Alberto Fernández presentó en el Congreso el acuerdo con el FMI. Pretende que sea convertido en ley antes del 22 de marzo. Demian García Orfanó, integrante de la Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda habló con FM De la Calle horas antes del ingreso del documento a Diputados.

Horas antes de una nueva presentación del proyecto de Ley de Humedales, el ambientalista Emilio Spataro conversó con FM De la Calle desde Corrientes sobre el desastre ambiental que azota a la provincia litoraleña, la cual tiene el 11% de su superficie arrasada por el fuego.

Julio César Alonso, secretario general de Asura (Asociación Sindical Única de Recicladores Argentino), habló con FM De la Calle sobre las políticas municipales en torno al tratamiento de residuos, la polémica por la posible instalación de una planta de separación de residuos en Avenida Parchappe y  las propuestas que desde el sindicato acercaron a distintos gobiernos municipales de la región.

El flamante diputado nacional del FIT-U por la provincia de Jujuy estuvo en la ciudad. Charlas y actividades en el marco de la campaña para frenar el acuerdo con el FMI y un encuentro con Olga Curipan en la casa cultural “Ruca Kimun Mapuche” fueron los ejes principales de su paso por Bahía.

El biólogo Pablo Petracci afirmó que el proyecto de Equinor y el gobierno nacional utiliza “una técnica muy peligrosa que genera un impacto irreversible”. Detalló las afectaciones que podrían sufrir las especies marinas -como la ballena franca y el delfín franciscana- y advirtió los riesgos para los pescadores artesanales bahienses por el impacto que podría tener en El Rincón.

(Por Astor Vitali) Este sábado a las 17 en la Biblioteca Bernardino Rivadavia es una buena oportunidad para conocer un nuevo libro… “Antes que el tiempo arrase con todo”. Se trata de poesía reunida y selección de cuentos de Nicolás Guglielmetti. Es la primera publicación de Unidad de Sentido.

Luego de un par de robos consecutivos en el Club Sixto Laspiur, su referente, Walter Uranga, dialogó con FM De la Calle y reflexionó sobre las causas que llevan a alguien a atacar a una entidad que apuesta por los pibes y las pibas del barrio. “El Sixto es así, juega un partido y hasta el último segundo no se rinde jamás, aunque estemos diez goles abajo”.

El ex camarista federal Luis Alberto Cotter dialogó con FM De la Calle sobre su intervención en la investigación de los crímenes de lesa humanidad durante la transición democrática, la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de impunidad y los indultos y las problemáticas actuales del Poder Judicial. La clave: independencia y mecanismos democráticos para la selección de jueces y juezas.

“Acá lo que importa son los verdes y no necesariamente el verde del hidrógeno sino el monto de la supuesta inversión. No se está hablando de un proceso de transición energética, de descarbonización de la matriz, de abandono de los combustibles fósiles sino de dólares”, dijo a FM De la Calle el periodista especializado Hernán Scandizzo.

El lonko Mauro Millán, de la lof Pillán Mahuiza, dialogó con FM De la Calle sobre el pueblo mapuche, sus demandas territoriales y los intereses que enfrentan en Patagonia. Afirmó que el Estado debe reconocerles como “actor político” y que “jamás se puede llamar a una mesa de diálogo convocada por el Ministerio de Seguridad”.

El filósofo y escritor José Pablo Feinmann dialogó con FM De la Calle acerca de la falta de ideas en la campaña electoral. Afirmó que el diálogo es imposible con una oposición destituyente y que el gobierno está “a la defensiva y contra las cuerdas”. “Lo que falta es en la discursividad, falta argumentación convincente, faltan respuestas enérgicas, claras y valientes. Eso es una gran debilidad”.

“Hay toda una preocupación por el voto joven, que replica una mirada hacia las juventudes que las habla mucho pero las escucha poco”, dijo a FM De la Calle Pablo Vommaro, historiador y co-coordinador del Grupo de Estudios de Políticas y Juventudes de la UBA, al analizar la campaña electoral.

El ex camarista federal Carlos Rozanski habló con FM De la Calle sobre los discursos de odio de los referentes de la derecha que participarán de las elecciones legislativas. Destacó la necesidad de una justicia democrática que rompa con las complicidades y la impunidad de la “organización criminal” que conduce los destinos del Poder Judicial.

(Por Astor Vitali) Acaba de cumplir 84 años y, luego de bajarse del escenario en la anterior función, uno de los músicos que trabaja con él le dijo: “hoy te escuché cantar mejor que en el ´83”. Llega a Bahía Blanca con Piazzolla Inmortal. En diálogo con FM De la Calle, el maestro explica cómo construyó este espectáculo durante el 2020, mientras no se podían llevar adelante actividades presenciales. Pero además, en esta conversación, exploramos sus ideas acerca de la cultura argentina contemporánea, el machismo, el trabajo de la voz como instrumento y la reivindicación del libro como herramienta para la libertad.

