mostrar sus principios, pero al momento de tomar decisiones en los fallos sorprendentemente era una mujer muy formalista. Entonces en sus fallos una no va a encontrar grandes decisiones de la historia de la Corte. Esta fue una decepción grande para la gente que trabajaba con ella porque tenían una apuesta fuerte a que se lograran fallos interesantes.

Argibay muy a menudo lo que hacía es aplicar algo que en Derecho se llama 280 que es un artículo del Código Procesal Civil y Comercial que le permite a los jueces rechazar sin dar sus fundamentos un planteo. Ella decía que la Corte recibía demasiados planteos heterogéneos, de todo tipo, y que no tenía que tratar todos esos temas. Es un mecanismo que muchas veces los jueces usan para sacarse cosas de encima. Entonces por ahí en casos trascendentes se encuentran con votos de Argibay que eran 280, que no fundamentaba nada o que apelaba a tecnicismos. Pero era una mujer sumamente querida por toda la gente que trabajó con ella y por toda la Corte.

-¿Cómo ves la Corte actual y su reconfiguración con Rosenkrantz y Rosatti? ¿Qué será del futuro de Lorenzetti, es posible o sigue insistiendo en aquella chicana que le hacía Fayt de que él quería ser presidente pero no de la Corte si no de la República?

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Es la pregunta del millón. A mí me da la impresión de que Lorenzetti se preparó para cualquier eventualidad de alguna situación de gravedad institucional que pudiera llevarlo a la presidencia de la Nación pero no me parece que esté ni en condiciones ni que esté buscando ahora ser presidente. No digo que no se le haya cruzado por la cabeza, me suena a que es muy posible que sí.

Me parece que con el desembarco de Rosenkrantz y de Rosatti se están reconfigurando las relaciones adentro de la Corte y habrá que estar atentos a la próxima elección de su presidente. Lo que sucede es que falta bastante porque el mandato dura tres años.

Mi impresión es que los dos nuevos jueces son personajes con personalidades muy fuertes, sobre todo Rosatti es un jurista muy solvente y esto jaquea un poco la hegemonía de Lorenzetti adentro de la Corte.

Si uno mira cómo se resolvieron por ejemplo los fallos referidos a las tarifas, el primero que fue el del gas, Maqueda -que solía estar aliado con Lorenzetti- trabajó junto con Rosatti, se aliaron y de hecho impusieron ellos la postura que finalmente terminó resultando en fallo sobre el gas donde obligaron a hacer las audiencias públicas y frenaron el tarifazo. Lorenzetti empujaba en contra de esa decisión o por lo menos tenía una postura distinta respecto a lo que se podía o no discutir en las audiencias públicas. Él decía que el precio del gas en boca de pozo no debía estar ahí, lo que marcaba una gran diferencia, pero finalmente triunfó la postura de Rosatti. Esto muestra una nueva dinámica adentro de la Corte que imagino que seguirá cambiando en estos próximos tiempos.

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El Consejo Interuniversitario Nacional se manifestó ante las denuncias presentadas por el fiscal Guillermo Marijuan a 52 universidades por el uso de 747 millones de pesos transferidos por el Estado Nacional en 2015.

“Las denuncias mencionadas, sustentadas en notas periodísticas y sin una sola relación de hechos concretos acaecidos en cada institución, lejos de aclarar y puntualizar procederes que podrían ser materia de investigación, resultan un ataque generalizado al sistema de educación superior pública de nuestro país”, afirmaron.

“Es la misma denuncia que se hace a las 52 instituciones, se cambió el nombre, y los elementos que contiene en ningún caso particularizan ninguna situación, no es que haya una relación de hechos universidad por universidad sino que se plantea un conjunto de notas periodísticas de carácter genérico a partir de lo cual se establece una denuncia que en todo caso lo que hace es poner bajo sospecha todo el sistema de educación pública del país”, dijo a FM De la Calle el titular del CIN Guillermo Tamarit.

Agregó que “lo que estamos pidiendo es que se actúe con toda celeridad para que podamos establecer nuestras líneas de defensa porque tenemos una sospecha sobre nuestra actividad y ninguna posibilidad de contestar ningún hecho concreto, estamos en una situación muy disvaliosa que compromete el prestigio de la universidad pública”.