Activistas de diversos sectores exigen que durante la campaña electoral les candidates se pronuncien sobre “proyectos estratégicos y propuestas concretas en relación con la protección de los bienes comunes como el agua, los ecosistemas y el territorio”, que apunten a “reducir la pobreza estructural (tierra y servicios; techo y trabajo)” y contemplen “una agenda de […]

Desde la columna cultural de En Eso Estamos definimos oponer reflexión contra la reacción que genera la violencia organizada. Por eso, FM De la Calle invitó a debatir al escritor, poeta y docente Mario Ortiz, a la actriz y delegada general de la Asociación Argentina de Actrices y Actores Belén López, y al actor, director, integrante del Centro Cultural La Panadería y militante por los derechos humanos Alberto Rodríguez.

¿Qué análisis hacen a partir del atentado?

Belén López: Es algo que conmueve, o debería conmover, esto que sucedió, a lo que le doy el nombre de atentado. No cualquier atentado, porque por ahí hay chicos o chicas que salen o atentan contra la propiedad privada y escriben un grafiti… sino que esto tiene un tinte político más ligado a lo terrorista porque está estrechamente vinculado con un partido político, hacia un sector político y casualmente es el que está gobernando, al menos a nivel nacional y provincial. Y que acá en Bahía Blanca tendrá su trabajo en torno a la política.

Levantarme a la mañana y escuchar esta noticia me dejó perpleja. Es algo que no se puede permitir en democracia y no hay que minimizarlo diciendo fue un grupo de dos o tres loquitos que no saben en qué ocupar el tiempo y están enojados con la cuarentena. Hay que tomarlo con la seriedad que esto amerita porque vivimos en democracia, porque las ideas no se deben imponer mediante la violencia, porque para eso están las urnas: para decidir qué rumbos tome el gobierno que fuere.

Me dejó perpleja y a la vez con este estado de alerta que se expresa en el cuerpo; ponerse la piel de gallina, quedarte anonada. Nosotros conocemos del terrorismo de Estado, no queremos repetir. Estamos atravesando un nuevo período de juicios en Bahía Blanca y pensar en la posibilidad de que puede haber este tipo de atentados nos ubica en un lugar en que hay que tener mucho cuidado, hay que ser muy cauteloso y sobre todo no minimizar la situación.

En un contexto, además, de pandemia donde seguramente se tomen medidas que no son agradables para nadie pero que tenemos que poner por delante, preservar la vida de la gente. Sabiendo que la situación económica se viene atravesando y se arrastra hace más de cuatro años. Es una situación muy compleja en términos económicos y laborales, nadie lo discute, pero la salud y la vida de las personas tienen que estar por encima de cualquier mezquindad política, personal de algún sector. Creo que lo ocurrido tiene que estar profundamente analizado y que la sociedad tiene que tomar conciencia de que estas cosas no pueden ocurrir. Esto tiene un tinte mucho más político y profundo que no podemos naturalizar.

Mario Ortiz: Ante todo, coincido con Belén. Lo que hemos sentido, en primer lugar, ha pasado por el orden de lo corporal. Por esa sensación de escalofrío, de angustia. Porque, para los que ya peinamos algunas canas, esto nos hace retrotraer a viejas épocas. Yo lo primero que sentí es estamos retrocediendo cuarenta casilleros. Porque es pasar ya a la política por el hecho, a la política por el acto, a la acción directa.

Desde otro punto de vista, es la materialización, la puesta en acto de un estado de violencia que ya está instalado y lamentablemente muy instalado. Lo que pasa es que hasta ahora esa violencia es verbal, es simbólica. Por ahora no ha pasado mucho más allá de las palabras. Sin embargo, hemos estado viendo una escalada de violencia. Efectivamente, lo hemos visto ya en las pintadas del Frente de Todos el año pasado. Pero esto es algo que no se da solamente aquí, es algo nacional e internacional. Lo hemos visto en las pintadas en la escuela hebrea.

Pero esto es algo que estamos viendo cotidianamente en todos lados. En los comentarios de las redes sociales, en los diarios. No nos asombremos que ocurran estas cosas cuando los periódicos, los principales portales de noticias de Bahía Blanca habilitan sus espacios para que los lectores escriban las bestialidades más horrorosas que en otras épocas le hubiese valido la cancelación del diario o la apertura de un juicio por instigación a la violencia. ¿Cuántas veces hemos escuchado o visto carteles qué se muera la yegua o que hay que limpiar el país de kakarulos, etcétera? Esto está. Era cuestión de tiempo para que esto pasase a la acción. Y es lo que hemos visto.

Bahía Blanca lamentablemente siempre es como un laboratorio político del país. No sé si esto va a desaparecer tan rápido. Si en las próximas horas no hay un esclarecimiento completo y absoluto de la justicia eso va a ser una señal de que aquí va a haber un modus operandi al que lamentablemente vamos a seguir viéndolo en el tiempo.