La declaración del CIN afirma:

  1. El CIN sostiene y defiende en forma enfática la independencia del Poder Judicial de la Nación, así como la libre y más amplia actuación del fiscal.
  2. Las universidades nacionales gozan de un generalizado prestigio entre nuestros conciudadanos, posición que se ha ganado a lo largo de la historia por resultar una efectiva herramienta de mejoramiento social, y las únicas instituciones públicas cogobernadas en las que el conjunto de sus integrantes deciden no solo el rumbo institucional sino, además, la gestión administrativa.
  3. Las denuncias mencionadas, sustentadas en notas periodísticas y sin una sola relación de hechos concretos acaecidos en cada institución, lejos de aclarar y puntualizar procederes que podrían ser materia de investigación, resultan un ataque generalizado al sistema de educación superior pública de nuestro país.
  4. Respecto al contenido del planteo del fiscal, nos permitimos recordar que los presupuestos universitarios se conforman por ley del Congreso Nacional, más las partidas que se asignan a cada institución por programas específicos. En todos los casos, resultan ejecutados bajo normativas claras, estrictas y con procesos de absoluta transparencia, sometidos a procesos de auditoría, tanto interna como externa, como señala la ley.
  5. Esta actividad jurisdiccional ha producido, como consecuencia inmediata, una agresión a la identidad misma de la universidad pública, construida a lo largo de su historia de más de 400 años para ser una institución de gran valoración social hoy. Sin duda, el daño moral es no solo a la institución sino, también, a todos los que realizamos tareas de docencia, investigación, extensión y gestión en contextos sociales complejos y con presupuestos de austeridad, y que involucra a los estamentos docentes, estudiantiles, no docentes y egresados.

Los integrantes del tribunal que lleva adelante el juicio Ejército III reaccionaron fuertemente esta tarde cuando una testigo se refirió a la lentitud de las causas y la falta de controles sobre los imputados. Cristina Cévoli pidió celeridad incluso por el represor Osvaldo Floridia que lleva casi cinco años detenido sin condena y denunció que el imputado fue visto en una playa jugando al fútbol con sus nietos.

“Si los gobiernos democráticos nombraran más jueces los procesos no serían tan largos, nosotros somos extranjeros acá, ¿entiende? La justicia de Bahía Blanca naufragó en su momento hasta que vinimos nosotros”, dijo José Triputti. Jorge Ferro ignoró la labor del fallecido Hugo Omar Cañón y afirmó que el Ministerio Público “hasta el 2011 en esta jurisdicción no hizo absolutamente nada y tenemos que soportar que nos vengan a cuestionar”. El titular de la APDH local quiso manifestarse desde la platea de Colón 80 y fue retirado de la sala.

El fiscal Miguel Palazzani dijo a la testigo que “tiene todo el derecho a reclamar y sígalo haciendo porque el mérito de que se hagan estos juicios es de los familiares y de las víctimas y no de los operadores de la justicia argentina”. “Son palabras muy ponderables pero sin tribunal no tiene juicio”, retrucó el vocal Martín Bava quien se quejó de las “consecuencias físicas” que le trae viajar a la ciudad y agregó que “cuando vinimos acá nadie quería venir”.

Las audiencias se reanudarán el martes 29 de noviembre a las 15.

Cristina Cévoli es la esposa del sobreviviente de La Escuelita Eduardo “Bachi” Chironi, quien se presentó en la Policía Federal de Viedma cuando supo que lo buscaban y fue trasladado ilegalmente a dependencias del V Cuerpo de Ejército. La testigo declaró en la causa “Bayón” y fue nuevamente convocada para referirse a la intervención del represor Osvaldo Vicente Floridia en un allanamiento en casa de sus padres en diciembre del 76.

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“Lo identifico porque dos o tres días después de ese allanamiento fue a la casa de mis padres, él y (Héctor) Abelleira, me preguntó por qué estaba ahí, dije que era la casa de mis padres, que ellos tenían que explicar qué hacían ahí y me dijo ‘hacéte la viva nomás que te voy a llevar a Bahía como llevé al otro’. El otro era mi compañero ‘Bachi’ Chironi que había sido detenido el 13 de diciembre del 76 en la Federal y el 15 había sido trasladado a Bahía Blanca. Yo casi me muero del susto”, dijo Cévoli.

La ex presidenta de la Asociación de Familiares y Víctimas del Terrorismo de Estado de Río Negro dio detalles de un amplio operativo del Ejército y la Federal en torno a la casa de sus padres. “Mi mamá me dijo que a media mañana habían tocado timbre unos hombres de particular, alguno con uniforme policial, que traían un papel en la mano y le dijeron que tenían que revisar el patio de la casa para buscar unas cosas, le dijeron que buscaban armas”.

Ella se encontraba con sus hijos en el domicilio de su suegra. Por la tarde “tocan timbre, atiende mi suegra y eran mi mamá y (el comisario) Forchetti. Mamá los había acompañado en la camioneta a buscarme porque le comentaron que ‘Bachi’ había dicho que yo sabía dónde estaban enterradas las armas”.

Para que no sigan destrozando el lugar Cévoli les indicó dónde había guardado una colección de El Descamisado, unos libros de Evita Montonera y publicaciones sobre la muerte de Perón, que su esposo suponía quemadas tiempo atrás.

“Yo soy una defensora de la justicia y me parece que estos procesos largos no son muy justos que digamos. Cuando uno exige justicia para uno mismo también tiene que exigirla por los demás. Me alegra que lleguemos a esta instancia, me alegra por él porque determinarán si corresponde o no que esté detenido pero por lo menos no está en una nebulosa”, dijo Cévoli sobre el policía Floridia.

Mencionó que “hace un tiempo le hicieron una nota radial y dijo que llevaba gente a Bahía Blanca en calidad de detenidos pero no sabía detenidos por qué. Lo cierto es que no los llevaba sentados, tomando mate y fumando. Los llevaba encapuchados, aterrados, tirados en un auto, así que realmente creo que se debiera haber dado cuenta. Es medio difícil pero realmente a mí me parece que sería necesario hacer un control un poco más estricto”.

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El juez Bava no quiso más “recomendaciones al tribunal” y dio paso al fiscal. “Me parece apropiado que se siga explayando sobre el tema, me parece legítimo e importante”, dijo Palazzani. “Hace unas dos semanas una persona de Viedma me comentó que había visto al señor Floridia jugando al fútbol en la playa con sus dos nietos. Eso quería contar”, agregó la testigo.

El presidente del tribunal, José Triputti, afirmó que “si los gobiernos democráticos nombraran más jueces los procesos no serían tan largos, nosotros somos extranjeros acá, ¿entiende? La justicia de Bahía Blanca naufragó en su momento hasta que vinimos nosotros. Tenemos nuestros tribunales con trabajos en nuestras jurisdicciones, el problema que existió en esta ciudad es un problema que la gente de esta ciudad no resolvió y se recurrió a jueces subrogantes e independientes entre los que estamos nosotros”.

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Bava se quejó de que “es la segunda vez que escucho la misma argumentación, me increpa a mí como parte del tribunal que yo soy el retardo de la justicia en cuanto a sus causas que ya he fallado y en cuanto a su testimonio que ya he escuchado”.

“Señora, el Ministerio Público es parte del Estado argentino y usted tiene derecho a exigir celeridad en estos juicios y el Estado se la tiene que dar, usted tiene todo el derecho a reclamar y sígalo haciendo porque el mérito de que se hagan estos juicios es de los familiares y de las víctimas y no de los operadores de la justicia argentina”, dijo Palazzani.

Jorge Ferro apuntó que “el Ministerio Público hasta el año 2011 en esta jurisdicción no hizo absolutamente nada y tenemos que soportar que nos vengan a cuestionar la dilación de los juicios y no he escuchado hasta este momento ninguna queja relacionada con los fiscales federales porque hasta la época del dr. Córdoba acá no hubo absolutamente nada y por eso tenemos que ser tres foráneos los que vinimos a hacer justicia”.

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El secretario de la APDH Bahía Blanca, Eduardo Hidalgo, quiso intervenir desde el público y el marplatense le ordenó: “Cállese porque lo puedo retirar de acá”. “No me pueden detener porque soy una víctima, me voy a retirar, esa es la prioridad de ustedes”, gritó mientras salía del recinto.

Ferro propuso “serenarnos” y continuar con el testimonio de Cévoli quien respondió preguntas de jueces y defensores y aclaró que su manifestación fue sobre “todo un proceso que convengamos que fue largo” y que participa “en todos los juicios no con la sensación de revictimización sino con la convicción de que así podemos ayudar a la búsqueda de la verdad y lograr la justicia”.