No quiero ser derrotista o dramático con esto. Pero estos son lamentablemente los modos de hacer política que se están instalando en Latinoamérica y en el mundo. Ayer o antes de ayer, en México, mataron a una precandidata a intendente y, en los últimos años, ya llevan cien muertos políticos. Recordemos lo que ha ocurrido en Colombia. Esto es parte de un clima de recalentamiento social.

Alberto Rodríguez: Comienzo por adherir a lo que dijeron les compañeres. Mi solidaridad con los compañeros de La Cámpora. Y siguiendo con las reflexiones que termina de exponer Mario, creo que Bahía Blanca todavía no ha juzgado lo que sucedió hace más de cuarenta y seis años. Cuando la justicia no llega, deja el camino abierto a que esos grupos sigan operando con total libertad.

Acá se ha tratado de pasar al olvido y cuando una sociedad quiere olvidar hechos trágicos como los que nos sucedieron en Bahía, vuelve como un grotesco a reproducirse con los mismos métodos. Para colmo, en una situación donde escucho a políticos decir que ojalá haya sido un loquito. Otros que me sorprendieron diciendo que Bahía Blanca es una ciudad armoniosa, que no ha tenido nunca sectores fascistas. Entonces, si dos políticos de distintos lugares hablan de esta forma, yo ya me estoy preocupando y mucho. Creo que no va a ser con ellos con los que vamos a tener que contar.

Para colmo, la justicia federal, en un primer momento, dice que no tiene nada que hacer. Así que más me preocupo. Quien va a investigar es un fiscal con el cual evidentemente no tengo muchas garantías, un fiscal que ha dejado a los genocidas en libertad.

Y recuerdo que en la época, como decía el amigo Mario hace cuarenta casilleros atrás, voló el Teatro El Tábano, en calle Estomba, le pusieron otra bomba a la Caja de Crédito Bahiense. Hoy toca a La Cámpora. La justicia esperemos que lo resuelva. Todavía no ha resuelto lo de hace cuarenta casilleros atrás, pongámosle fichas para que este casillero lo pueda cubrir.

Yo tengo mis dudas porque esta es una ciudad donde los grandes sectores de poder han tenido mucho que ver con los atentados de otras épocas, han sido los que pusieron plata y pusieron ideas. Es más, yo tengo la certeza de que los alegatos de la defensa de los imputados en el juicio de la Triple A los escribió un ex juez e imputado también por pertenecer a esa organización. Por lo tanto, es muy difícil dar una sensación de seguridad a una sociedad que no ha sabido llevar adelante un hecho de justicia durante cuarenta y seis años, ni ha exigido como sociedad, no digo como organizaciones políticas que sí lo hemos hecho.

Es un llamado de atención a los sectores populares que todavía miramos de reojo a los compañeros que tenemos al lado. Creo que es un momento donde la necesaria unidad de los sectores que vamos a ser atacados estemos juntos.

Creo que hay que tener en cuenta a la Constitución, que dice que como ciudadanos tenemos derecho a defender la democracia frente al ataque que estamos teniendo. No confío en algunos políticos, no confío todavía en la justicia, en lo único que confió es en mis compañeros. Por eso los invito a conformar una unidad férrea para que podamos indicar y señalar dónde están los culpables.

Han señalado en distintas intervenciones la presencia de la violencia con un grado de plafón social. Pensando desde la cultura, que suele ser un lugar en el que se reflexiona con la mente, con el espíritu y con el cuerpo, donde se interviene en lo que va aconteciendo socialmente, una pregunta es recurrente ¿qué hacer con esta cuestión? Porque lo primero que aparece es la bronca ante la violencia y la bronca suele ser fuente de reacción que es el estímulo al que nos están llevando a jugar. A una reproducción de un modo de la política que va en sentido contrario a la necesidad de unirse en la diversidad. El interrogante abierto, una vez que hemos analizado qué significa este atentado es qué hacer en estas circunstancias y, obviamente, en una situación de poder muy dispar, situados en la cultura.

Belén López: Escuchaba lo que decía Mario con respecto a que son situaciones que no son aisladas o que no son privativas de nuestro país. Hay una escalada a nivel mundial de una ultraderecha que está queriendo pedir pista y que en algunos lugares viene aterrizando con efectividad, si lo pensamos en cuánto a lo que ocurrió hace poco en Madrid con la alcaldesa que ganó las elecciones. La ultraderecha hizo un trabajo muy delicado utilizando el discurso de la pandemia.

Yo creo que, como lo hemos venido diciendo desde el sector cultural en Bahía Blanca, la pandemia no es lo que vino a generar la crisis sino que la pandemia fue para muchos la excusa ideal para establecer desde allí un discurso del odio. Agarraron la idea de la pandemia para que estas ideologías de ultra derecha surjan con un discurso acerca de las libertades y de la democracia en estas épocas cuando en realidad ellos nunca fueron proclives justamente a hablar de libertad y a defender las democracias. Esta condición de pandemia es una bandeja de plata que vino para soportar y dar lugar a este tipo de discursos, donde la gente se envalentona y sale a replicar por las libertades individuales: yo en democracia hago lo que quiero.

Me parece que tenemos que pensar que en democracia tampoco es que se puede decir y hacer lo que se me antoja sin consecuencias. Porque lo que no se miden son las consecuencias. Yo hago y digo lo que quiero total no me hago responsable de lo que pueda provocar en el otre. Y ahí me parece que tiene que estar la justicia.

Lo estamos viviendo en la Argentina. Los medios de comunicación hegemónicos salen y dicen lo que se les ocurre. Inventan mentiras sobre las fantasías más impensadas en estas épocas y no hay consecuencias.

Pasamos cuatro años de un gobierno que contrajo la deuda más grande, que generó un quiebre total en la sociedad argentina, desde el punto de vista que lo mires, y no hay consecuencias de todo esto. El tipo que afanó se puede ir y no va a pasar nada. El tipo que quebró un país y se apropió de infinidad recursos y no pasa nada. Personas que salen en los medios a decir barbaridades y no pasa nada. Y este no pasa nada se replica socialmente, se reproduce en las diferentes clases sociales y no se reflexiona.

Entonces, desde el sector de la cultural, desde el sector de la educación tenemos también una fuerte responsabilidad en cuanto a cómo llevamos nuestro mensaje, en este caso a los adolescentes, a los chicos y chicas de las escuelas, a la gente en los espacios culturales. Me parece que en las futuras generaciones es donde tenemos siempre que aportar en la reflexión, en la construcción de un pensamiento crítico.

No podemos pensar que hacemos y decimos lo queremos sin que haya consecuencias. Las consecuencias son gravísimas y las estamos viviendo día a día con ese discurso del odio. No puede ser que pensemos en términos monetarios solamente. Lo que ocurrió con el decreto del presidente hace un tiempo atrás, que se lleva a la justicia, se judicializa la decisión de un presidente que tiene la facultad para definir destinos de su país en situación de catástrofe. Un intendente, viene y dice yo las escuelas las abro igual y me cago en lo que diga un presidente… me parece que estamos mirando de manera muy parcial y no hay responsables de las consecuencias de esas decisiones.

Culturalmente tenemos que llamar permanentemente al diálogo pero también a la firmeza: hasta acá se llega. Si no hay una reflexión desde el conjunto de la sociedad de ponernos a pensar que tiene que haber un límite a esta escalada de violencia y de discursos del odio, me parece que no nos va a alcanzar con que un sector salgamos y tratemos de abrir los ojos.

El individualismo se instaló y muy fuerte. Digo y hago lo que quiero, total yo pago mis impuestos. No puede ser todo gratuito. Hay gente que se está muriendo, que está pasando hambre, hay gente que no tiene trabajo. Hay que cuidar eso y hay que cuidar las fuentes laborales. Tenemos, como sociedad, que empezar a reflexionar que nuestras acciones tienen consecuencia y no podemos salir de esto solos. La salida siempre será colectiva o no será.

Mario Ortiz: Coincido completamente. Yo creo que a los que somos trabajadores, trabajadores intelectuales, artísticos, los que estamos en el campo de la enseñanza, de la educación, del arte, nos compete una responsabilidad y una tarea muy grandes. Porque precisamente en estos momentos de profunda irracionalidad –y el fascismo es tremendamente irracional, apela a lo peor, a lo más visceral, el odio del ser humano- nos toca la misión de llevar una cuota de racionalidad, de reflexión y de docencia.

Ayer, en las clases que tuve, lo primero que hice fue destinar diez, quince minutos a reflexionar sobre esto. Les decía: chicos, ustedes que son jóvenes tienen que empezar a agudizar el pensamiento crítico y no prenderse en la locura de los adultos porque los adultos están locos, estamos todos locos.

Desde la educación hay una tarea, desde el arte también. Pienso en Alberto que han hecho desde La Panadería obras de Bertolt Brecht, que hacía teatro didáctico, para hacer reflexionar a la clase trabajadora. Ellos hicieron la obra Arturo Ui, sobre como asciende el fascismo. Yo creo que una de nuestras principales tareas en estos momentos es precisamente la de movilizar la reflexión. Como bien se dijo, el primero impulso es de bronca, pero no. Porque eso es entrar en la lógica de ellos, es responder lo que ellos querrían que uno haga, entonces uno reduplica.

Ahora, al mismo tiempo hay que exigir también a la clase política que haga una suerte de pacto. Si no hay entre ellos un pacto de convivencia democrática, si ellos mismos no les hacen bajar los decibeles a sus referentes nacionales, vamos hacia un enfrentamiento cada vez peor. Y estoy pensando en las vociferaciones de los referentes políticos que ya conocemos todos. Basta con las arengas porque si todo sirve para hacer una mínima diferencia de voto, entonces la política está yendo muy mal. ¿Qué es lo que quieren? ¿Qué volvamos a épocas antiguas en donde en la mesa de negociación política poníamos muertos arriba? No. Pongamos argumentos, pongamos intereses en pugna, en liza, pero no pongamos muertos en la mesa de negociación.