“Hacer justicia es muy difícil porque estamos valorando testimonios de cuarenta años atrás y lamentablemente la ciudad querida de Bahía Blanca ha tenido serios problemas con la justicia. Espero, rezo, para que los resuelva en paz, en democracia, como debe ser. No escuché nunca al Colegio de Abogados de acá con respecto a las falencias”, dijo Triputti y agregó que “si ustedes no lo defienden es muy probable que vengan otros o no venga nadie, yo no tendría inconveniente en irme”.

Se publicó en el Boletín Oficial una modificación a la ley de drogas 23.737 que incluye a los precursores químicos dentro de la descripción de los tipos penales, faculta al Poder Ejecutivo para confeccionar y actualizar listas de los mismos, y establece la obligatoriedad de inscripción ante el Registro Nacional de Precursores Químicos de aquellas personas físicas y jurídicas que legítimamente utilicen esas sustancias. También se actualizaron las multas dinerarias de varios tipos penales.

La noticia generó dudas y confusión entre autocultivador@s y consumidor@s de marihuana que entendieron que se trata de “una nueva cruzada legislativa” en contra de sus derechos. Para Mariano Fusero, integrante de la Asociación de Pensamiento Penal, la penalización anticonstitucional del autocultivo está intacta y su criminalización sigue librada a la “ruleta judicial”.

“La inclusión de precursores químicos es hasta una deuda pendiente porque hubo mucha confusión también respecto a si estaban contemplados dentro de la ley de drogas”, dijo el especialista en diálogo con FM De la Calle. “Judicialmente se debatían si los precursores químicos -por ejemplo la efedrina o el tolueno que son utilizados para el desarrollo de determinadas drogas como las sintéticas (…)- se consideraban dentro de los términos de la ley como una materia prima o no, o si estábamos hablando, por ejemplo, de la hoja de coca”.

“Para terminar esa confusión es que se incluye claramente el tema de los precursores químicos dentro del texto de la ley, penalizándolos a igual grado que se realiza respecto a otras conductas como es la producción, el comercio, la tenencia para comercialización -no la tenencia para consumo-, etc. No hay ningún consumidor que en la práctica tenga precursores químicos en su poder ni en su casa como para desarrollar una droga de diseño. Se está criminalizando lo que sería la cadena de tráfico”, explicó.

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Fusero subrayó que “el autocultivo ya estaba criminalizado, o sea, con la misma pena que en la actualidad que es de un mes a dos años. La tenencia para consumo personal, que es donde versa el fallo Arriola de 2009, también se encontraba criminalizada y nunca varió la ley a pesar del fallo Arriola. Todo eso no cambia, con lo cual vale la pena aclararlo una y otra vez como para brindar cierta tranquilidad en ese punto, que vale aclarar también que estamos en la misma situación de inconstitucionalidad que antes, no es que estemos bien, ni mejor ni nada. Estamos igual”.

“No hay una cuestión numérica de decir ‘a partir de determinada cantidad de plantas uno puede estar exento de una pena o no’. Es una cuestión de discrecionalidad judicial que es muy peligrosa porque hay fallos que en la práctica dijeron que un número de 110 plantas eran para consumo personal o que no había muestras o indicios de comercialización. Le cabe la duda a favor de la persona, el Estado es el que debe demostrar que esa persona estaba cometiendo alguna conducta de comercio, de tráfico, no es la persona que tiene que demostrar su inocencia”.

“Por otro lado, en la provincia de Buenos Aires principalmente, por cinco plantas bajaron una pena de prisión de alrededor de cuatro años de cumplimiento efectivo y esas sentencias están hoy por hoy apeladas y las personas pasaron largos meses en prisión preventiva. Es una ruleta judicial: dónde cae, en qué jurisdicción, bajo qué fiscal, bajo qué juez, va a tener un criterio un poco más abierto, más progresista, o un criterio mucho más punitivista de presumir que esa persona estaba cometiendo un acto de tráfico cuando no hay ningún indicio”, afirmó.

Allí continúa vigente la deuda del Congreso de adaptar la legislación al fallo Arriola de la Corte Suprema, situación que “afecta principalmente a las personas más vulneradas, que no tienen acceso a una defensa técnica relevante y se ven compelidos a una criminalización que la mayoría de los casos lleva a una aplicación a veces tardía del fallo Arriola, pero se ven vinculados a todo un proceso penal que ya significa prisión preventiva, estigmatización social, familiar, laboral, toda una serie de perjuicios respecto de los consumidores que afectan sus derechos y causan un daño más allá de que la causa quede en nada”.

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