Alberto Rodríguez: Es así, partiendo de esto último que decís, entonces, falta decisión política. Pero ellos la tienen. Mencionabas México, Belén a Madrid, yo agrego Colombia. Entonces reflexiono, pienso, y digo Chile. Ese es el camino.

No quedan más caminos que buscar una nueva forma de pensar, no solo el pensamiento en la política sino también en la acción. ¿Cuál va a ser nuestro pensamiento desde lo político para la unidad y la unidad en acción para frenar a esta locura?

A la derecha no le importa: llamarlos a una reflexión, si no es con la gente en la calle no lo veo. La reflexión la podemos hacer en una mesa, en un ámbito de compañeres, donde analicemos y obtengamos cuáles son nuestros errores y cuáles son las virtudes de esta derecha fascista. Ustedes han puesto sobre la mesa las virtudes de ellos. Falta que analicemos cuáles serían nuestras virtudes para frenar esta situación. Creo que eso todavía no lo tenemos claro. Sabemos que somos buena gente, de todos mis compañeres, sé que cuento con excelente gente. Pero lo que nos falta es tener claro por dónde y con qué ideas llevar adelante la acción. Y creo que ahí es donde ellos nos van ganando esta batalla.

Espero que los muertos no aparezcan. Espero que los Facundo tengan justicia. Espero que los Watu tengan justicia. Y espero que aquellos que hoy están avanzando nuevamente, podamos frenarlo, pero que reflexionemos, que analicemos y que luego accionemos. De otra forma vamos a ser muy buena gente en las mesas de diálogo pero no vamos a frenarlos si no es en la movilización y en la unidad.

Les propongo hablar a aquellas personas que no se sienten politizadas, que laburan todo el día, que no están haciendo lecturas de la política, fuera de los microclimas, que están estudiando y no encuentran la vinculación entre su estudio y la política, el que está changuendo y el sonido de las tripas le resulta un sonido más fuerte que el estruendo de esta bomba o las resonancias de la discusión política.

Belén López: Hay que pensar en este juego del hartazgo al que nos están llevando, con esta reproducción constante en los medios. Pero no nos olvidemos que estamos en pandemia y hay que ser muy respetuosos de la vida del otro. Porque el contexto nos está también dando los tiempos para decir cuándo y cómo. Yo creo que el día que sea posible, nuestro pueblo va a salir a la calle. Pero también nuestro pueblo es muy consciente de lo que está pasando.

Creo que también la charla uno a uno, con el vecino, con la escuela, con el familiar, con el amigue, con quien nos vamos cruzando, permitirnos ese debate que a veces nos resulta desgastante.

Y también pensar en que no necesariamente está todo perdido. Quiero ser optimista, porque lo que ocurrió me tiró abajo un montón de estanterías. Me parece que es no bajar la guardia, tener una defensa de nuestros principios ante quien quiera venir a hablar en este contexto de pandemia.

Algo que a mí me sostiene es pensar en la defensa de la alegría. Siempre me queda en la mente tintineando esta frase de defender la alegría como trinchera, como bandera. Le agregamos la democracia, los derechos del pueblo, el arte, la cultura. Defenderlas como un destino que necesitamos, parafraseando a Mario Benedetti. Esta gente viene para instalar en nuestras mentes el cansancio, el hartazgo, la frustración. No nos olvidemos que Mauricio Macri quería crear el Ministerio de la Felicidad. Es muy retorcido lo que dijo. Manejan las emociones y las sensibilidades de la gente con sus manipulaciones.

Coincido plenamente con Alberto y con Mario con la idea de sostener una unidad. Llevarla adelante porque cuando se nos diga, el pueblo va a estar donde tiene que estar. Allí seguramente nos encontraremos, nos abrazaremos porque sabemos que esto es entre todes y no de manera individual.

Mario Ortiz: A mí me parece que es el momento en que hay que hablarle mucho a la juventud, a los adolescentes. Hoy, lamentablemente, lo progresista, lo fashion es ser libertario, es Milei, es Espert. Cuidado con eso. Porque en su momento, no nos olvidemos, los muchachos de las camisas pardas también fueron muy populares en la juventud. No me refiero a los boy scouts: me refiero a las juventudes hitlerianas. Lo que pasó una vez, puede llegar a pasar.

Es decir, que el progresismo pase a la retaguardia, a ser lo conservador, y que lo progresista ahora sea Milei lamentablemente puede ocurrir. Tenemos que estar atentos a esto. Tenemos que hablar. En las juventudes tiene que haber un compromiso muy importante. De todos los partidos, porque todos los partidos tienen sus militancias juveniles. Si no hay un acuerdo político de base, que ellos mismos presionen a sus dirigentes, ahí sí estamos complicados.

Es como decir, bueno, marquemos una cancha, un territorio, los límites. ¿Cuáles son los límites dentro de lo que vamos a jugar y cuáles son los que no tenemos que pasar? Este tiempo he estudiado algunas cuestiones históricas de la masonería y tiene una cosa que se llaman los Landmarks, las reglas, los límites, qué es lo que define qué es masonería y lo que no lo es. Tenemos que definir en qué territorio, en qué cancha vamos a jugar: quien se pase de aquí, listo, este es el límite más allá del cual comenzamos a hablar otras palabras… ya no hablamos palabras sino que empezamos a hablar de acción.

Alberto Rodríguez: Las personas que hoy van cayendo en la acción individual, en el sálvese quien pueda, son el caldo de cultivo de aquel fascismo, del ascenso de Hitler, y también de la dictadura en nuestro país.

Hoy la dictadura no va a llegar a través de las fuerzas armadas, quiero pensar. Pero la metodología con la que se maneja esta gente tiene mucho que ver; endeudaron al país para someterlo económicamente y ahora comienzan pequeñas acciones de eliminación de aquellos que no van por el camino que ellos quieren.

Hoy es una bomba. Está bien, que investiguen, pero no seamos ingenuos. Yo le diría a mi vecino o a los jóvenes, que no seamos ingenuos: ellos no vienen para darte la libertad, ellos vienen justamente para atar tus pensamientos, para hacerte obedecer a aquellos que el poder pretende instaurar, que es un poder económico. No vas a salir beneficiado, monotributista, te vas a cagar de hambre, sos una herramienta de la mano de obra que ellos necesitan tener ahí afuera.

Van a venir por achicar el mundo sindicalizado. Vienen por el fin de los sindicatos, el fin de los trabajadores en relación de dependencia. Todo aquello que le va a dar mayor ganancia a los grupos más concentrados del poder económico.

Lo que pretenden los Milei y los libertarios no es libertad, es sometimiento. Estoy seguro que el freno no va a ser solo charlar sino unidad, con estos límites que planta Mario, en el pensamiento, con esta fuerza que plantea Belén, pero en la acción.

No sé cuánto tenemos que esperar. Yo no estoy loco ni quiero el contagio de mis compañeros pero en algún momento tenemos que decirle a nuestros dirigentes dónde están los límites, qué esperamos de ellos y que no se hagan los tontos en Bahía Blanca, por lo menos.

No se puede mirar al costado: hay que decir nombres, hay que decir de dónde viene esta bomba y qué es lo que pretende. Bahía Blanca no es una ciudad armoniosa, en Bahía Blanca el fascismo ha hecho escuela. Aprendamos, por favor.

En una nueva entrega de Asuntos Latinoamericanos, la historiadora Julia Giménez entrevistó a Pilar Troya Fernández, subsecretaria de Educación de Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa.

Dialogaron acerca de la modificación de algunos artículos de la ley que penaliza el aborto. A partir de esta reforma se legalizó la interrupción del embarazo por causales de violación o estupro.

“Lo que ha pasado a partir del ‘Vivas Nos Queremos’ contra la violencia a partir del 2016 es que han surgido un montón de colectivos feministas más jóvenes, un relevo generacional. Había menos organizaciones antes y la agenda era menos radical”, dijo Troya Fernández a FM De la Calle.

Explicó que “el aborto estaba penalizado por distintas causales, excepto riesgo de vida de la madre, y decía ‘violación o estupro de mujer idiota o demente’. Eso era el Código Penal del año 1934. Hubo una disputa interna dentro del partido, cuando estaba Correa, porque él estaba abiertamente en contra y el Código Penal quedó idéntico pero con una redacción que decía ‘mujeres con discapacidad'”.

“Hubo una serie de colectivos que presentaron una demanda de inconstitucionalidad respecto a esos artículos. La Corte reconoció que eran inconstitucionales y que no tiene sentido hacer discriminación entre mujer con o sin discapacidad respecto a lo que es una violación y atendiendo a los principios de derechos humanos y de la posibilidad de no revictimizar”, comentó Fernández.

Por último, señaló que “lo que pasó no es una legalización, la Corte dijo que son artículos inconstitucionales y que la Asamblea tiene 6 meses para redactar una nueva ley”.

En el contexto del 24 de marzo, FM De la Calle entrevistó a Pablo Stefanoni, doctor en Historia (UBA), jefe de redacción de la revista Nueva Sociedad y autor del libro ¿La rebeldía se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están construyendo un nuevo sentido común.

Proponés tomarnos en serio a estas derechas y a su vez planteás que, por ahora, son marginales porque hay anticuerpos como “Nunca Más”. ¿Qué elementos de estas las derechas alternativas persisten de aquel viejo proyecto que implantó el terrorismo de Estado y de qué manera pueden ir socavando ese acuerdo social?

La idea del libro era hacer un mapeo de figuras, de grupos e ideas de extrema derecha o de derecha alternativa y cómo eso va a operando en el mundo. En el libro se habla más bien de un fenómeno político cultural y de una atracción juvenil de estas derechas que tienen un discurso transgresor hoy, que compite con la izquierda construyendo un discurso antisistema. Después se discute contra qué sistema están peleando.

América Latina es particular porque la única experiencia que hay hoy es la de Brasil y la particularidad es que hay alguna conexión en el caso de Bolsonaro con una reivindicación de la dictadura militar.

En Argentina hay un intento por construir una derecha del PRO, que no tiene conexión en sí con la dictadura ni con personajes de la dictadura pero parte de la trasgresión era poner en duda la cifra, los derechos humanos. Aparece por ese lado parte de ese discurso “transgresor”, poniendo en cuestión la política de los derechos humanos.

En este tiempo se mezcló con la propia grieta del kirchnerismo, ahí creo que es efectivo el discurso para atraer a muchos jóvenes. No son mayoría ni nada, pero empieza a ser un fenómeno político cultural que es importante mirar.

¿Esto viene en relación a espacios que cede la izquierda o los sectores progresistas? Por ejemplo, en cuanto a la corrección política, ¿ahí habilita el juego a esa rebeldía de derecha?

Sí, hay todo un debate si el progresismo se moralizó demasiado, qué es hoy la corrección política, si el progresismo se volvió un poco conservador en el sentido de que las imágenes de futuro son muy negativas, incluso distópicas. Esto no solo afecta al progresismo sino a las derechas o centroderechas convencionales. Fue claro el caso del Partido Republicano donde el trumpismo desplaza a los neoconservadores de la era Bush o Reagan. Algunos se reconvierten pero otros son desplazados y quedan con la sensación de que Trump les copó el partido. Las “víctimas” de estas nuevas derechas son el progresismo y las derechas más convencionales. Hay una imagen de futuro muy negativa y el progresismo en general trata de defender lo conquistado, el Estado de bienestar, la forma de trabajo que hay. Creo que en la era Trump se profundizó eso de defender el statu quo con el miedo a que lo que venga va a ser peor. Eso es un problema para la izquierda porque en muchos lugares el descontento social, el enojo, la crítica a la política convencional se canalizó con fuerza hacia la derecha.

Es bastante variopinto el mapa de las derechas alternativas. ¿Cómo sintetizarías las principales corrientes y qué tensiones hay entre ellas?

Si uno mira el mundo hay algunos clivajes: hay extremas derechas más neoliberales, otras más partidarias de un Estado de bienestar pero solo para los nativos. Por ejemplo, Marine Le Pen en Francia o Matteo Salvini en Italia o Los Hermanos de Italia que son partidarios de mantener el Estado de bienestar pero excluir a los migrantes. Pero hay otras fuerzas como Vox en España o Alternativa por Alemania que son más neoliberales. Hay otros más partidarios de la alianza con EE.UU. frente a otros que miran a Rusia o Asia como una posible fuerza que les permitiría luchar contra la Unión Europea. Hay antisemitas clásicos, al viejo estilo. Hay algunos que ven a Israel, sobre todo en la era Netanyahu, como una fuerza para luchar contra el islam. Algunos partidos que vienen de viejas fuerzas post fascistas mientras que otros son populistas de derecha sin conexión con el viejo fascismo europeo.

Es un mundo de fuerzas diversas, es verdad que en la medida que se acercan al poder algunos cambian posiciones, hoy casi nadie planeta salir de Europa, antes era una consigna fuerte.

En el caso argentino vemos un espacio a la derecha del PRO que va desde los libertarios –que son una corriente nueva- hasta Gómez Centurión y sectores vinculados al nacionalismo militar, pasando por derechas más católicas. Lo interesante es cómo hay un paraguas que hace que esa gente esté tratando de actuar en un terreno común  y construir una fuerza, con muchas divisiones pero sociológicamente existe un espacio de Argentina al que creo que le gustaría que hubiera una fuerza más claramente de derecha, más ideológica. Mientras que el PRO siempre era reacio a hablar en términos ideológicos.

No siempre escuchamos con atención a personajes como Javier Milei, quien dice cosas como estas: “Estoy fuertemente comprometido con la batalla cultural y la sensación que tengo como liberal libertario que soy es que cada vez que piso una baldosa escupe socialismo la Argentina. (…) Yo soy anarco capitalista, filosóficamente. Pero entiendo que el mundo por el momento tiene restricciones y, por ende, soy minarquista de corto plazo. Es decir, considero que el Estado para lo único que sirve es para seguridad y justicia. (…) Utilizan el monopolio de la fuerza para imponerte la esclavitud fiscal. De hecho, si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia. Porque la mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente. Y sobre todas las cosas, la mafia compite”.

También aparecen Agustín Laje o Nicolás Márquez, dos personajes cercanos a Vicente Massot, ex director de La Nueva Provincia. ¿Qué otros elementos hay en esos libertarios locales o paleolibertarios?

Milei creo que es el que trajo al libertarismo de derecha a Argentina, que es una corriente que incluso en EE.UU. era bastante minoritaria. Plantea estos términos nuevos como anarcocapitalismo. Una especie de crítica radical al Estado.

Mientras Milei está muy presente en los medios con un discurso de la economía, Agustín Laje, que está en una batalla cultural contra el feminismo, tiene poco espacio. Eso tiene que ver con los espacios actuales: es más fácil discutir anarco capitalismo en los medios que invitar a alguien que es anti feminismo. Laje tiene muchos seguidores en internet pero lo invitan mucho en América Latina y da charlas. En el caso de Milei también hay cierta proyección a América Latina.

Paleolibertarismo es una corriente que articula una crítica radical al Estado, anarcoapitalista. Por otro lado, una defensa de valores morales conservadores. Eso explica porqué los libertarios están en contra de la legalización del aborto, que no es una obviedad porque el libertarismo clásico está a favor, porque si la idea es eliminar el Estado es para poner la libertad individual como un valor.  Mientras que el paleolibertarismo es mucho más conservador y se ubica más a la derecha radical.

Son dos figuras que tienen llegada a los jóvenes. Después tenés más dinosaurios. Milei desprecia mucho a los viejos liberales y esos viejos liberales cuestionan a Milei. Milei apela a armas retóricas no convencionales, apela a este tipo de imágenes donde la mafia es mejor que el Estado, que la justicia social es una mierda.

Instala dos ideas claves: la anti política y el derecho a no pagar impuestos. Eso hoy tiene un terreno en Argentina para expandirse.

También señalás en el libro el homonacionalismo y el ecofascismo. ¿Cómo los explicarías?

El capítulo de homosexualidad de extrema derecha se basa en cierto interés personal en ver por qué había muchos liderazgos en la extrema derecha europea que se asumían como homosexuales.

En el caso de los países de norte de Europa, no tanto en el sur ni en el este, hay una votación de poblaciones de gays o lesbianas hacia la extrema derecha. Hay fenómenos de “normalización” de la homosexualidad y de dejar de ser un grupo oprimido en las capitales occidentales. En el caso francés como Marine Le Pen fue muy hábil para usar a la minoría LGBT, contra la minoría musulmana o árabe y plantear una defensa de la laicidad.

En el caso argentino es menos fuerte ese fenómeno pero hace poco se conformó una agrupación que se llama “Puto Bullrich” que de a poquito está más visible. Terminó siendo un espacio pequeño pero significativo de apoyo de sectores LGBT a la ex ministra de Seguridad.

Y en el caso ecofascismo es un debate más filosófico. Es toda una corriente que intentó juntar ambientalismo y pureza racial. La pregunta es si en el futuro lo que va a predominar va a ser la idea de que todos estamos en el mismo barco, la idea de la nave tierra en la que o nos salvamos todos o no se salva nadie u otra lógica que algunos llaman la ética del bote salvavidas en el que no entran todos. Empieza a haber un discurso ambiental de extrema derecha.

Nos acostumbramos a que la extrema derecha es negacionista del cambio climático, es Trump. La idea del libro es: estemos preparados para otros discursos, que la extrema derecha sea también gay, que no sea solo homófoba, que tenga un  discurso ecológico.

Desde el progresismo y la izquierda a menudo se cae en cierta subestimación de estos discursos. Parecen “locuras” que no apelan a nadie, sin embargo, tienen plafón social. Lo mismo ocurrió con el fascismo. ¿Encontraste similitudes entre los discursos violentos actuales y los que construyó el fascismo como fenómeno social de masas?

Las derechas hoy no se organizan de esa forma, no construyen partido de masas. Hoy va más por un tipo de cultura de internet. Hay muchos debates sobre cómo nombrar esto. Algunos las nombran como derechas post fascistas.

Hay un italiano que vive en España, Steven Forti, que habla de extremas derechas 2.0 para señalar este aspecto de cómo cambió la lógica de reclutamiento, de difusión. No existe esa dimensión de masas al viejo estilo, es más post moderna. Riman pero reformulan cosas: hoy nadie habla de superioridad de razas pero se habla en clave cultural en ese sentido. Hay una defensa de la cultura occidental o cosas que remiten a ese tipo de discursos.

En el caso europeo el tema del islam es el vector para una serie de discursos. Yo puse una frase que dice la historia no se repite pero rima.

Un historiador, Sternhell, decía que el fascismo no fue simplemente una contrarrevolución, compitió con la izquierda por otro tipo de revolución y tenía una visión de futuro. Había un montón de fenómenos culturales que acompañaban el fascismo y le daban una dimensión de ruptura con el viejo orden que, en este caso, era la democracia liberal.   

Sí creo que hay una crisis de la democracia en un sentido más amplio, ahí es donde se meten estas cosas. Más que el peligro del fascismo es el peligro de otras cosas como la idea de Estado sin política, la división entre libertad individual y política, la idea de un tipo de capitalismo sin política. Era algo que existía como un fermento pero que algunas derechas lo están mirando, sobre todo los más utópicos, en Silicon Valley. Por ahora es una utopía pero a veces empiezan así y se vuelven más realistas.

Foto: Sebastián Freire.